sábado, 22 de junio de 2024

EL ALMIRANTE GUILLERMO BROWN Y SU ESPOSA ELIZABETH CHITTY, DAGUERROTIPO DE 1844


































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Si amplía la imagen, mi apreciado/a amigo/a lector/a, podrá usted notar que Brown sostiene un objeto en su mano derecha (izquierda en el daguerrotipo, porque la invierte lateralmente): es el anillo de compromiso (el cual aún sigue en la familia Brown por una antigua tradición); y también podrá distinguir que luce en el pecho la divisa federal, pese a que era renuente a usarla. Es que ese día era su aniversario de casamiento y probablemente hubiera de recibir visitas oficiales (por ejemplo, la de Manuelita Rosas, que lo quería mucho y concurría frecuentemente a su casa).
El daguerrotipo fue tomado el 29 de julio de 1844 por John Elliot, quien se había radicado en Buenos Aires el año anterior (fue el primer daguerrotipista en nuestro país); y Brown había desembarcado un mes antes de hacerse tomar el daguerrotipo (luego de estar un año en campaña) y ni bien se enteró de la novedad de que había un daguerrotipista en la ciudad, quiso retratarse junto a su esposa. Así, al concurrir al estudio de Elliot, que estaba en la Recova, le indicó la pose que quería para la toma, que era la que vemos: tomando la mano en la que Elizabeth Chitty usaba el anillo de compromiso que él le había regalado.
Y Brown aparece más "gordito", más... relleno, digamos, al momento de retratarse, circunstancia esta que es comentada en el British Packet en su edición del 30 de junio de 1844. En los daguerrotipos que el almirante se hizo tomar después a lo largo del tiempo, se lo nota mucho más delgado.
John Elliot duró poco en Buenos Aires, a pesar de la propaganda que hacía tanto en la Gaceta Mercantil como en el British Packet; porque no obtuvo exactamente lo que diríamos un éxito comercial. Un daguerrotipo lo cobraba 100 pesos, y hay que tener en cuenta que un quintal de harina costaba 45 y el sueldo de un dependiente de comercio andaba en los 15 o 20; o sea, un daguerrotipo era prohibitivo para la inmensa mayoría de la población. 
Además, Juan Manuel de Rosas no quiso retratarse, lo cual debe haber influido bastante también; ya que algunas familias que podían pagarlo, habrán seguido su ejemplo y entonces tampoco figuraron entre los clientes de Elliot. Extrañamente, sí se retrató Manuelita Rosas, seguramente contra los deseos del Restaurador.

-Juan Carlos Serqueiros-


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