viernes, 3 de noviembre de 2023

¿HASTA DÓNDE ES BUENO SER NORMAL?


















Escribe: Gabriela Borraccetti (*)

Por tomar tan sólo un ejemplo, las personas que han vivido maltrato en forma continua (y sobre todo; aquellos que lo han padecido desde temprano, como parte de su formación diaria), tienen una tendencia mucho mayor a acostumbrarse al mismo, sin percatarse de que éste (aún contrariando su deseo consciente) se convertirá en el modo habitual de tratar o de ser tratado por los demás.
Lo NORMAL para una persona, suele ser aquello que se vive en forma cotidiana en el ambiente hogareño, y es por ello que aún en contra de su voluntad, llegará algún día en el que deberá enfrentarse a esto que se ha convertido en parte del paisaje diario de la vida; y ha pasado a ser tan invisible como el notorio parecido genético entre padres e hijos.
Los hábitos y las costumbres (que van desde rasgos hasta actitudes) crean un punto ciego en nosotros mismos, generando una consciencia distorsionada de la realidad circundante, a la cual veremos escotomizada gracias a la sombra que proyecta nuestra mirada hacia el entorno. Es como si ese punto ciego, fuese una mancha en nuestra pupila, que no permite ver la escena completa; borroneando o incluso tapando por completo, aquella parte de la realidad que tenemos incorporada como "pauta" o hábito normal; aún cuando racionalmente lo condenemos o nos resulte algo nocivo.
Teniendo en cuenta esto último, no debiera extrañarnos que quienes provengan de un hogar en donde el amor se asocia a los golpes, al alcohol, a las riñas o a situaciones desde penosas hasta engañosas; elijan una pareja que tenga características de este tipo; o al menos sea alguien con quien tomar tales roles.
Modificar estas conductas no es imposible; pero exige de una toma de consciencia que no siempre es fácil ni completa; y que deberá acompañarse de actos creativos tendientes a generar nuevas actitudes ante situaciones que se repiten y detonan el cuadro o conducta no deseada.
Solemos encontrar en el camino de nuestra vida un sin fin de parecidos a las situaciones que hemos vivido en nuestro primer hogar. Parecidos que, incluso sin ser terriblemente devastadores; pueden asemejar a nuestra pareja con nuestra madre o nuestro padre, a nuestros hijos con nosotros, y a nosotros con nuestros padres, y sin embargo; solemos sonreír ante el hecho, como si eso nos declarara hijos legales o dilectos, inconfundiblemente perteneciente a la casta familiar de los "Fulano y Mengano".
Tal vez se nos termine de caer la sonrisa, cuando por fin nos demos cuenta de que lo semejante, lo repetido y lo habitual, es un punto normal-mente ciego, que nos trae más de lo mismo una y otra vez. La norma es lo que se repite en una gran cantidad de casos; en tanto que la creatividad está por fuera de lo repetitivo.
¿O no te has dado cuenta que, después de todo; tú eres tú por las diferencias y no por las similitudes?

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P.16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.