sábado, 7 de enero de 2012

UN TAL BRIGITTE BARDOT




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

UN TAL BRIGITTE BARDOT
(Beilinson-Solari)

Viejo Caryl Chessman,
viejo Caryl Chessman,
respira otra vez.
Ya llegó la hora, lubrica tus branquias,
respira otra vez.
¡Viejo Caryl Chessman! -gritaba enfurecido-
un tal Brigitte Bardot.
Si matamos el pájaro de dos tiros
si matamos el pájaro de dos tiros,
no es demasiado tarde si son dos tiros.
Si matamos el pájaro de dos tiros
¡no es demasiado tarde! -gritaba enfurecido-
un tal Brigitte Bardot.
Mano para hombres, mano para hombres
ayer se le dió.
mano para hombres, muy dura y pesada,
ayer se le dió.
¡Mano para Hombres ! -gritaba enfurecido-
un tal Brigitte Bardot.
Viejo Caryl Chessman...

Una de las más populares canciones de PR que, extrañamente, permaneció inédita. 
Todo redondo que se precie de tal, no puede haber dejado de cantar en tantos fogones de otras tantas misas, quizá entre churrito y quebracho (o birra, o fernando, dependiendo del gusto de cada quien), Un tal Brigitte Bardot.
Y por supuesto, todo redondo conoce además a qué se refiere la letra; pero por ahí, de pronto viene bien refrescar un recuerdo (emocionado recuerdo para el que suscribe, porque me remite a épocas ya pasadas y a vivencias que se atesoran en mi psique más que en mi memoria). 
Lo del título UN tal... y lo de la temática es bastante sencillo: se trata simplemente de un paralelismo entre Caryl Chessman, un ladrón injustamente condenado a muerte en la cámara de gas en EE.UU.; y la actriz francesa Brigitte Bardot
La "justicia" de dos estados americanos le había endosado (artificiosamente, con "confesiones" arrancadas mediante la tortura, según dijo Chessman) y agregado a sus robos; el delito de ataque sexual a mujeres (pese a que las que fueron atacadas no pudieron reconocer en él a su agresor), lo cual le valió la doble pena de muerte con que fue condenado y finalmente ejecutado en 1960, luego de... ¡doce años! De allí lo de los "dos tiros" mencionados  por el Indio en la canción: por los dos estados que condenaron a Chessman, y por la doble pena de muerte que le fue impuesta.
En cuanto a Brigitte Bardot, ella había intentado suicidarse con gas, al oponerse sus aristocráticos padres a su casamiento con Roger Vadim. 
Lo de "¡no es demasiado tarde", está referido a que -según se dijo- hubo un llamado telefónico a la cárcel para detener la ejecución de Chessman que, lamentablemente, sí llegó demasiado tarde, porque ya lo habían matado en la cámara de gas. En fin, "pequeños errores" que suele cometer la "justicia", ¿no?
Lástima que esos "pequeños errores", cuando está en vigencia esa aberración "humana" llamada pena de muerte... NO PUEDEN SUBSANARSE.

ENLACE A LA CANCIÓN EN YOU TUBE: http://www.youtube.com/watch?v=6ZENS1VgkEA

-Juan Carlos Serqueiros-

CARTA DE BELGRANO A GÜEMES




















Por aquello de poeta, médico y loco, todos tenemos un poco, vaya mi receta para el cólico bilioso; lo padecí un verano entero desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde y no tomaba más alimentos que agua de agraz helada y helados de agraz. Ud. felizmente no necesitará de tanto pues que ya se ha aliviado; pero a precaución, un vasito de helado de ése ácido o de naranja o limón, todas las noches, después de hecha la cocción y verá Ud. qué tono toma su estómago y cómo se robustece.

(Fragmento de la carta enviada desde Tucumán el 10 de octubre de 1817 por Belgrano; a Güemes, en Salta)

PRESO EN MI CIUDAD




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Preso en mi ciudad
(Beilinson-Solari)

Una vez le hice el amor
a un drácula con tacones:
era un "pop" violento que guió
el gran estilo siniestro.
Ahora ya no llora...
¡Preso en mi ciudad!
Casi ya no llora,
¡atrapado en libertad!.
Practicamos tiro al pichón
y un test para ir al espacio
con mi delicioso campeón
y el rock como todo llanto
Ahora ya no llora...
¡Preso en mi ciudad!
Casi ya no llora,
¡atrapado en libertad!
Fue un esclavo sensible y chillón
y fácil para el gatillo
atrapó un beso bienhechor
con ojos al rojo vivo.
Ahora ya no llora
(casi ya no llora...)


El título alude a que el rock está, por esa época (los años 80), “aprisionado en su ciudad”. 

Hubo por entonces un súbito avance del pop sobre el rock a partir de la re instauración de la democracia en nuestro país en el año 1983. El rock (como cultura, en todos sus géneros y variantes) era en cierto modo un refugio (refugio culturalmente hablando, se entiende) de todos; contra la tiranía militar feroz e implacable que asolaba a la Argentina. Se consideraba como el último bastión de libertad que había en nuestro país, digamos. 
De pronto, al advenir la democracia en los 80, el rock, acostumbrado a "pelear", a resistir; se quedó de golpe sin tener contra quién “luchar”. Era como si el retorno a la democracia (a una democracia de fragilidad extrema, por otra parte) obrara como una especie de certeza de que la terrible noche de la tiranía no podía volver en modo alguno a darse. Un optimismo... excesivo, digamos, que puede tornarse en trampa; porque se puede perfectamente estar atrapado en libertad.
Para colmo de males, el alfonCinismo instaló la costumbre de patrocinar "festivales de rock", o sea "oficializó" el rock (con hipocresía, claro, para usarlo en su beneficio). Por eso el Indio escribe que el rock está "preso en mi ciudad, atrapado en libertad". Se da cuenta de la trampa que el sistema le está tendiendo al rock: al oficializarlo, el orden sistémico le quita su rebeldía, motor de todo. Tan genialmente perceptivo es Solari, que se dio cuenta de todo eso que se venía, mucho antes de que pase efectivamente, y por eso escribió esta letra.
Si uno se pone a pensar, aquel dogma redondo de "solos y de noche", no era simplemente un capricho solariano obedeciendo a una estrategia marketinera o a un impulso de superego o vedetismo como se lo quiere hacer aparecer en algunos ámbitos, al contrario; era su forma de defensa, era como decir "los Redondos no vamos a entrar en lo que seguramente van a entrar dentro de poco todas las demás bandas": eso de asociarse y convivir con el orden sistémico que se viene. Particularmente, creo que el Indio se dio cuenta de la situación que se iba a dar, en aquel famoso recital de Excursionistas en el 82, que fue la única excepción que hizo a la regla de "solos y de noche" y de la cual aún hoy se arrepiente (cuando después Poli firmó el contrato para actuar en el Miniestadio de Gimnasia y Esgrima La Plata, el Indio dijo "no", y no transó, no fue a cantar; y por eso ese día actuó Luca Prodan como cantante en los Redondos).
“Una vez le hice el amor / a un drácula con tacones: / era un 'pop' violento que guió / el gran estilo siniestro”: Recurre a una figura metafórica: se pone en la piel de una persona cualquiera a la que le gusta la música, de una persona que va acompañando las distintas alternativas que se producen en la movida musical; y esa persona decide inclinar su gusto musical ("una vez le hice el amor...") hacia el lado del pop. Lo de un “drácula con tacones” nos remite a la manera en que se vestían y maquillaban los poperos, a su look digamos; y porque asimila al pop con un vampiro que le “chupa la sangre” al rock, es decir, lo despoja en cierto modo de su esencia. El Indio lo muestra como calzado “con tacones”, otra vez: por el estilo, la indumentaria, y porque los tacones hacen aparecer como más alto de lo que en realidad es, a quien los usa. En ese momento el pop está “alto”, está en la cima (el orden sistémico lo favoreció), y tiene un “estilo siniestro”, porque su vida y su perdurabilidad se basan en el debilitamiento de la cultura rock, en su momentáneo “desconcierto”, en la caída de sus banderas e ideales. El pop "guió" a la gente hacia ese "estilo siniestro", es decir, una música descomprometida, vacía de contenido. Ese es el quid de la cuestión: no se trata de un problema de géneros ni de estilos musicales; sino de actitud frente al mundo. Por eso, ojo: no estoy "matando" al pop en su conjunto (Virus, por ejemplo, me encanta y me parece de una calidad superlativa); sino a determinadas expresiones del género
“Ahora ya no llora... / ¡Preso en mi ciudad! / Casi ya no llora, / ¡atrapado en libertad!”: El rock “ya no llora”, es decir, ha dejado de ser contestatario, rebelde. Está desorientado e inerme frente a ese avance del pop que parece arrollador. En esas circunstancias coyunturales, está el rock “preso en su ciudad”; por eso, paradojalmente -y aunque parezca un contrasentido- está “atrapado en libertad”. Excelente oxímoron del Indio, magistral.
“Practicamos tiro al pichón / y un test para ir al espacio / con mi delicioso campeón / y el rock como todo llanto”: El pop se presenta a sí mismo como “combativo”, como si fuera letal, mortal; pero en realidad no mata a nadie; se limita a tirarle a un blanco (“tiro al pichón”), y la tremenda difusión que el orden sistémico le da, lo sitúa en la cúspide en la venta de discos, en audiencia en las radios, en la tele, en todo... (“test para ir al espacio”, es decir, a lo más alto, “allá arriba”). Frente a esa situación, sólo queda como contestatario al sistema; el rock, el único que -aunque “adormecido”, como “atontado”, desorientado, medio “groggy”- sigue dándole “pelea” al sistema; por más que tenga que convivir con el “ganador” supuesto (“mi delicioso campeón”): el pop
“Fue un esclavo sensible y chillón / y fácil para el gatillo / atrapó un beso bienhechor / con ojos al rojo vivo. / Ahora ya no llora / (casi ya no llora...)”: Una reminiscencia hegeliana del Indio, de la dialéctica del amo y el esclavo. Durante muchísimo tiempo, en los años 60, 70 y principios de los 80, el rock en nuestro país tuvo que desenvolverse en un ámbito regido por tiranías militares. Eran años de feroz represión, y durante esos años, el rock no fue un “esclavo pasivo” frente a esa situación de fuerza; sino un “esclavo sensible y chillón”, es decir, se opuso a ese orden tiránico y despótico imperante; y a su modo -y con distintos matices y modalidades- algunos de sus cultores integraron o alentaron distintas corrientes combativas en los hechos (“fácil para el gatillo”). No obstante ello, al advenir la democracia, al rock en cierto modo, le costó identificar al “nuevo orden sistémico” contra el cual debía luchar. En esa “batalla”, la posta se la tomó el pop, que enseguida supo con quién debía identificarse en beneficio propio (“un beso bienhechor con ojos al rojo vivo”, refiriéndose irónicamente a la erupción de la onda “reviente” acompañando al pop, con drogas sintéticas, nuevas, ya no era el pito de un porro o tomarse una pepa, como una experiencia no ordinaria de vida, no; en los 80 era darse con crack o éxtasis hasta quedar con los “ojos al rojo vivo”). Entonces, en ese contexto, “ahora” –es decir en los 80, ya con la democracia instalada- el rock “ya no llora”, ya no combate, ya no se queja, ya no se opone a un orden sistémico, simplemente porque no acierta a identificar cuál es ese orden sistémico. Pero es al mismo tiempo una estrofa que termina esperanzadora, porque trascartón dice “(casi ya no llora)”; como expresando “guarda, no es que ya no llora del todo; aún hay alguien que sí llora”. Está dando a entender que aún en ese contexto desfavorable, -parafraseando a Hamlet- “no todo está podrido en Dinamarca”, no todo está perdido para el rock; todavía hay alguien que sí “llora”, que sigue luchando, como por ejemplo, los Redondos.

UN REGALO DE MI HIJA KUKI



Un regalo de mi hija Claudia "Kuki" Noelia, hecho con esas manitos de artista que adoro ¡Gracias, genia orgullo de papá!