Hay "chistes" que corren por internet y terminan "aguados" por la protesta de mujeres que, al ver en una página “graciosa” el dibujo de un hombre abriéndose el sobretodo, con la pelvis inclinada hacia adelante frente a una señora horrorizada y al lado de una leyenda que dice "vení a vernos, que te mostramos todo", que lejos de hacer reír; mueven a la indignación.
En lugar de sumarse al show del “ingenio”, el “festejo” y la “chanza”; esas mujeres levantan una queja, explican su desaprobación y tiran por la borda el clima festivo del resto, que se toma revancha por ese acto “irrespetuoso” de poner el grito en el cielo. Unos las insultan, otros las destratan, otros las mandan al psicólogo, otros defienden al autor del post, otros las descalifican, otros se burlan de ellas, y de vez en cuando alguno, allá a las cansadas, intenta entender… aunque no entienda, pero al menos; procura.
La reflexión es: ¿acaso puede una mujer reírse de lo que le viene pasando en un tren o un subte desde que asomó su cabeza al mundo? ¿Puede quedar impávida ante esos tipos que la acosaron desde pibita diciéndole obscenidades o mostrándole los genitales en plena calle? Y si es madre, ¿puede vivir tranquila al ver a su niña frente a la pantalla de una computadora? ¿Puede ella quedarse como si nada cada vez que su hija sale del hogar aunque sea a comprar un caramelo? ¿Puede alguien tener el corazón en paz a sabiendas de que si antes esto sucedía, ahora, como si fuera poco; puede costar la vida?
Pero para los hombres (que no han tenido que sufrir el ser acosados y bombardeados a groserías acerca de su cuerpo, franeleados en el transporte de pasajeros ni han sentido jamás en su cuerpo el friegue de los genitales de nadie), eso es "sólo un chiste".
Para quien lo vivió o vio alguna vez (todas nos hemos encontrado con algún pajero de esa calaña), sabemos muy bien del terror que causa, y de la impotencia y la indefensión que se siente. Y es obvio que quien más presente lo tiene, es la mujer, que por lo visto, sigue bastante sola el camino que le toca transitar.
Mientras el hombre considera la calle como un espacio común, la mujer lo transita en medio de una balacera de agravios a los que se llamó "piropos", donde su cuerpo fue objeto de observación, calificación y guarangada, y junto con ello, aprendió que el hombre podía avasallarla y tratarla como a una cosa, una inferior, un objeto.
Y lo más terrible es haber tenido que llegar a este extremo para pedir por favor que no nos maten ni nos maltraten.
En muchos casos, aún no somos conscientes de hasta qué grado esta sociedad nos ha condenado al lugar de la falta. De hecho, "ellos tienen lo que nosotras no". Así es el tema del poder en un psiquismo falocéntrico.
Muy lentamente iremos encontrando nuestro lugar: después del feminismo, después del machismo y después de tantos sismos e ismos que quizá nos dejen arribar al territorio de lo femenino.
Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814
* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.