lunes, 16 de septiembre de 2019

LA "HISTORIA" INVENTADA POR Y PARA ARGENTINOS
















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

En nuestro país, en materia de historia, se han creado y propagado estereotipos que sostenidamente, tal como la gota que termina por horadar la piedra, se fueron instalando en el imaginario colectivo y adoptando como si se tratasen de la verdad revelada.
Por ejemplo, los unitarios eran "traidores", los federales eran "patriotas", Rosas era "un tirano", Sarmiento era "un vendepatria", fuimos a la guerra contra el Paraguay "en la que exterminamos a un pueblo hermano para que el imperialismo inglés se apropiase del algodón paraguayo", los conservadores eran "oligarcas, corruptos y fraudulentos", los radicales eran "honestos, democráticos y nacionalistas", a Yrigoyen "lo derrocó un golpe militar", la historia argentina viene dada por la "línea Mayo-Caseros-Libertadora", la historia "nacional y popular pasa exclusivamente por la línea Rosas-Yrigoyen-Perón", Roca fue "un genocida de los pueblos originarios", y sigue una larguísima lista de etcéteras…
Así las cosas, de nada vale que a los que se tragaron esos cuentos como si fueran el pororó que degluten en el cine, alguien les haga notar que a los unitarios Pringles y Chilavert -entre otros- difícilmente les quepa el anatema de "traidores". O que no puede calificarse precisamente de patriótico lo del federal Ferré, quien firmó un tratado entregando las Misiones al Paraguay, y lo del también federal Estanislao López pidiéndole a Rosas la "gauchada" de hacer levantar el bloqueo para Santa Fe. Tampoco hay que abrigar esperanzas de que sirva para algo explicarles que el federal Dorrego, antes de volverse tal; había sido directorial y combatido al artiguismo. O que el "tirano" Rosas fue plebiscitado por un pueblo que le dio, no sólo facultades extraordinarias, sino además; la suma del poder público. O preguntarles para qué diablos habrá fundado Sarmiento el Colegio Militar, la Escuela Naval y el Observatorio Astronómico, si era tan vendepatria como le enrostran haber sido. O anoticiarlos de que el pueblo hermano paraguayo no puso un solo centavo ni dio una gota de sangre en la Guerra de la Independencia; invadió Corrientes a sangre y fuego, degolló a la guardia del puerto y a simples ciudadanos, violó a las mujeres y las llevó cautivas; que el Paraguay del "mariscal" (?) López era cliente de Inglaterra y muy mimado por ésta, que le suministraba ferrocarriles, telégrafos e ingenieros británicos, y que toda la producción paraguaya de algodón no alcanzaba ni siquiera para abastecer un mes de actividad de las tejedurías de Manchester. Y mucho menos serviría avisarles que la mayor parte de los avances socio políticos resultan al cabo atribuibles a esos a los cuales reputan peyorativamente de conservadores. O que si los tales conservadores incurrieron en fraude electoral; los radicales, a su turno, no les fueron en zaga. O que el presidente Yrigoyen, radical, intervino por decreto todas las provincias que no tenían gobiernos de su mismo signo político. O cuán "democrático" era otro radical, Marcelo T. de Alvear, quien dispuso la intervención federal en ¡diez de las catorce provincias existentes por entonces! O que el también radical -al que para colmo de lo irrisorio, todavía llaman "apóstol de la democracia"- Illia, accedió a la presidencia de la Nación con el veintipico por ciento de los votos y el peronismo proscripto. Para qué recordarles que los radicales eran tan "nacionalistas", que iban de la manito del yanqui Braden, arquitecto de la vergonzante Unión Democrática (¿qué tendría de democrática?), y que la tortuga Illia había colgado en su despacho presidencial un retrato de Churchill. O que Yrigoyen era tan rosista como yo físico nuclear, y que no fue derrocado por "un golpe militar"; sino por una revolución popular anhelada y apoyada por -al menos (y creo que me quedo corto)- el 50% de la ciudadanía. O que el “genocida” Roca eran tan, pero tan malo; que hizo indultar al sujeto que atentó contra él con el propósito confeso de asesinarlo y que precisamente es a Roca a quien debemos la posesión efectiva de la Patagonia, la ley de educación común, la ley de matrimonio civil y la fundación del estado moderno. O que fue el oligarca conservador Joaquín V. González quien encargó a Bialet Massé el Informe sobre el estado de las clases obreras y fue asimismo el autor del primer código de trabajo y del sistema electoral por circunscripciones. O que otro conservador "extranjerizante", Rodolfo Moreno, se doctoró en jurisprudencia con una tesis que versaba sobre proteccionismo industrial. O que la historia no es lineal ni cíclica y no existen las tan cacareadas "líneas históricas". O que el sector radical que migró al peronismo era en buena parte anti yrigoyenista ¿o acaso estoy confundido y el vicepresidente Quijano era un acérrimo "peludista"? O que el doctor Ramón Carrillo, uno de los más insignes y eficaces ministros de Perón, era conservador. O que uno de los maestros de Perón en política fue Ramón J. Cárcano, también conservador. Y así podría seguir un rato largo, eh...
Sería en balde citarles todo eso, porque se da de patadas con los dogmas que les inculcaron (y que ni se les pasa por la cabeza cuestionar), con el esquema simplista y ramplón al que adhieren sin reservas, con los prejuicios que llevan enquistados y con la visión sesgada y maniquea que tienen del pretérito; entonces, "al cuete" nomás sería procurar que entiendan lo que les resulta incomprensible.
La mayoría de los argentinos ha resuelto inapelablemente desechar la heurística -esto es, la recolección y compulsa de fuentes documentales-, despreciarla como si fuera cosa inservible para, en cambio; aprehender y aceptar como verosímiles y hasta verídicos los relatos fantasiosos que les hicieran ora los mitómanos anquilosados de la "historia oficial" (la cual, dicho sea de paso, hace décadas que ya no es oficial) que aún creen estar en la época de los petroglifos; ora los de un revisionismo mentiroso que ha mucho tiempo degeneró miserablemente, a punto tal que cualquier chantapufi mercachifle puesto a fungir de historiador, se proclama "revisionista".
Y por eso -entre otros factores y causas- nos va como nos va.

-Juan Carlos Serqueiros-