lunes, 24 de octubre de 2022

UTOPÍA, DISTOPÍA, HISTOPÍA






















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

El pasado 9 del corriente, una publicación de historia: la revista Histopía, subió a su página en Facebook la misma foto que oficia de portada de este opúsculo, acompañada con el siguiente epígrafe: “Cancha de Newell's Old Boys en Santa Fe. General José Felix Uriburu, Leopoldo Lugones y Lisandro de la Torre en el palco oficial presenciando el encuentro Newell's - Unión de Santa Fe, 1931” (sic).


Debo decir por mi parte, querido lector, que una revista supuestamente especializada en historia, no tendría que incurrir en errores tan groseros como confundir los personajes históricos y asignarles identidades falsas. Porque quien aparece en la foto, no es "Leopoldo Lugones", como se consigna en el epígrafe; sino Alejandro Carrasco, quien por esa época, era el comisionado municipal de Rosario. Además, los retratados no están en “el palco oficial", sino simplemente sentados a la vera del campo de juego, y no es la “cancha de Newell’s Old Boys en Santa Fe”, sino, en todo caso; "la cancha de Newell’s Old Boys en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe".
Pero mejor, veamos cuál es la verdad: la foto fue tomada el domingo 29 de marzo de 1931, en ocasión de disputarse un partido de fútbol amistoso entre el primer equipo del club anfitrión y su similar de Unión de Santa Fe, cotejo en el cual el puntapié inicial lo dio Lisandro de la Torre. En ella aparecen, de izquierda a derecha: Guillermo Rothe, interventor del gobierno de la provincia de Santa Fe; José Félix Uriburu, quien se auto atribuía el cargo de “presidente provisional” de la República luego de la revolución que depuso al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen; Lisandro de la Torre, creador y jefe del partido Demócrata Progresista, y (por entonces) amigo personal de Uriburu; y Alejandro Carrasco, comisionado municipal de Rosario.
El contexto era el siguiente: Uriburu había convocado, a través de su ministro del Interior, Matías Sánchez Sorondo, a elecciones en todo el país, las cuales se realizarían de manera escalonada, principiando por la provincia de Buenos Aires, donde estaban previstas para el domingo 5 de abril; y continuando con la de Santa Fe, donde se anunciaron para dos semanas después de las de Buenos Aires, el domingo 19 de abril. La intención de Uriburu era que Lisandro de la Torre llegara a la presidencia de la República; entonces, el interventor por él designado en Santa Fe, Rothe, creía necesaria su presencia allí, de modo de prestigiar con ella la candidatura demócrata progresista de Luciano Molinas y que así se evidenciara públicamente el apoyo presidencial a De la Torre. Uriburu accedió de buen grado y viajó a Rosario el 28 de marzo, en que concurrió a una cena protocolar, y al día siguiente, domingo 29, a la cancha de Newell's.
A veces, Histopía se empeña en demostrarnos lo difícil —o imposible— que resulta transformar la utopía (en este caso, lo utópico sería la pretensión de que la historia sea narrada correctamente) en una realidad tangible. Quizá sea por eso que recurre a la representación ficticia, esto es, la distopía.
En fin... "Así son los sabios: no saben", escribió certeramente Julio Verne en Veinte mil leguas de viaje submarino. 

-Juan Carlos Serqueiros-

sábado, 15 de octubre de 2022

PREGUNTAS POR LLANTO





































PREGUNTAS POR LLANTO
(Poema de Juan Carlos Serqueiros)

¿Cómo habrá sido la muerte
De las hojas caídas que piso?
¿De qué muerte habrán muerto
Las horas muertas que vivo?
¿Acaso habrán sido mis héroes
En alguna ocasión malvados?
¿Qué jirones de mi piel
Me habrá arrancado la infancia?
¿A dónde habrán ido los besos
(Digo, aquellos que no di
Y aquellos que no me dieron)?
¿Qué ecos tendrán mi silencio?
¿De qué estarán hechos mis sueños?
¿Por qué no puedo apresar el viento?
¿Por qué he de sufrir el hastío
Insoportable de mi tiempo?
¿Tanto me ama esta tristeza
Que siempre viaja conmigo?
¿Qué vino bebieron los labios
Que se negaron a compartirlo?
¿Para qué navegar tantos mares
Sin anclar en ningún puerto?
Preguntas que se hacen llanto
(Llanto que llorar no puedo)
Palabras que son olvido
Respuestas que son misterio
Sin embargo; mi alma espera
Y te presiento día y noche
Aunque nunca te haya visto
Y aunque a tu nombre lo ignore.

-Juan Carlos Serqueiros-

Imagen: Adrian Borda, “Please Don't Break Now (Por favor no te rompas ahora)”, óleo sobre tela, contemporáneo.

jueves, 6 de octubre de 2022

EN CIERTAS CIRCUNSTANCIAS, HASTA LAS ANTÍPODAS PUEDEN CONFLUIR



Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Decía el general Perón que todo aquel que luchara por la misma causa que el peronismo era un compañero, pensara como pensase. 
Si buceamos en nuestra propia historia, encontraremos varios ejemplos de cómo hombres que se encontraban en las antípodas del pensamiento los unos de los otros, supieron oportunamente dejar de lado sus diferencias cuando entraron a tallar cuestiones humanitarias o percibieron el llamado de un interés que atinaron a comprender como trascendental a todos los demás: el del país.
Así, el ultraliberal y antirrosista Nicolás Avellaneda no trepidó en designar en el ministerio de Relaciones Exteriores primero, y después en la cartera de Interior, al doctor Bernardo de Irigoyen, quien no sólo jamás renegó de su rosismo; sino que además hasta tenía el salón de su casa pintado de rojo punzó. Y cuando Avellaneda tuvo que responder a las feroces críticas de los diarios por "tener el tupé" de nombrar canciller a "un mazorquero", al "albacea de Cuitiño"; quien salió a defender a Irigoyen fue nada menos que Héctor Varela, hijo de Florencio, rabioso unitario.
Y ya que mencioné a don Bernardo de Irigoyen, cabe agregar que su adhesión a Rosas y a su política, no le impidió estimar y valorar a Sarmiento, nada menos; quien por otra parte, cuando fue presidente no dejó que su antirrosismo visceral lo privase de nombrar a Irigoyen procurador del Tesoro, para defender el interés de la nación frente a las pretensiones de la corona española que pretendía que la indemnizáramos por los perjuicios económicos que sus súbditos habían debido sufrir en tiempos de la revolución de Mayo y la guerra por nuestra independencia.
Más cerca en el tiempo, cada vez que así lo demandó el provecho del país, dos ilustres estadistas argentinos tuvieron la grandeza de hacer a un lado sus profundas, abismales, diferencias, y de subordinar cualquier oportunismo político a los supremos intereses de la patria: a mediados de 1912, Roque Sáenz Peña, por entonces presidente de la República, designó a Julio A. Roca ministro plenipotenciario ante el Brasil, en el marco del convenio al que se había arribado con dicho país para limitar ambas naciones la adquisición de nuevos acorazados, luego de superar una etapa especialmente difícil y de gran tensión en las relaciones bilaterales. Así, no vacilaron el uno en llamar a su mayor enemigo político para encomendarle una alta misión; y el otro, en aceptarla y cumplirla porque así lo requería el deber para con la nación. Y cuando en 1913 Sáenz Peña, ya muy aquejado de la enfermedad que lo llevaría finalmente a la tumba, pidió al congreso licencia por tiempo indeterminado; Roca, en un gesto que enaltecerá por siempre su memoria, pidió a los senadores y diputados que respondían a su orientación política que la concedieran, destacándose incluso el discurso en tal sentido de su propio hijo, a la sazón diputado por Córdoba. El 9 de agosto de 1914 falleció el presidente Roque Sáenz Peña y en sus funerales, que se realizaron el 11, uno de los que llevaban los cordones de la cureña que transportaba el féretro, era el general Roca.
Y diré más: el propio Perón no vio inconveniente alguno, por lo contrario; en elegir a un otrora enconado crítico suyo y tenaz opositor a su gobierno: el doctor Vicente Solano Lima, para acompañar en la fórmula a Cámpora. Y después, durante su última presidencia, lo designó como su secretario general. Idéntico criterio siguió Perón cuando hizo ministro de Economía de Cámpora y luego suyo, a José Ber Gelbard, que era comunista.
Contrastando con lo antedicho, hay que recordar que en 2012 los partidos de la oposición rechazaron la invitación que se les hizo para acompañar a la por entonces presidenta de la República, Cristina Fernández de Kirchner, a la reunión del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas en que se trató la cuestión Malvinas. Y por estos días, al perpetrarse un atentado contra la vida de la actual vicepresidenta, esos mismos no sólo se negaron a repudiar y condenar semejante aberración, sino que además; todo parece indicar que han sido los instigadores y financistas del intento de magnicidio.
Imagino, estimado lector, que coincidiremos en que la causa Malvinas hace al supremo interés nacional, y en que la pretensión de suprimir mediante el asesinato a la principal figura política del país es lisa y llanamente miserable, ¿no? Bueno, algunos no lo entienden así, y prefieren mostrar la peor de sus aristas, la más ruin, privilegiando conveniencias partidarias en procura de oscuros intereses sectoriales.
Que lo parió, dijo Mendieta.

-Juan Carlos Serqueiros-

lunes, 3 de octubre de 2022

QUINTETO DE BUENOS AIRES







































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Otra novela del gran Manolo Vázquez Montalbán. Y también de la serie Carvalho, el detective gallego afincado en Barcelona, que vive en el coqueto barrio de Vallvidrera, tiene un ayudante ex presidiario: Biscuter, y una novia call girl: Charo, y ya sea que haga un frío de helarse o un calor de morirse; igual mantiene el rito de encender religiosamente la chimenea de su casa, quemando en ella cada noche un libro, hasta agotar su biblioteca.
En esta oportunidad, Pepe Carvalho accede al pedido de un "tío de América" (como sabrá usted, mi querido lector, todo español que se precie de tal, necesaria y obligatoriamente tiene que tener un tío en América, desde luego), quien recurre a sus cualidades detectivescas en pos de encontrar a su hijo (y por ende, primo de Carvalho), quien se salvó de morir a manos de los genocidas de la tiranía cívico-militar que asoló la Argentina desde 1976 hasta 1983, para terminar desapareciendo en plena democracia.
Así, Pepe llega a esa Buenos Aires post dictadura, arrullada ahora por los tangos que canta la Gata Varela, y entre sus infaltables y consabidos deleites de gourmet se van sucediendo los personajes: ex guerrilleros y ex represores, en una melange que nos pinta la situación de aquella Argentina recientemente vuelta al orden constitucional.
Carvalho está más cínico y escéptico que de costumbre (lo cual no es poco decir). Se siente cansado y abrumado por una vejez que se le antoja inminente, y para colmo; Charo lo abandonó.
En fin, para quienes somos compulsivamente adictos a Carvalho, se trata de una novela imperdible —como todas las que protagoniza—. Y para quienes no lo son, si no leyeron aún el libro, entonces háganlo; les aseguro que no se van a arrepentir.

-Juan Carlos Serqueiros-