domingo, 19 de enero de 2014

BEEMEDOBLEVE



Escribe: Juan Carlos Serqueiros

BEEMEDOBLEVE
(Solari)

Han clausurado las puertas del cielo
y esas cosas no se pueden ocultar
Una crecida arrasa la ribera...
El barro se hace cruel!
Nos viene a sepultar!
Y... por aquí el señor no dio una vuelta
Con lechos fértiles se va la inundación
Qué ancho que es, ay!, el cielo de los nabos!
Al "barrio de los acostados" voy
De que reís! A vos te digo, imbécil!
(Pepa le grita al dealer con gesto inmoral)
A vos te van a merendar mis perros!
Beemedobleve! Con pastatrola y más!
Si lo mejor de lo mejor del amor
Dios siempre se lo quedó para él!
Bocado amargo que nos dejó
en un manzanar
"Muy rara vez ésos gritos funcionan!"
(mientras veo pasar mi muerte
en un lanchón)
Lamento irme... pero estoy contento
Voy a extrañar, seguro, todo el botiquín
Si lo mejor de lo mejor del amor
Dios siempre se lo quedó para él!
Bocado amargo que nos dejó
en un manzanar


Beemedobleve podría ser, como sospecha Marcelo Furtivo, un tal Sergio (personaje tristemente célebre en el mundillo redondo a quien -por suerte, pues me llegaron mentas de que es una merda de tipo- no traté personalmente, incluso en algún momento hasta llegué a pensar que podría ser el buchón que inspiró Murga purga, pero como ignoro si estuvo en cana o no, deseché la idea; pero Marcelo, que lo juna, seguramente tendrá más data sobre el tipejo en cuestión y podrá aportarla si quiere), un boludín que presumía de wailer (quejoso) como de sí mismo decía Bob Marley (es vox populi que Marley se compró un automóvil BMW por las iniciales -que él asimilaba a Bob Marley Wailer- y después lo cambió pues en la práctica no le servía); o bien otro tipo dedicado a actividades non sanctas. 
De todas maneras, no importa mucho saber puntualmente quién es Beemedobleve en la vida real; lo que necesitamos conocer de él, ya lo sabemos, pues está explícito en la letra: se trata de un chabón que oficia de dealer y lo apodan como a esa marca de autos, escrita tal como se popularizó allá por fines de los ochenta y principios de los noventa.
El escenario donde ocurre todo es la Isla Paulino en Berisso (lo más probable; porque el Indio iba ahí en esas excursiones en las que Deborah VIP mi fiel enamorada cargaba sangría en termos de telgopor) o quizá Ensenada. De todos modos, lo importante es saber que la acción transcurre en la zona ribereña platense, un sitio inundable; el lugar exacto es irrelevante.
“Han clausurado las puertas del cielo / y esas cosas no se pueden ocultar”. Alusión metafórica de doble sentido: al agnosticismo de Solari, porque el que clausuró las puertas del cielo es Dios, que no debe ser tan bueno como dicen si impide el acceso al cielo; y a la injusticia social, a la marginalidad, a esos barrios desangelados, damnificados por el flagelo de las inundaciones, sin que el poder de turno haga nada para remediar y menos prevenir tal catástrofe (“Una crecida arrasa la ribera... / El barro se hace cruel! / Nos viene a sepultar! / Y... por aquí el señor no dio una vuelta"); rematada con una evocación al Nilo, que tras la creciente, al retirarse sus aguas, dejaba el limo en el que los antiguos egipcios desarrollaban sus cultivos ("Con lechos fértiles se va la inundación”).
“Qué ancho que es, ay!, el cielo de los nabos! / Al ‘barrio de los acostados’ voy”: El cielo de los nabos (donde el Indio situó oportuna y acertadamente al payasesco Polimeni) es el limbo en el que viven muchos de pelotuditos que andan dando vueltas, y que es muy ancho, tanto, que puede albergar a infinidad de ellos; y el barrio de los acostados es una forma metafórica de referirse a un cementerio en particular: el Montesacro en Medellín, Colombia, donde está la tumba de Pablo Escobar Gaviria (en obvia alusión al tráfico de drogas que viene a continuación, como veremos).
“De qué reís! A vos te digo, imbécil! / (Pepa le grita al dealer con gesto inmoral) / A vos te van a merendar mis perros! / Beemedobleve! Con pastatrola y más!”: Bueno, el "grito" al dealer de Pepa es un soliloquio; se trata de una imprecación, un insulto imaginario, del último al primero (porque Pepa es un chabón, no una mujer, ¿se acuerdan de la Chanchita Rivera?, bueno, algo similar; Pepa es un tipo al cual apodan así por su adicción al ácido lisérgico). Pepa es cliente (y sub dealer) de Beemedobleve, al que le compró una buena cantidad y variedad de drogas tanto para consumo personal como para revender; pero resulta que vino la inundación y le llevó todo, y encima, por la catástrofe Beemedobleve no puede ir a reponerle lo que perdió, y por eso Pepa está con el mono (síndrome de abstinencia) y a las puteadas contra él, a quien imagina riéndose de su situación y lo amenaza (también en su imaginación) con ese “a vos te van a merendar mis perros… con pastatrola y más!”. Pepa fantasea con que cuando aparezca de nuevo Beemedobleve, le va a tirar encima a sus perros para que lo muerdan y le va a hacer tragar -aquí apela el Indio a un neologismo que suena fonéticamente parecido a la popular pasta frola- pastatrola, o sea, pasta puta, pasta base, paco; o quizá una "pasta" (pastilla) del ácido lisérgico que le vendió.
“Muy rara vez ésos gritos funcionan!’ / (mientras veo pasar mi muerte / en un lanchón) / Lamento irme... pero estoy contento / Voy a extrañar, seguro, todo el botiquín”: Pepa piensa, resignadamente, que todas las puteadas que le echó imaginariamente a Beemedobleve no sirven de nada, son sólo un pobre consuelo a su desesperación, una forma de desahogarse y nada más ("Muy rara vez ésos gritos funcionan!"). Y mientras va en el lanchón de la prefectura que lo rescató de la inundación, “ve pasar su muerte”, es decir, lamenta todo lo que perdió, se siente vacío, muerto. Y filosóficamente dice para sí que “va a extrañar todo el botiquín”, o sea, todas las drogas que perdió en la inundación.
“Si lo mejor de lo mejor del amor / Dios siempre se lo quedó para él! / Bocado amargo que nos dejó / en un manzanar”. La canción se cierra con una muletilla: para Pepa, la culpa la tiene Dios, que nos echó del Paraíso Terrenal cuando mordimos la manzana y se guardó para sí solo “lo mejor de lo mejor del amor”, es decir, el disfrute, el goce.
Pobre Pepa, che... le pasan todas...

-Juan Carlos Serqueiros-