miércoles, 27 de septiembre de 2023

MANIPULACIÓN, VENGANZA Y JUEGOS DE PODER





















Escribe: Gabriela Borraccetti (*)

Hay momentos en los cuales una especie de enojo profundo y quemante sube a la superficie y transforma nuestros sentimientos en algo que se parece mucho más a la envidia que a cualquier sentimiento positivo que podamos albergar.
Por más que nos ufanemos de no haber sentido nunca algo así; de repente nos encontramos "persiguiendo" los pasos, los escritos o las actividades de una persona, con el solo fin de espiar lo que hace o dice, y poder someterla una crítica despiadada e incluso cruel; o intentamos por uno u otro camino asestarle algún golpe no de puño, sino emocional, psíquico o intelectual, para que lo reciba como "revelación" de nuestro poder de impacto.
Es como si lo único que nos interesara fuese dañar a ese otro por habernos despertado algo que ni siquiera nos animamos a definir ni a confesarnos a nosotros mismos, pero que nos convierte en seres compulsivos, ensañados con quien creemos que nos provoca tal odio a causa de situaciones que nos han tocado algún punto que ahora ha reaccionado con un tremendo dolor, enojo u odio, y cuya magnitud incluso carece de proporción lógica.
No obstante; muy lejos de la superficie de nuestra psique y bajo muchas capas de represión, bulle la lava de un volcán que como tal, ha esperado mucho tiempo para temblar de ira y comenzar a despedir sus primeros vapores.
Avisados de este modo de que algo está por explotar, las personas que tenemos alrededor, huyen despavoridas antes de ser tapadas por la erupción; y sin tener nosotros la más mínima consciencia de nuestra actitud, interpretamos esa huida como el mayor de los desaires, la mayor de las degradaciones y la confirmación de nuestra sospecha respecto de estar siendo despreciados y humillados. Nuestra vida se vuelve un cavilar constante acerca de este enojo irracional y profundo, y el tiempo se vuelve un eterno juego de manipulación e indirectas que convierten en un infierno nuestra vida y la de los demás.
Debajo de esta conducta están almacenados un gran dolor y una gran frustración emocional que ha quedado viva y furiosa en nuestro inconsciente desde los tiempos en que la palabra y el movimiento voluntario no existía, y que por ello dependíamos de otros para poder vivir. Un bebé de días o meses, siente que si no llora, no come; y que si no come, se muere. La satisfacción de una necesidad básica nos remite más tarde a ser queridos, y la frustración de la misma en forma inmediata, termina para algunas personas por significar abandono, desprotección y desprecio. El temor que produce la incertidumbre de un bebé que desespera por no ver a mamá en el horizonte considerándose arrojado a la nada, es la base de ese sentimiento que de adulto se hace presente cuando se pretende dañar a quien de alguna forma, consideramos que nos ha frustrado, postergado u olvidado.
Cada vez que intentamos "vengarnos" veladamente de alguien, o inducirlo a algún tipo de malestar para que sienta el aliento de nuestro poder, no estamos más que actuando como niños impotentes que precisan la teta que no aparece; sólo que ahora somos grandes, y podríamos pedir y conversar acerca de lo que nos ha dolido o lo que nos hace falta.
Como dice la ley física, nada se pierde, todo se transforma, y estas son energías que se han enterrado pero no desaparecido; y que muchas veces sentimos como una amenaza que se esconde como un monstruo debajo de la cama, en el placar, o nos suelta el aliento en nuestras espaldas. Quizá el poner estas palabras en la consciencia, nos sirva para preguntarnos si vale la pena ensañarnos con personas y situaciones, como si de ellas dependiera realmente nuestra vida.
Por otra parte, aceptar que esto nos pertenece, nos convierte en seres humanos; mientras que negarlo, agrega una capa más de piedras, que algún día explotarán hacia afuera, o implosionarán y nos dañarán por dentro.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.



martes, 26 de septiembre de 2023

CARTAS COMPLETAS DE LORD CHESTERFIELD A SU HIJO STANHOPE













































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Las acciones de los hombres no se juzgan como buenas, justas o razonables, sino como bellas, grandes y extraordinarias. Si el honor puede encontrar en ellas algo de nobleza, es siempre el juez que las legitima, o el sofista que las justifica. (Lord Chesterfield)

Un libro que no puede faltar en ninguna biblioteca que se precie de tal: Cartas completas de Lord Chesterfield a su hijo Stanhope.
Philip Dormer Stanhope, conde de Chesterfield, fue un político (del partido whig) y diplomático inglés del siglo XVIII. En una de sus misiones y como fruto de una relación amorosa con una dama francesa, lord Chesterfield tuvo un hijo (natural, pues no se casó con la francesa, ya que estaba prometido en matrimonio con una hija del rey inglés) al cual reconoció, dio su apellido, puso el nombre de pila que era más frecuente en la familia Stanhope (y que además; era el suyo propio): Philip, y le costeó una esmeradísima educación en el internado de Westminster, queriendo hacer de su hijo un brillante estadista para Inglaterra.
En ese orden de ideas y propósitos, mantuvo con ese hijo una copiosa correspondencia en la que le daba a éste toda clase de preceptos y consejos.
Pero el destinatario de esas cartas, Philip Stanhope hijo, no pudo cristalizar las expectativas que en él habia depositado su padre; porque falleció muy joven, a los 36 años, sin haber logrado alcanzar la gloria que para él había soñado lord Chesterfield.
El golpe sufrido por la prematura muerte de su hijo y el conocimiento de que pese a sus consejos éste había hecho un casamiento "no apropiado" (había desposado en secreto a una mujer de origen humilde; en lugar de casarse con una dama de la nobleza británica como pretendía su padre), precipitaron seguramente su fallecimiento, acaecido en 1773.
Al año de muerto lord Chesterfield, en 1774 la viuda de su hijo haría publicar la correspondencia entre ambos. Pues bien, esa obra, es la que conocemos como Cartas completas de Lord Chesterfield a su hijo Stanhope.
No comparto las críticas al libro reputándolo como un compendio de expresiones de cinismo, hipocresía y arribismo; creo más bien que son los consejos de un padre que busca lo mejor para su hijo, en el contexto de la época en que le tocó vivir.
Ah!, una cosita más: no lo recomienda un don nadie como yo, eh; sino alguien que "alguna lectura" cargaba encima y que lo tenía como uno de sus libros de cabecera: un tal Juan Domingo Perón, no sé si les suena...

-Juan Carlos Serqueiros-

viernes, 22 de septiembre de 2023

CADA CUAL FABRICA SU NUBE





















Escribe: Gabriela Borraccetti *

¿Has jugado alguna vez a mirar las nubes y "adivinar" su significado? Sí, por supuesto, ¿no es cierto? Y esa es la forma natural de proyectar contenidos inconscientes donde nada específico o al menos, claro o perfectamente definido, sucede.
Pero tu mente desea salir siempre de la confusión, y accede a ubicar y reconocer lo que desconoce, dentro de una forma conocida, de un patrón.
No obstante, ¿qué pasaría si después de todo, cayeras en la cuenta de que siempre es tu mirada lo que da forma y significado a todas las cosas que te ponen en duda, te dan temor o te provocan deseo?
Es por ello que cada uno ve algo diferente en la misma escena, en la misma persona, en la misma situación. En definitiva, cada uno de nosotros fabrica su propia nube.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

Imagen: René Magritte, “Le faux miroir (El espejo falso)”, óleo sobre tela, 1928

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

TOMÁS ADOLFO DUCÓ














































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Un día como hoy, 20 de setiembre, pero de 1901, nacía Tomás Adolfo Ducó. Fueron sus padres Enrique Augusto Ducó y Elena Blanco.
Fervoroso y entusiasta simpatizante del Club Atlético Huracán, se asoció a la entidad el 23 de abril de 1916, integrando la Quinta División que se consagró campeona derrotando a Independiente 3 a 1. Se vio obligado a abandonar la práctica del fútbol tres años después, para ingresar al Colegio Militar de la Nación. En 1927 se casó en Mendoza con María Esther Cuervo Montenegro.
Destinado en La Plata, en 1931 descubrió, en un modesto club de Ensenada, el enorme talento de uno de los más grandes goleadores que ha tenido el balompié argentino: Herminio Masantonio, a quien llevó al Quemero de sus amores.
En 1938 asumió por primera vez la presidencia de Huracán, y se abocó a sus grandes proyectos, los cuales fructificaron en la construcción de la Sede Social de la avenida Caseros y de uno de los estadios arquitectónicamente más bellos del mundo: el Palacio, que desde el 23 de setiembre de 1967 lleva su nombre.



Ascendió a teniente coronel en 1942 y seguidamente fue puesto al frente del Regimiento 3 de Infantería, con cuarteles en Parque de los Patricios.
Fue uno de los fundadores del GOU (Grupo Obra de Unificación, según algunos historiadores, o Grupo de Oficiales Unidos según otros) y tuvo una crucial y decisiva participación en la Revolución del 4 de Junio de 1943 que derrocó al gobierno que presidía Ramón A. Castillo. Su incorruptible honestidad jamás desmentida y sus condiciones extraordinarias de emprendedor infatigable y celoso administrador, motivaron que fuera nombrado interventor de la Lotería Nacional. Fue también presidente de la Liga Argentina de Básquetbol, vicepresidente de la Asociación del Fútbol Argentino y cronista deportivo del diario La Nación.
Ducó era, todo él, fuego y pasión, y a menudo, solía ser impulsivo. Había anudado con Juan Domingo Perón una íntima amistad que los llevó a la decisión conjunta y juramentada de resistir ambos a los tiros y hasta la muerte, en el departamento donde se habían atrincherado, la orden de detención que el presidente Castillo había impartido contra Perón. Poco después, en otro arrebato, el 29 de febrero de 1944, Ducó sacó su regimiento a la calle para resistir el reemplazo de Pedro Pablo Ramírez por Edelmiro Farrell, con lo cual la añeja amistad que tenía con Perón, quedó rota. Nunca se reconciliaron.
Tomás Adolfo Ducó falleció en Buenos aires el 31 de enero de 1964.
Ícono principalísimo del Club Atlético Huracán, su figura histórica está perenne e íntimamente ligada al progreso y a la grandeza de la institución.

-Juan Carlos Serqueiros-

martes, 19 de septiembre de 2023

APOLOGÍA DE LA DISCUSIÓN



















Escribe: Gabriela Borraccetti (*)

La ciencia es fría. Un esqueleto de conceptos que muchas veces deja sin responder cuestiones básicas en teorías gigantes. Por ejemplo, hasta ahora, nadie se había ocupado de explicar qué es lo que hace que la galaxia esté en expansión tal como lo está un globo que se infla. No obstante, sus representantes de guardapolvo blanco, obviaron preguntarse… ¡quién llevaba a cabo la acción de inflar!
Muchos de los huecos que quedan en la lógica, son complementados sabiamente por la filosofía, que dirige su mirada al mundo sin necesidad de comprobar con hechos sus pensamientos.
Por lo tanto, una pareciera pertenecer al hemisferio izquierdo, racional y lineal. La otra, al derecho, imaginativo, creativo e irracional.
Pero locierto es que en la mayoría de los casos, ambos hemisferios trabajan juntos; con la salvedad de que los porcentajes varían en la composición de un pensamiento o cuerpo teórico. Tratar de que ambos lados del cerebro no peleen y procurar no pasarnos la vida defendiendo al uno o al otro, sería un buen comienzo para evitar polarizarnos en cualquiera de los dos, y abstenernos de crear versus innecesarios en los que todo se transforma en una pelea de box entre dos contendientes o un partido de fútbol entre dos bandos rivales.


Entonces, digamos que las soluciones empiezan por casa, muy dentro nuestro y en cada pliegue de nuestro cerebro.
Si tal como se ha demostrado, el pensamiento precede a la acción; comencemos entonces por pensar que todos en alguna medida tenemos una parte de la verdad. Ambicionar poseerla toda, es una meta que sólo podría alcanzarse si se acepta que de hecho, somos bastante limitados. Acto de humildad este que muchas veces se nos escapa de las manos sin darnos cuenta de que es la clave del primer paso hacia la sabiduría.
¿Cómo? ¿Que quién pudiera? Mire, todos podemos crear nuestros diálogos mentales, en los que lo racional discuta con lo fantasioso, lo práctico entrelace sus manos con lo emocional, e incluso; la mentira se mezcle con la más pura verdad, porque los velos no hacen otra cosa que demostrar que debajo de ellos… siempre hay algo que buscar.
Sin embargo, la aspiración al todo debe venir precedida por la más pura consciencia de nuestros límites, y de saber que la tesis (aquello que afirmamos), es seguida por la antítesis (lo contrario de lo que afirmamos), antes de llegar a la síntesis, que es ¡un concepto inclusivo!
Como enunció Jacques Lacan: la verdad no toda es. Y nunca nadie puede poseerla por completo, quizá porque la palabra misma… carece de completitud.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


domingo, 17 de septiembre de 2023

TEMPORADA DE CAZA












































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

En los años 50, David Osborn (n. Nueva York, 30.09.1923), quien por entonces todavía no se dedicaba a la literatura y venía trabajando en distintos oficios y empleos, fue incluido por el macartismo en sus "listas negras", bajo la excusa de una supuesta (y falsa, tal como se comprobaría posteriormente) adscripción al partido comunista. Por ello, hubo de sufrir persecuciones durante la llamada “caza de brujas”, ante lo cual decidió emigrar a Francia primero, y a Inglaterra después.
En esos países, se desempeñó con bastante éxito como guionista, director de televisión y adaptador cinematográfico; hasta que en 1974 publicó su primera novela: Temporada de caza (Open Season, en el inglés original), que rápidamente produjo gran suceso, y a la cual siguieron: El último papa (The Lost Pope), la trilogía protagonizada por su personaje Margaret Barlow: Asesinato en el viñedo de Martha (Murder on Martha’s Vineyard), Asesinato en la bahía de Chesapeake (Murder on the Chesapeake Bay) y Asesinato en el valle de Napa (Murder in the Napa Valley); Amor y traición (Love and Treason), La decisión francesa (The French Decision), La torre de cristal (The Glass Tower), y Jessica y el caballero Cocodrilo (Jessica and The Crocodile Knight).
Actualmente, Osborn vive en una zona rural de Connecticut junto a su esposa Robin Wagner, una ex bailarina (sí, mi querido lector, como puede usted comprobar, continúo empecinado en ignorar y resistir las nuevas reglas caprichosamente establecidas por la RAE; así que seguiré escribiendo tal como me enseñaron en la sacrosanta escuela sarmientina: separando el prefijo ex de la palabra base), y su perro.


La trama de la novela gira en torno a Art, Greg y Ken, que son amigos desde siempre, antiguos compañeros de colegio, y que habían combatido juntos en Vietnam. Los tres son ahora exitosos hombres de negocios, aún jóvenes, de sólida posición económica y, en apariencia; respetables ciudadanos, íconos de eso que llaman american way of life. Todos los años, al abrirse la temporada, se dirigen a una cabaña cuya propiedad detentan, con el propósito de practicar esa maldita aberración que los idiotas sin corazón designan como "cacería deportiva" (?). Sin embargo, los tres hombres distan mucho de ser lo que aparentan; pues en la realidad efectiva son psicópatas que secuestran personas y abusan de ellas en el marco del desenfreno orgiástico más inimaginable, para después soltarlas y salir a cazarlas por los bosques.
Pero esta vez, las cosas no saldrán como lo habían planeado. Quedará en evidencia la impostura de la lealtad incondicional que entre ellos presuntamente existía; dejando aflorar lo que subyace bajo una mascarada de empatía y viril amistad: la envidia, los celos, la homosexualidad reprimida y la pesada insatisfacción de sus existencias. El extravertido y despectivo Ken (quien se burla del descomunal tamaño del pene de Greg y arrastra la frustración de un matrimonio que en secreto planea deshacer para escaparse a México con alguna fémina complaciente, pues está disconforme con su esposa, quien "sólo" ha accedido a la “transgresión” del desnudo en público, y se ha negado a ir más allá, hasta las prácticas de swinging y sexo grupal en las que desea su marido que incursione la pareja de modo de mitigar el tedio que ya se le antoja insoportable), mantiene una sorda, disimulada, lucha por el "liderazgo de la manada" con el frío, reconcentrado y calculador Art, quien a su vez; se empeña en ocultar un latente deseo homosexual; mientras que ambos consideran poco menos que un imbécil al grandote Greg, quien es una aceitada máquina de matar. Y terminarán por ser ellos mismos quienes se conviertan en las presas de un cazador implacable en su terrible eficacia.
Temporada de caza es una novela crudelísima que impacta brutalmente en la sensibilidad del lector llevando al paroxismo el suspenso, el horror y el espanto.


Durante el mismo año de su primera edición (1974, como consigné precedentemente), esta novela fue llevada al cine en la película homónima, dirigida por Peter Collinson bajo guión del propio David Osborn; y con Peter Fonda, Alberto de Mendoza, Richard Lynch, Helga Line, John Philip Law y Cornelia Sharpe en los roles protagónicos.


Ah, y de yapa le dejo una “perlita” en forma de hecho anecdótico: el segundo episodio en la edición del año 2012 de Treehouse of Horror XVI (La casita del horror XVI para nosotros los iberoamericanos) de la serie televisiva Los Simpson, titulado “Survival of the Fattest" ("Supervivencia del más gordo"), es una parodia de la novela de Osborn.


-Juan Carlos Serqueiros-

PAMPA ESCARLATA








































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

El jueves 14 pmo. pdo. Gabriela y yo fuimos a ver la obra teatral "Pampa escarlata", de Julián Cnochaert. Un espectáculo MUY RECOMENDABLE o si lo prefiere dicho más apropiadamente: IMPERDIBLE.


Ambientada en la Inglaterra victoriana del siglo XIX, la trama gira en torno a Mildred Barren, una damisela aristocrática empeñada en convertirse en una pintora ilustre. Pero su maestro de pintura: Woodcock, que la denigra, la desprecia y no le ve talento alguno, le da un ultimátum: si en el transcurso de un mes ella no deja de pintar paisajes y bodegones insulsos; él no volverá a darle clases. Ante eso, Mildred cae en una profunda depresión, y entonces, para sustraerla de ese estado, su criada: Isidra, una chinita pampeana traída de Argentina, le da una pócima preparada a partir de su propio cuerpo, siguiendo una receta de sus ancestros ranqueles. A partir de allí, en Mildred se operará un sorprendente despertar creativo. Y no le cuento más para no espoilear.
Protagonizada por: Lucía Adúriz en el papel de Mildred, Pablo Bronstein en el rol de Woodcock, y Carolina Llargues encarnando a Isidra (todos en soberbias y magistrales actuaciones); la obra abarca: la sangre, la apropiación, la opresión, la revancha, y la dicotomía civilización o barbarie; aún cuando estas dos últimas se sitúan alternativamente ora en la mansión solariega en que vive Mildred, ora en la pampa argentina de donde procede Isidra.
Una obra para aplaudirla y ovacionarla.

-Juan Carlos Serqueiros-

jueves, 14 de septiembre de 2023

¿EXISTE LA NORMALIDAD?






















Escribe: Gabriela Borraccetti (*)

Expresado en palabras sencillas, el psicoanálisis considera que hay tres tipos de estructuras: Neurosis, Psicosis y Perversión. No existe la "normalidad" en tanto lo normal se deriva de la palabra "norma", y la norma proviene de una estadística.
Las estadísticas son las que miden lo que todos hacen: si la mayoría comiese pasto, lo “normal" o el parámetro de normalidad, sería comer pasto; por lo cual quienes coman zanahorias, carnes o brotes de soja, pasarían a ser a-normales.
Con este criterio se mantiene un modo básico de no endilgar el profesional, ni a su persona ni al paciente, la "clasificación" de normalidad, y por lo tanto; arrogarse la posibilidad de declarar omnímodo a su saber con respecto al de otro.
Los criterios generales para distinguir entre una u otra estructura se basan en el discurso y no en la apariencia de la persona, dado que la palabra es la que muestra si la ilación tiene coherencia, buscando en lo intra psíquico cuáles son los mecanismos que se activan para habilitar a la consciencia a registrar de forma más o menos cabal el mundo y las relaciones que tenemos con él.
Hay casos a los que se considera de mayor gravedad, en que directamente nuestro "archivo" inconsciente (que es lo "no visto", lo no registrado por la CONSCIENCIA), queda excluido de diferentes formas según los distintos mecanismos de defensa: la represión, la renegación y la forclusión. Deshabilitar estos mecanismos que impiden a la Consciencia expandirse, es el punto fundamental del psicoanalista que se guiará hacia el inconsciente a través del lenguaje.
Somos seres parlantes, y es en el discurso, palabras, gestos, toda forma de comunicación verbal y no verbal, donde se filtran las guías que nos llevan a determinar un diagnóstico y una forma de tratamiento.
Cuando vuelva a utilizar el término "normalidad", piense simplemente que normal es lo que todos hacen, y no una enfermedad.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P.16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.



martes, 12 de septiembre de 2023

UN SUBMARINO NORTEAMERICANO DE 1864




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Conocer la historia y aprehenderla nos posibilita, entre otras cosas, distinguir entre nacionalidades consolidadas, que por ejemplo, se ocupan de recuperar un submarino perdido ciento treinta y seis años antes, de establecer las identidades de sus tripulantes, y de rendirles homenaje póstumo a éstos; y nacionalidades no consolidadas, que no se conmueven ni ante un submarino perdido hace seis años y no se inquietan con un “gobierno” que no se dignó ni siquiera a informarles quiénes lo tripulaban. Mire si no:
Durante la guerra civil estadounidense, norteños y sureños estuvieron empeñados en la construcción de submarinos. La mayoría de las experiencias resultaron fallidas, pero el 17 de febrero de 1864, un submarino (llamémoslo así, a pesar de que en esa época aún no se utilizaba dicha palabra) de la armada sureña logró hundir un buque norteño frente a la costa de Charleston.
Ese submarino se llamaba CSS H. L. Hunley, en honor de quien lo había desarrollado: el oficial de la marina confederada Horace Lawson Hunley (dicho sea de paso, se trató de un homenaje post mortem, ya que Hunley había muerto tras dos intentos infructuosos -más precisamente, durante el segundo de ellos- de hacer funcionar el semi sumergible que había concebido).
Estaba construido en hierro, tenía forma oblonga y exhibía sorprendentes detalles aerodinámicos (por ejemplo: hasta habían tenido el cuidado de esmerilar al máximo los remaches, casi al ras de las planchas de hierro, para que ofrecieran menos resistencia en el agua). Se movilizaba mediante tracción a sangre (a sangre humana: sus tripulantes daban vueltas a una manivela que hacía girar la hélice que lo propulsaba, esfuerzo físico que obligaba a que la tripulación se integrara con hombres muy fornidos y resistentes a la fatiga). Medía 12 m. de largo total y tenía (obviamente, dada la tecnología de la época) escasa autonomía de oxígeno en estado sumergido, y por tal razón sus inmersiones debían necesariamente ser muy cortas y a escasa profundidad (navegaba apenas por debajo de la superficie, semi sumergido, y en ese estado, afloraba del agua la torre con la escotilla, haciéndolo visible cuando se aproximaba a un barco enemigo; por lo cual los ataques debían realizarse de noche, de modo de dificultar su detección por parte de los vigías de los barcos que pretendía atacar, tal como puede apreciarse en la imagen que oficia de portada en este artículo). Cuando se sumergía, una simple vela de cera encendida en su interior, permitía a sus tripulantes evaluar qué cantidad de oxígeno les quedaba, antes que el pabilo de la vela se apagase por su falta y tuvieran necesariamente que arrojar el lastre para emerger, de modo de no morir por carencia de aire.
En la noche del 17 de febrero de 1864 (noche de luna llena), el CSS Hunley, perteneciente al ejército confederado, atacó, frente a la costa de Charleston, estado de Carolina del Sur, a un buque del ejército de la Unión, el SS Housatonic, que estaba a 4 millas de la costa, y logró hundirlo mediante el impacto de una mina que el submarino llevaba adosada a una larguísima pértiga situada en su trompa. Pero los efectos de la explosión de la mina, además de conseguir el hundimiento de la nave norteña; también provocaron el del Hunley, cuyos tripulantes perecieron todos.
En 1995, luego de estudios y rastreos con equipos altamente sofisticados y con la técnica del sonar, se logró ubicar al submarino hundido y casi totalmente enterrado en un fondo lodoso. Cinco años más tarde, luego de costosísimas y trabajosas operaciones, se logró extraerlo y subirlo a la superficie para luego trasladarlo a la ciudad de Charleston. Aquí el enlace al video de la operación de rescate del submarino:


Y preste atención a esto que se muestra en el video siguiente (y que a mí me encantó y llenó de envidia, dicho sea de paso). Es cuando ya extraído del lecho marino, lo llevan a puerto. Observe, amigo lector cómo se le rinde homenaje, con toda la gente uniformada de época... Igual que nosotros los argentinos con nuestros soldados de Malvinas, ¿no? Igualito. Mire, odio el imperialismo de los yanquis y el de sus "padres" los ingleses, pero ese "sano odio” no me impide admirarlos y hasta envidiarles el patriotismo que evidencian en cosas como esta. Y eso que aún no sabían que los esqueletos de los tripulantes estaban dentro; hasta ese momento, para ellos se trataba "solamente" de la recuperación de un submarino de la guerra civil. Si hubieran sabido que los restos de los tripulantes estaban a bordo, seguramente la recepción hubiera sido apoteótica: 


Una vez que lograron extraer el Hunley del sitio donde estaba hundido, lo trasladaron a un complejo en Charleston, a fin de iniciar las tareas de preservación de la nave. Cuando limpiaron el submarino y lograron abrir la escotilla para acceder a su interior, se encontraron con los esqueletos de sus ocho tripulantes, ¡todos y cada uno de ellos "sentados" en sus puestos! Pese a los estudios y esfuerzos realizados, no pudo determinarse cuál fue la causa de su muerte, es decir, si los mató la onda expansiva de la mina que hundió el barco enemigo (lo más probable) o la falta de oxígeno (recordemos que la nave sólo podía permanecer sumergida totalmente muy pocos minutos, ya que no contaba con sistema de aire) o, si una vez hundido el submarino por la onda expansiva de la explosión de la mina, sus tripulantes decidieron abrir una válvula para que el mismo se llene de agua, de manera de morir rápidamente ahogados en lugar de perecer más lentamente por falta de oxígeno. Sea cual hubiera sido la causa de la muerte, lo real y concreto es que los ocho se mantuvieron en sus puestos, sentados, hasta morir. Y así se encontraron sus esqueletos ciento treinta y seis años después.
Luego de una minuciosa y exhaustiva investigación en la documentación de la época (registros y crónicas del ejército confederado) pudo determinarse con exactitud que la tripulación del CSS Hunley estaba integrada por: George Dixon (teniente), que estaba al mando del submarino; Arnold Becker; J. F. (se ignoran los nombres a los que correspondían estas iniciales) Carlsen; Frank Collins; James Wicks; Joseph Ridgaway; Lumpkin (se ignora su nombre de pila) y Miller (ídem). Y después, a partir de los cráneos de los ocho tripulantes, un equipo de forenses y antropólogos reconstruyó sus características faciales, y así se pudieron establecer con bastante aproximación cómo eran los rostros que en vida tendrían, y así, construyeron los mismos en material sintético.
Ya se había entonces logrado hasta allí: ubicar el sitio donde estaba hundido el submarino, extraerlo, quitarle el óxido que lo cubría y preservarlo para el futuro, encontrar los restos de sus tripulantes, identificar sus filiaciones personales y sus rangos, es decir; una tarea titánica y altamente eficaz, en tiempo record. Pero faltaba aún la cereza del postre: el equipo de investigadores pudo además determinar cuál de los ocho esqueletos correspondía a quien comandaba el submarino, es decir, el teniente George Dixon. Pudieron hacerlo merced a la investigación llevada a cabo por los historiadores del equipo, ayudados por una circunstancia fortuita: el hallazgo de una moneda de oro de 20 dólares que se encontraba junto a uno de los esqueletos. Hasta allí, se suponía que el hallado en el puesto individual (que seguramente sería el de mando), era el que debía pertenecer a quien comandaba el submarino, pero ¿cómo afirmarlo con certeza, con rigor histórico y más allá de toda duda? Se buscó afanosamente en los registros y crónicas militares, se recurrió a testimonios de antiguos pobladores de Charleston descendientes de combatientes de la guerra civil, y por fin; se tuvo acceso a una historia familiar transmitida de generación en generación y asentada incluso en diarios personales: Cuando estalló la guerra civil entre norte y sur, George Dixon fue de los primeros en enrolarse en el ejército confederado. Su novia y prometida, Queenie Bennet, le obsequió a Dixon a modo de amuleto, una moneda de oro de 20 dólares para que la suerte lo acompañase en la guerra. Esa moneda fue precisamente la que se encontró junto a su esqueleto. Pero la moneda tenía aún más historia para develar: dos años antes de participar en la acción naval que condujo a la voladura del buque unionista, George Dixon había tomado parte en la batalla de Shiloh, que tuvo lugar el 6 de abril de 1862. En esa lid salvó su vida de milagro gracias a la moneda que le había obsequiado su novia: una bala norteña, destinada a perforarle el pecho, resultó frenada por la moneda que llevaba en un bolsillo interior de su uniforme, junto al corazón. Al día siguiente a la batalla, Dixon hizo grabar por un joyero, en la cara en que estaban el águila norteamericana y el valor de 20 dólares, una inscripción que decía: April 6th 1862 My life Preserver G.E.D., recordando el hecho que salvó su vida. Todo esto está perfectamente documentado en las crónicas de la Guerra de Secesión, y esos datos fueron los que posibilitaron individualizar cuál de los ocho esqueletos era el de Dixon. Posteriormente, una vez que fueron ubicados descendientes suyos, mediante los estudios de ADN pudo confirmarse que efectivamente, los restos mortales eran de Dixon. La moneda se encuentra también exhibida en el museo dedicado al CSS Hunley, conserva la inscripción que le hizo tallar Dixon en 1862, y en ella puede apreciarse el impacto de la bala.
En 2004 se inhumaron en el cementerio de Charleston, con honores militares de guerra, los restos de los ocho tripulantes del CSS Hunley en una ceremonia con masiva concurrencia de público, designada como el Último Funeral Confederado.
Todavía en la actualidad, científicos, historiadores y forenses norteamericanos continúan trabajando, tanto en completar los datos que faltan sobre algunos de los tripulantes del Hunley, como así también en identificar qué esqueleto corresponde a cada uno de ellos, a través de la técnica de ADN, comparando el de los restos con los que se extraigan de eventuales descendientes que se vayan localizando.
A continuación, le dejo otros dos videos:



Reitero: odio el imperialismo, pero pensemos aunque sea un instante: ¿no será la manera de liberarnos de su yugo tomar buena nota del nacionalismo que tienen los países que lo ejercen? No aliento a que copiemos nada, porque no me guía ninguna emulación servil, al contrario; pero ¡carajo!, ¿no va siendo hora de destinar recursos y esfuerzos al estudio EN SERIO de nuestro pasado, tal como lo hacen todas las naciones del mundo? No, perdón, me corrijo: todas… no; sino sólo las que tienen arraigado el concepto de ser tales.
Digo, por ejemplo, ¿cuántos argentinos saben que producida la Revolución de Mayo, la Junta encaró la construcción de un submarino para atacar los barcos realistas que estaban en Montevideo, a instancias de un norteamericano: Samuel William Taber, que ni bien llegado a Buenos Aires se puso al servicio del gobierno? ¿Cuántos historiadores hicieron el esfuerzo de investigar eso? Pocos, poquísimos. ¿Qué recursos se destinaron a ubicar y tratar de extraer de las aguas la embarcación construida por Taber que se supone hundida en la Ensenada de Barragán? Ninguno.
Otra: hará unos quince años o cosa así, viajaba desde Córdoba hacia Tucumán, y se me ocurrió entrar al paraje de Barranca Yaco para mostrarle a mi hija menor el sitio en que había sido asesinado Facundo Quiroga. ¿Cómo cree usted que estaba el lugar? Imagine lo peor y acertará: abandonado por completo, tapado por los yuyos, mugre, papeles, botellas, latas y desechos por todo el sitio, hasta excrementos y preservativos.
Y de esas tengo mil, pero mejor no sigo, porque me va a sangrar la úlcera.
¿No sería hora de que nos decidiéramos de una buena vez a inculcar en nuestros niños y jóvenes la afición a y el interés por, nuestra historia, de modo de conocer exhaustivamente nuestro pasado? (lo cual nos llevará de suyo a saber por qué tenemos el presente que tenemos, y de paso; el mejor modo de encarar nuestro futuro como nación). Ya transcurridos dos siglos desde nuestra independencia, ¿por qué no empezamos a ocuparnos de lo que importa: nuestra historia? ¿Será mucho pedir, me cago en nuestra desidia?
Quien ignora de dónde viene, difícilmente tenga claro a dónde quiere ir.

-Juan Carlos Serqueiros-

domingo, 10 de septiembre de 2023

ALEGRÍAS Y DOLORES, BLANCOS Y NEGROS, LUCES Y SOMBRAS




























Escribe: Gabriela Borraccetti *

Tiempo atrás, en astrología se hablaba de planetas benéficos y maléficos. Entre los últimos, Plutón y Saturno parecían ser en el panteón planetario, respectivamente el sátiro y el diablo, cuyo contacto esperábamos poder sortear sin sucumbir a alguna maldición que se reflejara en una desgracia.
Actualmente, con los aportes de la psicoastrología, se tradujo el accionar de estas fuerzas a los procesos críticos y de aprendizaje que se llevan a cabo por vía del dolor y del esfuerzo.
En definitiva, el primero nos limita incitándonos a superarnos, y el segundo nos lleva a los infiernos para renacernos. Aprendemos de las crisis (Plutón) y llegamos a ser meritorios (Saturno), gracias a los momentos en que no podemos ver de otro tono que no sea el gris o de otro color que no sea el negro.
No obstante, poder enunciar de un modo diferente lo que antes se veía como pura desgracia; nos habilita a aceptar que la vida es una maestra que tiene distintas formas de enseñarnos a crecer: por la vía de la alegría; pero también (y más profundamente aún), por vía del dolor.
Como siempre, la existencia discurre entre blancos y negros, entre luces y sombras... y por ello, sería irreal pensar en un eterno paraíso cuando estamos hechos no sólo de bellezas y armonías, sino también de límites y pasiones.

Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.