viernes, 26 de julio de 2013

HOMENAJE AL PADRE DEL PARQUE DE LOS PATRICIOS


Escribe: Juan Carlos Serqueiros


El gusto por los jardines de cualquier dimensión que sean es una de las más caracterizadas expresiones del grado de civilización alcanzado por una nación. (Carlos Thays)

Jules Charles Thays, arquitecto, urbanista, paisajista y naturalista, nació en París, Francia, el 20 de agosto de 1849.
En 1889 llegó a nuestro país contratado por el empresario Miguel Crisol para el diseño y realización del parque que llevaría su nombre (el hoy Parque Sarmiento) en la capital cordobesa. Ya nunca se iría de la Argentina, pues concluída la obra para la que había sido convocado; ganó por concurso el cargo de Director de Parques y Paseos de la Municipalidad de Buenos Aires.
A todo esto, en 1865 se había resuelto el traslado del Matadero del Sud, que estaba ubicado en la actual Plaza España; llevándoselo más al oeste. Entre 1866 y 1867 se habían construido ya los corrales para el ganado, en el sitio que a partir de allí se conocería como la Meseta de los Corrales; pero diversos motivos (litigios sobre los terrenos, la epidemia de fiebre amarilla y cuestiones presupuestarias) llevaron a que el traslado del matadero, con la pertinente habilitación para faenar vacas; se efectivizara recién el 12 de noviembre de 1872.



 
Durante las presidencias de Sarmiento, Avellaneda y Roca se le dio a la zona un fuerte impulso progresista. En ese orden de ideas, se dictó en 1896 una ordenanza que disponía la re ubicación del matadero, trasladándolo al barrio que habría de tomar precisamente ese nombre: Mataderos. En 1898 comenzó la construcción de los nuevos corrales, finalizada en 1901, y el sitio donde estaban los anteriores empezó a ser llamado popularmente los Corrales Viejos.

 
Pero la necesidad de aguardar la conclusión de las obras del ferrocarril destinado a transportar a los trabajadores y la carga de los establecimientos fabriles (curtiembres y frigoríficos) de la zona, demoró la mudanza hasta 1902.


Simultáneamente, el intendente Adolfo Bullrich ordenó a Thays (quien a esa altura ya había dejado de ser monsieur Jules Charles para convertirse en el más criollo don Carlos) la elaboración del proyecto para parquizar la zona a la que se "liberaba" del matadero. El filoso humor de la revista Caras y Caretas volcado en la tapa de su edición del 19 de enero de 1901, muestra a una dama en cuyo vestido se lee "MUNICIPALIDAD" (simbolizando a Bullrich) "pechando" al ministro de Hacienda de la Nación, quien exclama escandalizado: "¿Otra vez? ¡Esto no tiene nombre!"; a lo cual ella contesta: "Sí, señor: Adolfo Bullrich".


En marzo de 1902, Thays elevó a la consideración de las autoridades el plano de lo que llamó Parque al Sud, el cual puede observarse en esta imagen del Archivo General de la Nación:


De inmediato se inició la formación del paseo, el cual sería inaugurado el 11 de setiembre de 1902 (pese a que las obras no estaban finalizadas aún), con las presencias de su creador, de las autoridades municipales, de más de 4.500 alumnos de escuelas primarias y por  supuesto; de los vecinos del lugar que se congregaron poniendo un marco multitudinario al emotivo acto en el que un coro de 400 niños entonó el himno nacional. La ordenanza municipal de esa misma fecha (y aprobada al día siguiente, esto es, el 12), estableció para el paseo el nombre de Parque de los Patricios, en honor a ese regimiento tan cargado de glorias. 
El Parque es mucho más que un pulmón de la gran urbe. Con sus arboledas añosas donde anidan sueños, el aroma de sus flores en las que se liba el amor al barrio, el verdor de su césped tiñendo de magia la vista, sus cuidados senderos que invitan a pasear al pensamiento y la calmosa paz de sus bancos que nos cuentan mil y una historias; es una caricia a la psique, una bendición para los sentidos. El Parque de los Patricios es Buenos Aires.


A Carlos Thays también le debemos los argentinos, además del Parque de los Patricios y entre otras muchas obras: el Jardín Botánico, las Barrancas de Belgrano, el Paseo de Julio, el Paseo Colón, los parques Los Andes; Centenario; Avellaneda; Lezama; Colón; Chacabuco y Pereyra, y muchas, muchísimas plazas, todo ello en Buenos Aires. Y en el interior del país, el Boulevard Marítimo, en Mar del Plata; el Paseo General Urquiza, en Paraná; y los parques Crisol (actual Sarmiento), en Córdoba; del Centenario (actual 9 de Julio), en Tucumán; 20 de Febrero, en Salta y del Oeste (actual San Martín), en Mendoza.
En esta imagen lo vemos junto a su hija:


Y en esta otra, lo vemos junto a su esposa, en ocasión de asistir al Gran Premio Carlos Pellegrini de 1911:


Describir en detalle toda la inmensa obra de Thays sería materia no ya de un libro; sino de varios tomos. Fue además un destacadísimo botánico y un hombre comprometido con las iniciativas e inquietudes de los habitantes del país que lo había acogido, fueran estos de la condición social que fueren; ya que no limitó sus trabajos a los encargos del Estado y de las clases pudientes; sino que estuvo siempre pronto a satisfacer solidaria y desinteresadamente los pedidos que la gente de los distintos barrios le hacía. ¿Querían una plaza, o árboles, o quizá flores? Y allí estaba, sonriente, su afable y señera figura, invariablemente dispuesta a complacer el requerimiento. 
En 1901 José María Cao, de Caras y Caretas, homenajeaba a Thays en una de sus excelentes caricaturas al pie de la cual ponía estas rimas: "Las plantas más olorosas / los árboles más gallardos, / los jazmines y los nardos, / los claveles y las rosas / con su perfume más vivo / parecen estar diciendo: - Este señor que es-thays viendo / es vuestro padre adoptivo". 


Falleció a los 84 años el 31 de enero de 1934. Todo Buenos Aires lo lloró y sus exequias fueron imponentes. Miles de personas de todas las clases sociales conformaron el cortejo fúnebre que acompañó sus restos al cementerio de la Chacarita.
Con el respeto profundo y el recuerdo emocionado de las grandes admiraciones, vaya este mi humilde homenaje al amante eterno de la Naturaleza, al hombre que diseñó y plasmó la obra que da nombre al barrio que alberga al club de mis amores, el glorioso Huracán: Don Carlos Thays, el Jardinero de la República.

-Juan Carlos Serqueiros-