jueves, 29 de agosto de 2019

MATSUO BASHO Y EL FESTIVAL DE LAS MUÑECAS








































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Detrás de esta puerta
Ahora enterrada en la hierba profunda
Una generación diferente celebrará
El Festival de las Muñecas.

[Matsuo Bashō, "Oku no Hosomichi (Camino estrecho del interior)"]

Matsuo Kinsaku (1644-1694), conocido como Bashō, (Bananero, en castellano), fue el poeta más trascendental del período Edo japonés.
Interpretar este haiku (forma japonesa de poesía consistente en un poema corto de diecisiete sílabas, compuesto en la métrica 5-7-5, es decir, tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente) suyo, es muy aventurado si consideramos el abismo que media entre los estilos de vida, las costumbres y los universos culturales argentino y japonés. Máxime, si estamos tratando acerca de la significación que a sus versos les otorgó un poeta que vivió ¡hace cuatro siglos!
¿Qué quiso decir con este haiku? No lo sé a ciencia cierta. No obstante; sí puedo consignar el significado que particularmente le asigno, derivado de cómo impacta en mis sentidos; pero de allí a que lo que yo entienda sea efectivamente lo que Matsuo Bashō pretendió expresar, hay la misma o más distancia de la que media entre Tucumán y Osaka.
Para mí, esto se le debe haber inspirado al poeta ante la tumba de una niña ("la puerta enterrada en la hierba profunda"), y de allí habrá surgido su asociación entre aquella circunstancia funesta de la muerte de la nena; y la antiquísima tradición japonesa hina-Matsuri o Festival de las Muñecas, una celebración que, dedicada a las niñas para propiciar su felicidad, se realiza cada 3 de marzo y consiste en exhibir, colocadas en cinco o siete escalones, muñecas hechas artesanalmente y que en cada familia han ido pasando de madres a hijas, generación tras generación. Ese día, las niñas, ataviadas con su mejor kimono, van visitando las casas de sus amigas y compartiendo con ellas el hinaarare -unos dulces de arroz en forma de bolitas-, que las preserva de las enfermedades y de la mala suerte.
Matsuo Bashō insinúa que la nena murió por no haber compartido el hinaarare, y de allí la mención a que en los sucesivo, las niñas del futuro no debieran dejar de observar esa tradición ("una generación diferente celebrará") del hina-Matsuri.
De todas maneras, tratándose de arte, la pretensión de comprender cabalmente la significación que a una obra le asignó su autor, es a menudo vana. 
Por otra parte, no olvidemos que antes de internet, con las herramientas que en ese mundo virtual nos posibilitan (si bien sólo hasta cierto punto y con las limitaciones del caso) traducir desde distintas lenguas a la que nos sea propia; escuchábamos canciones en idiomas que no eran el nuestro, lo cual no impedía -al contrario- que nos conmoviéramos con ellas, pese a no tener las más pálida idea no ya sólo del significante encerrado en sus letras; sino ni siquiera de la textualidad de las mismas. ¿O no?
Por eso, mejor dejar que la poesía de Matsuo Bashō le hable a nuestro espíritu, impregnándolo con el lenguaje universal de la emoción y la musicalidad que emana de sus versos.

-Juan Carlos Serqueiros-

Imagen: Katsushika Hokusai  (1760–1849), “Matsuo Bashō”, grabado