lunes, 21 de octubre de 2024

PLATAFORMA 26




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

El tipito madrugó aunque había dormido poco, casi nada. Amaneció por detrás de los vahos tenaces de alcoholes mentirosos trasegados a hectolitros, miedos no cuajados y… otras yerbas (la carne es débil). Emergió desde una noche que se le había antojado interminable, con luna artificial y fugaces estrellas de fasos hurtados a sí mismo a fuerza de pura promesa olvidada (raramente, esa vez le falló la palabra que —craso error— había empeñado ante Ella sin detenerse a pensarlo mucho).
Miró el reloj sobre la mesa de luz. Eran las 6:20. Saltó de la cama y encaminó sus pasos a la cocina. Se preparó un café al que agregó unas gotas de leche y deglutió dos tostadas con manteca. Luego se zampó un sobrecito con sal de frutas disuelto en un vaso de soda, y eructando ruidosamente se dirigió al baño.
Ya frente al espejo se le ocurrió que estaba ante el retrato de Dorian Gray: ojeras antiguas, de noches antiguas, reas de culpas aún más antiguas, las que a solas solía reprocharse (pero sólo en contadas ocasiones), entre loables propósitos de enmienda cuya perdurabilidad equivalía más o menos a la de una pompa de jabón. En el lavabo, se afeitó cuidadosamente el rostro, y al hacerlo se lastimó un lunar del que empezó a manar un hilo de sangre. Rápidamente, aplicó sobre su mejilla un trocito de papel higiénico doblado en cuatro. —¡La puta que lo parió! —imprecó. Se miró el lunar, que apenas un minuto después ya no sangraba (siempre había tenido buena coagulación), y trascartón, entre pensativo y preocupado, se pasó un dedo sobre otro lunar que tenía en la sien, luego sobre otro que tenía en la ingle, después sobre otro que tenía en una rodilla, y sucesivamente sobre otro que tenía en el empeine de un pie y sobre otro que… Estaba lleno de lunares, incluso; unos cuantos en el culo, entre las nalgas, muy cerca del ano. 
—Debería consultar con un dermatólogo —murmuró para sí, sabiendo que se mentía y consciente de que no iba a superar la repugnancia que sentía por los médicos, ni el espanto que le provocaba cualquier cirugía, ni el celo con que protegía su intimidad (intimidad esa a la cual, pese a la incontable cantidad de mujeres que habían pasado por su lecho; nadie-nunca-jamás había tenido acceso; salvo Ella, porque Ella… era distinta, su alma gemela, la única persona en el mundo que lo sabía todo, absolutamente TODO, sobre él).
Seguidamente, procedió a afeitarse la cabeza. Diez años llevaba haciéndolo, un poco porque empezó a caérsele el cabello y otro poco harto de acudir religiosamente cada semana a la peluquería para mantener prolijos los rulos rebeldes que aún le quedaban. Se cepilló los dientes durante diez minutos, hizo buches con enjuague bucal durante otros cinco, y luego se metió bajo la ducha. Sintió el placer intenso del agua caliente sobre su cuerpo, se enjabonó, frotándose obsesivamente con esponja, y luego se rasuró lenta y meticulosamente el pubis y los genitales, privándolos de cualquier atisbo de pendejo por minúsculo que fuese, porque a Ella (que también se depilaba muy cuidadosamente) le gustaba así: terso, suave como un bebé y sin un solo vello imprudente e inoportuno. —Cuando me bajo a mamártela, no quiero sentir que se la estoy chupando a un neanderthal —le había dicho. 
Salió de la ducha, se envolvió en un toallón, y una vez que se hubo secado, se dirigió al dormitorio para vestirse. De un cajón de la cómoda sacó un slip negro, un par de medias del mismo color y un pañuelo gris. Abrió el placar, seleccionó un traje negro, una camisa blanca y una corbata, también negra con pintitas blancas. Se vistió sin apuro, morosamente, y por fin; se calzó unos zapatos negros lustrados a espejo.
Volvió a mirar el reloj. —¡Carajo, las 8 ya! —exclamó. Se abrigó con un breto pied de poule y un echarpe blanco, echó sobre su figura alta y elegante una última mirada satisfecha, aprobadora, y bajó a la cochera en procura de su auto. El micro que traía a Ella estaba  previsto que arribaría 8:30.
Llegó a la terminal y consultó el enorme cartel electrónico para saber a qué plataforma dirigirse: 26. Entonces recorrió infinidad de veces de uno a otro extremo ese andén sembrado de colillas, sucio de esperas trajinadas, nerviosas, ansiosas y… odiosas.
Hasta que casi puntual, el bondi llegó apenas pasada la hora, y el tipito distinguió a Ella sonriéndole desde la ventanilla, agitando su mano e iluminando la mañana con su divina presencia. Se sintió renacer ese día, fuerte, enorme, embargado por la felicidad, murmurando entre dientes: —No me importaría morir en este instante para perpetuarlo en mi alma por toda la eternidad (suponiendo que tal cosa exista, claro).
Así renació el tipito, puro otra vez, rescatado de lo que había sido una constante en su vida durante años: una insoportable espera añeja de aguardar sin deseo, agobiado por ese esplín incurable que llevaba como marca en el orillo y atrapado en un torbellino de placeres que después del goce fugaz, efímero, se demostraban como meros sucedáneos que pronto volvían a sumirlo en la más espantable de las oquedades: el sinsentido. 
—Adiós para siempre, puta anhedonia —agregó. Y renació, nuevamente nuevo ahora… pasadas las 8:30.

-Juan Carlos Serqueiros-


jueves, 17 de octubre de 2024

TÚ DICES, YO INTERPRETO




































Escribe: Gabriela Borraccetti *

¿Cuántas cosas tomamos a mal por haber asociado una palabra a una connotación o ámbito despectivo? Por ejemplo, la palabra "manipular" o "manipulador" ha quedado relegada a lo sórdido, cuando en realidad; se trata de la acción sutil y precisa que se contrapone a la directa, evidente e impulsiva dirigida hacia determinado fin. Este hecho es simplemente un ejemplo más que común, y que todos podemos observar con toda claridad en este instante.
Sin embargo, este "error" se suscita cotidianamente, todo el tiempo, en el momento en que dos personas entran en diálogo. No son pocas las discusiones y desavenencias que se producen por connotar en forma negativa lo que alguien nos dice, respondiendo a nuestra vez, con el tenor que creemos correspondiente y dando así a nuestras palabras un cariz cada vez más agresivo en réplica a lo que hemos considerado ofensivo.
El problema esencial de la comunicación es que se encuentra sujeta a las asociaciones que interna e inconscientemente hayamos establecido entre las emociones y el lenguaje, encontrándonos condicionados a percibir del otro algo que llevamos dentro como una herida o como una cualidad.
Para quien ya ha recorrido el camino de desandar sus imágenes y autoimágenes negativas, existirá la posibilidad de no caer en un círculo de retroalimentación; pero quien no sana sus heridas, va sintiendo que el mundo a su paso lo lastima.
El gran avance que realiza aquel que se suelta de los condicionamientos pasados, radica en poder cobrar perspectiva y salirse de un círculo de agresiones percibidas y devueltas. Una vez afuera, la escalada del insulto, de la agresión y de la ofensa, cede su paso a una espiral bastante más amorosa que, lejos de lastimar; nos sana y nos coloca en un estado de armonía.
Estar atentos al momento en que nos ofendemos, puede abrirnos la puerta de una comprensión mayor acerca de quiénes creemos que somos.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

Imagen: Adam Martinakis, “Ecos mentales”.

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborracceti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

martes, 15 de octubre de 2024

TOMASITO PODÉS OÍRME? TOMASITO PODÉS VERME? (REPUBLICACIÓN)














Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Tomasito podés oírme? Tomasito podés verme?
(Solari)

Hoy Tomasito y los Drum-Drum
tocan en el Medicine Room
(todo así, "casi en inglés")
con Pussy-dancers Cock parade!
y es el cielo en Etcheverry!
Mañana van Los Pétalos
que son una turmita gay
y "el monsieur" va a relojear tanto
que se van a flipar
Va por Eros! Dale Eros!
En el cielo de Etcheverry...
La Chanchita que trabajó
Por un tiempo allá en París
Trajo ideas para su bar...
(se escucha mucho a los Who)
Tomasito podés verme?!!
La vie gangsta allá en París
.. y Tomás fue piraña allí...
Tomasito vas a oírme?!!
Las pirañas vos creés
que no se comen nunca entre sí
Amor... sabés?
los sesenta fueron tres putos años nomás!
y Etcheverry es tu cielo!

La letra hace referencia a los "años dorados" de la movida rock, allá por los 60, cuando las bandas no eran "pirañas" devorándose unas a otras y en tanto cultura con pretensiones de universalistas estaba en la cúspide de la creatividad. Por eso, termina diciéndole a una interlocutora imaginaria ("Amor... sabés?"), que los 60 “fueron tres putos años nomás”.
Se menciona un determinado tipo de bares o pubs: los temáticos, a los cuales concurre gente de toda edad y procedencia social, y en los que se puede escuchar música tanto de la banda más nueva y recién surgida o por surgir del under; como también de bandas altamente representativas del movimiento cultural rock en los 60, como el caso de The Who, por ejemplo, banda a la que el Indio menciona explícitamente en la letra ("los Who"), y que hizo un disco que es uno de los íconos mundiales del rock titulado “Tommy”, y de ahí que ironice con lo de "Tomasito".
“Tommy”, al ser un disco conceptual, en el que cada canción que lo integra está enmarcada en la misma temática; es el ejemplo por excelencia de una ópera rock que fue incluso llevada al cine (con el cantante Roger Daltrey interpretando a Tommy, y con la participación de personalidades como Elton John), y más tarde, editada como musical de Broadway. Narra la historia de un niño ficticio llamado Tommy Walker, cuyo padre desaparece en combate en la Primera Guerra Mundial y su madre se casa con otro hombre. El padre, sorpresivamente regresa en 1921, y mata al otro tipo frente a Tommy, lo cual motiva que el niño se quede ciego y mudo. Por el resto de su infancia, los padres de Tommy intentan diversos tratamientos para curarlo, pero ninguno funciona. Mientras tanto, Tommy es abusado por otros miembros de la familia, como su tío y su primo. Después, se convierte en una celebridad, porque logra aprender a jugar al pinball, y se transforma en un experto en ese juego. Finalmente, Tommy se cura cuando su desesperada madre rompe el espejo (lo único que él veía, era su imagen reflejada en la luna del mismo), y se convierte en un gurú espiritual y un mesías; pero sus seguidores se rebelan contra él y su familia, por considerarse defraudados al no encontrar la satisfacción espiritual que buscaban. Finalmente, esos adeptos, ferozmente enardecidos, ocasionan la destrucción de la comunidad y el asesinato de sus dirigentes, salvándose únicamente Tommy. En uno de los pasajes de la película, uno de los personajes pregunta: "Tommy can you hear me, Tommy can you feel me?", y de allí tomó Solari la frase que sirve de título a esta canción. 

Un amigo o conocido suyo de La Plata, la Chanchita Rivera, estuvo viviendo durante algún tiempo en Europa, más precisamente en París, y de allí se trajo la idea del bar temático, uno de los cuales Solari le atribuye haber puesto en Etcheverry, cerca de La Plata (a la Chanchita Rivera el Indio vuelve a citarlo en otra canción de su disco: Adieu! Bye Bye! Aufwiedersehen!).
Por lo demás, la letra es bastante explícita. Hay una mención irónica sobre la manía de usar anglicismos ("casi en inglés”), y es reforzada la sorna con una alusión solariana bien guarra a las strippers que se desnudan en el caño y la excitación que provocan en los espectadores (“con Pussy-dancers Cock parade! ”), significando algo así como “con conchas bailarinas, desfile de pijas”, y además; al término inglés parade (desfile) lo hace sonar fonéticamente parecido a “parada”, de manera de remarcar que las pijas del desfile provocado por las strippers, están en erección, o sea, los chabones están excitados ante la visión de los desnudos femeninos. En fin, eso (disculpas por la crudeza de los términos empleados, pero bueno, el significado es ese).
También está el hábito solariano de mencionar a algún amigo o conocido: en este caso, además de la Chanchita Rivera; tenemos al monsieur, que va a "relojear tanto que se van a flipar", es decir, van a flipar porque van a alucinar, a "volar" con la merca que se zampen encima, y a la vez; creo advertir algo así como una connotación... sexual, digamos: flipar, en el sentido de "darse vuelta", la cual parece reforzarse, hacerse más nítida, en la frase siguiente con la mención a Eros, el dios del amor y el sexo, es decir, de la atracción sexual, en la mitología griega. La escena se completa con el anuncio de que al día siguiente van a ir al bar temático, Los Pétalos, un grupo gay ("que son una turmita gay").

Ah, y alguna cita a las actividades non sanctas de alguien, como lo hace con la Chanchita Rivera, cuando consigna que en París llevaba una “vie gangsta”, es decir, una vida cuasi marginal, digamos, todo en una metáfora de doble significación; porque el gangsta también es un estilo del rap con letras referidas a gangsters y drogas.
Y eso es to-to-todo amigos!!!


-Juan Carlos Serqueiros-

domingo, 13 de octubre de 2024

DE PÉTALOS
























DE PÉTALOS
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Estoy buscando elixires de emoción,
Algo que toque mi alma…
Para regar pétalos perfumados
En la alfombra de algún papel.

Asocio en forma terrible
El exilio de las musas
A la falta de pasión;
El movimiento se aquieta
Y el mar se convierte en lago.

Quizá sea porque yo
No soy ninguno de ambos,
Pues mi curso es el de un río
Que no vuelve nunca atrás.

Cada paso es un "siempre"
Desde hoy hacia mañana;
A lo sumo me abro en ramas
Y el agua se vuelve árbol.

Tal vez lo que no acepte
Sean mis rústicos pies de barro
Y este tronco que se esfuerza
Estirándose hacia el cielo
Para tocar una estrella
Que con blanco centelleo
Me dicte gotas de luz
Para los días opacos.

Por eso aquí estoy,
Con mis sedientas raíces,
Sorbiendo el agua del río
Para crear una flor
En la punta de una rama,
Que con la fuerza del viento
Lanzará al menos hoy,
Sus pétalos al cielo.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

miércoles, 9 de octubre de 2024

UN SEGUNDO (ALGO PARA BUSCAR)





























Escribe: Gabriela Borraccetti *

El jazmín quiere comenzar a hablarme del fin de año que se aproxima, porque aunque faltan meses; pareciera que el tiempo vuela en esos pétalos que mañana quemará el sol.
En las paredes, los cuadros que he pintado, los rosales en el jardín, y en la calle la sombra de los árboles que se alzan como gigantes emplumados en plateado de luna.
De fondo, acaricia mis oídos la música del grillo que toca alguna cuerda del alma, y con los olores, las estrellas y la tranquilidad, la noche extiende su magia. Se respira, se palpa y se intuye.
Estoy aquí, en mi consultorio. Juan Carlos, mi esposo, está cocinando, rodeado por nuestros perros: Rufino, India y Malevo, que celebran lo que se anticipa como un festín. A mi lado, Greta, nuestra gata, en el sillón, cambiando su posición para probar cuál es la que mejor le cae a sus sueños.
Es un instante, “sólo” un instante. Nada del otro mundo, y por suerte, es del mío. De ese mundo que es sencillo y sin más ambición que amar lo que produce un segundo, si tan sólo me detengo a escuchar todo eso que me habla, y que sin embargo; parece silencio.
Deseo que vos también encuentres tu segundo. No cuesta nada. Nada… más que un tic tac del reloj de tu alma.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M.P. 16814

(*) Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


lunes, 7 de octubre de 2024

PIERRE, EL VITRICIDA (REPUBLICACIÓN)























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

PIERRE, EL VITRICIDA
(Beilinson-Solari)

Cómo se ríe el gordo Pierre!
Y rompió el vidrio el gordo Pierre,
cómo rajó el gordo Pierre,
y cómo tose el gordo Pierre...
Y cómo ríe el gordo Pierre,
y cómo tose el gordo Pierre.
Es vitricida el gordo Pierre,
rompió el vidrio el gordo Pierre...

Bueno, vamos con un twist cuya letra no tiene más pretensión que narrar una anécdota acerca de algo acaecido en torno al gordo Pierre (apodo de Simón Pedro Bayona, mítico manager y productor de bandas de rock).
Cuenta el Piojo Abalos, ex baterista de la banda, que la cosa fue así: Los Redondos tenían que tocar en La Esquina del Sol, un local que se situaba en Palermo, en la intersección de las calles Guatemala y Gurruchaga; pero resulta que el recinto… ¡ estaba inundado! Y en eso, el Gordo Pierre lo ve a El Soldado (Rodolfo Luis González), que por entonces fungía de plomo de los Redondos, que estaba sacando cables y zapatillas de conexión eléctrica en medio del agua, en condiciones extremadamente peligrosas, cuasi suicidas (dice el Indio que seguramente, esa noche estaba presente el espíritu de Patricio Rey, que lo salvó al Soldado de morir electrocutado).
Ante eso que entre atónito y espantado estaba contemplando, el gordo Pierre se subió al escenario, agarró un micrófono, armó un discurso improvisado y empezó a decirle al público que en esas condiciones la banda no iba a poder actuar, que él por seguridad no lo iba a permitir y que apelaba a la responsabilidad del público y del dueño del local, bla bla bla...
La cuestión es que la concurrencia lo entró a abuchear y putear hasta en chino mandarín, y entretanto; el dueño del local le daba manija a la gente exacerbando aún más los ánimos; con todo lo cual Pierre se re calentó, los mandó a todos a la mierda (de allí lo de "se rajó el Gordo Pierre"), se bajó del escenario, y destilando bronca se marchó dando tal portazo, que el vidrio de la puerta se hizo percha (por eso lo de "rompió el vidrio el Gordo Pierre" y lo de "vitricida").
A todo esto, el gordo Pierre juraba y perjuraba que las cosas fueron efectivamente así; pero con una salvedad: aseguraba que él no rompió ningún vidrio.
Hay, a propósito de todo aquello, referencias concretas. La primera de ellas está consignada en la nota de Claudio Kleiman al Indio, Skay y Poli, publicada en la revista Cantarock año 3 n° 44 ed. 19.10.1985, en la que Solari —bien que a regañadientes— acepta hablar sobre el significado de las letras y declara:

—Indio: Es una anécdota, aunque Pierre asegura que él no rompió ningún vidrio. Más que nada, el gordo Pierre (Bayona) es uno de los personajes del rock argentino que merecía estar en un twist. Es un productor que ha estado desde los comienzos del rock y aún sigue riendo y tosiendo. Se ha ganado un espacio y de tanto en tanto, la gente sospecha que rompe algún vidrio. (sic)

Años después tendríamos la segunda de ellas, cuando Pablo Plotkin y Claudio Kleiman entrevistaron a Solari para la revista Rolling Stone en su edición del 01.11.2005:

—Periodista: ¿Siempre fue así, o todo empeoró en los años 90?
—Indio: Las condiciones de seguridad siempre fueron muy precarias. En los 80 tocábamos todos en lugares como el Stud (Free Pub), en Látex... Hemos tocado en lugares frente a los cuales Cromañón es el sitio más seguro del planeta. Había uno que se llamaba La Cotorra, donde nosotros estábamos en el fondo, la gente se desmayaba del calor y no había forma de rajar a ningún lado. La única era pisar a toda la gente y ver hasta dónde llegabas. Una vez en La Esquina del Sol, por ejemplo, un vecino que tenía los huevos llenos había tirado la noche anterior un ladrillo y rompió el techo. Llovió y el lugar se inundó. Fue el día en que nos inspiramos para hacer "Pierre, el vitricida". Me acuerdo de estar cantando y la gente estaba con el agua hasta acá; de pronto veo que El Soldado [plomo histórico de la banda] avanza a gatas desde el escenario y saca de abajo del agua, como si fuera un alga, una zapatilla de electricidad con todos los cables revueltos. Ahí pensamos que Patricio Rey existía de verdad, porque por lo menos tendría que haber habido un corto, algo tendría que haber pasado... (sic)

Y la tercera la recogemos en el libro autobiográfico del Indio: Recuerdos que mienten un poco. Memorias en conversaciones con Marcelo Figueras (Sudamericana, 2019):

—Figueras: Después viene "Pierre el vitricida", el primer momento en que el disco se permite aflojar la tensión.
—Solari: La chispa de esa canción fue una anécdota. Teníamos que tocar dos noches en La Esquina del Sol y fuimos a hacer la prueba de sonido. Se ve que el boliche ya venía con quilombo con los vecinos. Aparentemente uno tiró un ladrillo y agujereó el techo, que estaba hecho de un material acanalado pero rígido. El hecho es que nadie le dio pelota. Y a la tardecita empezó a llover…
Cuando llegamos, había agua en la sala hasta acá. Pero nadie objetó que tocásemos igual. Y cuando abrieron las puertas, la gente metió las patas sin protestar.
Estaba cantando y veo que El Soldado —uno de nuestros plomos— pasa arrodillado, tira de un cable y saca una zapatilla de abajo del agua, llena de enchufes. Como quien pesca un alga que sale chorreando o una acelga de la olla. ¡Cromañón podría haber sido un poroto! La gente vio la escena pero no dio bola. Y entonces seguimos tocando. Cuando el gordo Pierre se dio cuenta, nos dijo: Ustedes están locos. Dio media vuelta para irse, y al salir rompió el vidrio de una puerta al cerrarla a lo bestia. Tenía razón: había que irse a la mierda. ¡Era una locura lo que estaba pasando! (sic)
En fin, tiempos lejanos y una canción festiva para una situación que podría haber resultado en tragedia.


-Juan Carlos Serqueiros-

jueves, 3 de octubre de 2024

DISCO RÍGIDO























Escribe: Gabriela Borraccetti *

Al igual que ese aparato llamado CPU, todos tenemos en nuestro interior un hard disk o disco duro. Limpiarlo de rigideces, mandatos y creencias falsas; abstenernos de reiterar las mismas historias y carencias; y los mismos reclamos, problemas, respuestas y soluciones; hará que nunca, jamás, una computadora pueda imitarnos (tal como desesperadamente buscan los científicos que ocurra).


Pero por sobre todas las cosas; eso que guardamos en nuestro interior, nos brindará la posibilidad de modificar y multiplicar las puertas de acceso al placer de vivir en armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

lunes, 30 de septiembre de 2024

UN SUEÑO DE ESPUMA Y AGUA





















UN SUEÑO DE ESPUMA Y AGUA
(Poema de Gabriela Borraccetti)*

Podría haber estado pensando
En dejar de soñar
O buscando algún consuelo
Entre hojas de poemas.

Quizá una triste canción
Me hubiese anidado el alma
Y ocupado palma a palma
Mis manos de lluvia y pena.,

Tal vez en el silencio
Me hubiese refugiado,
Buscando borrar del aire
El calor, el sol y el tiempo.

Sin embargo, suave,
El viento llevó las nubes
Y el mar soltó a mis pies
Una bella alfombra blanca.

La ausencia de tanta ausencia
Murió allá, en el horizonte,
Y sólo quedó en mí
Un sueño de espuma y agua.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


viernes, 27 de septiembre de 2024

DE AQUELLOS (ESTOS) POLVOS, FUTUROS LODOS (REPUBLICACIÓN)






















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

De aquellos (estos) polvos, futuros lodos 
(Beilinson-Solari)

El perro Bobi es un servicio de amor
a todo rock.
Canta como un león
pero es el más salmón de la ciudad.
Bailen lo que bailen los demás!
Bailen lo que bailen los demás!
Chunga combinación de polvos
que darán lodos después.
Mágico inter-terror
más arma blanca en cruda pasión.
Ladren lo que ladren los demás!
Ladren lo que ladren los demás!
Una papela por el walkman
que chorizó tu hermanito.
El perro cruzó los pies,
su sonrisa ofertó y la vendió.
Callen lo que callen los demás!
Callen lo que callen los demás!


Bueno, un inédito con una particularidad: iba a formar parte del disco Oktubre, pero a último momento, el Indio lo sacó de la lista. Tan a último momento, que hay en torno a eso una rareza sólo conocida por quienes somos viejos redondos y tuvimos en mano las ediciones en vinilo de los discos (acordarse que estamos refiriéndonos a Oktubre, que se lanzó en 1986): La edición en vinilo ya tenía listo el arte de tapa, la gráfica, todo; así que el sobre interior del disco… ¡traía la letra de la canción que Solari quitó! La cuestión es que finalmente, el tema quedó arafue y aún permanece inédito (si bien está debidamente registrado en SADAIC).
El título, el Indio lo ideó a partir de una frase muy vieja y archiconocida del refranero popular español: "de aquellos polvos vienen estos lodos" y que está referida a la causa que origina alguna consecuencia indeseable. Lo de "aquellos (estos)" el Indio lo pone para aludir a que lo que pasó antes con el ñato de la canción ("aquellos"), seguramente lo repetirá algún otro ("estos").
La letra nos habla de un rocker que durante años se atuvo fielmente a sus ideales, como el tan famoso perro Bobby ("el perro Bobi", escribe Solari) de aquella historia, que permaneció mucho tiempo junto a la tumba de su amo (es una muy conocida historia escocesa de Greyfriars, ver en este ENLACE mi artículo al respecto); pero un día se cansó, y terminó transando con el orden sistémico (“su sonrisa ofertó y la vendió"). Ahí mandó al carajo sus pruritos y su rebeldía, y escudado tras la personalidad arrolladora que aparenta poseer, de rocker contestatario y combativo ("canta como un león"); es, en realidad, uno de los tantos que terminó por transar, un tipo más de los que viven a la sombra del sistema y obedecen sus dictados, se las da de pulenta pero es un “salmón” (coloq. salmón: pelotudo, insignificante, poligrillo).
Hay en la letra, en la segunda estrofa, una referencia general al rock, pero no como género sino como cultura con pretensiones universalistas: “Chunga combinación de polvos (coloq. chunga: complicada, estropeada, difícil, en mal estado o que presenta mal aspecto), aludiendo a la diversidad que es característica de la cultura rock; “mágico inter-terror” (significando la universalización proclamada por los rockers); y más “arma blanca en cruda pasión” (o sea, las drogas, más precisamente, la cocaína).
Después, viene lo de “ladren lo que ladren los demás”, que es del refranero popular ruso (Oktubre es un disco conceptual, en homenaje a la revolución rusa de 1917, y se ve que posteriormente el Indio consideró que la simple adopción de un refrán ruso no justificaba la inclusión del tema en el disco, y por eso lo sacó), que dice: “En medio de una jauría, ladren lo que ladren los demás; por lo menos menea la cola”.
Y finalmente, incluye una viñeta más argenta de la cuestión: establece una analogía entre la transa de un ladrón de walkmans (“el walkman que chorizó tu hermanito”), que hace un trueque del producto de su robo, canjeándolo a un dealer por cocaína (“una papela”, o sea un papel, un raviol, un gramo de cocaína, o bien LSD absorbido en papel secante); y la transa entre el rocker originalmente rebelde y contestario, con el sistema. En fin…


-Juan Carlos Serqueiros-



martes, 24 de septiembre de 2024

UNIDAD CON EL COSMOS





























Escribe: Gabriela Borraccetti (*)

Hay personas que dicen: "yo me haría una Carta Natal, pero tengo miedo de que salgan cosas feas"; y no es casual que estos comentarios se enuncien al intentar tomar contacto con una dimensión numinosa que pareciera contener los secretos más profundos de nuestra interioridad.
Ante la borra del café, las runas, pasando por los buzios, el I Ching y hasta el popular Tarot, no existe tanta preocupación por aquello que se nos pueda decir y develar como secreto, autoconocimiento o pronóstico; pero ante la perspectiva de observar los astros, pareciera aflorar la consciencia de una conexión que mantenemos hundida en nuestro psiquismo y que nos avisa de la inextricable unidad con el Universo que nos habita y al cual habitamos.
Ese temor no es tanto por lo que "los astros" puedan decir, sino por lo que puedan confirmar de lo que en un nivel inconsciente ya estamos convencidos: no somos exactitud, no somos sólo ciencia, ni puramente biología, ni tan sólo aquello que las autoridades dicen que somos; y desobedecer a la autoridad para buscar respuestas respecto de nosotros mismos es un desafío que cuestiona a todas las figuras a las que tenemos "respeto"; algo así como un acto de desobediencia a nuestros padres (autoridad primera), que seguramente nos castigarían si fuésemos más allá de los límites que "por nuestro bien" (o por temor a lo desconocido) se nos habían impuesto. 
En síntesis, nuestro miedo radica en una desobediencia que indica no sólo salir de los límites fijados para acceder al conocimiento; sino reconocer que en el fondo y tras los velos de lo inconsciente, percibimos nuestra unidad y relación con el Cosmos.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

domingo, 22 de septiembre de 2024

EL JUICIO DE PARIS Y LA POLÍTICA ENTRERRIANA EN 1881






























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Las parodias y las caricaturas son las críticas más penetrantes. (Aldous Huxley)

La imagen que en el presente opúsculo oficia de portada, corresponde a una litografía de Henri Stein publicada en su periódico El Mosquito, edición del domingo 11 de setiembre de 1881, bajo el título “MITOLOGÍA ENTRERIANA” (sic) y con un epígrafe que reza: “Paris-Antelo quiere dar la manzana a Juno-Febre. Hay gustos que merecen palos”.
La ilustración es alusiva a la situación política de Entre Ríos en 1881, en torno a la puja por la sucesión en el gobierno provincial para el período 1883-1887, y remite a la mitología griega, más precisamente, al Juicio de Paris: Eris (la diosa de la discordia), deja en la boda de Peleo y Tetis una manzana dorada para que sea entregada a “la más bella”. Hera (hermana y esposa de Zeus y diosa del matrimonio); Afrodita (diosa del amor sensual); y Atenea (diosa de la inteligencia y la guerra) se la disputan (de allí lo de manzana de la discordia). Ante esa pelea, Zeus, por conducto de Hermes, le encarga a Paris (príncipe troyano hijo del rey Príamo) dirimir la cuestión entregándola a quien juzgue la más bella de entre las tres diosas, y éste se decide por darla a Afrodita, porque ésta le había prometido el amor de la mujer más hermosa de la tierra: Helena (esposa de Menelao, rey de Esparta). Paris “rapta” a Helena (que muy gozosa y complaciente se deja “raptar”) haciendo cornudo a Menelao, y fue así que se desata la guerra de Troya que narra Homero en La Ilíada.


Stein establece un alegoría con el Juicio de Paris asignando el rol de tal al por entonces gobernador de Entre Ríos: el coronel José Francisco Antelo, al que nos lo muestra como entregando la manzana dorada (el próximo gobierno provincial) a Ramón Febre, quien aparece caracterizado como la diosa Juno (en la mitología romana, equivalente a Hera). Detrás de Paris-Antelo y de Juno-Febre, se sitúan, de izquierda a derecha, los otros dos aspirantes al gobierno: Eduardo Racedo y Diógenes de Urquiza, caracterizados respectivamente como Afrodita y Atenea.
Pero… ¿qué ocurría para que Antelo (federal, autonomista y adherido a la liga de gobernadores que había levantado y apoyado la candidatura del general Julio A. Roca) mirara con simpatía para sucederlo en el gobierno de Entre Ríos, nada menos que al unitario y liberal Ramón Febre? Es que había entrambos una muy cordial relación surgida a partir de uno de esos raros avatares de la política vernácula en que terminan confluyendo dos hombres a priori situados en las antípodas ideológicas: Febre había sido el gobernador anterior a Antelo, y estando próximo a concluir su mandato sorprendió a propios y extraños apoyando la candidatura de éste para sucederlo en el cargo. Y no se quedó sólo en eso, sino que además; usó sin disimular toda su influencia haciendo que el Club Libertad la proclamase, y hasta hizo que el periódico El Liberal se constituyera en su órgano propagandístico. ¡Inaudito: un acérrimo unitario, liberal, y por añadidura; muy amigo de Sarmiento, llevando del brazo al gobierno a un urquicista y federal a machamartillo! Es que más allá de pensamientos diferentes, aquellos dos hombres coincidían en privilegiar lo que consideraban las conveniencias de la provincia. Fue Febre quien en agosto de 1878 expresó en carta a Antonio del Viso (por entonces gobernador de Córdoba) su intención de integrarse a una liga de gobernadores para actuar de consuno en las cuestiones electorales, y también fue él quien en 1879, presidió en Concepción del Uruguay el acto de proclamación de la candidatura de Julio A. Roca a la presidencia de la República. Así las cosas, elegidos Antelo gobernador para el período 1879-1883 y Febre senador nacional (que lo sería desde 1880 hasta 1889), el primero, agradecido, se propuso a sí mismo que llegado el momento, devolvería gentilezas propiciando y auspiciando el retorno del segundo al gobierno provincial.
Y tal como a su turno lo había hecho Febre, Antelo se sumó a la liga de gobernadores que sostenían la candidatura de Roca; si bien es menester citar que tuvo en eso un “pequeño desliz”: la feroz oposición al Zorro en Buenos Aires, movió al presidente Nicolás Avellaneda a designar, el 28 de agosto de 1879, ministro del Interior a Sarmiento —lo cual en la práctica implicaba oficializar la postulación de éste a la presidencia en tanto se lo convertía en amo y señor de las situaciones provinciales—, y ante esa circunstancia Antelo, empeñado en identificarse con el gobierno nacional a como diera lugar, se apresuró a enviar al sanjuanino un telegrama de felicitaciones en el cual consignaba que adhería complacidísimo (sic) a su candidatura. No obstante, convengamos en que ello no significaba una defección de Antelo, ya que por esos días hasta Roca dudaba seriamente de sus posibilidades reales de presidir la República (y así lo entendió él mismo, porque superados todos los escollos y una vez en el poder luego de la guerra civil de 1880, nada hizo contra Antelo —a quien dicho sea de paso, le cupo una destacadísima participación en lo militar a favor de la Nación—, sino que por lo contrario; siguió brindándole su apoyo —y de hecho, los electores de Entre Ríos, a instancias del gobierno provincial, habían votado por él—).
En cuanto a los otros dos postulantes a la gobernación, es decir Diógenes de Urquiza y Eduardo Racedo, el primero no tenía mayores méritos que exhibir y no contaba más que con la portación de un apellido notable, y encima; su candidatura iba a contrapelo de los tiempos político-sociales que corrían en la provincia, ya que tanto Febre como Antelo habían harto evidenciado su voluntad de favorecer la conciliación y pacificar los espíritus; mientras que él, para los sectores del jordanismo que aún pervivían, representaba poco más o menos que una ofensa intolerable.
Muy distinto era el caso de Racedo, quien contaba con simpatías y muy sólidos apoyos en el autonomismo cordobés en tanto era amigo y socio comercial del gobernador Miguel Juárez Celman, y mantenía estrechos vínculos con el ministro del Interior del gobierno nacional: Antonio del Viso. Así, en esa partida era Racedo quien parecía tener los mejores naipes, pero… parecía, nomás; porque hasta allí, le faltaba contar con el elector principalísimo: el presidente Julio A. Roca, quien a pesar de que Racedo había sido uno de sus altos oficiales en la Expedición al Río Negro, y de haberlo ascendido al grado de coronel mayor (equivalente al de general de brigada); no lo consideraba amigo.


De mantenerse ese statu quo, el triunfo de la candidatura de Febre (quien era el preferido por Roca) estaba asegurado; pero sabido es que a seguro lo llevaron preso y ocurrió algo que vino a dar por tierra con esa expectativa: su voto ( el de Febre quiero decir) en el senado de la Nación (como consigné precedentemente, era senador por Entre Ríos) contrarió la política presidencial en la cuestión intervención federal a Santiago del Estero, y entonces al desconfiado Zorro, los rumores que circulaban insistentemente vinculando a Febre con Dardo Rocha (y que hasta entonces había desdeñado), se le convirtieron en certezas.
Súbitamente todo mudó de color: el órgano periodístico “oficial” del roquismo, es decir, el diario La Tribuna Nacional, que venía ninguneando a Racedo y ensalzando a Febre, dio un giro de 180° tanto en la opinión que sustentaba, como así también en el favorecido por su propaganda proselitista: en sus páginas los denuestos para el uno se transformaron en elogios y las alabanzas para el otro se tornaron acerbas críticas. Ante semejante andanada, el ahora cascoteado y muy dolorido Febre renunció su candidatura; Antelo, que era quien la venía sosteniendo, se vio obligado, por expresas y precisas instrucciones de Roca, a favorecer la de Racedo; y este último terminó siendo elegido y proclamado gobernador. Eso sí: hasta donde me es dable saber, Afrodita-Racedo no le concedió a Paris-Antelo el amor de ninguna Helena para sobornarlo a fin de que le diera la manzana dorada de la gobernación (la que dicho sea de paso, desempeñaría de un modo excelente). Ah, y Juno-Febre no mereció del Zorro ni siquiera que éste, antes de matar su candidatura, le dijese: “nada personal, sólo son negocios”: la amistad entre ellos se quebró, y en 1889, tras cumplir su período como senador, hubo de abandonar definitivamente la política.
Y para concluir, permítame usted, querido lector, que abuse un tanto de su tiempo poniendo la lupa sobre el extraordinario talento periodístico y la agudísima percepción de Stein, cuyo vaticinio expresado en ese elocuente “hay gustos que merecen palos” del epígrafe, resultaría a la postre certero en tanto predijo más de un año y medio antes del desenlace de los sucesos lo que con exactitud ocurriría en torno a la cuestión gobierno de Entre Ríos. ¿Información privilegiada, sesudo análisis, asombrosa intuición? ¿Cuál de todos esos factores habrá sido el que mayor peso tuvo al momento de conducirlo a profetizar con precisión lo que iba a acontecer? Chi lo sa… pero tengo para mí que fueron todos ellos; más el plus que otorgan la objetividad y el desprejuicio: lo que Olegario V. Andrade no atinó a ver y expresar en La Tribuna Nacional (diario roquista enragé); sí fue clara y perspicazmente captado y señalado por Stein en El Mosquito (periódico que si bien por entonces navegaba plácidamente en las aguas del roquismo; también lo haría después con igual comodidad en las del juarismo).
Stein tenía la posta. ¡Y vaya si la tenía!

-Juan Carlos Serqueiros-
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REFERENCIAS DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS

AGN. Biblioteca Ernesto Celesia. Tomo I: Libros y publicaciones periódicas. AGN 17376.
Alonso, Paula. En la primavera de la historia. El discurso político del roquismo a través de su prensa en los años 80 (en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, 3° serie, n°15, 1° semestre 1997, págs. 35-70).
BNMM. Hemeroteca. Periódicos. El Mosquito, año XIX, ed. n° 975, 11.09.1881.
Diario La Prensa. Buenos Aires, ed. 25.10.1882.
Diario La Tribuna Nacional. Buenos Aires, eds. 14.07.1881, 26.04.1882 y 03.11.1882.
Duarte, María Amalia. Roca y la Liga de gobernadores en el Litoral (en Investigaciones y Ensayos n° 37 en/jun. 1988 págs. 265-290. Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1988).
Reula, Filiberto. Historia de Entre Ríos. Política, étnica, económica, social, cultural y moral t. 2. Editorial Castellví, Santa Fe, 1971.
Rivero Astengo, Agustín. Juárez Celman. 1844-1909. Estudio histórico y documental de una época argentina. G. Kraft, Buenos Aires, 1944.
Rosa, José María. Historia argentina t. 8. Editorial Oriente, Buenos Aires, 1974.
Urquiza Almandoz, Oscar F. Historia de Concepción del Uruguay 1783-1890. Editorial Entre Ríos, Paraná, 2002.