jueves, 20 de febrero de 2020

¿SOLTAR? ¿DEJAR IR? EN MUCHOS CASOS, DESAMOR O IRRESPONSABILIDAD




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Estoy un cachitín podrido de la pseudo sanación psíquica de café y redes sociales, y del pelotudaje que la “aconseja” y “practica”, no solamente sin estar debidamente capacitado, profesionalmente certificado y legalmente habilitado para ello, sino además; sin siquiera detenerse a reflexionar en las idioteces que repite como loro cual si se tratara de recetas mágicas.
Leo y escucho reiterar hasta el hartazgo eso de “tenés que aprender a soltar”, “tenés que dejar ir” y estupideces por el estilo, vertidas alegremente a la que te criaste y dirigidas a cualquier destinatario al que eligen como víctima propiciatoria so pretexto de “ayudarlo”, cuando en realidad, los enfermos que precisan urgente atención… son ellos. Enfermos de protagonismo, de soberbia e infectados por la compulsión a meterse donde nadie los llamó. Y encima, se trata de gente que se da el lujo de hacer consideraciones acerca del ego… Del prójimo, claro; nunca del propio por más exacerbado que lo tenga. Se arrogan el derecho a pontificar como si supieran y con una liviandad que espanta.
Por supuesto que quien no se quiere a sí mismo, mal puede amar de verdad a otra persona. Y es más que obvio que en determinadas situaciones y circunstancias es, no ya necesario; sino imprescindible, poner punto final a un vínculo que se haya tornado imposible de mantener sin afectar gravemente la salud psíquica de uno de los integrantes de la pareja cuando no la de ambos. 
Pero es esa una decisión a la que se arriba después de haberse mirado profundamente hacia dentro de uno, y que —en la mayoría de los casos (por no decir en todos)— requiere de consulta y ayuda profesional, es decir, de terapia psicológica; no una que se adopta sin más ni más, obedeciendo a la "sugerencia" del primer metiche imbécil que aparezca.
Qué querés que te diga… Salvedad hecha de lo que cité precedentemente; a mí, eso de “soltar” y “dejar ir”, vomitado así a la ligera, a priori me suena más a irresponsabilidad, a cagazo, a falta de compromiso, a cobardía, a ausencia de amor verdadero, a —parafraseando a Discépolo— entregarse sin luchar y a no hacerse cargo; que a otra cosa.
Si querés y tenés ganas, leé estos versos:

NUESTRO BALANCE
(Tango, letra y música de Chico Novarro)

Sentémonos un rato en este bar
a conversar
serenamente.
Echemos un vistazo desde aquí
a todo aquello que pudimos rescatar.
Hagamos un balance del pasado
como socios arruinados
sin rencor,
hablemos sin culparnos a los dos
porque al final salvamos lo mejor.

Ha pasado sólo un año
y el adiós abrió su herida,
un año nada más,
un año gris
que en nuestro amor duró una vida.
Lentamente fue creciendo
la visión de la caída.
La sombra del ayer
nos envolvió
y no atinamos a luchar...

¡No ves!...
Estoy gritando sin querer
porque no puedo contener
esta amargura que me ahoga.
Perdona, no lo puedo remediar,
mi corazón se abrió de par en par.

Y también escuchalo, magistralmente interpretado, por el Polaco Goyeneche:

-Juan Carlos Serqueiros-