sábado, 25 de agosto de 2012

EL CASO DE LAS TROMPETAS CELESTIALES







































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Michael Burt nos entrega la -en mi modesta opinión- mejor novela de la trilogía de su personaje Roger Poynings: "El caso de las trompetas celestiales". 
Ambientada en Sussex, en la Inglaterra de 1939, en ella se amalgama lo policial con el espionaje, el esoterismo, el gnosticismo, la angelología y los aquelarres. 
La tranquilidad de esa región inglesa se ve alterada por el robo de las trompetas de los ángeles de la iglesia local, la hija del vicario del lugar asegura haber visto brujas volando en escobas y... ¡el hallazgo del cadáver de una mujer, junto a una escoba!; tal como si se tratara de una bruja que se hubiese precipitado a tierra encontrando la muerte en esa caída.


El protagonista principal, Roger Poynings, su esposa Barbary, sus tíos, el amable y erudito arzobispo Odo Poynings y el xenófobo y gruñón mariscal sir Piers Poynings; junto al concienzudo y sagaz inspector Thrupp, se verán envueltos en una historia en la cual el más fino humor inglés se complementa con el suspenso, todo narrado con esa maestría con la que es capaz de maravillarnos Michael Burt para demostrarnos que el género policial también puede alcanzar, a través de su pluma brillante, un elevadísimo nivel literario. Y no faltan en esta novela, inquietantes personajes, como la promiscua y... ¿bruja? Andrea y su gato Grimalkin.


El caso de las trompetas celestiales forma parte de la selección que Borges y Bioy Casares hicieran para El Séptimo Círculo, y el extraordinario éxito que representó, explica y justifica sus constantes re ediciones.


Muy, pero muy recomendable para pasar un rato ameno, gozando de la excelente y cautivante literatura de un maestro como Michael Burt.
Y por si fuera poco, a un precio más que accesible. Y además, para algunos grilos exhaustos -como por ejemplo, los del que suscribe-, también está la posibilidad de leerlo como e-book en formato pdf (que estoy en condiciones de compartir con quien lo desee, para lo cual no tiene más que solicitármelo por correo electrónico, y con gusto se lo envío atachado a un e-mail).
Lean, che, que los libros no muerden. Y lo van a disfrutar, palabra.

-Juan Carlos Serqueiros-