miércoles, 12 de agosto de 2020

GUARDA CUANDO TE DICEN QUE SOS BUEN ANFITRIÓN

 

Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Hete aquí que el pibe este, Anfitrión, era un general tebano que fungía de rey de Tirinto. El chabón, en tanto nieto del semidiós Perseo, era nada menos que bisnieto de Zeus, es decir, el capo di tutti capi en el Olimpo; así que en orden a su ilustre prosapia e imitando a Mambrú, se fue a la guerra. Guerra esa de la que regresó victorioso y con muchas ganas —en todos los sentidos— de reencontrarse con su esposa, Alcmena, que lo esperaba muy ansiosa. 
Esta chica Alcmena era, según la mitología, un minón que rajaba la tierra. Hermosa y con un lomazo infernal. 
Zeus —que parece que era bastante golfo y le gustaban todas, si era mujer, mejor— estaba en el Olimpo watcheando la tele, y en eso vio en la pantalla que Anfitrión se aproximaba a su casa. Cambió de canal y se enfocó en Alcmena, y cuando la vio, dijo: "¡Zás, esta es mía, muejejejeeee!". Adoptó la figura y la forma de Anfitrión, y se presentó ante Alcmena. Ésta, que estaba caliente como pava 'e lata y ya re podrida de usar su vibrador, obviamente encantada se lo llevó pa' la zapie, creyendo que era el dorima. Zeus, que no era ningún gil, hizo que el sol se ocultara durante 72 horas, para tener más tiempo de solazarse con Alcmena, y de ese modo se fabricó una "noche" que duró... ¡tres días! Tres días de meta y ponga con Alcmena. No te puedo contar lo que fue eso... Ni todas las películas juntas del canal Venus te darían una idea. Al fin satisfecho, Zeus rumbeó pa'l Olimpo. Y en eso, llegó Anfitrión, que con la prolongada abstinencia que traía encima, la cazó de la cintura a Alcmena, y de una, se la llevó a la catrera. Ésta, después del trajín de la "noche" de tres días que había pasado con Zeus, estaba más fría que el interior de una heladera Siam de los 60. Extrañado, Anfitrión le preguntó qué joraca le pasaba, y Alcmena le contestó: "¿Después de la sesión que tuvimos anoche todavía tenés ganas? No jodas, querés, que tengo la chichi hecha flecos y el orto me quedó haciendo pucheros". Enfurecido, Anfitrión prendió una hoguera para quemar en ella a Alcmena, pero Zeus, que desde el Olimpo vizcacheaba todo, hizo llover, apagando la hoguera, y bajó para explicarle a Anfitrión que el que se había trincado a su esposa era él, el jefe de los dioses. Anfitrión, lejos de ofenderse; se sintió muy honrado y le dijo a Zeus que en adelante, podía encamarse con Alcmena cuantas veces quisiera. Así armaron un ménage à trois que te la voglio dire, y vivieron felices un toco; hasta que se enteró Hera, la jermu de Zeus, y armó terrible bardo. Pero esa es otra historia que algún día te voy a contar. 
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. De ahora en más, cuando alguien te diga que sos buen anfitrión, ojo al piojo, porque en realidad; lo que te quiere decir es que sos flor de cornudo, y además, te está saltando el tapial. 
Sabelo.

-Juan Carlos Serqueiros-