domingo, 19 de agosto de 2012

CUANDO ORSAI QUEDÓ EN ORSAI


















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

El Indio concedió a una revista llamada Orsai, una entrevista periodística que trajo cola: luego de que se subiera a Internet su texto ya editado; Solari emitió, por la misma vía, y a través de su asistente, Julio Sáez, un comunicado en el cual expresaba su insatisfacción con la nota, en el website http://www.redonditosdeabajo.com.ar/

Una vez más el reordenamiento de mis dichos a través de la edición y la descripción de mi personalidad como la de un sibarita por la sola voluntad del entrevistador, hacen que no me reconozca en la entrevista que publica éste mes la revista Orsai. No siento que mi pensamiento y mis maneras al exponerlo estén representados en ella.
PD: El formato y el proyecto de dicha revista me sigue pareciendo interesante.
Indio

Inmediatamente, Orsai subió a la web el audio del reportaje, con el obvio propósito de "demostrar" que el texto de la nota se correspondía con lo manifestado verbalmente por el entrevistado. En una enmienda peor que el soneto y con una buena dosis de hipocresía, los de la revista pusieron, a continuación de los enlaces al audio, lo siguiente:

Publicar este audio no es una respuesta cocorita al comunicado del Indio de ayer. Es nuestra manera de ayudar a que los lectores tengan, además de la editada, una versión literal de la entrevista que hizo Pablo Perantuono en Nueva York.

Con lo cual, hasta al menos avisado le quedó perfectamente clara la manifiesta intención de la revista, esto es, la de dejar estipulado precisamente aquello que aviesamente se niega; pero que al mismo tiempo, queda implícito: "una respuesta cocorita". Algo así como aquel tan difundido chiste del abogado y el juez, ¿te acordás?: Ese en el que un abogado, en un oficio dirigido al juez, ponía: "Sr. Juez: sin duda que es Su Señoría un reverendo hijo de puta", y después lo tachaba; pero de manera tal de que a pesar de eso, se pudiera leer lo escrito: "Sr. Juez: sin duda que es Su Señoría un reverendo hijo de puta". Y finalizaba con un previsor: "Lo testado no vale".
Francamente, nada puedo decir acerca de Orsai, la cual ni sabía que existía. La verdad es que hasta el momento en que ocurrió todo esto, yo ignoraba por completo que hubiese una revista llamada así (es que salgo tan poco, viste). Particularmente, uno de los parámetros que me dan una idea de la calidad y relevancia de una publicación, es la opinión expresada por quienes la siguen, su Correo de Lectores, digamos; sea este en el formato que fuere. En este caso, he leído "reflexiones" tan sesudas y enjundiosas como estas:

  • "BEA 16/08/2012 a las 13:40: (...) aquí hay un problema de "gataflorismo" importante por parte del Indio, creo que el tema no da para más. Saludos."
  • "ANDRES SELLEI 16/08/2012 a las 14:37: y si es ‘cocorita’ esta bien. los recontra banco. gataflorismo indio."
  • "LEONARDO HOYOS 16/08/2012 a las 16:09: En el espejo no se ve reflejado. Está gagá."
  • "NICASIUS 16/08/2012 a las 19:46: bien ahí orsai! a mi ya me parecía un error traerlo al indio, es un genio musical pero en lo demás me parece un tipo comun o casi hasta un pelotudo mas. El indio hace años que viene repitiendo lo mismo en todos lados y (seamos sinceros) su publico se divide entre los que como yo les chupa un huevo lo que diga... y los redondos (o cuadrados?) que le festejan cualquier pedo que se tire. 'No esgrima argumentos de Revista Orsai para discutir con suegros u otra gente grande pelada' hasta vos lo sabias cayota!! :)"

Y en obsequio al buen gusto, omito abundar en consideraciones sobre el "arte de tapa" de Orsai en su edición de marras -el cual pueden ver en la imagen de abajo-, en el que se muestra a Nueva York vista por un indio que aparece acostado sobre lo que aparenta ser el travesaño de una ventana.


Esta "sutil metáfora" (y aquí, me imagino que el Indio se debe estar mordiendo de la envidia, "¿cómo no se nos ocurrió?", estará pensando) en principio no pudo ser comprendida por varios de los "ilustrados y despiertos" adherentes a Orsai; por lo cual algunos de sus congéneres debieron explicársela, como por ejemplo, a este fulano:

"JUAN BOLAS 16/08/2012 a las 22:08 Uy lpm, me encantó la tapa. Me di cuenta que era Manhattan. Pero no entendía lo de la persona acostada. Qué boludo, es un indio. Qué boludo que soy".


Che, Juan Bolas: si decís de vos mismo que sos un boludo, te cuento que yo, siendo como soy, muy puntillosamente respetuoso de la opinión ajena, no acostumbro desmentir a nadie.
Bien. Después de toda esta clase magistral de hermenéutica que me dieron sus eruditos lectores, me condené a mí mismo a seguir militando entre los brutos que no leemos Orsai, tenazmente empecinado en resistirme a que estos geniales filósofos iluminen, con las luces que irradia su inmanente sabiduría, las tinieblas en las que me ha sumido mi propia ignorancia.
Eso sí, sería injusto no admitir la absoluta coherencia evidenciada por parte de Orsai: a tan "brillantes" lectores, debía correspondérseles, a la hora de hacer el reportaje; con un no menos rutilante periodista. Y en razón de ello, la elección recayó en un tal Pablo Perantuono, quien registraba el antecedente de haber sido el autor de una nota... poco feliz, digamos (por calificarla con benevolencia), titulada Cuando Patricio era Rey y tocar en Obras, traición, publicada por el pasquín Clarín, que destilaba mala leche y en la que se evidenciaba (además de otras notables carencias, como por ejemplo, yeca) su escasa capacidad de comprensión en materia redonda, la cual aquellos que tengan ganas (y un envidiable estómago fuerte y resistente) pueden leer en:


http://www.clarin.com/sociedad/Patricio-Rey-tocar-Obras-traicion_0_626937395.html

Se ve que el rosario de puteadas que supo cosechar producto de lo que sembró en dicha nota, lejos de amilanarlo; provocó en el inefable Perantuono el deseo de ir por más (¿tendrá una faceta masoquista este muchacho?). Y vaya uno a saber por qué inescrutables mecanismos de su voluntad, el Indio prestó su aquiescencia, después de tenerlo colgado en la ganchera ocho meses y de hacerlo ir hasta Nueva York para darle una entrevista, la cual Perantuono desperdiciaría miserablemente.
Cualquiera que conozca mínimamente algo acerca del Indio, sabe que lo joden esas alusiones a un supuesto sibaritismo suyo, toda vez que no es de ahora que le gustan la buena mesa y los selectos vinos: aún siendo un seco, Solari disfrutaba de esas cosas, tal como las disfrutaría cualquiera de nosotros llegado el caso, ¿o conocés a alguien que puesto a elegir entre un Uvita en tetra y un Carmelo Patti cabernet sauvignon cosecha 2004, opte por el primero, pudiendo tener el segundo? Y por supuesto, lo sabía Perantuono; pero prefirió joderlo, molestarlo.
Después, en la nota, se regodea relatando como si se tratase de James Bond, la historia de cómo fue que el Indio consintió en prestarse al reportaje, el periplo por Nueva York y demás, como si todo eso tuviera alguna importancia para alguien más que no fuera el propio Perantuono.
Y ya metidos en la entrevista, su papel es directamente deplorable: frente a un Solari ampliamente dispuesto a hablar; el otro irrespeta, encima sus respuestas, lo interrumpe, cae en la torpeza de la pregunta con opinión propia incluida, y en fin; no se priva de incurrir en todo lo que no se debe hacer. No es novedad para nadie que me conozca o me haya leído, que tengo fuertes objeciones hacia Felipe Pigna metido a historiador; pero eso no me impide reconocer en él al quizá mejor entrevistador que hoy por hoy tenemos en el país: el tipo habla poco y lo estrictamente indispensable, y tiene la rara cualidad de saber utilizar muy bien los silencios y la gestualidad de manera de llevar al entrevistado a abundar en declaraciones y abordar temas sobre los cuales a priori tal vez pensara abstenerse o guardar más reserva. Perantuono es el opuesto: no deja desacierto por cometer.
Y se nota que estaba de buen talante el Indio, porque en el audio, puede escucharse claramente, al retirarse Julio Sáez, que éste le dice: “-¿Me llamás cuando termines?” (con la entrevista, obviamente), y el Indio contesta: “-Por ahí te llamo antes”. Traducido al criollo, sería: “-En una de esas, me hincho las pelotas de aguantarlo al quía, y lo rajo”. Una oportuna, educada advertencia, perceptible para cualquiera que tenga una pizca de ubicuidad y sentido común… pero fue inútil: Perantuono es el consabido elefante en un bazar, y en esa gira no dejó plato sin romper. Ni siquiera se privó de lucir sus extensos conocimientos roqueros, llegando al extremo de pretender darle cátedra… ¡al Indio! Pobre Perantuono, qué patéticamente ridículo debés haberle parecido a Solari con ese: “-Noo! Yo te digo el último de Cohen”.
Párrafo aparte para la edición de la entrevista y su utilización engañosa como “gancho” publicitario: Cuando el Indio espeta un rotundo "Skay tocaba bien, ya en esa época, y tenía una banda, pero ellos hacían covers; porque no sabían hacer canciones… Las canciones de los Redondos son todas mías... las melodías, las letras; todas mías", está diciendo algo importante, dirigido seguramente no a quienes lo sabemos y cargamos encima incontables misas; sino al público joven, a los pibes, a quienes no tuvieron oportunidad de ver y escuchar a los Redondos en vivo. Pero Perantuno (u Orsai, no lo sé; pero es lo mismo) enanizaron (oia, me salió un neologismo… "fue sin querer queriendo", diría el entrañable Chavo del 8) eso hasta reducirlo a un intrascendente “ellos ya hacían covers, pero no tenían a nadie que hiciera canciones”. Lo cual equivale a chupar una teta con corpiño. Y la manera tendenciosa en que se hace uso y abuso de una aseveración de Solari respecto a que sería esa la última nota que daría, es un golpe bajo a la credulidad de los… poco avisados, digamos. El Indio dijo eso no como una frase aislada y sentenciosa, sino en el contexto de referirse al manejo discrecional que ejercen cada vez más desembozadamente los megamedios de comunicación. Es una expresión de fastidio frente a un dato de la realidad que le (y nos) jode, nada más que eso; en modo alguno está declarando que nunca más concederá un reportaje a nadie, y que por eso recurre a Perantuono y Orsai para que sean los beneficiarios de la última entrevista que otorgará. Pero se sabe: para los nenes de oro, el mercadeo no reconoce límites... ¡dame más!
En fin... podría seguir y seguir... pero ¿para qué? Si para muestra basta un botón, y ya viste no sólo uno; sino unos cuantos…
Y todavía la variopinta sarta de gilitos seguidores de Orsai (como los citados a modo de ejemplo) debe estar preguntándose dónde radica la disconformidad del Indio con la nota; si en apariencia, el texto se condice con sus dichos. Sigan buscando, chicos, en una de esas…
Al paso que vamos, lo triste es que el cielo de los nabos tornará a oscurecerse y tenderá paulatinamente a la saturación, con tantos polimenis y perantuonos con lugares legítimamente ganados en él.
Pero más lamentable aún, es la insoportable carga de la certeza de que evidentemente, en manos de pavotes todo el sueño quedó.

-Juan Carlos Serqueiros-