martes, 10 de octubre de 2023

DE DONDE NACE LA AGRESIVIDAD




















Escribe: Lic. Gabriela Borraccetti (*)

Aquello que no creemos que habite en nosotros, vive con los ojos abiertos en el centro de lo que llamamos IDENTIDAD. (Gabriela Borracccetti)

La palabra paranoia proviene del griego para (“fuera”, “al margen de”) y nous, (mente / percepción). Cuando decimos que alguien es "paranoico", estamos catalogándolo de ser un "perseguido", de poner fuera de su ser el conocimiento que sólo podría tener dentro de sí mismo; generando para sí y para los demás, una relación de tipo persecutoria, en la cual un sujeto que no es yo; sabe, conoce o adivina aquello que yo pienso o siento o tengo intenciones de hacer.
Si bien solemos creer que este es un rasgo que poseen sólo las personas alienadas; desconocemos que el centro de nuestra identidad (o al menos, eso que creemos centro y a lo que denominamos YO), es en esencia paranoico (incluso aún cuando evitemos nombrar la palabra YO), recurso muy común para intentar no parecer egocéntrico o que nos devuelvan la imagen de tal.
Nuestra identidad, entonces, se forma a través de espejos: los parentales en primer lugar, y todas las figuras que vendrán detrás de las primeras; adjudicándonos primero un nombre, y luego las descripciones personales que conformarán aquello con lo que luego nos identificaremos (parecidos a papá, a mamá, a la tía, al abuelo, etc.; rasgos, adjetivos calificativos y des-calificativos, etc.). A todos nos es común ir a mirar al espejo cuando queremos VERNOS; es decir que precisamos de algo o alguien externo, que nos devuelva una imagen afín a nuestro sentimiento interno de ser quienes somos; siendo este hecho algo notablemente paranoico.
Lo más interesante de esto, es que no todo el mundo llega a volverse un alienado mental; pero el solo hecho de poseer un YO/sentimiento de IDENTIDAD (tal como la mayoría de los llamados normales poseemos), implica que nuestras definiciones acerca de quiénes somos, parten desde el afuera.
Por otra parte, cuando entre estas definiciones externas y las que hemos fabricado en forma interna, se genera alguna diferencia, aparece la AGRESIÓN como única respuesta. Cuando el espejo/otro, no nos devuelve la imagen que deseamos; procedemos a atacarlo, y es así como se desenvuelve la mayoría de los problemas en las relaciones yo-tú. Si alguien acierta a endilgarnos una conducta, un rasgo, un carácter o cualquier adjetivo que remita a los des-calificados que hemos acumulado; la reacción será normalmente la de atacar al espejo/otro. Gráficamente, sería como estar con nuestro mejor traje, y al pararnos frente al espejo, ver al monstruo más horrendo que podamos ver.


Lo habitual es tirar una piedra al vidrio horrorizados por nuestra imagen, aunque mucho más lógico; es ir a buscar qué parte de nosotros se sintió tan identificada (y por ello, tan dañada), como para discernir si el problema es en verdad el otro que está ahí fuera, o el que vive dentro de nosotros.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.