lunes, 27 de febrero de 2023

RAPÁNDOSELO




RAPÁNDOSELO
(Poema de Francisco de Quevedo) *

Rapándoselo estaba cierta hermosa,
hasta el ombligo toda arremangada,
las piernas muy abiertas, y asentada
en una silla ancha y espaciosa.

Mirándoselo estaba muy gozosa,
después que ya quedó muy bien rapada,
y estándose burlando, descuidada,
metióse el dedo dentro de la cosa.

Y como menease las caderas,
al usado señuelo respondiendo,
un cierto saborcillo le dio luego.

Más como conoció no ser de veras,
dijo: "¡Cuitada yo! ¿Qué estoy haciendo?
Que no es ésta la leña deste fuego".




(*) Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (Madrid, 14 de septiembre de 15801​-Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembre de 1645) fue un noble, político y escritor español del Siglo de Oro. Fue caballero de la Orden de Santiago a partir de 16182​ y señor de Torre de Juan Abad a partir de 1620.
Junto con Luis de Góngora, con quien mantuvo una enemistad durante toda su vida, es reconocido como uno de los más notables poetas de la literatura española.
Además de su poesía, fue un prolífico escritor de narrativa y teatro, así como de textos filosóficos y humanísticos.

POR SANTA ROSA ME VOY AL RÌO

 












Escribe: Juan Carlos Serqueiros


Quizá, quienes hayan andado por los pagos correntinos, sepan la historia de esta canción. Para aquellos que no la conozcan, se las cuento:
Santa Rosa es una estancia situada a pocos kilómetros (tres o cuatro a lo sumo) de Itatí. Del pueblo parte un camino vecinal que lleva al sitio (y a las barrancas del río Paraná), camino este que se "despertaba" al amanecer con el pregón de Rolón, el vendedor de sandías, que tenía su quinta o chacrita cerca de allí; y que se desandaba en las tardecitas con el transitar por él de Dorico (Odorico Romero), el "loco del pueblo", que volvía a su ranchito. Esos son los personajes a quienes se menciona en la letra.
Dorico era un loco bueno que tenía una obsesión: no quería que le pisaran su sombra, porque ésa era su única amiga. Y un día, temió que un camión que por allí pasaba, lo hiciera; entonces, para evitarlo se cruzó, muriendo arrollado.
La tragedia de Dorico, que prefirió morir a vivir sin su única amistad, la sombra; le inspiró a Juan Genaro “Cacho” González Vedoya la poesía que, musicalizada por Antonio Tarragó Ros con una bellísima melodía, se convirtió en este sentido y hermoso chamamé.
Siéntalo. Disfrútelo.

POR SANTA ROSA ME VOY AL RÍO
(Antonio Tarragó Ros-Juan González Vedoya)

Camino de Santa Rosa te estás borrando
camino donde la luna andaba de a pie,
Rolón por las madrugadas te despertaba,
Dorico te regresaba al anochecer.
Tu siesta me está llamando desde el verano,
aroma de tus pichanas y cielo azul,
a pierna suelta se duerme tu cambá bolsa,
borracho con vino dulce de guapurú.
Por Santa Rosa me voy al río,
pinto mis manos de azules,
tiño mis ojos de verdes,
lleno mi boca de grillos;
por Santa Rosa me voy al río.
Una luna lavandera trajo la noche,
con un atado de ropas para lavar,
una luna lavandera está de cuclillas
y en el arroyo retuerce su delantal.
Camino de Santa Rosa te estás borrando,
qué lejos en tus barrancas está el morir,
tu cielo toca mi frente si te regreso
y el sol madura en arena y ñangapirí.
Por Santa Rosa me voy al río…

martes, 21 de febrero de 2023

LIC. GABRIELA BORRACCETTI. TERAPIA ON-LINE

































Me llamo Gabriela Borraccetti y soy licenciada en Psicología por la Universidad John F. Kennedy. Con una muy extensa trayectoria profesional, ejerzo como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad, y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales.
Soy argentina, nací, me formé y resido en Buenos Aires, pero también he vivido en otras ciudades, y el hecho de tener, al momento de mudarme de sitio, varios pacientes presenciales que deseaban seguir el tratamiento conmigo, me condujo a proseguir con mi trabajo a través de videoconferencia. Soy, pues, pionera en dicha modalidad de atención, la cual en breve lapso demostró ser ampliamente efectiva y exitosa.
El consultorio virtual ofrece varias ventajas a saber:

1. El confort de tu hogar

2. Evitar traslados y viajes

3. Un ambiente terapéutico idéntico al de consultorio presencial

4. Una calidad de atención que no se altera en absoluto por ser on line; al contrario (nadie se modifica por estar detrás de una pantalla, salvo que se confunda pantalla con careta).

Si necesitas atender aquellas cosas que les duelen a tu alma, atraviesas una crisis, o deseas salir de algún padecimiento, mejorar tu calidad de vida, dejar de vivir angustiado, trabajar con tus problemas en lugar de negarlos, tratar dificultades sexuales, de pareja, de relaciones en general, o simplemente no sabes hacia dónde dirigir tus pasos para estar contento de caminar sobre tus pies; has llegado al lugar adecuado y no hay más que probar esta forma moderna de hacer terapia, para confirmar que la internet no sólo es redes sociales, entretenimiento y diversión, sino que también puede ser una gran herramienta para el autodescubrimiento.
Los aparatos no tienen personalidad ni nos dirigen. Nosotros imprimimos nuestro sello a todo lo que hacemos, y poco importa si estamos a 3 metros o a 5.000 kilómetros. En mi consulta puede pasar de todo; menos que te vayas igual a como llegaste. Y ten por seguro que te irás sintiendo mejor, porque el click que haces en tu computador, también lo harás en tu mente.
Para contactarme, puedes enviarme un e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o un Whatsapp al +54 9 11 7629-9160, e intercambiaremos preguntas e información.
Y una vez que hayas decidido comenzar tu terapia on line, será preciso que abras una cuenta en Skype (o si usas Whatsapp y lo prefieres de ese modo, también podemos hacerlo por videollamada) y disponer de una PC de escritorio con cámara y parlantes, o una notebook o laptop, o una tablet, o un teléfono celular inteligente o SmartPhone, o un IPod, o cualquier elemento que admita conexión a internet. De ese modo, estaremos a un click de empezar.
Necesitarás tan sólo reservarte por una hora la habitación de tu hogar que más tranquilidad brinde, para disponerse a cerrar, por ese lapso, el ruido externo e ingresar en el territorio interno.
Por lo demás, lo que sigue es idéntico al modo presencial: acordaremos un día, un horario y un honorario, todo lo cual pasará a ser el “espacio” en que poder trabajar a partir del alma sin preocupaciones por el tráfico, los embotellamientos, los medios de transporte público, etc.
Y por supuesto, además de la modalidad on line hasta aquí enunciada y explicitada; continúo ejerciendo en mi consultorio atendiendo de forma presencial, de manera que si lo prefieres, puedes solicitar tu turno por cualquiera de los conductos precedentemente consignados: e-Mail o Whatsapp.
El pago de mis honorarios se abona: por depósito en o transferencia a, mi cuenta bancaria, si vives en Argentina; o por giro en Western Union o similares si vives en otro país.
Por una cuestión de calidad de atención y de excelencia profesional, no trabajo con obras sociales ni empresas de salud prepaga, ya que las limitaciones emergentes de los requisitos que imponen a sus afiliados y clientes, causan que las derivaciones no se realicen hacia el profesional más apto para el paciente; sino al psicólogo que les posibilite evitarse el costo de una terapia profunda. Cuando se trata con el inconsciente, no hay velocidad que pueda imprimirse al psiquismo, y cada paciente tiene un tiempo, una forma y un latido especial a respetar. Eso (sólo eso y ninguna otra cosa) es lo que va a graduar la duración del tratamiento.
Obviamente, cada pago que realices contará con la correspondiente factura, la cual recibirás por e-Mail, para que llegado el caso, la presentes ante tu obra social o empresa de salud prepaga, de manera que puedas acceder al reembolso total o parcial que dichas instituciones eventualmente reconozcan a sus afiliados y clientes.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

Whatsapp: +54 9 11 7629-9160

BALADA PARA EL QUE CASI LLEGA TARDE




































BALADA PARA EL QUE CASI LLEGA TARDE
(Poema de Juan Carlos Serqueiros)

Te di mi pasado
De algún triunfo pasajero
Y a los fracasos habituado
Te di mi presente
De temblores y de miedos
Disfrazados de coraje
Te di mi futuro
Todo, sin reservas
Ni salida de emergencia
(Soy tan poco previsor)
Te di mi alma
De puertas y ventanas abiertas
Sin persianas y sin rejas
Sin baúles cerrados
Sin secretos guardados
Te di mi mundo
Ese tan poquito, casi nada
Hecho de sueños de cartón
Unidos con plasticola
Clips y banditas elásticas
Te di mi amor sin tiempo
Bordado con palabras
Todas hechas de silencio
Te di mi amniótica tristeza
(Esa que siempre me acompaña)
Y un océano de lágrimas
Durante siglos no lloradas
Y aunque a pesar de correr tanto
Siempre a todo llegué tarde
(Puto signo de mi sino)
Me concediste el milagro
Inefable de tu amor
Quizá por eso tu dios
(Ese en el que no creo
Ni dejo de creer)
Habrá dispuesto que un abril
Al menos por una vez…
No fuera tarde para mí.


-Juan Carlos Serqueiros-

Imagen: Adam Martinakis, “Light and Matter”, arte digital, 2020.

sábado, 18 de febrero de 2023

APRENDER A ACEPTARNOS




































Escribe: Gabriela Borraccetti *

Algunas veces, para sentirnos seguros, necesitamos confirmar nuestros mitos básicos, aunque estos contengan guiones negativos enterrados en el fondo de la psique.
Es por ello que a pesar de proponernos el triunfo; tropezamos siempre con la misma piedra, y quien ha temido al ridículo, a perder, al desamor, al olvido, al abandono, etc; verá en cualquier momento difícil de su vida un destino escrito en piedra con el nombre de "fracaso".
Lo que domina desde las sombras, se ha vuelto inconsciente, intentando evitar con ello asumir algo que es lo que verdaderamente nos condena al dolor: el temor a ser quienes somos sin necesitar de aprobación externa.
Quien decida entonces trabajar para dejar las máscaras valientes e indoloras de lado, tendrá abierta la puerta para aceptarse con luces y sombras, no aspirando a ser infalible, sino tan sólo humano y perfectible.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. N. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica.
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com. o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

lunes, 13 de febrero de 2023

ACERCA DE LOS MISERABLES Y EL TRATAMIENTO DE LA HISTORIA EN LAS REDES SOCIALES


























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

“Murga purga” es el track n° 7 de Momo Sampler (2000), último disco de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Se trata de una de esas canciones que —en las propias palabras del Indio Solari— “son viejas venganzas” y cuya letra remite a un tipo que “es eso que se le reprocha: un alcahuete, un chivato” (sic).
Me acordé de esa canción, y me vino como anillo al dedo para saborear el gustito de “viejas venganzas”, y paralela y principalmente; referirme a una cuestión que siempre me ha inquietado: la narración de la historia en lo que se ha dado en llamar redes sociales.
Mi página Esa Vieja Cultura Frita nació con el objetivo de abordar principalmente dos temáticas, que son las únicas sobre las que puedo tratar con algún grado más o menos aceptable de conocimiento que justifique y legitime la posibilidad de emitir opinión (y perdón por la inmodestia): la lírica del Indio Solari y la historia.
Uno procura, al escribir, que lo que termina entregando a sus lectores no sea un "lugar común", un refrito más de los tantos que indigestan en las librerías y en la web; sino que se trate de algo que no encuentren ya previa y abundantemente descripto y detallado en libros o en internet. O sea, uno no se resigna a ocupar el lugar de mero divulgador o de loro repetidor (que ya demasiados hay y que constituyen una plaga insufrible); sino que va por el premio mayor, esto es, investigar, analizar, en suma; aportar, crear. Y precisamente por eso, elegí “Esa Vieja Cultura Frita” como nombre para la página, de modo de apelar a la ironía para significar, a través de esa frase solariana (en la que adrede, cambié el original “esta” por “esa”), que en mi website nadie iba a encontrarse con nada que fuese un refrito.
Por supuesto, como señaló Borges, uno escribe para que lo lean, no para cosechar aplausos, acuerdos obsequiosos, plácemes, premios, elogios, "me gusta" y felicitaciones; sino para que lo lean, más allá de que los lectores estén o no de acuerdo con lo que uno escribió, les haya gustado o no lo que leyeron, y/o los mueva ora a asentir, ora a criticar. Claro que uno escribe desde uno y por uno, pero en esencia; el propósito es escribir para que lo lean los demás ¿o para qué lo haría uno, si no? Y siempre, SIEMPRE, la mayor satisfacción que uno puede obtener es el reconocimiento a su honestidad intelectual. No hay likes ni felicitaciones que puedan no ya superar, sino ni siquiera suplir en parte, eso.
Seguramente, los primeros contactos que desde hace 12 o 13 años tengo y conservo en redes sociales, como por ejemplo, mi esposa, Gabriela Borraccetti; Rolando Juárez; Antonia De Michelis; Liliana Isi; Diego Pelizzari; Nancy Noemí Quintana; Carlos Pistelli, entre otros, recordarán aquellas tenidas virtuales que manteníamos, a veces hasta bien entrada la madrugada, charlando de historia (y también de música, literatura y poesía) en nuestros propios perfiles y en grupos o páginas. En fin... épocas en que este Facebook era... no sé... otra cosa, infinitamente más amigable, distendida y entretenida de lo que es hoy, porque el de aquel entonces era, básicamente; un sitio virtual para socializar.
Aunque claro, como en la vida real, la virtualidad también cobijaba (y cobija, por desgracia —lo cual se ve cada vez más agravado por la impunidad que representa no tener que poner físicamente la caripela, estar tete a tete y mirar a los ojos—), "gente"... poco recomendable, digamos, insoportable, portadora de envidia, de rollos y de mambos de toda laya, manipuladora, mentirosa, falsa, con perfiles truchos, narcisista, y con una larga serie de otras "virtudes".
Por citar algunos ejemplares de entre esa gentuza, me acuerdo de un ñato que en su página la iba de historiador: un chantapufi de cuarta —amigote y ladero de un saltimbanqui sucesivamente radical, menemista, delaruista, kirchnerista, macrista y sabrá dios qué carajo será hoy por hoy, quien calzaba los mismos puntos y que lo bautizó "imprescindible cartonero de la historia" (?) mamaderaaaa—, que en verdad, era un detective de alcoba, un chimentero de las celebridades del pasado, sabía de historia lo mismo que yo de física cuántica, y que cuando lo apretabas un cachito con una pregunta o una exigencia de precisiones o le señalabas un error (u horror, más bien), huía como laucha y era más escurridizo que anguila en balde 'e mocos. Asimismo, otro: un tipejo despreciable, ridículo, acomplejado, con veleidades de cheronca, con menos calle que Venecia y menos noche que verano antártico, machirulo recalcitrante, con alma de milico frustrado, chismoso, difamador, envidioso, ortiba (baste con citar que una vez que publiqué un mail de un artista amigo mío en el que me anunciaba que lo iban a nombrar personalidad distinguida de la cultura de Buenos Aires y me invitaba al acto; este fantoche al que me refiero se atrevió a preguntarme, a través de un comentario público, si mi amigo “seguía siendo falopero o si se había curado de su adicción” —huelga aclarar que le exigí que pidiera perdón ipso pucho y borrara ese “comentario”, porque si no, lo iba a re cagar a trompadas, cosa que obviamente, el muy cobarde se apresuró a hacer, porque el miedo no es zonzo—), y plagiador serial: seleccionaba y copiaba artículos enteros escritos por otros, y después los pegaba y los subía a su perfil o página atribuyéndose él la autoría. Otro gusano era uno que se definía como "psicólogo, escritor e historiador", cuando en realidad se trataba de un repugnante gorila, adorador fanático de Onán, compulsivo huele braguetas, inveterado lame calzones y consuetudinario catador de tampones y toallitas higiénicas, que le tenía un odio cerval al peronismo y que me bloqueó de puro gonca, porque lo invité a pelear por un inmundo librejo altamente ofensivo y chusma que había escrito nada menos que sobre uno de los Padres de la Patria: el general Belgrano. Otro deleznable sujeto (que por suerte para la humanidad, ya entregó el sachet), era uno que me leía un artículo, ponía un par de hipócritas frases de compromiso “felicitándome”, y trascartón me largaba un rosario de recomendaciones acerca de evitar el uso de lo que él llamaba “descalificaciones”, "malas palabras", y pretendía darme clases de lo que él entendía como "moral cristiana". Y de otra, en este caso una ameba, impresentable total, trepadora, fiera como apretarse los huevos con una morsa, cuyo mayor “mérito” era chuparle las medias a Cristina y pretender equipararla a Evita, y que aprovechando su condición de influyente funcionaria pública (era directora de museos históricos la muy caradura y sinvergüenza), me denunció en Facebook y en Google. Y de otro mamarracho, un otrora furioso anti kirchnerista cuando escribía para la revisteja “noticias” (puajjjj) después devenido en ultra cristinista, a quien el Estado le garpó, ya sea directa o indirectamente a través de una recua de burdéganos que se arrogaba ser “revisionista” nucleada en un instituto al que bauticé “prostituto revisionista borrego”, la edición de libros que son, siendo generoso, ilegibles.
Pero mejor la corto acá con toda esa escoria... para que seguir acordándome de aberrantes especímenes... Sobre todo, cuando mis contactos-amigos más antiguos identifican perfectamente a quién me refiero en cada caso. Todas esas lacras a las que aludí son, en síntesis, una “bola de mierda”, tal como la que en la canción que mencioné, define magistralmente el Indio Solari.
Con el tiempo, me fui percatando de que en este nuestro bendito país, las personas verdaderamente interesadas en la historia (que no es otra cosa que la política del pasado) son las menos; la inmensa mayoría sólo recurre a la historia (o mejor dicho, a lo que llama erróneamente "historia" creyendo que lo es) para perpetuar añejos odios pretéritos y/o para apropiarse de las figuras históricas obstinándose en asimilarlas a las de la política del presente, identificándolas con ellas y considerándolas “ancestros ideológicos” de lo que representan o dicen representar las de la actualidad. Y que en general, quienes se meten un cachito más, integrándose (o buscando integrarse a como dé lugar) a academias e institutos, lo que persiguen no es la verdad histórica sino acceder a un carguito que les otorgue alguna notoriedad, alguna figuración, algún beneficio, algún privilegio o alguna prebenda.
Por eso, hoy por hoy, leo a poquísimos historiadores (me sobran los dedos de una mano para contarlos) y dentro de esos poquísimos, principalmente a mi amigo Carlos Pistelli (que nadie entiende cómo hago para soportarlo, que tiene un tenebroso pasado radical alfonsinista, y que es un incurable panegirista de contrabandistas de cueros y salteadores de caminos como Artigas, de gauchos ladrones de vacas como Estanislao López y de borrachines maníaco depresivos como Leandro Alem; pero que también es ¡dios sea loado! un tipo íntegro e intelectualmente honesto a rajatabla, y con quien nos cagamos de risa y nos chicaneamos (en un sano marco compinche y humorístico, claro, porque con Salvador Ferla aprendimos que a la historia hay que tomarla con drama y humor) criticando él a Perón y yo a Yrigoyen.
Y también por eso, quienes siguen mi página Esa Vieja Cultura Frita, notaron que a partir de 2015 mermó considerablemente la publicación de artículos de historia (de hecho, el último —brevísimo— lo subí en octubre del año pasado), y muchos lectores me han enviado mensajes extrañándose de ello. Así que aprovecho esta especie de “vieja venganza” que es a la vez descarga y exorcismo, digamos, para avisarles a quienes me preguntaron (independientemente de que por supuesto, les respondí a uno por uno, como debe ser), y de paso a todos los que me pregunten en lo sucesivo, que ese criterio seguirá vigente en la página: publicaciones de artículos de psicología y poemas de Gabriela (que dicho sea de paso, casi siempre superan en cantidad de visitas y lecturas a mis propias publicaciones); artículos de literatura, música, y poemas míos; el clásico de EVCF: la lírica del Indio Solari; y alguna que otra cosita de actualidad que merezca interés; mientras que mis artículos de historia continuarán reducidos a la excepcionalidad que yo juzgue oportuna.
Un apretado abrazo a todos.

-Juan Carlos Serqueiros-

viernes, 3 de febrero de 2023

HACER EL AMOR, TENER SEXO, Y UNA SOCIEDAD EN LLAMAS CON RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS



















Escribe: Gabriela Borraccetti *

A diario mueren mujeres en todos los países a manos de novios, amantes, maridos, encuentros ocasionales, etc. Y las mujeres pedimos al Estado, a la pareja, al esposo o al hombre con quien estamos, que nos trate bien. Sin embargo; todos ellos son los causantes de guerras, desguaces y violencia. Las armas no las empuñan las mujeres, pero aún así; tenemos que ir un poco hacia atrás y hacernos cargo de nuestras mentiras, esas cuyos efectos creímos piadosos, pero son ahora devastadores.
Este estado de cosas, no nació de un "brote" de locura, ni está aislado de un contexto mundial en el que para vivir, hay que ser prácticamente de hierro, feroz y descarnado al punto de ver muertos en televisión y poder seguir comiendo. Nació de aplaudir la crueldad con la que se trató todo lo femenino, suave y fértil.
Esta es una cultura violenta que amenaza a todo el globo, porque ha creado un estado de total falta de compasión, ternura, protección, cariño y empatía. La gente es arrancada de sus trabajos, hambreada, pisoteada en sus derechos, contada como si fueran cuentas de un collar y puestas en una planilla Excel en forma de números y estadísticas, igual que el hombre que contabiliza las mujeres con las que tuvo sexo.
Se arman guerras por un pozo de petróleo y se mete cianuro en la tierra para sacar millonarias ganancias para dos o tres, como se sacan las entrañas de un bicho por puro placer de un par de enfermos o se despellejan animales porque a algunos les place ponerse su piel o adoran ver cómo se quema su pelaje.
Todo lo que sea receptivo como la tierra, bello como la naturaleza, paciente como una mujer que espera un hijo, cuenco que recibe la vida, cuenca de un río que corre con el agua que riega y fertiliza para que todo crezca, está en peligro de extinción.
Pero… ¿cómo llegamos ahí? Creando / criando / procreando / participando / alimentando / aplaudiendo, una cultura llena de agresividad. Para empezar, nosotras nos plantamos por fuera de nuestra sensibilidad y natural tendencia a proteger a todo lo que está creciendo, hasta desprotegernos a nosotras mismas. Nos transformamos en fingidoras profesionales de orgasmos y placer para hacerlos sentir bien, en objetos sexuales y atractivos para cazarlos / casarlos. Con eso, pensábamos atraerlos para formar un hogar. Creíamos que dándoles lo que tanto querían, nos iban a amar. "Se van con otra si no lo hacés", y “más vale que les des bien de ‘comer’ en casa para que no te meta los cuernos” (cosa que les dejó creer que el apetito sexual era nuestra necesidad natural y no nuestro temor a que nos dejen por otra).
Es que en el fondo, nosotras sabíamos que así como no teníamos tantas ganas de ir a la cama sobre todo después del año de convivir, teníamos claro que afuera había otra que soñaba con tener un hombre en casa y estaría dispuesta a la misma treta con tal de no ser “la soltera”.


El problema es que para ellos fue haciéndose un trofeo (como vemos ahora, provisorio), pero para nosotras fue el comienzo del auto-engaño que hoy recogemos con dolor. Para ambos fue la mentira de disfrazar al sexo con amor, porque mientras los hombres reclaman lo primero; las mujeres nos quejamos por lo segundo.
Nos hemos dejado confundir, hemos sido inconscientes, hemos mentido y nos hemos mentido, sin tomar dimensión aún de cuánto hacemos hoy en nuestra contra.
Son miles de mujeres las que aplauden mensajes misóginos y eso es alarmante. Tenemos lavado el cerebro, nos han educado por décadas bajo preceptos falsos de lo que es ser mujer mientras el hombre aún no cree que se ha deglutido una cantidad alucinante de orgasmos fingidos por mujeres que no eran ninfómanas, sino desesperadas de afecto y compañía. Nos hicieron creer que amor era igual a sexo, por eso había que casarse con el que te hubiera desvirgado. Es como decir que sólo te podés comer un chocolate a partir del día en que decidís obligarte a comértelo todos los días. Pero la obligación es el antídoto del placer.
Aún no tenemos la más mínima consciencia de que fingirles los orgasmos alimentaba su ego. Llegamos a hacerles creer que ellos eran la causa de nuestra felicidad: "estar bien cogidas" era hasta un remedio para nuestra histeria (algo que por otra parte; salió de la mala e incompleta interpretación del “psicoanálisis en chancletas” que irresponsablemente se difunde por la web a nombre de Freud.
Alimentando el mito del poder mágico que su miembro viril tenía sobre nosotras, se nos fue la mano sin entender ahora las consecuencias. Ellos fijaron su importancia y poder en el tamaño (de sus penes, de sus posesiones, de su crueldad), en cantidad de polvos al hilo (quitando importancia al ser humano que tenían enfrente y dándole a lo sumo un número, un puntaje), en cuántas "minas" se habían volteado (tal como se hacen los balances contables), y cuál era más cruel que el otro en tomarlas y descartarlas como a objetos. “Fulano se las hace al brochet”, “Mengano la partió como a un queso”…
Esto ¿remite / remitía al amor? ¿Ver a alguien como una "comida", como un corazón desangrado? ¿O me van a contar que hablar amorosamente de alguien es decir que el tipo “se las enhebra" o que ellas "se mean de a chorritos por el campeón sexual" o que "tiene la pija de oro"?
Todo dicho popular guarda sabiduría. Tenemos que revisarlos, porque estos son unos de los pocos monumentos recopilados en este artículo para definir al falocentrismo a través de los cuales, entre machos, se felicitaban por el fruto de sus hazañas y cacerías. La cantidad, el dominio el poder y el distingo que creaba ser el "poronga", era el sello de ser un verdadero hombre. Ni siquiera un animal hace eso, pero bueh... aquí estamos. Tratando de mostrarles que su crudeza no nos causa felicidad.
Tenemos una ardua tarea: enfrentar un mundo en guerra, una forma de economía relacionada a la escalada del poder y el dominio, una forma de vivir egoísta y sin compasión, llenas de sangre en noticieros que se miran a la hora de comer o mirando a un jubilado que llora porque no tiene para comprar una fruta, como si todo eso fuera algo normal. Nosotras participamos de este juego por no ser conscientes de que nos comportamos como cosas. Seguimos mirando a Tinelli y aceptando que información es ver programas insulsos y banales, y novelas pedorras. Nosotras somos las que les damos rating a las telenovelas del hombre rico que seduce a la sirvienta, rescata a la pobre mujer desdichada, cura la ceguera de una condenada a la oscuridad o hasta le devuelve la memoria o la vida con un beso. ¡Dios nos libre!
Pero algunas de nosotras empezamos a entender que no tenemos dueño, nos ponemos la pollera no para que la corten sino porque se nos canta. Y si pesamos 100 kilos, también usamos calzas.
Nos costó mucho sufrimiento y desdén empezar a quitarnos el lavaje de cerebro. Y nos costó (y nos cuesta) sobre todo, entender que tener sexo NO ES HACER EL AMOR. Se hace el amor cuando nadie es objeto de nadie, nadie le finge nada a nadie, nadie es tan animal con el otro como para castigarlo cuando no tiene ganas.
Podemos cogernos a medio mundo, pero hay que tener en claro que el AMOR no viene por ese lado. El sexo es UNA ATRACCIÓN HORMONAL, que encima; hoy está en entredicho. Paradojalmente, la libertad sexual puede requerir que cerremos las piernas antes que un loco enfermo nos mate si no queremos acostarnos con él. Y si antes las abuelas te decían que no hagas nada antes del casamiento, hoy la cosa pasaría por no hacer nada a cambio de nada; de droga, de cariño, de promesas…
Recuerda que amor no es sexo. Que no se canjea. Que no se finge. Es difícil ser libre de cualquier cosa, incluso sexualmente, cuando somos esclavos de un sistema que se basa en la crueldad sobre todo lo que es tierno.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica.
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whtasapp al +54 9 11 7629-9160.