sábado, 1 de abril de 2023

DESNUDOS EN LAS REDES SOCIALES






















Escribe: Gabriela Borraccetti *

Si usted es una de esas personas que creen que internet es un simulacro de la vida, entonces lea lo siguiente.
Primeramente, observe su propia conducta on line: ¿Es demostrativo cuando algo le gusta? ¿O sólo lo mira, se ríe, llora, aprende y pasa de largo? ¿Intenta establecer contacto con los demás, lee los comentarios de la gente sobre un tema e interactúa con ella, lee y se lo guarda para juzgar usted, o le importa nada la opinión del semejante? Si una página le gusta, ¿comparte sus artículos? Si un artículo le gustó, ¿coloca una señal de su agrado? Si quiere consultar con un profesional, ¿lo saluda antes de tirarle el problema por la cabeza? ¿Le pregunta cuáles son sus honorarios o cree que es un favor que alguien le debe? Si lee algo que no le gusta, ¿puede opinar sobre ello sin agredir? ¿Siente envidia por la creatividad de otros? ¿Es solidario? ¿Comparte campañas? ¿Abre su muro o lo cierra con candado? ¿Usa listas de restricción para que no lo vean algunos contactos? ¿Anda a la caza de si Fulano o Mengana está en línea o no? ¿Escribe indirectas o cosas dedicadas sin haber hablado antes con el/la interesado/a?
Y usted, ¿cree que eso nadie lo ve ni lo percibe? Se equivoca, le aseguro que se equivoca. A pesar de que mucho se dice acerca de que la vida virtual no es la real; esos gestos dejan al desnudo personalidades de todo tipo: el que teme exponerse, el que tiene un ego mortal, el que se esconde, el que se resguarda, el que está incómodo con su imagen o su saber, el que teme expresarse, el que teme a la crítica, el que desea sobresalir, el fanfarrón, el que de verdad sabe, el que googlea para hacerse el que sabe, el que hurga, el que contesta tonterías por no parecer bobo, el que se siente inadecuado, el que está como en su casa, el inocente, el niño que juega, el que miente, el inteligente, el creativo, el rebelde al cuete, el eterno disconforme, el bicho bueno, el bicho rastrero, el egoísta, el aprovechador, el manguero, el tilingo, el chupamedias, el ladrón, el egocéntrico...
Recuerde: nuestros gestos y gustos, incluso los que deseamos ocultar, se ven aún más cuando creemos que lo que único que nos hace visibles o invisibles es la fotito del perfil en las redes. La mejor manera de no entrar en conflicto con nuestra propia desnudez, es aceptar quiénes somos.
Asimismo, no hay que perder de vista que una casa, un país, una madre, una cuna, un refugio, un lugar donde poder colocar nuestras cosas o nuestros pedacitos de vida, no es un sitio público como lo es una red social. Y además; no deberían parecerse lo más mínimo. Hay que tener sumo cuidado con las ventanas que abrimos, ya que por detrás de los cristales virtuales aparece gente mal intencionada de la que ni imaginamos las problemáticas varias que arrastra.
Están las personas que nos envidian, aunque nosotros consideremos que no somos envidiables en ningún sentido. El chismorreo, el narcisismo, los escraches, las venganzas, el exhibicionismo, los deseos de superioridad disimulada, los sesgos encubiertos y varios “deportes” y características humanas de camuflaje, pueden ser malinterpretados por nuestros procesadores y retorcidos hasta puntos insospechados.
No olvide que hasta al más vivo se le escapa la tortuga cuando no anda bien o pasa por un momento crítico. Generalmente caemos como víctimas en manos de los que temen, de los que son inseguros y precisan afirmarse serruchando a otro en vez de tener fuerza propia.
Así que estando en Facebook, sabiendo que sus ex trabajadores (y también los de toda otra red o proveedor de correos electrónicos y demás servicios), no nos regalan nada y nos toman por cobayos para vendernos desde calzones hasta guerras y gobiernos, tendríamos que cuidarnos mucho de contar los sobrevalorados “me gusta”, los "amigos” y todo lo que sea un supuesto atributo de nuestro brillo personal.
No obstante, los que más desean sobresalir, simulan ser especialmente carismáticos, escondiendo que, como mínimo, son problemas latentes. Algunas veces, uno confunde tolerancia con falta de criterio y de discernimiento para saber de quién quiere rodearse, y los deja pasar a su círculo. Y tras que estas redes son una "casa" llena de desconocidos llamados “amigos”, podemos confundir, confundirnos, engañarnos y ser calumniados por no responder a lo que otro esperaba de nosotros.
Ni hablar de los intercambios entre tipejos miserables que no dan la cara y se vanaglorian de alguna foto o algún video sugiriendo o enseñando una teta o un culo que por ahí les fueron mostrados por hambre o bajo promesa de cubrir una carencia. O de arpías que consiguen enganchar algún infeliz al que luego extorsionar emocional cuando no materialmente. También están quienes en nombre de una personalidad ultra mega potente, se consideran con derecho a señalar todo el tiempo a los demás y hacen gala de una libertad muy mal entendida por donde se la mire, llamándola "frontalidad". Agresividad asegurada y complejos infantiles sin resolver, pueden desatar reacciones imprevisibles ya sea para un incauto o un necesitado.
Mire, si alguien no le gusta, no busque razones; mejor encuentre sus intuiciones. Y si usted juega al juego y pierde, sepa que quienes lo señalen serán quienes aún no fueron descubiertos en sus miserias y/o en sus puntos flacos.
Aquí no hay santos; hay mucha basura debajo de la alfombra. Mucha más de la que usted conoce dentro de lugares más cerrados e íntimos.
Y una red, finalmente, es una trampa llena de agujeros que usted no ve.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

Imagen: Marco Melgrati, “Perfiles muy abiertos”, ilustración, contemporáneo.

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica.
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.