viernes, 5 de febrero de 2021

ZZZZZZZ...

 


Escribe: Juan Carlos Serqueiros

… para sentarse un rato con un libro de Orwell. ¿Por qué de Orwell? Porque hacía setenta años aquel tipo huesudo y anguloso ya había vaticinado lo que se nos vendría encima. (José Luis Correa, Las dos Amelias)

Viene la tormenta cercana / dando manotazos al cielo. (Rubén Rubito Lena y Oscar Laucha Prieto, Rumbo)

Vamos con el track n° 8 de El perfume de la tempestad.

ZZZZZZZ....
(Solari)

Robots dormidos
(en sueño de pescado)

Tecno-humano y proto-humano
(y el mono extraviado que sos!)
Tecnobios que son de frontera
y que un hueso de pollo atascó

Duermen en blanco
(su sueño de pescado)

Y serán como hay que ser
(si no hay más remedio que ser...)
Pseudomonas que se devoran
venenos que hoy son vedettes

Un sueño blanco
(de autómatas dormidos)

Paraísos... infiernos de otros
siempre en la cruel tradición.
Cronofármacos para tus juegos
y el pescado aún sin vender

Dormís en blanco
un sueño que da miedo...

Dormís en blanco
y tu sueño me da miedo...


Dudé mucho antes de ponerme a “interpretar” esta letra. Es que el genial Caballo Loco ya la explicó en Recuerdos que mienten un poco. Memorias en conversaciones con Marcelo Figueras, con un nivel de detalle tan inusitado, que abundar en consideraciones sobre esta poesía, sería no sólo ocioso, sino que además; podría parecer presuntuoso y fanfarrón. Pero bueno, un pecador como quien suscribe, no pudo en definitiva abstenerse de hacerlo. Y sucumbió a la tentación (la carne es débil, mis queridos).
Comenzaré, pues, citando las palabras del propio Indio:
Ahí me refiero a las pasiones básicas, que son siempre las mismas: comunes a toda la especie, con mínimas variaciones. Pero claro, están aplacadas, casi aplastadas por la sociedad del espectáculo en que nos toca vivir. El Orwell de “1984” y el Huxley de “Un mundo feliz” hablan de un futuro que ya ocurrió, que está disfrazado por esta maquinaria que nos entretiene a toda hora. Todo pasa por ahí: la muerte, el dolor… ¡Como lo anticipo en la canción de los decapitados!
Necesitan convencernos a través de los medios de que el American way va a renacer y nos va a cuidar el gendarme del mundo. Pero ¿cómo competís con los chinos, millones de presos que laburan por un plato de arroz? Por eso, ahora que a los terroristas se les complica viajar, pasan a la acción los que ya tienen enquistados en sus países.
Hay que levantar un poco la mirada y estar atento a lo que ocurre más allá de los confines de la aldea. Porque mientras uno pinta acá el cartel de “Perón vuelve”, llega una nube tóxica de un lado donde están en otro juego, metidos con el colisionador de hadrones, y… Ese mundo está alejado de la politiquería de la barra de All Boys, del puntero. Alguien tiene que pensar en eso: Bueno, muchachos, mientras estamos acá pelotudeando con toda esta vacuidad, puede venir una mierda que nos destruya al instante.
Yo me ha dedicado un poco a eso. No es que empecé a escribirlo ahora: ¡la moda no es vanguardia! Claro, lo hago desde mis limitaciones, porque no soy un estudioso. Pero la gente vive en una total ignorancia, y no sólo hablo de la gente común: estos que nos gobiernan y se creen pícaros porque roban plata… La plata no va a significar nada. La demografía crece, lo que va a costar conseguir un vaso de puta agua… ¡El mundo de Mad Max! Y, peor aún, si se considera la dependencia que tenemos de esta tecnología: el día que el sol se tire un pedo de hidrógeno un poco más grande, el planeta entero hace black out y se queda a oscuras. Los satélites dejarían de transmitir… Además ya no sabemos vivir de otra manera. Los pibes no hacen las ecuaciones, ya no aprenden, las hacen las maquinitas. Recuerdo cuando me dieron un calibre por primera vez. Me explicaban que no hacía falta saber, simplemente tenías que aplicarlo. Hablo del industrial, del año del pedo. Qué raro, decía yo. ¿Y si pasa algo y no queda más gente que sepa por qué las cosas son así y no de otro modo?
Lo que pretendo es que, a través de esta visión entre poética y sesgada de un futuro posible, aquel que escucha encuentre SU visión personal del futuro. Si la buscás genuinamente, la vas a encontrar. La canción presenta un universo que depende de TU comprensión, más allá de lo que yo te cuente.
Eso se debe a que el lenguaje que uso no es reflexivo. No es que arma una historia con argumento, pelos y señales. Más bien es como decís vos en el prólogo de Escenas del delito americano: caés en el medio de esa sopa sin elemento alguno que te guíe y lo primero que te planteás es ¿dónde estoy, qué es esto, de qué tengo que cuidarme? Después las pasiones son las mismas, lo bio copula con lo tecno y lo que resulta de allí copula con la chatarra. Un caos que debiera prometer un mundo posible.
Las pseudomonas que menciono en la canción son esos animalitos del futuro, viven en esas burbujas ácidas y nos sobrevivirán, lo heredarán todo.
Por eso apelo a una tormenta verdadera. Seamos si vale la pena; de otro modo, si no hay amor, que no haya nada. Esto de la vejez invita al corchazo: si no fuese por mi familia… No es no haya más remedio que ser, para eso sí hay remedio. La cuestión es ser de un modo que valga el tremendo esfuerzo que supone vivir. (sic)
El perfume de la tempestad no es un disco. Bah... sí, es un disco, pero lo que quiero significar es que no es meramente un disco; sino el resultado de un proceso creativo que trasciende lo musical para abarcar otras manifestaciones artísticas. Su arte gráfico está concebido como íntimamente concatenado con el resto, es decir, lo lírico, lo musical y hasta el packaging, todo configurando un novedoso formato de unicidad estética. Comprender eso es condición sine qua non para aprehender El perfume de la tempestad.


Todo allí es autorreferencial. Está ligado a Solari, sus amigos, ex amigos y no tan amigos, sus fobias y miedos, su familia, sus vivencias, sus creencias y hasta su falta de creencia.
Y como no se trata sólo de un disco, lo metafórico no se agota en la poesía, en la lírica; sino que está también en el arte. ¿Te fijaste en la ilustración de “ZZZZZZZ…”? ¿No? Harías bien en contemplarla minuciosamente. Mirá: 


¿Qué reflexión te despierta lo que ves? A mí, me parece estar distinguiendo a un ñato, un exponente de nuestra propia especie, esa que hemos dado en llamar la del homo sapiens —con mucho de arrogancia y abusando de la generalización, porque convengamos en que la realidad viene a desmentirnos, y en que eso de sapiens… lo disimulamos más que bien ¿no?—, pidiendo a gritos que se desate de una vez la tormenta que limpie un escenario que él percibe como agobiante, opresivo, y que de persistir, ha de traerle un futuro que prevé espantable.
Un mundo distópico, en el que la humanidad está inerme, asimilada al automatismo (robots dormidos en un sueño de pescado). En esta letra, el pescado no tiene ninguna significación religiosa como podría ser, por ejemplo, la que le daba el cristianismo primigenio, que lo empleaba como símbolo muchísimo antes que la cruz. No, acá hay más de literal que de metafórico. ¿Qué es un pescado? Simplemente un pez al que alguien sacó de su hábitat, provocándole la muerte. Pero no con el fin de alimentarse de él (como hacían los primeros cristianos en Galilea, que eran pescadores y de allí la simbología adoptada por los seguidores de Jesús); sino de comercializarlo (propósito no logrado, porque como veremos que se enuncia más adelante: y el pescado aún sin vender, aludiendo a lo desesperanzador de ese futuro que pinta). ¿Cómo sueña un pescado? Y... obviamente, no sueña, sencillamente porque en tanto pescado, está muerto; así que la frase expresa lo pavoroso de un mundo con la humanidad sin consciencia, ni siquiera la que puede surgir de lo onírico, de sueños libertadores.
Trascartón, y como para balancear la literalidad precedente, Caballo Loco nos zampa unos cachetazos en forma de metáforas que, sin grupo, son de antología. Hoy por hoy, vendríamos a ser el mono extraviado, un eslabón en la cadena evolutiva (o, mejor dicho, involutiva) asimilable a aquel perdido que nunca se encontró y que sería dicen nuestro ancestro común con los monos. Estamos en un estadio entre tecno-humano y proto-humano. Dependemos tanto de la tecnología, que hemos olvidado el porqué de las cosas y cómo se hacen. ¿Quién joraca, hoy, suma, resta, multiplica o divide (y ni hablemos de una derivada o una integral)? Nadie; todo el mundo con la calculadora (que encima, está en el teléfono). ¿Quién escribe a mano una carta? Nadie. Más aún: ¿quién manda una carta? Nadie; mails, sms, guasap…Y ya ni siquiera decimos “te amo”; mandamos un corazoncito y listo. Total… Ese tecno-humano en que nos hemos convertido, nos retrotraerá al formato de proto-humano, como aquel que si bien ya había bajado de los árboles y vivía en cavernas; aún no poseía la facultad del habla. Y mucho menos, había sido capaz de robarles el fuego a los dioses ni de desafiarlos. La dependencia tecnológica es el hueso de pollo que se nos atragantó y nos hace tecnobios de frontera.
Y a continuación, viene una suerte de advertencia: de seguir así, seremos como hay que ser, es decir, sumisos, como nos quieren los tecnoduques y los poderes que manejan el mundo a piacere. Entretenidos con las banalidades y chucherías que el orden sistémico nos ofrece como sucedáneos de la felicidad, o con el partido del domingo, o con la caja boba y demás espejismos, mientras nos rascamos el culo y esperamos que nos salve de la catástrofe algún estado erigido en gendarme mundial; indefectiblemente seremos organismos semejantes a las pseudomonas, esos organismos patógenos que se devoran venenos que hoy son vedettes.
Mirarnos el pupo, desentendernos, abstraernos y que todo nos chupe un huevo, en suma, el egoísmo; ha sido la cruel tradición que condujo a paraísos habitados por privilegiados (que tampoco van a salvarse de la debacle, eh, ojo al piojo), y que a su vez, significan infiernos de otros. Nos contentamos con cronofármacos mientras seguimos como si estuviéramos de joda y nada nos acechara. Y el pescado aún sin vender, porque la humanidad continúa plácidamente durmiendo en blanco un sueño que da miedo.
El futuro que avizora Solari tiene mucho de presente y hasta de pretérito inmediato; es un futuro que llegó, hace rato. Y es más aterrador aún, si cabe, que los que imaginaron Orwell y Huxley.


Se huele el perfume de la tempestad, pero ésta aún no se desata. Y eso es lo desesperante. 
¡Que venga ya la tormenta y limpie todo!

-Juan Carlos Serqueiros-

Imágenes: Raúl Villaba, “El grito” y “La última esperanza”, arte digital, contemporáneo.