miércoles, 23 de noviembre de 2011

SHERIFF



Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Sheriff
(Beilinson-Solari)

Sheriff! Sheriff!
Que limpio el templo está!
Sheriff! Sheriff!
si Alí Babá se vá
Sheriff! Sheriff!
todo en su sitio así!
Son tres tiros a un peso
y la guita es miel...
Sos como un fuego en un cañaveral
(un kamikaze que ameniza la función...)
Tarde en la noche... Plaza Constitución
hay sangre rancia de Tramontina tajeador.
Sheriff! Sheriff!
Tapales la nariz!
Sheriff! Sheriff!
con bollitos de tissue
Sheriff! Sheriff!
ladrá! ladrá! y mordé!
No permitas que pise mierda en mi jardín.
No tienen norte, no tienen salvación
hacé el trabajo y redimilos, por favor.
Que se mejoren allá en la eternidad...
(partiles el buñuelo y quitá mi pena así)
Sheriff! Sheriff!
Mi sheriff gigoló!
Sheriff! Sheriff!
meté bala, por favor!
Sheriff! Sheriff!
con tu gracia criminal
empezá ya la puta cosa y sé feroz...
Es un rebaño de rehenes tu porción
con un infierno en cada esquina y sin control.
Te quiero frío, despiadado y fatal
pasamontañas con buen hocico rastreador...
Afilando tu guadaña me esperás
con tu chivo taquero y rezongás.
Algún día será esta vida hermosa
y me someto por eso a tu voluntad.
Sheriff! Sheriff!

En primer lugar, habría que definir qué es un "sheriff": un funcionario político-policial (y en oportunidades, también judicial) de los países anglosajones. En la Inglaterra antigua, que es donde se origina la figura del sheriff, era un tipo que cumplía las funciones de delegado del rey en los condados: recaudaba los impuestos (por lo general expoliatorios en desmedro de los vasallos) para la corona, aplicaba la ley (según su criterio), impartía "justicia" primaria (también según su capricho) y ejercía el poder de policía (por lo general siempre en contra de los más débiles). En suma, en la mayoría de los casos se trataba de alguien deleznable, omnipotente, matón, alcahuete, asesino y servil. 
La figura más acabada de sheriff que nos trae la literatura es la del de Nottingham, el enemigo mortal de Robin Hood. Y entre otras cosas, por eso usa el Indio la expresión sheriff; porque pinta un contexto socio-político en una determinada etapa del país: había terminado el menemato (recordar que un chiste muy popular en ese entonces decía que Menem era "Hood Robin" o sea Robin Hood al revés, porque les robaba a los pobres para darles a los ricos) y empezado el circo de Pepeto de la Ruta y Chacho Hábil, apodos con los cuales Solari designa a De la Rúa y Chacho Álvarez.
Solari aplica lo de sheriff en el mismo sentido que lo hace el imaginario colectivo en Argentina: alguien excesivamente estricto en el cometido de sus funciones reglamentarias o policiales, que va bastante más allá de sus atribuciones y que se distingue (malamente) por pasarse de rosca, por abusar.
Pero curiosamente, el personaje central de la canción a quien pretende referirse el Indio, no es el sheriff; sino alguien que reclama "mano dura", que pide que la policía "meta bala", que reclama más represión. Solari en Momo sampler presenta distintos personajes de la "murga" (es decir, la sociedad argentina), y en este caso específico, el personaje es una señora gorda de la devaluada clase media de 2000, que mientras mira la telenovela de la tarde o revuelve la olla, pide "mano dura"; sin detenerse a pensar que la próxima víctima de esa mano dura puede ser su propio hijo, que chorea motos sin que ella lo sepa.
Bueno, esa señora gorda -y de cerebro chico, con escaso bagaje neuronal- es la que (influenciada por politicastros como por ejemplo el ladri de Anillaco o el otro quincho impresentable de Ruckauf o quizá el represor torturador y asesino de Patti) exige "mano dura". Es por eso que la letra de la canción está en primera persona, porque quien pide que exista el sheriff que "meta bala"; es justamente el personaje que el Indio simboliza en esa señora de clase media.
“Sheriff! Sheriff! / Que limpio el templo está! / Sheriff! Sheriff! / si Alí Babá se va”: La señora gorda le dice al sheriff que el "templo" (o sea el país), estaría limpio si no hubiera ladrones (personificados en el personaje del cuento oriental Alí Babá y los 40 ladrones). Lo de asimilar al país con un templo -como la hace aparecer "pensando" a la señora gorda- es una metáfora muy finita: se siente un poco "dueña" del país porque ella es una persona que puede consumir, pasear, comprarse las tentaciones que ofrece el orden sistémico, en cambio; para el chorro (para el cual ella pide mano dura), su propia vida no vale ni medio centavo; entonces mucho menos va a valer para el marginal la vida de la persona a quien robe, asalte o secuestre. Total, el tipo vive, como dice Solari, "en el puto suelo de la miseria". Jamás puede pensar el marginal como hace la señora gorda, que este país sea un "templo" que debe estar "limpio" de personas como él.
“Sheriff! Sheriff! / todo en su sitio así! / Son tres tiros a un peso / y la guita es miel...”: Le pide al sheriff que "ponga orden" ("todo en su sitio así!"), y le da carta blanca para matar ("son tres tiros a un peso"), total, para ella los chorros son como moscas que se dirigen a la "miel que es la guita" 
“Sos como un fuego en un cañaveral / (un kamikaze que ameniza la función...)”: La señora gorda quiere ver al sheriff siendo como un "fuego en un cañaveral", es decir, un fuego que se expande rápidamente. Ella sueña con un país donde haya muchos como el sheriff que sean "kamikazes que le amenicen la función"; es decir, gente que haga el "trabajo sucio" por ella.
“Tarde en la noche... Plaza Constitución / hay sangre rancia de Tramontina tajeador.”: Le pone al sheriff ejemplos de lo que pasa en lo cotidiano en ciertos lugares de Buenos Aires (en la mentalidad paupérrima de la señora gorda, lo delictivo está asociado sólo a determinados escenarios), como por ejemplo Plaza Constitución, donde ocurren hasta muertes originadas en asaltos a cuchillo ("sangre rancia de Tramontina tajeador")
“Sheriff! Sheriff! / Tapales la nariz! / Sheriff! Sheriff! /con bollitos de tissue”: Muchos ricoteros (ricoteros; no redondos) creen que la señora le pide al sheriff que "les tape la nariz con bollitos de papel tissue" para que los marginales no esnifen cocaína; pero en realidad, la frase es un poco más terrible que eso: lisa y llanamente le está pidiendo al "sheriff" que los mate (a los cadáveres se les tapan los orificios nasales para que no drenen por allí la sangre o algún otro fluido corporal)
“Sheriff! Sheriff! / ladrá! ladrá! y mordé! / No permitas que pise mierda en mi jardín.”: Acá le pide al sheriff que no sea como un perro guardián, que al principio ladra, alertando sobre la proximidad de algún peligro; sino que le exige ir más allá: que "muerda" (o sea que mate), que no deje ni siquiera aproximarse a su casa a un marginal ("no permitas que pise mierda en mi jardín")
“No tienen norte, no tienen salvación / hacé el trabajo y redimilos, por favor. / Que se mejoren allá en la eternidad... / (partiles el buñuelo y quitá mi pena así)”: En la mentalidad de la señora gorda, un marginal no tiene salvación posible. Para ella, la vida del delincuente no vale nada porque es una vida que "no tiene norte", o sea que no tiene objeto que el chorro viva. Por lo tanto, lo mejor para ella es que el sheriff los amasije a todos, que los mande "a la eternidad", que "les parta el buñuelo" y le quite a ella la "pena" que siente al ver así a "su amado país", a su "templo" lleno de delincuentes. 
“Sheriff! Sheriff! / Mi sheriff gigoló! / Sheriff! Sheriff! / meté bala, por favor! / Sheriff! Sheriff! / con tu gracia criminal /empezá ya la puta cosa y sé feroz”: La señora gorda está "enamorada" de lo que representa para ella el sheriff; por eso es para ella un gigoló, alguien que le va a "hacer el servicio" (un gigoló le da un "servicio" a mujeres adineradas que pagan por sexo, en cambio; en este caso el "servicio" para la señora gorda pasa por otro lado: ella quiere que su gigoló "empiece ya la puta cosa", quiere que sea "feroz", es decir que reprima con mano dura y meta bala). 
“Es un rebaño de rehenes tu porción / con un infierno en cada esquina y sin control. / Te quiero frío, despiadado y fatal / pasamontañas con buen hocico rastreador...”: Terrible estrofa, si ello fuera posible; aún más terrible que las anteriores. Para la señora en todas las esquinas hay marginales "sin control", por eso le dice al sheriff que no hay límites para su territorio de acción ("tu porción"), que sea "despiadado y fatal"; y (lo más horroroso) que si es necesario, reprima oculto, fuera de la ley y a quien se le ocurra ("pasamontañas con buen hocico rastreador").
“Afilando tu guadaña me esperás / con tu chivo taquero y rezongás.”: Se relame la señora gorda "viendo" al sheriff  "afilar su guadaña", es decir, cómo siembra la muerte a su paso, e hipócritamente, lo imagina "rezongando con tu chivo taquero" (la yuta habitualmente se queja de que "su alta misión de cuidar a la ciudadanía no es valorada adecuadamente"), y de paso, con lo de “chivo taquero” alude a los patrulleros marca Chevrolet (“chivo”) que usa la policía.
“Algún día será esta vida hermosa / y me someto por eso a tu voluntad.”: Tremendo lo de la señora gorda: está dispuesta a resignar sus derechos ciudadanos, a vivir en una tiranía; con tal de que el sheriff le "limpie" la sociedad en que vive, para que ella pueda llevar "algún día" una "vida hermosa", es decir, una vida sin delincuentes
“Sheriff! Sheriff!”: Termina evocando y ensalzando esa figura de quien es su "héroe", su gigoló: el "sheriff".

ENLACE A LA CANCIÓN EN YOU TUBE: http://www.youtube.com/watch?v=eUrI5gzAu_U

-Juan Carlos Serqueiros-

DR. SATURNO


Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Dr. Saturno
(Beilinson-Solari)

Dr. Saturno
Estoy hasta la pasta!
de misas cómicas... mal
A prueba de bobos y a las tres en casa
¿Querés creer? Oh no!
Dr. Saturno, dame un turno!
te pido una mejoría...
Estoy meando la puerta en tu cueva, doctor de amor...
Los remos muy pinchados
a la moda del rock´n roll.
Me cago en mis huesos
que gastan la pana
mojada en vinagre de nostalgias.
Voy ciego, tonteando
en la Orquesta Antibalas, Oh no!
Vinos gruesos, mal templados
y ecos de Reputalandia trip.
No marcho en mi vieja murga
(en las calles no me muestro más)
Están mis muertos tan... tan lejos!
de la pantalla en que vos te mirás.
El hígado crece el cerebro envejece...
y hay algo muy raro en mi plato.
Saturno... dame un turno
Yo espero, con vos, mejorar
Dulces cadenas, dulce condena
Dios es todo, no puede progresar
Dr. Saturno, dame un turno!
Te pido una leve mejoría.

Una letra netamente autorreferencial del Indio, e indicativa de que recurrió, en algún momento de su vida, a la consulta psicoastrológica.
El "Dr. Saturno" vendría a ser aquí el alter ego, el otro yo, el "lado oscuro", digamos, de Solari. Elige la metáfora de Saturno en un sentido astrológico, cósmico  y mitológico. Los griegos y romanos antiguos describían a Cronos - Saturno devorándose a sus propios hijos y vomitándolos luego (después, la ciencia demostró que en ocasiones, durante determinados períodos, los satélites, las "lunas", del planeta Saturno —sus "hijos", para los antiguos griegos— eran visibles, y en otras ocasiones, no —hay un famoso cuadro de Goya en el cual se representa a Saturno como un gigante que se está metiendo en la boca a un hombre para devorarlo—).
Es todo muy ambiguo, místico, como perdido en la nebulosa de los pensamientos del Indio, que vaya uno a saber qué rumbo habrán tomado; pero la cosa es clara, netamente, autorreferencial.
“Dr. Saturno / Estoy hasta la pasta! / de misas cómicas... mal / A prueba de bobos y a las tres en casa / ¿Querés creer? Oh no!”: Acá no hay mayor misterio. Le está diciendo a su otro yo que está hastiado de todo, está "hasta la pasta", como si estuviera refiriéndose a que su vida musical, artística, ya no lo satisface. Está harto de los recitales redondos que llamamos "misas" ("misas cómicas... mal"). Lo de "a prueba de bobos" es por todas las idioteces que siempre se escriben antes y después de cada recital redondo, y lo de "a las tres en casa" es la famosa frase en la que les recomienda a los pibes del público que no se queden boludeando por ahí ni peleándose con la yuta; que terminado el recital se vayan a sus casas y estén de vuelta en ellas a lo sumo, a las tres de la mañana.
“Dr. Saturno, dame un turno! / te pido una mejoría...”: Le está diciendo a su otro yo, que le dé una oportunidad ("dame un turno", le dice, como si se tratara realmente de un médico a quien uno va a consultar previo pedido de turno), que le quite de encima ese hartazgo que siente y que lo está matando ("te pido una mejoría").
“Estoy meando la puerta en tu cueva, doctor de amor... / Los remos muy pinchados / a la moda del rock´n roll”: Sigue con la misma desazón, describiendo su estado de ánimo (dicho sea de paso: esto era anunciatorio de la separación de los Redondos, de la ruptura de la banda; pero claro, los redondos de abajo no podíamos saber lo de los desacuerdos por el material fílmico y todo el resto...). Dice que está cansado, harto ("los remos muy pinchados"), y "a la moda del rock´n roll" (como si estuviera aludiendo a un rocker con los brazos llenos de pinchazos de tanto inyectarse drogas).
“Me cago en mis huesos / que gastan la pana / mojada en vinagre de nostalgias”: Con lo de "me cago en mis huesos", está refiriéndose a una "nana" de la que siempre se quejó el Indio: un supuesto dolor en las piernas que tuvo desde siempre, debido a un accidente (que no se sabe si fue real o si es una de las tantas ñañas autoinventadas por la hipocondría del Indio que siempre, ya de adolescente, anduvo con un arsenal de remedios encima y que motivó que Willy Crook lo definiera como un "vademecum ambulante"). Y además está triste, melancólico, nostálgico ("mojada en vinagre de nostalgias"). Esa metáfora de “vinagre de nostalgias” es muy finita: el vinagre exacerba el dolor de una herida lacerante, la hace arder aún más; del mismo modo que la nostalgia surge de evocar recuerdos poco felices o de añorar en exceso tiempos felices, comparándolos con un presente de desdicha o desazón.
“Voy ciego, tonteando / en la Orquesta Antibalas, Oh no! / Vinos gruesos, mal templados / y ecos de Reputalandia trip”: La "Orquesta Antibalas" son ellos, los Redondos. Lo dijo el Indio en un reportaje que le hizo la revista La García. Se autodenominó así por todos los "tiros" que a lo largo de su carrera, le tiraron a la banda desde distintos lugares, periodistas, políticos, la yuta, el sistema... La frase está dando a entender como que él ya no encuentra nada nuevo que lo motive para seguir con el proyecto de los Redondos ("voy ciego, tonteando..."). Luego, habla de los sinsabores que ha tenido que soportar a lo largo de su vida, asimilándolos con "vinos gruesos, mal templados". Y termina refiriéndose a los recuerdos malos que en él se despiertan de pronto, sobre circunstancias desgraciadas o poco felices que le acontecieron ("ecos de Reputalandia trip"), es decir, está emprendiendo un viaje a través de su memoria, que lo lleva muy lejos, hasta “Reputalandia”, ese lugar recóndito de su mente donde tiene "guardados" los recuerdos que preferiría no evocar.
“No marcho en mi vieja murga (en las calles no me muestro más)”: Una viñeta solariana muy personal. Se refiere a una casita que se había hecho en Valeria del Mar. Allí se juntaba con amigos y armaban una murga en la cual salían disfrazados todos: el Indio y otro amigo se disfrazaban de mina, el periodista Claudio Kleiman de fiolo, y después se sumaban a la murga Willy Crook y Enrique Symns, y entre todos salían a molestar a la gente que estaba sentada a la mesa de los bares en las calles de Valeria del Mar. Siente nostalgia de esos tiempos...
“Están mis muertos tan... tan lejos! / de la pantalla en que vos te mirás”: Está usando una metáfora de significado doble: por un lado se refiere a que él mismo está harto de asumir riesgos y responsabilidades por la seguridad del público, de los pibes, una vez que terminó la misa redonda. El Indio sostuvo siempre que su responsabilidad se circunscribe a cuidar de que no pase nada dentro del ámbito del recital; y que después lo otro, lo de la calle, ya no está a su alcance manejarlo. De paso, hay como como una velada alusión a la tragedia de Walter Bulacio, después de aquel recital en Obras donde pasó lo que pasó. Y evocando a gente a la que quiso mucho y que ya está muerta: algunos de sus amigos desaparecidos en La Plata durante la tiranía militar, su amigo Luis María Canosa, muerto en Devoto, por ejemplo y entre otros... Y le dice a alguien imaginario, que ese dolor sólo puede sufrirlo él, que el otro no tiene ni idea de lo que lo laceran esos recuerdos ("tan lejos de la pantalla en que vos te mirás")
“El hígado crece el cerebro envejece... / y hay algo muy raro en mi plato”: Se siente viejo, cansado (y bueno, después de todo el Indio es un tipo de 62 años), con el "hígado crecido" (aludiendo a todo lo que escabió en su vida), y siente que su cerebro "envejeció", como dando a entender que ya no encuentra aliciente ni motivaciones para seguir componiendo, que está como si hubiera llegado a un nivel de saturación, incapaz de seguir creando ("hay algo muy raro en mi plato")
“Saturno... dame un turno / Yo espero, con vos, mejorar”: "Dialoga" con su "otro yo", con el otro lado de su personalidad; reitera la esperanza de que ese hartazgo de vivir se le pase…
“Dulces cadenas, dulce condena”: Una referencia a su mujer, Virginia, y a su hijo, Bruno. Ellos son sus "dulces cadenas, dulce condena" porque lo “encadenan” a la vida, lo "condenan" a la obligación de vivir; de otro modo, quizá se suicidaría. Es sabido que el Indio es exagerado para manifestar las cosas, las lleva al extremo; aquí está como insinuando un hartazgo de vivir y una protesta por no encontrarle ya sentido a nada, y que tal vez sería mejor matarse. Está expresándose en términos melodramáticos.
“Dios es todo / no puede progresar”: Altísima metáfora (y de paso indicativa del tremendo ego del Indio, que no tiene empacho ni vergüenza de, en cierto modo, compararse con Dios, a pesar de ser agnóstico). Está diciendo que así como a Dios se lo considera omnipotente y no puede superarse a sí mismo (“no puede progresar”); él tampoco puede ya superar lo que hizo hasta aquí. Es como si se estuviera refiriendo a una suerte de "corte", de saturación, en su nivel de creatividad.
“Dr. Saturno, dame un turno! / te pido una leve mejoría”: Vuelve a ser el Indio quejumbroso y exagerado de siempre, reiterando su invocación a su "otro yo" a que lo "deje de joder", a que le dé "una leve mejoría", es decir, que se le pase ese estado de ánimo que lo está asfixiando. De paso, hace una autorreferencia irónica a su propia hipocondría, designando al "lado oscuro" de su persona, a su álter-ego, como si fuera un médico, un "Dr." que tiene el poder de curarlo, simplemente permitiendo que toda esa carga de hartazgo que lleva sobre el lomo, se vaya...
 


-Juan Carlos Serqueiros-