sábado, 3 de diciembre de 2011

LADRÓN DE MI CEREBRO




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Ladrón de mi cerebro
(Beilinson-Solari)


Cacería hecha con dos naipes
(datos feos, por eso brindamos).
El mejor testigo se puede contradecir
por eso brindamos, ladrón de mi cerebro.
Trato hecho sobre un tapete
comodines y las jotas abren.
Ella es bailarina de la Caja Musical
él es el peligro, ladrón de mi cerebro.
No quiero que me digas nada
si es tan duro vivir como un duro.
Si corrés peligro con sólo venir aquí
no me digas nada ladrón de mi cerebro.
Ladrón de mi cerebro

El "ladrón de mi cerebro" es eso que lo lleva a timbear y a drogarse. El tipo es consciente de que la suya es una vida de imposturas y de dependencia hacia las drogas y el juego. Su cerebro, o sea, su racionalidad, le indica que no está yendo por buen camino; pero la compulsión a escolasear y drogarse es más fuerte que su raciocinio. Y es esa pulsión que es incapaz de dominar, la que le "roba" el cerebro, la que triunfa sobre sus buenas intenciones de vivir sin timbear y sin falopearse.
"Cacería hecha con dos naipes / (datos feos, por eso brindamos).": "Cacería”, en lunfardo, es ir en busca de drogas, de narcóticos. Se refiere a que con una guita que ganó en el escolaso (“dos naipes”) salió a comprar frula. Sabe que ambas cosas, el juego y la droga, no le hacen ningún bien; pero el vicio es más fuerte que su consciencia. Y encima, son “datos feos”, es decir, le pasaron data no del todo confiable con respecto al sitio y al dealer a quienes dirigirse en procura de merca. Con la guita de la timba no le alcanzó para mucha cocaína, así que tiene que compartirla con los demás ("por eso brindamos", donde la acción de brindar, tiene que ver no con la común de entrechocar las copas; sino de compartir la mandanga).
"El mejor testigo se puede contradecir / por eso brindamos, ladrón de mi cerebro.": Un consuelo tonto, de conformista resignado. Se está diciendo a sí mismo que así como un tipo que está muy bien preparado para hacer el papel de testigo en un juicio y responder con éxito cualquier pregunta que le hagan, puede eventualmente fallar y contradecirse en algo, ante una pregunta hábil del fiscal o del defensor, según sea el caso; también se puede contradecir la persona que le pasó el dato para ir de "cacería" en busca de droga, y darle información que, en esa oportunidad, no fue satisfactoria y por eso debió compartir con alguien la poca merca que alcanzó a transar. Es una suerte de "y bueno, quelevachaché". Y de paso, es una suerte de auto indulto para su propia contradicción: la cantidad de veces que se debe haber dicho a sí mismo: "basta de timba y basta de merca" y nunca cumplió, ¿no? Y... la carne es débil, viste...
"Trato hecho sobre un tapete / comodines y las jotas abren.": Se refiere a que las reglas con que han de jugar al poker (es un juego que tiene muchas variantes y son los jugadores los que convienen entre ellos cuál de todas es la que van a jugar en esa oportunidad), las arreglan, no previamente; sino una vez que están sentados ante la mesa de juego, ante el tapete o “carpeta”. En este caso, los jugadores acuerdan jugar una modalidad del poker que consiste en que el que es mano, abra el juego mínimamente con un par de jacks (jotas), y si no tiene ese juego o alguno superior; el que es mano debe abstenerse de abrir y pasa a hacerlo el jugador que le sigue en orden. Además, han pactado jugar con comodines (hay variedades del poker en que se juega sin comodines), y éstos pueden ser: las cartas que expresamente han sido creadas en la baraja francesa con esa finalidad (jockers); o bien alguna otra carta que de antemano se designe como comodín (las cartas con el 2 son el ejemplo más frecuente para utilizarse como comodines).
"Ella es bailarina de la Caja Musical / él es el peligro, ladrón de mi cerebro.": Por un lado estaría pintando todo como una especie de ambiente de timba, lujo, droga, diversión y sexo, tipo Las Vegas, digamos, refiriéndose a una mina a la cual quiere conquistar -probablemente una corista (“bailarina”)-, para lo cual precisa mucha guita, que espera obtener a través del escolaso. Además de la cita de la bailarina, se menciona a un “él es el peligro”, como si estuviera aludiendo a que la bailarina tiene un tipo que es el dorima, novio o pareja, y obviamente, si el chabón de la canción quiere curtirse a  la bailarina; el otro tipo va a representar un peligro para él. Es consciente del riesgo que corre, pero esa es su vida. Para ilustrar todo eso, el Indio recurre a la metáfora de la "Caja Musical", en la cual engloba ambos anhelos del chabón: la bailarina que se quiere levantar y la caja del casino donde espera cobrar sus fichas, sus eventuales ganancias. Y por otro lado, la metáfora tiene otro sentido, uno que subyace, en el cual se relativiza el daño que puede causarle la frula, ya que “ella” vendría a ser la droga, y “él es el peligro” vendría a ser el juego.
"No quiero que me digas nada / si es tan duro vivir como un duro. / Si corrés peligro con solo venir aquí / no me digas nada ladrón de mi cerebro.": Hace un rechazo de las advertencias que le dicta su consciencia. No quiere que ésta "le diga nada", porque esa es la vida que él lleva; optó por eso, es así y punto. Él vive "como un duro" (además con lo de duro está aludiendo a su compulsión a drogarse, a vivir duro por la merca que consume), es decir como un aventurero dispuesto a jugarse todo en la timba, a drogarse, y a quien no lo arredran los peligros que corre. Él ya corrió el riesgo que implica llegar hasta allí(“si corrés peligro con solo venir aquí”), y ya bastante duro es vivir como un duro, como para que encima de eso; su conciencia lo joda con reproches. 

En fin...

Enlace a la canción en You Tube


-Juan Carlos Serqueiros-

MURGA PURGA




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Murga purga
(Beilinson - Solari)

Buche! Sebo! Buche!
Vos... bola de mierda!
Ya no hay más propina!
No! No!
Un borracho malo
carne que camina
parida con un pedo triste!
Sos un moscón zumbón
que quedó atrapado
en un vaso boca abajo.
Penas del corazón
que duran, siempre
menos que las de prisión.
Chivato!

En el concepto general de Momo Sampler, esta sociedad de hoy -con lo de "de hoy", me refiero no al aquí y ahora, sino al "hoy" de la época en que se lanzó el disco (año 2000)- y sus componentes, son como una murga en carnaval. Y el título está aludiendo a otro personaje de esa fauna. 
En este caso, se trata de alguien deleznable: un buchón, un confidente de la yuta, que vende y traiciona a otros delincuentes delatándolos a la cana para "purgar" su condena en la cárcel y hacerla más liviana. 
También, con la metáfora de la purga, el Indio está condenando la traición del personaje, ya que lo tilda de “mierda” (la consecuencia de tomar un purgante es largar toda la mierda acumulada), lo está comparando con un bolo fecal (“bola de mierda”, le dice en la primera estrofa) al que hay que expulsar mediante una buena purga. 
La canción es una suerte de “pase de factura” del Indio para alguien, una vendetta personal tardía, digamos; porque el propio Solari dijo en un reportaje a la revista La García lo siguiente:

Periodista: Murga purga está claramente dedicada a alguien... 
Indio: Y, son viejas venganzas. Son mambos que uno aprovecha en un tema arrasador. Ese es un rocanrol con una baucazo abajo, y a grito pelado, para mandarle un último mensaje a alguien, pero ya no tiene esa importancia. Ya no tiene la importancia del mensaje, porque a veces lo que estás reviviendo es una cosa que está muerta, pero simplemente es una manera de representarse una situación de cierta traición o algo que pasó en algún momento.

"Buche! Sebo! Buche! / Vos... bola de mierda!": El tipo es un buchón (“buche”), un confidente de la cana, y ésta lo usa de “sebo”, de carnada para atraer y atrapar a otros delincuentes. Es sabido que la yuta apela a estas tácticas. Se usa a algún preso dispuesto a prestarse a ese jueguito de traicionar a otros delincuentes, lo dejan salir de la cárcel circunstancialmente y lo hacen participar de ilícitos, todo en connivencia con la policía, que avisada previamente por el buchón que hace de sebo, aprovecha para atrapar a los otros malvivientes traicionados por el buchón.
"Ya no hay más propina! / No! No!": Ya lo usaron y no lo precisan más. Ya cumplió su cometido, entonces lo descartan. Ya no le van a pagar sus traiciones, no va a ligar más "propinas". Traicionó a los otros delincuentes y la jugada le salió para el orto: no sólo no va a salir de la cárcel; va a tener que seguir adentro, sino que además; es probable que los otros presos lo hagan cagar por buchón.
"Un borracho malo / carne que camina / parida con un pedo triste!": El tipo ya no es una persona; luego de su traición no vale nada para nadie, ni siquiera para él mismo. No le queda ni un rastro de autoestima, es sólo "carne que camina", ya no tiene objeto su vida. El Indio insinúa que su decisión de convertirse en buchón de la cana la tomó (“parida”) estando en pedo, con una curda depresiva (“pedo triste”); pero eso no lo disculpa al chabón; por esa causa es un “borracho malo”.
"Sos un moscón zumbón / que quedó atrapado / en un vaso boca abajo.": Impresionante y cruel metáfora del Indio: ahora el tipo está atrapado, sin salida posible. Al convertirse en batidor eso no tiene retorno, y tendrá que afrontar las consecuencias, que seguramente no van a ser otras que su propia muerte a manos de los otros presos que lo van a amasijar en la cárcel por ser buchón.
"Penas del corazón / que duran, siempre / menos que las de prisión.": Otra alusión al estado depresivo que tenía cuando decidió volverse un buchón de la cana; y que a la vez el Indio lo hace aparecer como una suerte de moraleja: el tipo se tendría que haber bancado su pena, su depresión, y tendría que haber cumplido su condena a prisión sin tratar de reducirla a cambio de batir a los demás; ahora es tarde para lamentos, ya hizo lo que hizo y no tiene retorno...
"Chivato!": Anatema del Indio para el tipo. Un "chivato" es en la jerga de las comunidades latinas que viven en EEUU, un buchón, un batidor, un confidente de la policía.

 Enlace a la canción en You Tube

-Juan Carlos Serqueiros-

LOS DIENTES DE BELGRANO





















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

El 20 de junio de 1903 se inauguró, durante la segunda presidencia de Julio A. Roca (transcurrida entre 1898 y 1904) el Mausoleo de Belgrano. 
La iniciativa, llevada adelante en 1895, no había nacido de ningún organismo oficial; sino que se había originado en una inquietud surgida en la juventud porteña, concretamente, entre los estudiantes. Se organizó una suscripción pública a fin de generar los fondos necesarios para la obra, y al término de la misma se habían juntado $ 107.725,25. Una vez reunido el dinero, una comisión ad hoc llamó a concurso de proyectos de escultores argentinos, italianos y franceses; resultando ganador del mismo el artista italiano Ettore Ximenes. Para el acto inaugural se acuñaron medallas conmemorativas de cobre, como la que se muestra en la imagen.
El hecho no estuvo exento de particularidades que es preciso y útil conocer. Por ejemplo, hay discrepancia entre la fecha de inauguración consignada en las medallas (y también estipulada oficialmente); y la que daba el diario La Nación, de Mitre, que anunciaba que la misma se produciría en octubre de 1902. ¿Acaso hubo dos eventos, o se trataba de un error en alguna de las dos versiones? Quien esto escribe, estaba convencido de que hubo un único acto y de que la fecha exacta era la que se daba oficialmente; pero para despejar dudas, consulté al Instituto Belgraniano,  el cual gentilmente me confirmó que hubo una sola inauguración y que fue el 20 de junio de 1903. La contradicción entre la realidad y lo oportunamente anunciado en La Nación,  posiblemente puede haberse dado por cualquiera de estos dos motivos: que se hubieran producido demoras en la conclusión de las obras, no llegándose en consecuencia a efectivizar la inauguración en la fecha publicada en el diario; o que la información con la que contaba La Nación fuese errónea, simplemente. Sea lo que haya sido, lo real y concreto es que la inauguración fue el 20 de junio de 1903 y no cabe duda alguna al respecto.
El 4 de setiembre de 1902, el gobierno dispuso la exhumación de los restos del General Belgrano, que estaban enterrados en el atrio de la iglesia de Santo Domingo, con el objeto de depositarlos en una urna, la cual sería posteriormente colocada en el Mausoleo cuya construcción se estaba finalizando.  
Al día siguiente, esto es, el 5 de setiembre, el diario La Nación  publicó una anodina nota en la cual "informaba" al público sobre ese acontecimiento. En ella se abundaba en consideraciones sobre la gran alarma (sic) del ministro de guerra Pablo Riccheri, al comprobar que retirada la losa bajo la cual debía estar el ataúd con los restos de Belgrano; éste no se encontraba (sic), y que a raíz de esa circunstancia, Riccheri "hizo retirar a todos los presentes creyendo que se trataba de un sabotaje. El servicio de seguridad retiró al público y se siguió con el trabajo hasta que se encontró debajo de la bóveda los restos de Manuel Belgrano" (sic). 
La nota prosigue en el mismo tono, mencionando que al final, la razón por la cual el ataúd no se encontraba, era que se había deshecho por el paso del tiempo (lo cual debiera haberles parecido de entrada lo  obvio: a Belgrano, que murió en la extrema pobreza, lo habían enterrado en un simple cajón barato de pino -así le había pagado la Patria por la cual combatió y a la que dio nada menos que su independencia-, de modo que lo lógico era que un ataúd ordinario de pino, se hubiera desintegrado), y que los huesos de Belgrano estaban deshechos y dispersos. "A medida que se iban sacando se depositaban en una bandeja de plata que sostenía uno de los monjes del convento" (sic) bla bla bla... Seguía la nota con una aparentemente irrelevante frase, mencionada en un contexto de así como al pasar: "Se han encontrado en relativo buen estado algunos dientes" (sic), y concluía en el mismo estilo, diciendo que "el escribano del gobierno" (un tal Enrique Garrido) "labró un acta que fue firmada por los presentes", y que "los restos de Belgrano fueron depositados en el altar mayor, esperando la terminación del suntuoso mausoleo" (sic). Hasta ahí, pareciera que la nota de La Nación contaba, y hasta con detalles, los hechos, y que por ende, reflejaba la verdad.
Pero hete aquí que mentir no es sólo decir mentiras; sino también no decir toda la verdad. Y eso era exactamente lo que había hecho Mitre en su diario La Nación: mentir, ocultando una parte sustancial de los hechos; porque la versión que de los mismos da su principal competidor, La Prensa, en su edición de la misma fecha, es decir, el 5 de setiembre de 1902, destapó la olla y dejó al desnudo la artimaña de La Nación y por qué Riccheri, supuestamente "alarmado" por un presunto "sabotaje" porque no aparecía el ataúd; mandó retirar al público que se hallaba presente
Era todo mentira; la verdad era que el escribano del gobierno no había detallado (adrede, por supuesto; el sujeto estaba metido hasta la nariz en el enjuague) en el acta todos los restos del prócer encontrados, y que los ministros Riccheri y González se habían robado cada uno de ellos un diente de Belgrano.
Consecuentemente, hubo tamaño alboroto, y ese mismo día, a raíz del escándalo; tanto Riccheri como González se vieron obligados a devolver al superior de la iglesia Santo Domingo los dientes de Belgrano que habían sustraído (demás está decir que de no haber publicado el diario La Prensa su artículo especificando lo que realmente aconteció aquel día, jamás los hubieran devuelto).
Las excusas esgrimidas por los ministros eran pueriles y demostrativas de la impunidad con que contaban y actuaban: Riccheri alegó que se "había llevado un diente para mostrárselo a Mitre y preguntarle acerca de la conveniencia de engarzarlo en oro para después meterlo en la urna"; y González, por su parte, adujo que se "había llevado un diente para mostrarlo a varios amigos". Las pretendidas explicaciones eran una completa patraña: lo de “varios amigos” de González era un eufemismo que el bueno del riojano utilizó en esa oportunidad para no tener que confesar que en realidad, esos "amigos" eran sólo uno: Mitre; y lo de Riccheri acerca de la consulta a Don Bartolo, se trataba lisa y llanamente de otro embeleco. Lo cierto era que ambos se habían robado los dientes para entregarlos a Mitre, de modo que pasaran a engrosar la "colección personal" de éste. Ni siquiera un niño podía ser engañado con semejante mendacidad como eso de "engarzar en oro los dientes para después ponerlos en la urna", porque ¿con qué motivo se van a "engarzar en oro" dos dientes que nunca van a ser exhibidos públicamente, sino que van a ser guardados en una urna herméticamente cerrada? Absurdo por donde se lo mire.
Dos días después del guirigay desatado por los embustes de La Nación, la denuncia de La Prensa y el robo de los dientes de Belgrano en un incalificable acto de necrofilia perpetrado nada menos que por dos ministros del gobierno nacional, a pedido y en beneficio de Mitre; la revista Caras y Caretas, en su edición del 7 de setiembre de 1902, publicó un artículo sobre el Mausoleo de Belgrano supuestamente próximo a inaugurarse (lo cual se verificaría, como vimos antes, recién al año siguiente, el 20 de junio de 1903), la cual se ilustraba con fotografías y un dibujo representando al prócer que aparecía exclamando: "¡Hasta los dientes me llevan! ¿No tendrán bastante con los propios para comer del presupuesto?".







-Juan Carlos Serqueiros-