sábado, 30 de enero de 2016

NOS ESTAMOS SUICIDANDO




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Tropieza tantas veces / con una misma piedra, / fruta que llega a pasa / sin madurar. (Pablo Raúl Trullenque, "La pucha con el hombre")

La ONG ambientalista Guyra Paraguay produjo un informe que algunos medios de comunicación difundieron, alertando sobre el incremento en la depredación forestal. Según el mismo, en el transcurso de octubre de 2015, Paraguay, Argentina y Bolivia talaron unos 25.000.000 de árboles en el Gran Chaco Americano, ecorregión que es compartida por los tres países.


De la deforestación causada en ese mes, el 55% corresponde al Paraguay, el 34% a Argentina y un 11% a Bolivia, según determinó esa ONG en base a imágenes satelitales que pueden consultarse en Internet en el GeoPortal CartoChaco. 
La superficie deforestada durante octubre de 2015 en la segunda. extensión boscosa más grande de Sudamérica después de la Amazonía, fue de unas 50.574 hectáreas, por encima de las 40.551 hectáreas registradas en setiembre de 2015. Ello equivale a un ritmo diario de deforestación de 1.686 hectáreas.El promedio de deforestación diaria durante ese mes en la zona paraguaya de la región, fue de 925 hectáreas, en la argentina de 576 hectáreas y en la boliviana de 185 hectáreas.La destrucción de bosques también trae aparejada una disminución de las superficies cubiertas por agua: en agosto se conservaban unos 2.000.000 de hectáreas con agua; mientras que dos meses después; quedaban sólo 1.600.000 hectáreas.Además, durante octubre los ambientalistas detectaron, en todo el Gran Chaco Americano, un total de 38.806 focos de calor o incendios, correspondientes a Argentina, Bolivia, Paraguay, y también al Brasil, que comparte una pequeña parte de la ecorregión: El Pantanal. El 47% de los focos detectados corresponden a Argentina y el 40% a Paraguay.Guyra Paraguay aseguró que "no puede juzgar la legalidad de los cambios de uso de la tierra registrados" y que pone a disposición de todos en su página web la información y fotografías con las que supervisan la situación de la región.El Chaco es el hogar de decenas de miles de miembros de una veintena de pueblos indígenas que se extienden a través de los cuatro países: como los guaraníes, los énxet, qom, sanapaná o ayoreo, entre otros.En la región chaqueña, entre Paraguay y Bolivia, vive además el único grupo indígena que queda en aislamiento voluntario fuera de la Amazonía, los ayoreo totobiegosode.También es el hábitat natural y mejor conservado para animales como el yaguareté (jaguar en guaraní), la nutria gigante (arira'i), el oso hormiguero gigante (jurumi) y el tatu carreta, la especie más grande de armadillo que existe en Paraguay.
La depredación irresponsable rayana en lo demencial que se está llevando a cabo, nos conduce inexorablemente a un ecocidio irremisible, y por ende; al suicidio colectivo.
Lo cual, por otra parte, se está reiterando; porque fue exactamente eso: un ecocidio, lo que hicieron los conglomerados transnacionales como La Forestal en el Chaco argentino desde la primera hasta la sexta década del siglo XX (ver las primera y segunda parte de mi artículo La Forestal. Tierra y ferrocarriles, progreso y depredación, explotación y muerte, a través de estos Enlace 1 y Enlace 2).
La deforestación trajo aparejadas alteraciones irreversibles en la biodiversidad, la erosión y desmineralización de los suelos con un descenso alarmante en su capacidad de absorción y retención del agua, la modificación del régimen hídrico y una sensible baja en la población de las especies animales, varias de ellas incluso hasta la cuasi extinción.



Suele argumentarse que "no había por entonces consciencia de la necesidad de protección del medio ambiente", por lo cual "lógicamente, no se legislaba acerca de ello". No es cierto; sí se sabían los problemas que deberían arrostrarse después, y también la manera de evitarlos o, por lo menos; reducirlos al mínimo posible. Y la carencia de normas y leyes para ello no se debía al desconocimiento, sino a la desidia o a la corrupción, cuando no a ambas.
En 1905, el gobernador del Chaco, Martín Goitía, informaba al presidente de la República acerca de la tala indiscriminada e irresponsable que se hacía ("explotación arrasadora de los bosques", la llamaba) en los latifundios ("tierras acaparadas entre pocos dueños", escribió), alertaba sobre el riesgo de extinción, sugería la adopción de "medidas simples como la prohibición absoluta del corte de árboles inferiores a determinado diámetro" y solicitaba recursos para poner más inspectores y arbitrar más medios de vigilancia para impedir los abusos. 
¿Qué, tenemos que creer que Goitía fue una excepción y que lo que era sabido por él en el Chaco en 1905, es ignorado hoy, 111 años después? Por favor...


Estimado lector, nos están condenando al suicidio colectivo, pero eso sí: consciente, alegre y despreocupadamente, eh.
Pero pensando bien la cosa (Borges dixit), después de todo quizá sea mejor así; muy probablemente el planeta que estamos destruyendo, se vería beneficiado con la extinción de eso que tan presuntuosamente -a pesar de que la paupérrima realidad a la que asistimos lo desmiente- nos auto atribuimos ser: la especie sapiens (?).

-Juan Carlos Serqueiros-