Escribe: Juan
Carlos Serqueiros
En los huertos de Montmartre, los manzanos albergaban más bandidos que frutos. (Pierre Mac Orlan)
El cabaret Au
Lapin Agile, establecimiento cuyo inicio de actividades (bajo otros nombres) se
remonta a 1860, es la más antigua de aquellas salas parisinas de espectáculos artístico-literario-musicales
de la Belle Époque. Y, junto al
Moulin Rouge, son los únicos dos de entre los que surgieron en aquel tiempo, que
subsisten en la actualidad —si bien estimo pertinente acotar que el Moulin
Rouge nunca fue literario, característica esa (principalísima y especialmente distintiva;
además) que sí tuvo el primero—.
Situado al pie
de la Butte Montmartre en una casita
de dos plantas cuya construcción data de fines del siglo XVIII, más
precisamente en el 4 (22 de la actual numeración) de la rue des Saules (calle de los Sauces), había sido, sucesivamente, la
posada y fonda Le Rendez-Vous des Voleurs
(La Cita de los Ladrones) —dejo librada a su imaginación, mi querido lector, la
tarea de calibrar la catadura de su clientela—, y el Cabaret des Assassins (por una pintura en la cual se representaban
los crímenes del tristemente célebre asesino Jean-Baptiste Troppmann),
en tiempos en que su propietario era un señor llamado Léon Salz.
Lo de Lapin Agile proviene de una pintura que c.
1875-1880, Salz encargó al caricaturista André Gill. Éste pintó, sobre unas
tablas, un conejo que lleva una botella de vino en una de sus patas y salta desde
una cacerola, y después montó la obra en la fachada, ubicándola junto a una de
las ventanas de la planta alta. La pintura encerraba una doble significación. Por
un lado, el cartel-insignia del establecimiento perseguía, obviamente, el
propósito de toda propaganda comercial: atraer clientes, en este caso, a través
de publicitar las habilidades culinarias atribuidas a quien tenía a su cargo la
cuisine del cabaret: la esposa de
Salz, madame Fernande, sobre quien
corrían mentas acerca de lo exquisito de los estofados de conejo que preparaba.
Y por otro; era una alusión, entre irónica y humorística, a una circunstancia
acaecida a Gill, quien durante los sucesos de la Comuna había logrado escapar a
la sangrienta represión (nótese que el conejo usa la gorra de los trabajadores
y la bufanda roja de los comuneros de París). Por esa obra, el establecimiento
comenzó a ser llamado popularmente “Le
lapin à Gill” ("El conejo de Gill"), derivando después en "Le lapin Agile" ("El
conejo ágil").
En 1883, el
carnicero, poeta y cantante Jules Jouy, instaló allí su banquet-goguette al que llamó La
Soupe et le Bœuf (Sopa y Carne), con escaso éxito. En 1886, lo adquirió la
ex bailarina de cancán Adèle Decerf, apodada “La mère Adèle”, quien le puso como nombre À ma campagne (De mi campo”) y le agregó —persiguiendo el propósito
de engrosar, con los ingresos provenientes de esas actividades conexas, las
mezquinas (pese a lo nutrido de la concurrencia) cajas que hacía de noche (Montmartre
era pobre y asimismo lo era la clientela de su cabaret)— el rubro commerce de vins, o sea, venta de vinos;
y traiteur, es decir, abastecimiento
de comida y envío a domicilio, eso a lo que hoy, “gracias” a la mil veces maldita
globalización (léase estupidez generalizada y resignación de la diversidad
cultural), se llama catering y delivery.
En 1903 se
hizo cargo del local (quiero significar del alquiler y del fondo de comercio, este último el cual se adquirió
de Adèle Decerf) la pareja integrada por Berthe Serbource y
Frédéric Gerard.
Frédéric Gérard, conocido en el barrio como “Le père Frédé”, vendedor ambulante, pintor, ceramista, guitarrista y violonchelista, era un personaje que parecía extraído de alguna novela. Nacido en Athis-Mons el 24 de diciembre de 1860, el 2 de junio de 1883, en Gagny, habíase casado con Pauline Gacogne y de ese matrimonio nacieron seis hijos. Pauline trabajaba como encargada en una escuela y Frédéric se ganaba la vida como dibujante. Se separaron a fines del siglo XIX, porque Frédéric prefería vivir en París, donde lo atrapó la bohemia de Montmarte. Fue allí que conoció a Berthe Serbource, a quien tomó a su servicio como doméstica. Más temprano que tarde, patrón y empleada se convirtieron en amantes. Berthe era una humilde y esforzada lavandera, que en el pasado había mantenido una relación amorosa con Théophile Luc, un tratante de caballos, concibiendo una hija, Marguerite Luc, familiarmente llamada Margot. Al fallecer Luc, dejó a Berthe como legado una modesta renta, que ésta destinó a mantener y educar a Margot.
En materia de
cabaret, Frédé venía de una experiencia fallida: en 1901 había comprado el fondo
de comercio del Zut, que fundado en 1900 por Gilbert Lenoir, estaba ubicado en
el 28 de la rue Ravignan y era
frecuentado principalmente por anarquistas. Frédé procuró diversificar la
clientela, re decorando las paredes (trabajos que encargó a un jovencísimo
Pablo Picasso) y atrayendo a artistas. Casi tuvo éxito, pero… casi. En 1902, después de una feroz
trifulca que duró toda una noche, el
establecimiento fue clausurado por las autoridades.
Por dicho
antecedente, Frédé no podía cumplir con la exigencia municipal de un requisito
indispensable para la habilitación y funcionamiento de un cabaret: la licencia
para el expendio de bebidas alcohólicas. Resolvió el problema haciéndosela
gestionar a Berthe, a quien sí le fue otorgada.
Parafraseando
a cierto político argentino apodado “Cabeza”, el Lapin Agile, frecuentado por
Henri de Toulouse-Lautrec, Caran d'Ache, Maurice Utrillo, Roland Dorgelès,
Auguste Renoir, Pablo Picasso, Guillaume Apollinaire, Amedeo Modigliani, Paul
Verlaine y Pierre Mac Orlan, entre otras personalidades destacadas de la
pintura, la literatura y la poesía, nació condenado
al éxito —al artístico me refiero; que no al económico (que también lo tendría; aunque después, y no
en la misma medida del otro, sencillamente porque la maximización de la
ganancia jamás constituyó su objetivo)—. Con Frédé en la dirección general y la
animación, eficazmente secundado por dos de sus hijos, Victor y Paul, a quienes
había traído a París para que le ayudaran en las tareas generales; Berthe en la
cocina y Margot sirviendo las mesas, aquel cabaret acogió a los artistas,
siempre pobres y famélicos, que encontraban allí comida, bebida, calidez y
amistad. ¿Qué no tenían dinero? Qué importaba eso; siempre podían retribuir la
hospitalidad que se les brindaba, con un cuadro, una canción o un poema.
En 1904,
Picasso pintó a Margot con la corneja de Frédé:
Y al año
siguiente, pintó su “Au Lapin Agile”, único cuadro suyo exhibido en París en el
período 1905-1912, en el cual se representó a sí mismo caracterizado como Arlequín,
junto a su amante de por entonces, Germaine Pichot (Laure Gargallo), y a Frédé
tocando la guitarra:
En 1910, el
escritor Roland Dorgelès ató un pincel a la cola de Lolo, el burrito de Frédé a
cuyo lomo llevaba éste el pescado que vendía por las calles de Montmartre en
sus épocas de vendedor ambulante, e hizo que el animal así pertrechado, pintara unos brochazos sobre un lienzo, adjudicando la
autoría de la “obra de arte” resultante —a la que tituló “Et le soleil s'endormit sur l'Adriatique” (“Y el sol se dormía
sobre el Adriático”)— a un artista imaginario al que “bautizó” Joachim-Raphaël
Boronali y al cual atribuía ser nada menos que el iniciador de una nueva
escuela pictórica llamada excesivismo.
Boronali era un anagrama de aliboron (necio, tonto, ignorante), por
la archiconocida fábula de La Fontaine.
El cuadro se expuso en el Salón de los
Independientes y suscitó comentarios muy favorables y aún laudatorios; hasta
que Dorgelès publicó, en el periódico Le
Matin y en la revista Fantasio,
que todo el asunto del tan mentado y celebrado excesivismo no era más que una broma suya, la cual había tomado la
precaución de hacer registrar por un escribano y un fotógrafo.
¡Gloria de
titanes! ¡Cómo debe de haberse reído tout
Paris de esos engreídos personajes pomposamente llamados críticos de arte!
Al año
siguiente, el 21 de setiembre, la tragedia enlutó al Lapin Agile: En un confuso
hecho, uno de los hijos de Frédé, Victor, llamado familiarmente Totor, quien estaba a cargo del
establecimiento por encontrarse su padre de viaje, fue asesinado de dos tiros
en la cabeza; mientras que su colaboradora, Marie-Charlotte Chantôme, apodada Lolette, herida también de un balazo en
la cabeza, salvó su vida de milagro. El crimen nunca pudo ser esclarecido por
las autoridades intervinientes: Dumas, un comisario de la Sûreté que tuvo a su
cargo el caso; y Bordeaux, el juez que instruyó la causa.
A todo esto,
la pareja de Berthe y Frédé se había consolidado. Ese mismo año 1911, él se
divorció formalmente de Pauline Gacogne (de la cual, recordemos, estaba
separado de hecho desde aproximadamente 1899). Y en 1913, Margot, la hija de
Berthe, se casó con el escritor Pierre Mac Orlan (Pierre Dumarchey en el
documento de identidad).
Después, también
durante 1913, el local fue comprado, salvándolo así de su destino de piqueta y
demolición, por el poeta y chansonnier
Aristide Bruant, quien en 1922 lo cedió a Paul (familiarmente llamado Paulo), otro de los hijos de Frédé,
quien continuó administrándolo junto a su esposa, la cantante Yvonne Darle.
Alrededor
de 1927, Frédé se retiró a vivir en la villa Armenast, muy cerca de Saint-Cyr-sur-Morin,
donde residían Mac Orlan y Marguerite. Berthe falleció en 1933 y Frédé en 1938.
En 1972, Paulo
entregó la dirección del cabaret al hijo de su esposa Yvonne Darle: Yves Mathieu,
quien actualmente continúa al frente del establecimiento con éxito renovado noche a noche, cuando los turistas de todo el mundo acuden a presenciar su espectáculo y a participar del mismo.
El Lapin Agile
es uno de los sitios parisinos de visita obligada, si es que uno anda en
procura de reminiscencias de la bohemia creativa de aquella época. Atraído por
su aura de leyenda, a una de sus mesas se sentó Ernest Hemingway a trasegar incontables
alcoholes. En él, inspirado en su sencilla y sabrosa gastronomía, Georges
Simenon imaginó la que en sus novelas haría disfrutar a su personaje, el
comisario Maigret. Ante su piano, forjaron y sellaron su amistad Erik Satie y
Claude Debussy. Bajo su tejado fue que el mismísimo Charles Chaplin supo obsequiar
a la concurrencia con las notas de su violín. A sus oscuras salas las esplendió
la belleza glamorosa de Vivien Leigh. Hasta allí se corrió Ricardo Güiraldes, sacando
chapa de su condición de argentino aristócrata, bon vivant y eximio bailarín. Por allí paseó su pinta y su
elegancia Rodolfo Valentino. E incluso, una noche de 1929, estuvo el Zorzal Criollo, el que cada día canta mejor: Carlos Gardel (una
fotografía suya, autografiada y con dedicatoria incluida, recibe al visitante
nada más entrar al Lapin Agile), quien llegó en compañía de Lucienne Boyer
Y si estando
allí, uno se deja atrapar por el ambiente y se transporta al pasado, haciéndolo
suyo, asiéndolo, aprehendiéndolo; hasta se tiene la sensación de que desde sus
paredes… ¡brotan los ecos de la canción ensoñadora de Rina Ketty!
¡Ah! En estos
videos de Youtube, puede usted, lector, darse una vueltita imaginaria por aquel
lugar en que se funden la historia, el mito y la leyenda:
Y en este
cuadro en particular, Patrick Boussignac homenajea a ese cabaret histórico,
conjuntamente con una de las obras cumbres de la literatura universal:
"Alicia en el país de las maravillas", de Lewis Carroll, por lo cual
incluye a tres personajes de dicha novela: la propia Alicia, el Conejo Blanco y
el Sombrerero:
Me anima el
ferviente deseo de que haya usted, apreciado amigo lector, disfrutado de mi relato
acerca de ese reducto en verdad mágico. Espero no haberlo aburrido y ¡hasta la
vista!
-Juan Carlos
Serqueiros-
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REFERENCIAS DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS
Baritaud,
Bernard. Pierre Mac Orlan. Sa vie, son temps. Librairie Droz, Génova, 1992.
Bibliothèque nationale
de France. Le Lapin Agile: Mr Frédé (propriétaire) avec sa guitare:
[photographie de presse] / Agence Meurisse, 1927.
Bihl, Laurent
y Schuh, Julien. Les lieux littéraires et
artistiques. Les cabarets montmartrois dans l’espace urbain et dans
l’imaginaire parisien, laboratoires des avant-gardes et de la culture de masse
(1880-1920). En revista anual digital Contextes
n° 19 / 2017 https://journals.openedition.org/contextes/6351?lang=en
Cañameras,
Fernando. José Oller y su época. El
hombre del Moulin Rouge. Plaza & Janés Editores S. A., Barcelona, 1959.
Dorgelès,
Roland. El castillo de las nieblas.
Luis de Caralt, Barcelona, 1956.
Fotografías de
época, de dominio público.
Guide des Plaisirs à Paris. Édition Photographique. París, 1899.
La Presse. Edición del 24.09.1911.
Le Figaro. Edición del 21.09.1911.
La Lanterne. Edición del 22.09.1911.
Le Gaulois. Edición del 22.09.1911.
Le Radical. Edición del 22.09.1911.
Les Humoristes. Edición n° 1, marzo de 1924.
Le Monde illustré. Edición del 30.07.1938.
Le Petit journal. Edición del 21.09.1911.
Le Petit Troyen. Edición del 31.07.1938.
Mac Orlan,
Pierre. Le Quai des brumes. Éditions
Gallimard, París, 1972.
Mack, Gerstle.
Toulouse-Lautrec. Paragon House,
Nueva York, 1989.
Museo de
Montmartre. a) André Gill, “Enseigne du
Lapin-Agile”, óleo sobre madera, 150 x 110 cm, 1875-1880. Colección de Yves
Mathieu.
b) R.
Douay, “Le Fou assassin. Le Meurtre de Pantin. Le Crime de Troppmann”, óleo
sobre tela, 1869. Colección Le Vieux Montmartre. Inv. A.3607.P.
Sitio web oficial del cabaret Au Lapin Agile: http://au-lapin-agile.com
Fantástico!!
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