Escribe: Juan Carlos Serqueiros
Uno admira muchísimo a don Arturo Jauretche y lo relee constantemente. Pero por desgracia, se ve obligado, por fuerza de las circunstancias, a releerlo como fuente, a seguir abrevando en ese manantial inagotable de su infinita sabiduría; y no como debiera hacerlo: como un disfrute, como sucedería si -felizmente- sus perspicaces enunciados hubiesen perdido actualidad.
Reitero: lastimosamente no es así, y Jauretche está tan vigente como lo estaba... ¡hace más de medio siglo!
Tener que leer a Jauretche así, en este contexto oprobioso, es sufrirlo; porque aprendizaje y dolor son sinónimos. Y uno quisiera regalarse el goce de leer a ese maestro con el respeto profundo de los grandes cariños (Miguel Cané dixit) y con la paz anidada en el alma; no de tener que recurrir a él una y otra vez. Y otra, y otra, y otra... Que lo parió.
Es que el medio pelo sigue, deplorablemente, gozando de buena salud. Vastos sectores de las clases medias, que siempre fueron la víctima propiciatoria, el "cliente" predilecto, de la colonización cultural de la que somos objeto, lo son hoy más que nunca antes. Infección esta que ahora parece haberse extendido, por desgracia, a algunos segmentos más bajos de la sociedad argentina, que otrora eran inmunes a esa peste y que constituyeron el subsuelo de la patria sublevado (Scalabrini Ortiz dixit) y el basamento y razón de ser del movimiento que fue a la vez su redención: el peronismo.
Que la oprobiosa tilinguería vernácula no sólo tolere, sino que además; aplauda y celebre a una despatriada en tanto renegada de su país, inmunda y desfachatada, a una escoria bancada por el sionismo, empleaducha a su servicio y obediente a sus negros designios, a una mentirosa, cínica e hipócrita como esa laucha repugnante que lleva por iniciales Pilar Rahola; es el indicativo certero e inconfundible de que el medio pelo argentino se ha expandido hasta niveles inéditos.
Que semejante bazofia ose venir, con el beneplácito de la genuflexa intelligentzia, a este nuestro país -por supuesto, contratada y pagada por el establishment que en mala hora ha conseguido encaramar como candidato presidencial al hijo de Griesa, el cipayo Mauricio Macri- a darnos lecciones tratando de convertir en héroe a un traidor y corrupto como Nisman que estaba al servicio de la CIA y el Mossad, y se atreva a hacer juicios de valor sobre nuestra política interna, es una afrenta que el medio pelo, complacido... ¡festeja alborozado!
Mire usted en este ENLACE, si no.
Don Arturo Jauretche descansaría por fin en paz, si el medio pelo fuera nada más que un vergonzante recuerdo, pero así las cosas; el pobre se debe estar revolviendo en su tumba.
-Juan Carlos Serqueiros-
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