Soy de los privilegiados mortales bendecidos por la circunstancia de que su día onomástico caiga justo el subsiguiente al de su natalicio: mi cumpleaños es hoy 23 de junio y la festividad de mi santo el 24.
Y me acuerdo, ¡claro que me acuerdo! Cómo podría olvidar todo aquello... Mi rosarina niñez, los vecinos en la vereda, a las puertas de las casas, y en la calle, la fogata de la noche de San Juan (noche del 23 para 24) que hacíamos con el Tito, la Sari, el Chuna, el Miguelito, la Muñeca y el Gordo Cacho en aquel barrio La Guardia que me vio nacer y crecer: "Diga, ¿tiene una moneda pa' los pibes de la fogata? Déle...". "Doña Pepa, deme una chirola pa' mañana el almacén vio...". "Doña Felisa, sea buena, veinte centavos... ¿qué le hacen?"...
Y en eso, llegaba el Angelito, cuya casa quedaba sobre la avenida Uriburu, es decir, sobre asfalto, porque sus padres eran gente biam, viste; pero él igual se juntaba con nosotros, los que vivíamos en esas calles de tierra que preanunciaban la zona de las quintas: "Vení Angelito, estamos cachando monedas para mañana, después del campito, ir a comprar en lo de don Antonio galletas campionas y dulce de leche".
Vivíamos tan felices en aquella pobreza, que ni nos dábamos cuenta de lo ricos que éramos...
-Juan Carlos Serqueiros-
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