Decía el gran pedagogo y retórico Marco Fabio Quintiliano (n. actual Calahorra, c. 35 - m. Roma, c. 95): "El juicio que haya de emitirse sobre eminentes hombres ha de pronunciarse con modestia y circunspección, a fin de que (lo que muchas veces sucede) no condenen aquello que ni siquiera entienden".
E incluso, iba más allá, con esta sentencia tajante: "Del maldiciente al malhechor sólo media la ocasión".
Pero la abyección que tan elocuentemente repudiaba aquel sabio de la Antigua Roma es, en cambio; la ocupación favorita de ciertos "escritores", como la Canale, que no reconocen límite alguno en su depravación, esparciendo con iniquidad, so pretexto de producir "novelas históricas" (?) el veneno y las heces de su vileza sobre figuras a las cuales los argentinos reconocemos como fundacionales de nuestra patria, como espejos en los cuales debemos mirarnos.
En obsequio a su salud mental y gástrica, y al buen gusto literario, hágase un favor a usted mismo: absténgase de comprar y leer semejante bazofia como lo es este libelo. No contribuya a premiar la infamia, antes bien; enróstreles, con el elocuente silencio del desprecio, a los malvados que así proceden, la ruindad infinita de sus indignas personas.
Pocos elementos que nos unan tenemos, por desgracia, los argentinos; entonces, preservemos inmaculada la memoria de nuestros próceres, de los patres de nuestra nacionalidad. CUÍDELOS Y CUÍDESE: NO CONSUMA INMUNDICIAS.
Sea libre con responsabilidad, porque después de todo, como aseveró aquel noble Marco Fabio Quintiliano: "Lo que en algunos se llama libertad, en otros se conoce como libertinaje".
-Juan Carlos Serqueiros-
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