viernes, 30 de junio de 2023

DISTINCIÓN ENTRE UN EGO SANO Y OTRO QUE NO LO ES


























Escribe: Gabriela Borraccetti (*)

Saber quiénes somos, difiere de identificarnos con ese ego que normalmente lucimos todos. Mayormente, nos peleamos por el color, la raza, las zonas limítrofes geográficas, ideológicas y religiosas… En verdad, nos peleamos por intolerantes, por no aceptar las diferencias. Y luego nos llamamos "amplios" y "evolucionados".
Siempre en posturas extremas, o somos los salvadores o nos culpamos de todo, dejando claro, indefectiblemente, que hasta con juicios opuestos; tenemos el pre-juicio de ser el centro del daño o del beneficio, o los dueños de la verdad del universo.
Es una pena que lo único que nos haga tomar consciencia de quiénes y qué somos, sea aquello a lo que invocamos siempre con nuestras posturas de extremo: el gran dolor de alguna catástrofe en la que todo se derrumba. Sólo allí, podemos observar claramente, lo importante que es saber si el que te rescata cree en tu mismo dios o en los del Olimpo, si votó a tu partido o al de la oposición, si...
Entonces, luego decimos que la letra con sangre entra, sin tener vergüenza de que así sea y sin recapacitar por el hecho de haber estado tan equivocados mientras lo tuvimos todo.
Claro que están las excepciones, y en medio de los escombros trabajan los que no te preguntarán por tu dios, ni por tu billetera, ni querrán juzgarte por inteligente o por bruto, por bueno o por malo, ni querrán saber si tu idea es afín a la suya o no. Allí, en el horror, sólo ruegas que te auxilien, y sentirías terror si supieras que el rescate dependiese de las ideas de tu rescatista, ¿no es cierto?
Entonces, ¿por qué creerte invulnerable y vivir escupiendo para arriba? ¿O mejor dicho, para afuera?
Animarse a ver la propia sombra, tiene como premio el ser una persona felizmente integrada, con menos ego y más corazón. Quizá más parecido al de los perros, que no se preocupan por tu raza, ni por tu casa, ni por tu jefe, ni por tu trabajo, ni por tu poder económico, ni por tu religión, ni por tu ideología. Tampoco se fijan en tu ropa, si eres pobre o estás desnudo, enfermo o hueles mal. Simplemente están allí, para ayudarte, con su ejemplo, a desarrollar un corazón abierto, porque ellos saben quiénes son; pero no poseen el ego estrecho del humano.
Quizá esto sea lo que tengas que recordar como definición, cuando hables de un ego sano y de otro enfermo.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

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