Escribe: Juan Carlos Serqueiros
If you want a father for your child, or only want to walk with me a while, across the sand… i’m your man. (Leonard Cohen, "I'm Your Man")
Termino
de leer Con la sangre en el ojo (Grijalbo, 2015), de Alejandro Parisi, un
policial negro argentino que se las trae.
Parisi
es el creador del personaje que "debuta" en esta novela (el escritor
ya adelantó que protagonizará otra u otras): Álvaro Balestra, un uruguayo de
Durazno, ex policía, trasplantado a nuestro país, que cruza el charco luego de
un feroz enfrentamiento con su padre (un comisario demasiado involucrado en la tiranía
que azotó al Paisito). Balestra, que de cuasi comisario en Uruguay, deviene en
detective privado en Buenos Aires, tiene a su madre (una aristócrata que, aquejada de Alzheimer, dilapidó su fortuna) internada en un geriátrico (al
que adeuda un montón de mensualidades, factor extra ese, que contribuye a su
auto justificación para visitarla muy de vez en cuando), un matrimonio
fracasado, una hija que vive en España y una amante: Débora, que es una
arquitecta exitosa, pero... casada, y encima; con un famoso conductor de programas de televisión. Escucha música clásica, fuma mucho y bebe
demasiado alcohol (grapa, aperitivos y vino; no whisky, y mucho menos, de la
variedad bourbon, esa que toman los arquetípicos detectives yanquis del Manual del buen thriller), y su aspiración es juntar el dinero necesario
para retirarse a vivir en una casa que posee en el Tigre, a la cual considera su lugar en el mundo.
Parisi
confiesa sin ambages que le gusta mucho Pepe Carvalho (el personaje fetiche del gran Manuel Vázquez Montalbán), pero a diferencia del detective gallego que vive en Barcelona;
Balestra no quema libros en la chimenea (ni siquiera se menciona en la novela que haya leído alguno; más allá de que su procedencia aristocrática le posibilitó una esmerada educación) y tampoco es un chef consumado ni un
gourmet exquisito como sí lo es el peninsular.
No obstante, el lector
advertirá, seguramente, algunas similitudes y/o coincidencias entre ambos
personajes: el cinismo, el humor ácido, el escepticismo, la relación entre Balestra y Débora que aparenta tener un futuro tan incierto e improbable como el de un final
feliz para el raro vínculo no vínculo que mantienen Carvalho y Charo, el constante esfuerzo por rehuir tenazmente cualquier compromiso afectivo, y un amigo y colaborador / informante callejero de
Balestra: el Rengo, un linyera, un mendigo, un homeless, con una rara habilidad para el origami y cuyo apodo me remite, vaya uno a saber por qué, a evocar a Arlt, y que inevitablemente me da por asociar con el Bromuro, aquel lustrabotas compinche de Carvalho (tanto así, que si el Bromuro reitera hasta el hartazgo su cantinela acerca de un poder misterioso que maneja la población a voluntad echando sales en la red pública de agua potable; el Rengo no se queda atrás y jura que vio a Mao Tse Tung vendiendo garrapiñadas en plaza Once).
¿Por
la trama me pregunta? Bueno, en apretada síntesis le cuento: Álvaro Balestra (cuyas finanzas tocaron fondo y que necesita desesperadamente obtener dinero a como dé lugar) es contratado
por la esposa de un acaudalado industrial judío para que procure encontrar
evidencias de las infidelidades que le atribuye a su marido. Pero lo que
aparenta ser un simple y fácil caso para cualquier oscuro investigador privado huele braguetas;
deriva en asesinatos, espionaje industrial y hasta involucra a una organización terrorista de fanáticos
de ultra derecha empeñada en “limpiar la sociedad”. Y como pa' ponerle un cachito 'e chimichurri al asado; una orgía en la que hay de todo, incluso un ser andrógino que con voz ronca desgrana I'm Your Man, de Leonard Cohen, en medio de un aquelarre de culos, tetas y pijas.
Mire, déjeme decirle una cosita: le doy mi palabra que desde Los desangelados, de Geno Díaz, no recuerdo un thriller argentino tan bueno como este.
Mire, déjeme decirle una cosita: le doy mi palabra que desde Los desangelados, de Geno Díaz, no recuerdo un thriller argentino tan bueno como este.
Con la sangre en el ojo es una
novela que lo dejará con muchas ganas de leer más de Parisi. O de Balestra, como usted prefiera.
-Juan Carlos Serqueiros-
Muchas gracias por los comentarios, Juan Carlos Serqueiros y los amigos de Esa vieja cultura frita. Le sacaron la ficha a Balestra con exactitud!
ResponderEliminarBienvenido, Alejandro! Bueno, me tranquiliza la certificación tuya de no haber incurrido en cualquier delirio a la hora de comentar y recomendar "Con la sangre en el ojo". Gracias por tu palabras y alzo mi copa por la próxima de Balestra (no nos hagas esperar demasiado, por favor, estamos muy manija). Un abrazo.
EliminarInteresante, la primera noticia que tengo sobre él. Me lo anoto y lo buscaré
ResponderEliminarAbrazo