sábado, 6 de febrero de 2016

ARTURO, ¿REY O NO REY?


























Escribe: Juan Carlos Serqueiros


Los señores de Antrophistoria (un website dedicado a la historia, arqueología y antropología) son tan chantas, que hasta resultan cómicos. Por un lado, titulan, al mejor estilo de la prensa sensacionalista: "Falsedades históricas. Arturo nunca fue rey" (para lo cual -aunque con mala fe, no lo citen- se basan en lo esbozado en tal sentido por el lingüista Kemp Malone); mientras que después, en el "artículo" consignan: "Lo único cierto, en este tema, es que no hay nada confirmado empíricamente todavía" (ver el "artículo" a través de este Enlace).
Si eso último es así (y en efecto, en la realidad es así; porque hasta el momento no existe prueba alguna que permita confirmar la existencia física de Arturo), ¿por qué, entonces, apelar al anzuelo de un título que no tiene el menor asidero? 
Probablemente, en caso de haber existido, Arturo fuese no un rey en el sentido que le otorgamos al vocablo, esto es, quien ejerce un monarquía dinástica; sino un líder militar tribal o clánico, triunfador en la lucha contra otras tribus u otros clanes y erigido en rey de Britania, más allá del título que queramos darle; pues lo relevante en materia histórica es que gobernó, independientemente de que lo haya hecho en carácter de "rey", "dux" o el título que se nos ocurra ponerle. 
¿Por qué, entonces, la negación tajante por parte de los de Antrophistoria de que haya sido rey? Porque son chantas, simplemente por eso.
Lo artúrico es leyenda en tanto su construcción lleva el aporte de elementos que surgen de la fantasía popular y que fueron transmitidos sucesivamente a través de la tradición oral, para después mencionarse en la tradición escrita; y es mito pues remite a un tiempo primordial para los hoy por hoy ingleses y cumple con la condición de opuestos (britanos y sajones) reconciliados en una síntesis superadora del antagonismo primigenio. Pero cuidado: no es solamente leyenda y mito; también es historia, por cuanto emana de eventos históricos reales y comprobados (fin de la ocupación romana de Britania cerca de fines del siglo IV, y luchas entre britanos y sajones en los siglos V y VI). 
Con lo cual, la carencia hasta hoy de evidencia arqueológica que certifique la existencia de Arturo, no alcanza para descartar la misma; sino que significa solamente que en razón de ello, los historiadores no pueden escribir nada serio y comprobable en cuanto a su figura histórica (ya que obligatoriamente, dada esa circunstancia; deben limitarse a las fuentes literarias poco o nada confiables). Reitero: de ninguna manera basta para afirmar rotundamente que Arturo no existió. 
Y desde ya, por más que les moleste a los de Antrophistoria; mucho menos alcanza para establecer taxativamente que no fue rey y que afirmarlo constituye una "falsedad histórica".

-Juan Carlos Serqueiros-

2 comentarios:

  1. Afirmar algo o negar algo, para luego aclarar que no hay nada confirmado empiricamente, es absurdo. Tal vez tengan más vocación para la ucronía de la ciencia ficción que para la historia.
    Bien planteada la entrada.

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  2. Exacto, Demiurgo; excelente comentario. Y termino de darme cuenta de otra incongruencia de esos señores de Antrophistoria: por un lado, niegan que Arturo sea historia; y por el otro, califican como "falsedad histórica" a llamarlo rey. Muchachos, un poco de coherencia de vez en cuando, aunque sea por equivocación...

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