jueves, 29 de diciembre de 2016

ARBOLITO Y RAUCH: SUMANDO MENTIRA TRAS MENTIRA




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

En el contexto emergente del golpe que el 1 de diciembre de 1828 había dado Juan Lavalle al gobierno de Manuel Dorrego, deponiendo a este último y fusilándolo poco después en Navarro; el 28 de marzo de 1829, a eso de las dos de la tarde, se enfrentaron en la batalla de Vizcacheras las tropas unitarias destacadas por Lavalle al mando del coronel Friedrich Rauch, y las federales del Comandante General de Campaña de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, al mando del por entonces teniente Prudencio Arnold (que después llegaría al grado de coronel). 
La victoria correspondió a los federales, y en la acción cayeron, del bando unitario, tanto el coronel Rauch como el coronel Nicolás Medina -quien era hermano por parte de padre de Anacleto Medina, aquel oficial de Pancho Ramírez que se hizo cargo de lo que quedaba de las tropas de éste después de su derrota y muerte en Río Seco y que habiéndolo autorizado caballerescamente Juan Felipe Ibarra a cruzar Santiago del Estero, había llegado, después de atravesar el Chaco y Corrientes, de vuelta a la villa del Arroyo de la China en Entre Ríos escoltando a La Delfina (ver en este ENLACE mi artículo al respecto)-.
Después, la historiografia impuesta como oficial, erigió en héroe y víctima de la "barbarie federal" a Rauch, y por ello, un partido de la provincia de Buenos Aires y su localidad cabecera llevan su nombre.
Y en la actualidad, el escritor Osvaldo Bayer ha pintado con ribetes romancescos la muerte de Rauch, la cual atribuye al "indio justiciero Arbolito" (?), quien supuestamente, habría emboscado y matado a Rauch en "justa represalia" por la matanza de indios que éste había perpetrado. En efecto, Rauch (un mercenario alsaciano que había traído al país Rivadavia, contratándolo para actuar en la represión a los indios que maloqueaban por la campaña bonaerense) había cometido espantosas atrocidades las cuales están descriptas por él mismo en las comunicaciones que dirigió al gobierno. Así las cosas, en función de esa "justicia vengadora" que -según él- habría aplicado Arbolito; Bayer está empeñado en una campaña tendiente a que se reemplace, en el partido y en el pueblo, el nombre de Rauch por el del indio.
Pero veamos (hasta donde nos sea dable conocer a través de la documentación que hay al respecto) cómo fueron en realidad las cosas: 
El coronel Prudencio Arnold en sus memorias, las cuales narra en su libro Un soldado argentino (Editorial Universitaria, Buenos Aires, 1970), describe la acción de Vizcacheras y la muerte de Rauch, y dice que "el cabo de blandengues Manuel Andrada le boleó el caballo y el indio Nicasio lo ultimó". Y agrega que Rauch murió "víctima de su propia torpeza militar" y que "se le cortó la cabeza".
Hubo dos partes militares de la batalla de Vizcacheras: el de los triunfadores federales, que expidió Arnold y envió a Rosas; y el de los vencidos unitarios, que escribió -o mejor dicho, hizo escribir, porque era analfabeto- el coronel (que después llegaría a general) Anacleto Medina, y que dirigió a su superior jerárquico, el Inspector General coronel Blas Pico, en el cual al referirse a su hermano, dice que "el señor coronel D. Nicolás Medina se infiere que es muerto". Y con respecto a Rauch, dice: "ignorando el que firma cuál habrá seguido el comandante general", es decir, Medina desconocía, al momento de escribir su parte, la suerte corrida por Rauch y el rumbo que había tomado éste. 
El de Medina difiere del de Arnold en cuanto a la relación entre las tropas que se enfrentaron: según el de Arnold, eran similares en número, y según el de Medina, sus enemigos eran "el doble" (probablemente lo suyo fuese para disminuir el valor de la victoria federal y atenuar la derrota unitaria). El parte de Medina dice textualmente:

Chascomús, Marzo 29 de 1829.
El coronel que suscribe pone en conocimiento del Señor Inspector General, jefe del estado mayor, que habiéndose reunido en el punto de Siasgo al señor coronel Rauch, en virtud de órdenes que tenía, marchó toda la fuerza en persecución de los bandidos que habían invadido el pueblo de Monte, y ayer a las 2 de la tarde fueron alcanzados, como cuatro leguas de la estancia de los Cerrillos, del otro lado del Salado, en el lugar llamado de las Vizcachas. Una y otra división se encontraron, y, cargándose, resultó flanqueada la nuestra por los indios, que ocupaban los dos costados del enemigo. Después del choque, cedió nuestra tropa a la superioridad que, en doble número, tenía aquél, y se dispersó a distintos rumbos; ignorando el que firma cuál habrá seguido el comandante general del Norte. Se me ha incorporado parte del regimiento de húsares con todos sus jefes, hallándose heridos el comandante Melián, el ayudante Schefer y el teniente Castro del regimiento 4. El señor coronel D. Nicolás Medina se infiere que es muerto; y no será posible detallar la pérdida que habrá resultado, por no saber si se ha reunido por otro rumbo a otro jefe. La pérdida del enemigo debe ser bastante. Me he replegado a este punto con 72 húsares y 48 coraceros del 4. En él pienso permanecer, y defender esta población, que tengo probabilidad de que va a ser atacada, y se halla en gran compromiso el vecindario que se declaró por el orden.
El que suscribe saluda al Señor Inspector con su acostumbrada consideración.
Anacleto Medina
En realidad, se ignora quién fue Arbolito, ya que de ninguna manera está comprobado que haya sido Nicasio Maciel. Hay historiadores (José María Rosa entre ellos) que afirman que el tal Arbolito era un "capitanejo apellidado Basualdo". Y Prudencio Arnold no dice en su libro que Nicasio fuera Arbolito; dice solamente "el indio Nicasio", y agrega que "su apellido cristiano era Maciel", y que se trataba de "un valiente cacique que murió después de Caseros". 
Esa es la verdad. Y lo del "querido y apuesto cacique Arbolito, de grueso pelo largo", que habría "notado que siempre Rauch se adelantaba a sus tropas y por eso lo emboscó, le boleó el caballo y le cortó la cabeza", son invenciones novelescas de Bayer, vuelos de su imaginación calenturienta y sin ningún basamento documental. Ya vimos que no fue Arbolito -que no es mencionado por Arnold- el que "boleó el caballo de Rauch"; sino el cabo Manuel Andrada (quien de hecho, fue ascendido a alférez por esa acción, a instancias del propio Arnold, que fue quien lo recomendó en el parte de la batalla que envió a Rosas), y que no lo “emboscó Arbolito”, como divaga Bayer; sino que por imprevisión militar y por haber arrollado el centro de las fuerzas federales, se creyó vencedor; sin percatarse de que ambas alas de sus tropas habían sido derrotadas. Así, se encontró de golpe con que lejos de ser triunfador; estaba rodeado. O sea que de “emboscada de Arbolito”, como sostiene Bayer, no hay nada por aquí, nada por allá, nada de nada.
Como puede usted apreciar, estimado lector, este caso de "Arbolito vs. Rauch" tiene aristas que, además de constituir una invención; son absolutamente ridículas.
Por otro lado, y si bien es -por decirlo amablemente- poco serio lo de Bayer; no por eso es menos grotesco lo de haber dado a un pueblo el nombre de Rauch, siendo que fue éste un mercenario extranjero y un personaje absolutamente menor, y encima; irremesiblemente manchada su memoria histórica por los hechos aberrantes que cometió y por haber sido conchabado para pelear contra los indios que maloqueaban, terminando por enredarse en nuestras guerras internas. ¿Cuáles fueron entonces los méritos de Rauch para que un pueblo lleve su nombre? La respuesta es: ninguno.
En suma, se trata de un dislate tras otro: ponerle a un pueblo el nombre de un mercenario extranjero, y después pretender cambiárselo por el de otro personaje, tan menor como el anterior y del que se desconoce todo. Ciertamente, es difícil en estos casos decidir cuál de ambos es menos delirio, cuando los dos lo son igualmente.
Por mi parte, creo que sí habría que cambiarle el nombre a la localidad y al partido de Rauch; no precisamente por el de Arbolito, que ni siquiera sabemos quién fue; pero sí habría que cambiárselo, toda vez que lo de que se llame Rauch es un completo disparate tan ideologizado e inmerecido como lo que propone Bayer a modo de "remedio".

-Juan Carlos Serqueiros-
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REFERENCIAS

Arnold, Prudencio. Un soldado argentino. Editorial Universitaria, Buenos Aires, 1970.
Bayer, Osvaldo. Rebeldía y esperanza. Planeta, Buenos Aires, 2016.
Benencia, Julio A. Partes de batalla de las guerras civiles. 1822-1840. Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1974.

4 comentarios:

  1. Otro gran dislate de la historia contada, es quer en la provincia de Buenos Aires, ya hay un pueblño que se llama Arbolito o El Arbolito, en el partido de Colón, casi en límte con el partido de Pergamino. Aunque se lo conoció por ese nombre durante mucho tiempo (era el nombre de la parada ferroviaria) el nombre oficial de esta población de poco más de 200 almas, es Villa Manuel Pomar.
    Lo que si queda claro es que el innoble mercenario Rauch no merece ser recordado, sinó por sus atrocidades: en un parte "de guerra" aseguraba a su sucesor que había pasado a degüello a 16 indios tomados prisioneros, para no malgastar balas". Y no podemos dejar de recordar el proberbio que dice que "quien a hierro mata, a hierro muere."

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  2. o sea que es difícil que a la ciudad de Rauch se le llame Arbolito.

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  3. Excelente Serqueiros. Con rigurosa información, demuele las mentiras de bayer
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