sábado, 3 de diciembre de 2011

LOS DIENTES DE BELGRANO





















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

El 20 de junio de 1903 se inauguró, durante la segunda presidencia de Julio A. Roca (transcurrida entre 1898 y 1904) el Mausoleo de Belgrano. 
La iniciativa, llevada adelante en 1895, no había nacido de ningún organismo oficial; sino que se había originado en una inquietud surgida en la juventud porteña, concretamente, entre los estudiantes. Se organizó una suscripción pública a fin de generar los fondos necesarios para la obra, y al término de la misma se habían juntado $ 107.725,25. Una vez reunido el dinero, una comisión ad hoc llamó a concurso de proyectos de escultores argentinos, italianos y franceses; resultando ganador del mismo el artista italiano Ettore Ximenes. Para el acto inaugural se acuñaron medallas conmemorativas de cobre, como la que se muestra en la imagen.
El hecho no estuvo exento de particularidades que es preciso y útil conocer. Por ejemplo, hay discrepancia entre la fecha de inauguración consignada en las medallas (y también estipulada oficialmente); y la que daba el diario La Nación, de Mitre, que anunciaba que la misma se produciría en octubre de 1902. ¿Acaso hubo dos eventos, o se trataba de un error en alguna de las dos versiones? Quien esto escribe, estaba convencido de que hubo un único acto y de que la fecha exacta era la que se daba oficialmente; pero para despejar dudas, consulté al Instituto Belgraniano,  el cual gentilmente me confirmó que hubo una sola inauguración y que fue el 20 de junio de 1903. La contradicción entre la realidad y lo oportunamente anunciado en La Nación,  posiblemente puede haberse dado por cualquiera de estos dos motivos: que se hubieran producido demoras en la conclusión de las obras, no llegándose en consecuencia a efectivizar la inauguración en la fecha publicada en el diario; o que la información con la que contaba La Nación fuese errónea, simplemente. Sea lo que haya sido, lo real y concreto es que la inauguración fue el 20 de junio de 1903 y no cabe duda alguna al respecto.
El 4 de setiembre de 1902, el gobierno dispuso la exhumación de los restos del General Belgrano, que estaban enterrados en el atrio de la iglesia de Santo Domingo, con el objeto de depositarlos en una urna, la cual sería posteriormente colocada en el Mausoleo cuya construcción se estaba finalizando.  
Al día siguiente, esto es, el 5 de setiembre, el diario La Nación  publicó una anodina nota en la cual "informaba" al público sobre ese acontecimiento. En ella se abundaba en consideraciones sobre la gran alarma (sic) del ministro de guerra Pablo Riccheri, al comprobar que retirada la losa bajo la cual debía estar el ataúd con los restos de Belgrano; éste no se encontraba (sic), y que a raíz de esa circunstancia, Riccheri "hizo retirar a todos los presentes creyendo que se trataba de un sabotaje. El servicio de seguridad retiró al público y se siguió con el trabajo hasta que se encontró debajo de la bóveda los restos de Manuel Belgrano" (sic). 
La nota prosigue en el mismo tono, mencionando que al final, la razón por la cual el ataúd no se encontraba, era que se había deshecho por el paso del tiempo (lo cual debiera haberles parecido de entrada lo  obvio: a Belgrano, que murió en la extrema pobreza, lo habían enterrado en un simple cajón barato de pino -así le había pagado la Patria por la cual combatió y a la que dio nada menos que su independencia-, de modo que lo lógico era que un ataúd ordinario de pino, se hubiera desintegrado), y que los huesos de Belgrano estaban deshechos y dispersos. "A medida que se iban sacando se depositaban en una bandeja de plata que sostenía uno de los monjes del convento" (sic) bla bla bla... Seguía la nota con una aparentemente irrelevante frase, mencionada en un contexto de así como al pasar: "Se han encontrado en relativo buen estado algunos dientes" (sic), y concluía en el mismo estilo, diciendo que "el escribano del gobierno" (un tal Enrique Garrido) "labró un acta que fue firmada por los presentes", y que "los restos de Belgrano fueron depositados en el altar mayor, esperando la terminación del suntuoso mausoleo" (sic). Hasta ahí, pareciera que la nota de La Nación contaba, y hasta con detalles, los hechos, y que por ende, reflejaba la verdad.
Pero hete aquí que mentir no es sólo decir mentiras; sino también no decir toda la verdad. Y eso era exactamente lo que había hecho Mitre en su diario La Nación: mentir, ocultando una parte sustancial de los hechos; porque la versión que de los mismos da su principal competidor, La Prensa, en su edición de la misma fecha, es decir, el 5 de setiembre de 1902, destapó la olla y dejó al desnudo la artimaña de La Nación y por qué Riccheri, supuestamente "alarmado" por un presunto "sabotaje" porque no aparecía el ataúd; mandó retirar al público que se hallaba presente
Era todo mentira; la verdad era que el escribano del gobierno no había detallado (adrede, por supuesto; el sujeto estaba metido hasta la nariz en el enjuague) en el acta todos los restos del prócer encontrados, y que los ministros Riccheri y González se habían robado cada uno de ellos un diente de Belgrano.
Consecuentemente, hubo tamaño alboroto, y ese mismo día, a raíz del escándalo; tanto Riccheri como González se vieron obligados a devolver al superior de la iglesia Santo Domingo los dientes de Belgrano que habían sustraído (demás está decir que de no haber publicado el diario La Prensa su artículo especificando lo que realmente aconteció aquel día, jamás los hubieran devuelto).
Las excusas esgrimidas por los ministros eran pueriles y demostrativas de la impunidad con que contaban y actuaban: Riccheri alegó que se "había llevado un diente para mostrárselo a Mitre y preguntarle acerca de la conveniencia de engarzarlo en oro para después meterlo en la urna"; y González, por su parte, adujo que se "había llevado un diente para mostrarlo a varios amigos". Las pretendidas explicaciones eran una completa patraña: lo de “varios amigos” de González era un eufemismo que el bueno del riojano utilizó en esa oportunidad para no tener que confesar que en realidad, esos "amigos" eran sólo uno: Mitre; y lo de Riccheri acerca de la consulta a Don Bartolo, se trataba lisa y llanamente de otro embeleco. Lo cierto era que ambos se habían robado los dientes para entregarlos a Mitre, de modo que pasaran a engrosar la "colección personal" de éste. Ni siquiera un niño podía ser engañado con semejante mendacidad como eso de "engarzar en oro los dientes para después ponerlos en la urna", porque ¿con qué motivo se van a "engarzar en oro" dos dientes que nunca van a ser exhibidos públicamente, sino que van a ser guardados en una urna herméticamente cerrada? Absurdo por donde se lo mire.
Dos días después del guirigay desatado por los embustes de La Nación, la denuncia de La Prensa y el robo de los dientes de Belgrano en un incalificable acto de necrofilia perpetrado nada menos que por dos ministros del gobierno nacional, a pedido y en beneficio de Mitre; la revista Caras y Caretas, en su edición del 7 de setiembre de 1902, publicó un artículo sobre el Mausoleo de Belgrano supuestamente próximo a inaugurarse (lo cual se verificaría, como vimos antes, recién al año siguiente, el 20 de junio de 1903), la cual se ilustraba con fotografías y un dibujo representando al prócer que aparecía exclamando: "¡Hasta los dientes me llevan! ¿No tendrán bastante con los propios para comer del presupuesto?".







-Juan Carlos Serqueiros-

2 comentarios:

  1. Cuando uno ve que en la historia se perpetran cada tanto las mismas excusas idiotas para encubrir delitos de diversa índole, uno no tiene más que dar razón a Nietzsche y el eterno retorno. Es que cada uno de nosotros, además, tiene un concepto de lo que significa responsabilidad, honestidad y capacidad. Y sí, mientras que a algunos no les alcanzan las pajas propias para fijarse en las ajenas, a otros no le alcanzan sus convicciones para alzarse con las del resto, y a casi nadie, le son suficientes sus dientes y buscan "extensiones" para morder lo ajeno. Quelevachaché...

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  2. la verdad no conocia esta parte de la historia y la leí en un pequeño fragmento de lo que alguien comento en youtube y decidi ponerme a buscar para conocer los detalles,pero la verdad que es indignante . y hasta el dia de hoy los politicos siguen dando esas excusas idiotas como las de Riccheri y Gonzalez. Gracias por exponer al publico esta otra parte de la historia

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