Estoy devastado. Yo, que suelo presumir de historiador, recién me entero, por vía del coprolálico psicótico incestuoso con delirio mesiánico y veleidades de tiranuelo Javier Milei, que en la historia de la humanidad hay un “año 0” desde el cual se empieza a contar.
Hasta ahora, siempre había creído yo que a ese… punto de partida, digamos (que ningún historiador está en condiciones de precisar, puesto que lo poco que sabemos —e incluso eso de “sabemos”… bueno, hasta por ahí nomás sabemos— de la historia de la humanidad, abarca como mucho cinco milenios) se le decía año 1. Pero hete aquí que me topo con que Milei sí se jacta de saber muy bien cuál es, ya que se auto atribuye conocer ¡hasta el monto del PBI per cápita de ese año 0! Y no sólo eso, sino que además; asevera que ese PBI per cápita se mantuvo inalterable hasta más o menos llegado el año 1800. Ante semejante andanada de erudición, qué querés que te diga… tengo para mí que en vez de con su perro Conan; él habla, cuanto menos, con los espíritus de Heródoto, Plutarco, Tucídides y vaya uno a saber cuántos más... O si no, el dato del PBI per cápita se lo debe haber suministrado Gilgamesh, el cuasi eterno testigo de la historia universal.
Pero la inmanente sabiduría de Milei no se agota en el profundo conocimiento que se arroga poseer en cuanto al pasado de la humanidad, antes bien; con una generosidad que raya en lo sublime, él se considera a sí mismo como un enviado de las fuerzas del cielo que tiene la sagrada misión de advertir a un puñado de multimillonarios a los cuales llama héroes, acerca del peligro de una tendencia a lo que reputa como socialismo y que juzga como una alarmante amenaza.
En tanto pobre jubilado que tiene todo su capital invertido en deudas, no formo parte de esa selecta y privilegiada elite de magnates; pero de todos modos, yo debería pedirle perdón a Milei por no haber caído en la cuenta de las fechorías cometidas por delincuentes tales como, entre otros, ese sucio peronista, el papa Francisco, representante del Maligno en la tierra, con su insistente prédica en favor de la justicia social; el asqueroso populista Nerón con su demencial berretín de elevar la calidad de vida de la plebe de Roma; el inmundo marxista Felipe IV de Francia, que para sanear la economía de su reino se apropió de la inconmensurable riqueza de los templarios creadores de los primeros bancos; el repugnante nazi Bismarck con su mil veces perverso estado prusiano de bienestar; el espantable fascista Roosevelt con su new deal; el abominable comunista Mao con su reforma agraria china… y sigue una larga lista de etcéteras.
Así las cosas, pareciera que fue el propio Milei quien se confundió, y en lugar de ir al de Davos; se dirigió al Foro de Nabos.
No quiero asustarte, Bart, pero un porcentaje efímera y circunstancialmente mayoritario de la ciudadanía integrado por distintos segmentos de variopinta laya: ignorantes, pubertarios, irresponsables, gorilas y odiadores seriales, nos ha depositado en las garras de un psicótico altamente peligroso que, escindido de la realidad y con severos trastornos mentales, cree estar al frente de un gobierno y conduciendo los destinos de una nación; cuando en realidad se halla virtualmente secuestrado por una banda de ladrones, cipayos y perduellis capitaneada por el psicópata Mauricio Macri, que lo mantiene entretenido y contentado con las exterioridades del poder mientras le fomenta de mil modos su delirio mesiánico, le hace creer que el que manda es él, que está llamado a una misión trascendental y que es amado por el pueblo.
-Juan Carlos Serqueiros-
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