Escribe: Juan Carlos Serqueiros
Un amigo me pidió que le transcribiese esta carta que el general Belgrano le dirigiera
con fecha 28.04.1814 a Francisco Antonio Candioti, por no poder él
entender la letra del prócer, lo cual hice con mucho gusto, porque amén de
que siempre es un enorme placer leer a Belgrano y disfrutar de esa caligrafía
exquisita que tenía; la carta (cuyo original se conserva en el Archivo General
de la provincia de Santa Fe y que cualquiera puede ir a ver porque inclusive
tienen un servicio que permite ampliar las imágenes digitalizadas de modo de
poder leerlas sin ese difuminado que se produce al ampliarlas mediante el zoom
de una computadora) posibilita dilucidar ciertos aspectos de una época
complejísima para la Revolución.
Bueno, vamos al punto; la carta decía:
Mi amigo: recibí la de V. en su tiempo; p.o p.r mis males no he podido contestar como quisiera. V. me ha llenado de contento con qto. significa, y celebro, sobre mi alma que no se diga viva España, ni tampoco haya unión con los de Montevideo: serán acaso remordimientos particulares los que hayan obligado a Artigas a ese movimiento, que como de familia podrán componerse, concluyendo las diferencias, y la unión se restablecerá, que es lo que nos importa; porque sin ella cada uno andará por su lado; y estaremos expuestos a una ruina total en la que todos seremos víctimas.
Los negocios del Perú van perfectamente:
Cochabamba se sostiene, y el Cusco está en convulsión movido por los oficiales,
hijos de allí, despreciados por Pezuela, así que no dudo se agregarán los
juramentados de Salta y aún los soldados que existen por allá. El gral. Pezuela se maneja a la española; ha establecido una Junta que sirva
de purificación p.a que solo queden en los Pueblos los buenos vasallos
de Ferndo. (nota mía: Fernando, refiriéndose a Fernando VII) en
consecuencia, destierros, prisiones varias: a Chuquisaca se ha puesto una
contribución onerosa p.r la conducta que observó con nosotros.
No tardaré en marchar a Loreto: si V.
quisiera escribirme sírvase dirigir la carta al Adm. de Correos de Córdova, a q.n aviso como me las ha de mandar; permaneceré en otro
Pueblo, hasta recuperar mi salud y poder seguir mi viaje de que avisaré a V. con oportunidad.
Expresiones amistosas a las Sas. y mi
apasionada: V. reciba el sincero afecto de su:
Manuel Belgrano
Santº del Estº 28 de
Abril de 1814.
A D.n Franco. Anto. Candiotti Sta. Fé
(sic)
Lamentablemente, no he tenido a la vista la
carta de Candioti a Belgrano que precedió a la contestación de éste (como
pueden apreciar en el texto, ésta de Belgrano es en respuesta a una anterior
de Candioti a él), y más aún; no sé si se conservará dicha carta o no, para así
ver qué le comunicaba en ella. Pero aún sin ese documento, puede inferirse cómo era la cosa: estaba de Director Supremo de las Provincias Unidas
(¿"unidas"? mmm...) el notario Posadas, que con sus desplantes había provocado que Artigas abandonase el sitio de
Montevideo, y lo había acusado de traición a la patria y puesto precio a su
cabeza (6.000 pesos).
Fue un terrible error de
Posadas, y la pésima impresión que eso produjo en el ejército y las varias
personas que así se lo dijeron -incluyendo al barón de Holmberg, a quien las
fuerzas artiguistas había batido en toda la línea-, todo eso sumado al rechazo
que Vigodet hizo del armisticio que le propusiera; lo movieron a que enviara a
Candioti (de antigua relación con Artigas), acompañado del fraile Mariano
Amaro, a negociar con el Jefe de los Orientales. Así que la carta de Candioti
-que de tonto no tenía un pelo y que sabía perfectamente los puntos que calzaba
Posadas- a Belgrano; probablemente haya sido para informarle a éste
que Artigas había tratado caballerescamente al barón de Holmberg y que lo había
liberado con toda su tropa sin hacerle daño alguno, y acerca de la misión que
le había encargado el Director.
Artigas recibió afectuosa y cordialmente a
Candioti, y la mediación de éste fue exitosa; concluyéndose en Belén un
convenio por el cual se reivindicaba a Artigas, se reconocía la autonomía de la
Provincia Oriental y se renovaba la alianza entre ésta y Buenos Aires (lo que
equivale a decir entre Artigas y los orientales por una parte, y el Directorio
por otra; lo cual significaba nada menos que la inmediata liquidación de los
realistas en Montevideo, la tranquilidad interior y la unión que anhelaban
Belgrano, San
Martín y Güemes, entre otros, es decir; los que querían sincera y efectivamente la independencia.
Pero Posadas, sumido en su
nube de altanería, tozudez, empaque y soberbia, no aceptó; y el enfrentamiento
entre hermanos continuó.
Por ahora, para evaluar hasta dónde era capaz de llegar Posadas,
baste con esta cita de las Memorias Curiosas, de Juan Manuel Beruti, enemigo de
Artigas: "Estas son las resultas que nos han traído los desaciertos y poca
política de nuestros gobiernos, que tan ligeramente trataron de traidor y
enemigo del estado a Artigas, ofreciendo por su cabeza seis mil pesos y
mandando tropas para sujetarlo, las que se han perdido, no sacaron nada y
regresaron con un cuero a la cola". A confesión de partes, relevo de
pruebas.
El contexto general era que había en Europa
una especie de "furia restauradora de monarquías", y encima, Napoleón
había liberado en diciembre de 1813 a Fernando VII, que había
asumido el trono de España y que andaba boqueando con su amanerada e histérica voz de mariquita, que escarmentaría a los "rebeldes" americanos. Por eso
Vigodet quería sostenerse en Montevideo a como diese lugar; para ganar tiempo
mientras esperaba el auxilio de una flota enviada desde España por Fernando
VII.
Ante ese panorama, el Directorio no encontró mejor
"solución" que hacer las paces con Fernando, pero de tapadera nomás; mientras que así de sotamanga al pasar, buscaba
entregar el país al coloniaje extranjero, para evitarse así el tener que
"caer" en el artiguismo, o sea, en el federalismo (eso a lo que Manuel José García llamaba "peligroso sistema radical de libertad").
Cuando Artigas se retiró del sitio de Montevideo; Vigodet, creyendo que
podía atraerlo para el bando realista, lo lisonjeó y tentó con ofertas, que
fueron rechazadas por don José con un seco "usted se ha formado un
concepto equivocado sobre el motivo de mi separación del sitio". Cortita y
al pie, ¿no? Un patriota cabal, Artigas.
Por eso, Belgrano en su carta le dice a
Candioti lo de "celebro, sobre mi alma que no se diga viva España, ni
tampoco haya unión con los de Montevideo", alegrándose de que Artigas no
haya accedido a las sugestiones de Vigodet (y de Pezuela, que también le
escribió, aunque de esto último; no sé si Belgrano llegó a enterarse).
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