Escribe: Juan Carlos Serqueiros
GLOOMY SUNDAY
(Música: Rezső Seress - Letra: Laszlo Javor)
Sunday is gloomy,
My hours are slumberless
Dearest the shadows
I live with are numberless
Little white flowers
Will never awaken you
Not where the black coaches
Sorrow has taken you
Angels have no thoughts
Of ever returning you
Wouldn’t they be angry
If I thought of joining you?
Gloomy sunday
Gloomy is sunday,
With shadows I spend it all
My heart and i
Have decided to end it all
Soon there’ll be candles
And prayers that are said I know
But let them not weep
Let them know that I’m glad to go
Death is no dream
For in death I’m caressin’ you
With the last breath of my soul
I’ll be blessin’ you
Gloomy sunday
Dreaming, I was only dreaming
I wake and I find you asleep
My hours are slumberless
Dearest the shadows
I live with are numberless
Little white flowers
Will never awaken you
Not where the black coaches
Sorrow has taken you
Angels have no thoughts
Of ever returning you
Wouldn’t they be angry
If I thought of joining you?
Gloomy sunday
Gloomy is sunday,
With shadows I spend it all
My heart and i
Have decided to end it all
Soon there’ll be candles
And prayers that are said I know
But let them not weep
Let them know that I’m glad to go
Death is no dream
For in death I’m caressin’ you
With the last breath of my soul
I’ll be blessin’ you
Gloomy sunday
Dreaming, I was only dreaming
I wake and I find you asleep
In the deep of my heart here
Darling I hope
That my dream never haunted you
My heart is tellin’ you
How much I wanted you
Gloomy sunday
MELANCÓLICO DOMINGO
Darling I hope
That my dream never haunted you
My heart is tellin’ you
How much I wanted you
Gloomy sunday
MELANCÓLICO DOMINGO
El domingo es melancólico
Las horas están en vela
Las más queridas sombras
Con las que vivo son innumerables
Las florecillas blancas
Nunca te despertarán
No donde la negra carroza
De la tristeza te ha llevado
Los ángeles no han pensado
En traerte de vuelta nunca
¿Se enfadarían
Si pensara en reunirme contigo?
Domingo melancólico
Melancólico es el domingo
Con las sombras lo he pasado entero
Mi corazón y yo
Hemos decidido suicidarnos
Pronto habrá oraciones
Y las velas estarán encendidas, ya sé
No permitamos que lloren
Hagámosles saber que me alegro de irme
La muerte no es ningún sueño
Ya que en ella te acaricio
Con el último aliento de mi alma
Te estaré bendiciendo
Melancólico domingo
Soñando, sólo estaba soñando
Me despierto y te veo durmiendo
En lo profundo de mi corazón aquí
Cariño espero
Que mi sueño no te haya atormentado
Mi corazón te está diciendo
Cuánto yo te deseaba
Melancólico domingo
La canción fue compuesta entre fines de 1932 y principios de 1933 por el músico húngaro Rezső Seress, quien la tituló Vége a világnak (El mundo se acaba). La letra (hoy por hoy perdida) que le puso aquél, su autor original, estaba referida, según sostiene la tradición oral, al flagelo de las guerras. Lo cierto es que no se constituyó precisamente en un gran suceso musical ni mucho menos.
Entre uno y dos años después, un conocido de Seress: el poeta (también húngaro) Laszlo Javor, le reemplazó la letra por un poema que había escrito en 1927; haciéndola como la conocemos en la actualidad (en esencia, pero no exactamente; pues sus versos sufrirían luego algunas modificaciones según quién fuese el que los tradujera). Así nació Szomurú vasárnap (es decir, Gloomy Sunday, en inglés; y Domingo melancólico, en castellano), que fue grabada por primera vez en Hungría en 1935 y llegaría a los Estados Unidos en 1936.
Era conocida allí como "la canción del suicidio", porque al parecer, en Hungría hubo una serie de estos casos, los que fueron atribuidos a la profunda tristeza expresada en la bellísima composición, y eso habría sido lo que despertó el interés de varios intérpretes norteamericanos, que la grabaron a su turno.
Pero la realidad de lo ocurrido es bien distinta de lo que cuenta el mito. Los hechos comprobados son: en su edición del 30 de marzo de 1936, la revista Time publicó una nota en la cual se daba a conocer que un zapatero se había suicidado en Hungría, dejando como única "explicación" de la decisión de acabar con su vida, un papel en el que había escrito algunos versos de la letra de Gloomy Sunday, y que la policía húngara había relacionado esa muerte con otras, producidas también por suicidio, de personas que se arrojaban a las aguas del Danubio, dejando sobre el puente fragmentos de la letra o de la partitura de la canción. Y seis días después, The New York Times publicó un artículo haciéndose eco de la nota de Time, en el cual "precisaba" el número de suicidios "provocados por la canción" en Hungría, fijándolos en 18; a los cuales añadía el de un adolescente neoyorquino de 13 años, que se habría ahorcado, encontrándose, según el diario, "la partitura de Gloomy Sunday en uno de sus bolsillos". Lo cierto es que de toda esa ola de suicidios en Hungría publicada en Time y The New York Times... ¡no hay documentación respaldatoria alguna!, y en cuanto al del adolescente, en efecto existió el hecho, pero no hay constancia ni mención oficial de que al momento de matarse, efectivamente haya tenido en un bolsillo la partitura de la canción. Y más aún, la decisión que tomó, se atribuye a su desesperación ante el bullying de que era objeto por parte de sus compañeros.
Pero la realidad de lo ocurrido es bien distinta de lo que cuenta el mito. Los hechos comprobados son: en su edición del 30 de marzo de 1936, la revista Time publicó una nota en la cual se daba a conocer que un zapatero se había suicidado en Hungría, dejando como única "explicación" de la decisión de acabar con su vida, un papel en el que había escrito algunos versos de la letra de Gloomy Sunday, y que la policía húngara había relacionado esa muerte con otras, producidas también por suicidio, de personas que se arrojaban a las aguas del Danubio, dejando sobre el puente fragmentos de la letra o de la partitura de la canción. Y seis días después, The New York Times publicó un artículo haciéndose eco de la nota de Time, en el cual "precisaba" el número de suicidios "provocados por la canción" en Hungría, fijándolos en 18; a los cuales añadía el de un adolescente neoyorquino de 13 años, que se habría ahorcado, encontrándose, según el diario, "la partitura de Gloomy Sunday en uno de sus bolsillos". Lo cierto es que de toda esa ola de suicidios en Hungría publicada en Time y The New York Times... ¡no hay documentación respaldatoria alguna!, y en cuanto al del adolescente, en efecto existió el hecho, pero no hay constancia ni mención oficial de que al momento de matarse, efectivamente haya tenido en un bolsillo la partitura de la canción. Y más aún, la decisión que tomó, se atribuye a su desesperación ante el bullying de que era objeto por parte de sus compañeros.
Así las cosas, el sentido común nos lleva a inferir que la "leyenda negra" alrededor de esa canción, no era más que una acción marketinera de esas a las que tan afectos son los norteamericanos, a raíz de que Gloomy Sunday no terminaba de "cuajar", de convertirse en hit, como esperaban las compañías discográficas.
Sin embargo, en 1941, la cosa explotó: con la versión (sublime, ciertamente magistral) que grabó la maravillosa Billie Holiday, que fue la que le dio definitivamente gran popularidad y trascendencia mundial:
No obstante ello, por cientos de sitios en internet se continúa aún hoy, propagando incesantemente el mito de la "canción del suicidio", abonado, adornado y reforzado con el del compositor original, el húngaro Rezső Seress, quien efectivamente, se ahorcó con un alambre en la cama del hospital en que se encontraba internado, tras haber fracasado en su intento de suicidarse dos días antes arrojándose por una ventana. Sólo que al momento de matarse, en 1968, tenía 69 años, así que convengamos en que se necesita mucha imaginación para suponer que se suicidó por una canción que había compuesto... ¡casi cuatro décadas antes! Acotaré que Seress (que era judío y comunista) conoció los horrores que implica la reclusión en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, y que después, pese a pasar el resto de su vida en condiciones de extrema frugalidad y pobreza; siempre se negó a salir de Hungría para dirigirse a EE.UU. y cobrar la cuantiosa suma que en concepto de derechos de compositor tenía allí reservada a su nombre.
En 1993, John Williams, autor de la banda de sonido de la película La lista de Schindler, le rendiría un póstumo homenaje al incluir a Gloomy Sunday en ella (lo que a la postre, representaría uno más de los premios Oscar con que el film fue galardonado).
En 1993, John Williams, autor de la banda de sonido de la película La lista de Schindler, le rendiría un póstumo homenaje al incluir a Gloomy Sunday en ella (lo que a la postre, representaría uno más de los premios Oscar con que el film fue galardonado).
En nuestro país, el gran Agustín Magaldi también la grabó en 1937, bajo el título Triste domingo:
Y por si acaso resultara de su interés, mi querido lector, cuál es la versión de Gloomy Sunday que más le gusta a quien esto escribe; pues entonces le diré que la de Sarah Brightman, la cual puede escuchar usted a través de este enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=E8bne5wGi08
Ah, y puede estar tranquilo y disfrutarla sin miedo, eh: le aseguro que no sólo no lo va a empujar al suicidio; sino que escucharla le parecerá una caricia que, con toda certeza, sus oídos y su espíritu agradecerán.
Ah, y puede estar tranquilo y disfrutarla sin miedo, eh: le aseguro que no sólo no lo va a empujar al suicidio; sino que escucharla le parecerá una caricia que, con toda certeza, sus oídos y su espíritu agradecerán.
-Juan Carlos Serqueiros-
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