Me había propuesto no escribir más de historia argentina, pero bueno, ya saben... la cabra al monte tira, dicen, y un adicto jamás debe afirmar que está curado.
La edición del 24 de abril de 1909 de la revista Caras y Caretas, traía esta ilustración de Cao. Bajo el sugestivo título "Adelante los que quedan" (la famosa frase que Leandro Alem insertara en la carta que dejó al suicidarse el 1 de julio de 1896), aparecen representados Julio A. Roca y José Evaristo Uriburu, ambos ex presidentes y además; consuegros, pues una de las hijas del primero, Agustina Eloísa la Gringa Roca, estaba casada con un hijo de Uriburu que llevaba los mismos nombres que su padre.
Roca le dice a Uriburu: "-Cinco presidentes han caído bajo esta presidencia; y aún falta un año y cinco meses...", y éste último asiente espantado y responde: "-¡Dios nos ayude!".
La significación del conjunto caricatura y texto es obvia: remiten a la condición de jettatore (mufoso, piedra, diríamos hoy) que se le endilgaba al por entonces presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta, desde cuya asunción, cinco ex primeros mandatarios habían fallecido: Bartolomé Mitre el 19 de enero de 1906, Carlos Pellegrini el 17 de julio de 1906, Manuel Quintana el 12 de marzo de 1906 (precisamente, Figueroa Alcorta era su vicepresidente y juró formalmente el cargo el mismo día de la muerte de Quintana; pero ya venía ejerciendo la primera magistratura desde que éste enfermó y tuvo que delegar en él la presidencia de la República el 17 de enero), Luis Sáenz Peña el 4 de diciembre de 1907 y Miguel Juárez Celman el 14 de abril de 1909 (nótese que sólo diez días antes de la fecha de esta edición de Caras y Caretas).
Pero el genio de Cao en esta tapa, no se agota en la referencia a la mala suerte que el imaginario popular le atribuía al cordobés acarrearles a los demás, sino que también le “cae” a Roca en la forma de un finísimo humor ejercido a expensas del Zorro, utilizando para ello una graciosa ironía que se mantiene en sus límites sin ultra pasarlos para caer en la hiriente befa sarcástica, con la alusión implícita a una muerte que no es la física, el final de la existencia; sino una en sentido figurado: la pública, el ostracismo definitivo como figura rectora de la política argentina; porque ocurría que fue precisamente Figueroa Alcorta (declarado adversario de Roca), quien en una magistral jugada de ajedrez político, un año antes había dado por tierra con todo el andamiaje electoralista del roquismo, triunfando ampliamente el oficialismo en las elecciones del 8 de marzo de 1908 (ver a través de este ENLACE mi artículo "A veces, la taba se da vuelta ¿no, Zorro?".
Y la cereza del postre, Cao nos la regala en forma de un alarde de sutileza; porque la elección de la frase de Alem para el título, en modo alguno es casual, sino causal: Figueroa Alcorta trató de acercarse a los radicales, de manera de no tener muchos frentes de guerra abiertos y poder concentrarse en la pelea contra el roquismo, y si bien no logró atraérselos, por impedirlo la intransigencia de Hipólito Yrigoyen; sí consiguió que por lo menos no lo inquietaran demasiado con revoluciones como la que le habían hecho a Quintana.
En fin, José María Cao Luaces, un maestro del humor político, para una revista que dejó su impronta: Caras y Caretas.
Ah, y el bueno de Figueroa Alcorta no debe haber sido tan jettatore como lo pintaban, porque en definitiva, tanto Roca como Uriburu se “salvaron” de contarse entre los ex presidentes fenecidos durante su período: el Zorro murió el 19 de octubre de 1914, y el Búho, tan sólo cuatro días después, el 23.
¡Hasta la próxima!
-Juan Carlos Serqueiros-
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