Escribe: Juan Carlos Serqueiros
El artista se debe únicamente al público y no debe tener nunca, creo yo, ningún matiz político. (Carlos Gardel)
El azar hizo que, sin proponérmelo, tuviera que toparme con un "artículo" (de alguna manera debo llamarlo) de cierto pseudo periodista español bruto e imbécil cuyas iniciales son diego alfredo manrique (el uso de minúsculas es adrede y en sentido bien peyorativo, además) inserto en el pasquín también español El País (periodicucho este manifiestamente anti argentino), a cuyo vómit... quiero decir, a cuyos tenor y contenido puede usted acceder, estimado lector (siempre y cuando le dé el estómago para semejante proeza, claro), a través de este ENLACE (advertencia: tenga a mano cantidades industriales de Dramamine, p.l.q.p.p).
El cagatintas manrique, que "escribe" en el citado libelo inmundo en la sección Cultura (?), lo hace "inspirado" en las idioteces vertidas por otro sujeto de similar laya y que calza los mismos puntos; un italiano a quien voy a mencionar también por sus iniciales: dimitri papanatas... no, perdón, me confundí; no es papanatas, sino papanikas (respecto a las minúsculas, ídem anterior), el cual anuncia (al igual que vienen haciéndolo otros tantos estúpidos como él desde fines de siglo XIX) en un librejo tan despreciable como su indigna persona, "la muerte del tango", al cual en su infinita estulticia califica de "mito de la identidad nacional argentina" y al que le atribuye, con el desvergonzado e insolente léxico propio de un sujeto de su calaña, surgir de "la historia de un sueño constantemente fracasado: la edificación de una nación que hasta hoy ha existido solamente en las fantasías coercitivas de sus clases dirigentes" (ver a través de este ENLACE). Cabría preguntarse desde qué pedestal un tanito lordo como ese cocoliche ridículo, osa emitir juicios de valor y llega hasta ¡escribir un "libro"! sobre un país y una música acerca de los cuales ignora absolutamente todo.
Pero dejemos a este individuo de baja estofa y volvamos al otro canalla, es decir, al grotesco manrique: haciéndose eco de las memeces del italiano y alabando su ignoto librejo con una obsecuencia propagandística que mueve a la náusea, este viejo maricón y rastrero más claque que panegirista, se permite abundar en consideraciones citando una de las tantas frases con las que Leopoldo Lugones manifestó su disgusto por el tango; menciona entre sus "pecados" la grabación de ¡Viva la patria! "en honor del general Uriburu, que inauguró en 1930 la era del golpismo", por parte de Carlos Gardel, sindicando de paso a éste de "anteriormente simpatizante de liberales y radicales"; y no se priva de acusar a Astor Piazzolla (al cual, entre otras "lindezas", le imputa simpatías fascistoides y ser un veleta) de "lamer las botas de los militares", a los cuales habría "agradecido" con "su álbum Mundial 78" y creando el tango Los Lagartos.
Y si uno no conociera hasta dónde puede llegar el cinismo (¿o hijoputez?) de semejantes poligrillos alquilones; podría incluso asombrarse ante la desvergüenza que evidencian al pontificar sobre temas de los cuales no entienden un pepino. Imaginemos, querido lector, a un periodista japonés que ni siquiera sea capaz de ubicar a Venezuela en el mapa, arrogándose las sapiencia y aptitud necesarias como para anunciar con grandilocuencia "La muerte del joropo. Breve historia política del joropo en Venezuela", y aseverando que la nacionalidad venezolana es una "fantasía coercitiva de sus clases dirigentes"; y a otro periodista, pongamos... chino, elogiándolo en un diarucho de ínfima categoría y tachando a Juan Vicente Torrealba por grabar un joropo en honor a un golpe de estado y acusando a Simón Díaz de connivencia con una tiranía militar. ¿Puede usted concebirlo? ¿No? Bueno, quien suscribe, tampoco puede. "Es tan chiflado y obnubilado / que puede ser..." (Solari dixit). Y sin embargo, eso es exactamente lo que hizo ese patético par de eunucos mentales.
En balde sería tratar de explicarles a esos pelafustanes que Gardel les grabó a sus amigos Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez el tango ¡Viva la patria!, no "en honor del general golpista Uriburu" como temerariamente dicen esos nabos ignorantes; sino como una expresión lírico-musical de júbilo ante una revolución (que tuvo el respaldo y la adhesión mayoritaria del pueblo argentino, dicho sea de paso) que derrocó a un gobierno que venía evidenciándose como insoportablemente ineficaz. Y seguramente, la dupla de burros no sabe tampoco que el autor de la letra era, además de poeta; escritor e historiador, así como ignora que Gardel no tenía simpatías partidarias por ninguno de los sectores en pugna.
En vano sería, además; pretender que comprendan que tildar de "fascistoide" a Piazzolla es un completo delirio, toda vez que el tango Los Lagartos lo compuso inspirado en el fuego patriótico que en su corazón encendió la toma por parte de nuestras tropas de las islas Georgias del Sur (tal como lo sentimos el 99% de los argentinos en nuestra lucha por la recuperación de un suelo que nos fuera arrebatado), ignorando por su parte (lo mismo que la mayoría de nuestros compatriotas) quién era Astiz, y en cuanto se enteró, lo suprimió de su repertorio de por entonces; pero siendo tan bella la melodía que había creado, decidió conservarla, trocando su título en Tanguedia. Todo lo cual sabrían, si se hubieran tomado la molestia de indagar qué tenía para decir al respecto el mismísimo Piazzolla, quien según sus propias palabras: "Me impactó ver en televisión ese hecho heroico. Me gustó todo, el nombre ('Lagartos') y ese acto machazo de tomar las Islas Georgias del Sur. Yo no sabía quiénes eran, solo vi un grupo de argentinos poniendo el pecho por mi país. A los pocos días que dediqué el tema vino un amigo y me dijo: '¿Qué hacés? ¿Estás loco?', y me contó todo. Ahí me desayuné quién era Astiz. Ahí mismo borré el tema del repertorio, pero no lo tiré; era muy lindo". En cuanto al disco que el necio de manrique menciona como "Mundial 78", se llamó en realidad Piazzolla 78 y fue grabado y concebido en diciembre de 1977 por ese extraordinario músico que fue Astor, en Italia, con la producción de Aldo Pagani. Sus títulos giraban en torno al fútbol, no por "agradecimiento" del autor a la tiranía militar como afirma ese zonzo rematado, sino por una cuestión puntual de mercadeo: el Mundial que estaba próximo a realizarse en la Argentina; pero cuando el material se reeditó en cd, la productora cambió los titulos tanto del disco (que pasó a ser Chador), como de los temas que en él se incluían; simplemente porque dicho evento ya había pasado largamente.
Pero claro, es inútil y ocioso intentar que sujetos de esa catadura ético-moral y de paupérrimo nivel intelectual entiendan que a los artistas se los evalúa por la calidad de su arte y no se los juzga como si se tratase de políticos, tal como lo hacen estos dos impresentables mamarrachos genuflexos y arrastrados que ora critican, ora alaban, según dispongan quienes les bajan línea y convenga mejor a $u$ intere$e$.
Y sería gracioso escuchar qué diría ese aprendiz de tentetieso de papanikas si supiera que la frase de Lugones que citó para "demostrar" el rechazo de éste hacia el tango, era representativa del desprecio que sentía precisamente por... ¡los italianos!, es decir, los tanitos compatriotas de papanikas a los que llamaba "los salvajes italianos" y a los cuales les atribuía una conspiración para imponer, a través y con el "auxilio" del, tango, el marxismo en el mundo. En fin, esas cosas del bueno de don Leopoldo... Pero sinceramente, hasta pagaría entrada yo para verle la caripela al payasesco spaghetti al saberlo. "Para que no perciban tu porteño sabor / los que llevan la mugre del espíritu gringo" (Carlos de la Púa dixit).
Párrafo aparte para el manolito manrique y su sandez que no reconoce límite alguno, que probablemente se contaba entre los que tuvimos los argentinos que auxiliar con nuestro trigo porque estaban, él y sus compatriotas, literalmente cagados de hambre, súbdito de una monarquía de tercer orden ejercida desde hace nada menos que tres siglos por una dinastía degenerada de borboncitos reyezuelos cretinos, orates y cornudos y reinas putas y ladronas, "ciudadano" de un país que soportó sin rechistar una dictadura franquista de ¡39 años! y con una nacionalidad artificiosamente mantenida a fuerza de clips, plasticola y banditas elásticas, que a cada segundo amenaza con fragmentarse en (con suerte) cuatro o cinco pedazos.
Tan luego él, ese esperpento miserable, opinando del tango y la nacionalidad argentina y haciendo la claque a un italiano esquenún. Por favor...
¡Qué no daría yo por tenerlos unos minutos al alcance de la mano!
-Juan Carlos Serqueiros-
Y si uno no conociera hasta dónde puede llegar el cinismo (¿o hijoputez?) de semejantes poligrillos alquilones; podría incluso asombrarse ante la desvergüenza que evidencian al pontificar sobre temas de los cuales no entienden un pepino. Imaginemos, querido lector, a un periodista japonés que ni siquiera sea capaz de ubicar a Venezuela en el mapa, arrogándose las sapiencia y aptitud necesarias como para anunciar con grandilocuencia "La muerte del joropo. Breve historia política del joropo en Venezuela", y aseverando que la nacionalidad venezolana es una "fantasía coercitiva de sus clases dirigentes"; y a otro periodista, pongamos... chino, elogiándolo en un diarucho de ínfima categoría y tachando a Juan Vicente Torrealba por grabar un joropo en honor a un golpe de estado y acusando a Simón Díaz de connivencia con una tiranía militar. ¿Puede usted concebirlo? ¿No? Bueno, quien suscribe, tampoco puede. "Es tan chiflado y obnubilado / que puede ser..." (Solari dixit). Y sin embargo, eso es exactamente lo que hizo ese patético par de eunucos mentales.
En balde sería tratar de explicarles a esos pelafustanes que Gardel les grabó a sus amigos Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez el tango ¡Viva la patria!, no "en honor del general golpista Uriburu" como temerariamente dicen esos nabos ignorantes; sino como una expresión lírico-musical de júbilo ante una revolución (que tuvo el respaldo y la adhesión mayoritaria del pueblo argentino, dicho sea de paso) que derrocó a un gobierno que venía evidenciándose como insoportablemente ineficaz. Y seguramente, la dupla de burros no sabe tampoco que el autor de la letra era, además de poeta; escritor e historiador, así como ignora que Gardel no tenía simpatías partidarias por ninguno de los sectores en pugna.
En vano sería, además; pretender que comprendan que tildar de "fascistoide" a Piazzolla es un completo delirio, toda vez que el tango Los Lagartos lo compuso inspirado en el fuego patriótico que en su corazón encendió la toma por parte de nuestras tropas de las islas Georgias del Sur (tal como lo sentimos el 99% de los argentinos en nuestra lucha por la recuperación de un suelo que nos fuera arrebatado), ignorando por su parte (lo mismo que la mayoría de nuestros compatriotas) quién era Astiz, y en cuanto se enteró, lo suprimió de su repertorio de por entonces; pero siendo tan bella la melodía que había creado, decidió conservarla, trocando su título en Tanguedia. Todo lo cual sabrían, si se hubieran tomado la molestia de indagar qué tenía para decir al respecto el mismísimo Piazzolla, quien según sus propias palabras: "Me impactó ver en televisión ese hecho heroico. Me gustó todo, el nombre ('Lagartos') y ese acto machazo de tomar las Islas Georgias del Sur. Yo no sabía quiénes eran, solo vi un grupo de argentinos poniendo el pecho por mi país. A los pocos días que dediqué el tema vino un amigo y me dijo: '¿Qué hacés? ¿Estás loco?', y me contó todo. Ahí me desayuné quién era Astiz. Ahí mismo borré el tema del repertorio, pero no lo tiré; era muy lindo". En cuanto al disco que el necio de manrique menciona como "Mundial 78", se llamó en realidad Piazzolla 78 y fue grabado y concebido en diciembre de 1977 por ese extraordinario músico que fue Astor, en Italia, con la producción de Aldo Pagani. Sus títulos giraban en torno al fútbol, no por "agradecimiento" del autor a la tiranía militar como afirma ese zonzo rematado, sino por una cuestión puntual de mercadeo: el Mundial que estaba próximo a realizarse en la Argentina; pero cuando el material se reeditó en cd, la productora cambió los titulos tanto del disco (que pasó a ser Chador), como de los temas que en él se incluían; simplemente porque dicho evento ya había pasado largamente.
Pero claro, es inútil y ocioso intentar que sujetos de esa catadura ético-moral y de paupérrimo nivel intelectual entiendan que a los artistas se los evalúa por la calidad de su arte y no se los juzga como si se tratase de políticos, tal como lo hacen estos dos impresentables mamarrachos genuflexos y arrastrados que ora critican, ora alaban, según dispongan quienes les bajan línea y convenga mejor a $u$ intere$e$.
Y sería gracioso escuchar qué diría ese aprendiz de tentetieso de papanikas si supiera que la frase de Lugones que citó para "demostrar" el rechazo de éste hacia el tango, era representativa del desprecio que sentía precisamente por... ¡los italianos!, es decir, los tanitos compatriotas de papanikas a los que llamaba "los salvajes italianos" y a los cuales les atribuía una conspiración para imponer, a través y con el "auxilio" del, tango, el marxismo en el mundo. En fin, esas cosas del bueno de don Leopoldo... Pero sinceramente, hasta pagaría entrada yo para verle la caripela al payasesco spaghetti al saberlo. "Para que no perciban tu porteño sabor / los que llevan la mugre del espíritu gringo" (Carlos de la Púa dixit).
Párrafo aparte para el manolito manrique y su sandez que no reconoce límite alguno, que probablemente se contaba entre los que tuvimos los argentinos que auxiliar con nuestro trigo porque estaban, él y sus compatriotas, literalmente cagados de hambre, súbdito de una monarquía de tercer orden ejercida desde hace nada menos que tres siglos por una dinastía degenerada de borboncitos reyezuelos cretinos, orates y cornudos y reinas putas y ladronas, "ciudadano" de un país que soportó sin rechistar una dictadura franquista de ¡39 años! y con una nacionalidad artificiosamente mantenida a fuerza de clips, plasticola y banditas elásticas, que a cada segundo amenaza con fragmentarse en (con suerte) cuatro o cinco pedazos.
Tan luego él, ese esperpento miserable, opinando del tango y la nacionalidad argentina y haciendo la claque a un italiano esquenún. Por favor...
¡Qué no daría yo por tenerlos unos minutos al alcance de la mano!
-Juan Carlos Serqueiros-
Mientras lo leía, se mi vino murga purga a la cabeza. Les diste con todo.
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