Escribe: Juan Carlos Serqueiros
Este mapa ha sido dibujado por Piri Ibn Ají Mehmed, conocido como el sobrino
de Kemal Reis, en Gelibolu, en el mes de muharrem del año 919. En este siglo no hay un mapa como éste en posesión de nadie. (Piri Reis)
El hecho de que tengamos en este nuestro bendito país superproducción de chantapufis, no necesariamente implica que estos sean un invento argentino. Y ni siquiera significa que sean patrimonio exclusivo (y para nada enorgullecedor) de nuestra fauna local.
En efecto, los pignas, lanatas, o'donnells, terragnos, chumbitas, brienzas, feinmanns, romeros y demás especímenes de similar laya, si bien autóctonos (por desgracia); son meros chantas de cabotaje digamos, simples émulos de los chantas con vuelo internacional estilo Charles Berlitz o Erich von Däniken. Y son tan diferentes en cuanto a envergadura los primeros de los segundos, como nuestro vernáculo yacaré de un cocodrilo del Ganges o del Nilo. Y ¿cómo se mide esa envergadura? Muy sencillo: por la cantidad de libros y videos que venden, la cual es directamente proporcional al número de crédulos (¿giles?) que embaucan. Los chantas que supimos conseguir por estas tierras, se dedican a depredar nuestra historia argentina; mientras que los chantas con vuelo internacional, actúan en un coto de caza mucho más amplio: la historia universal.
Berlitz, von Däniken y una larga lista de etcéteras esparcidos por todo el orbe -Dios los cría y editoriales pseudo científicas (además de Discovery Channel, Nat Geo y The History Channel) los amontonan- se dedicaron (muy lucrativamente para ellos, por cierto, y con empeño digno de mejor causa) a meterle en la marota a la gente el supuesto origen extraterrestre y/o debido a pretéritas civilizaciones perdidas que habrían sido mucho más avanzadas que la nuestra (eso, aceptando que a la nuestra pueda llamársela "civilización" y reputarla de "avanzada", lo cual para mí; teniendo en cuenta que siguen proliferando el hambre, la miseria, las pestes y las guerras es, por lo menos, discutible) de las Pirámides de Gizeh, de las Líneas de Nazca, de la Atlántida (si es que en verdad existió y no se trató sólo de una metáfora del bueno de Platón), de un imaginario Triángulo de las Bermudas, y hasta de las agujas de tejer al crochet de mi abuelita Angela...
Así, le atribuyen al archifamoso mapa de Piri Reis la inclusión nada menos que de la cordillera de los Andes y la Antártida como era antes de ser cubierta por los hielos; en función de lo cual sostienen (en un divague que llega al paroxismo) que necesariamente debió ser trazado desde el aire, y como en el siglo XVI no había aviones; entonces la obvia inferencia sería que el mapa es obra de alienígenas que lo hicieron desde una nave espacial, o bien gentes de una desarrolladísima cultura hoy perdida que habría florecido hace aproximadamente entre 10.000 y 12.000 años y que tenía la capacidad de desplazarse por el espacio aéreo.
A ver, dejemos Chantalandia, en el delirante Reino de la Fantasía, bajemos mejor a nuestra vieja y sacudida Tierra y examinemos el asunto; o "veámoslo un poco con tus ojos" (Solari dixit):
Piri Reis -en realidad, el hombre se llamó a sí mismo como Piri, hijo de Mehmed (algunos historiadores turcos afirman que se llamaba Muhiddin Piri y otros Ahmet, hijo de Hajji Mehmed), y Re'is significa Almirante; con lo cual escribir Piri Reis equivale a escribir Almirante Piri- fue un marino, militar, historiador, geógrafo y cartógrafo turco que nació en Gelibolu (Galípoli) entre 1465 y 1470, y murió en El Cairo en 1553. Durante muchos años navegó con su tío Kemal Piri como pirata por el Mediterráneo y después, incorporado oficialmente a la armada otomana, participó en las campañas navales turcas a Córcega, Sicilia, Cerdeña, Francia, Venecia (a cuya finalización fue nombrado almirante) y Egipto. En 1513 produjo lo que cuatro siglos y medio más tarde lo volvería tan célebre como lo había sido en su propio tiempo: el mapamundi que hoy conocemos como mapa de Piri Reis. En 1521 terminó de escribir su notabilísimo libro Kitab-i-Bahriye (Sobre la Navegación), un atlas en el cual condensaba toda la información histórica y geográfica disponible en la época para la navegación, y consignaba tanto los conocimientos que había adquirido él mismo, como los descubrimientos y adelantos de los españoles y portugueses en la materia; el cual presentó solemnemente al por entonces nuevo califa del Imperio Otomano, Süleyman I (al que los occidentales conocemos como Solimán el Magnífico). Kitab-i-Bahriye está dividido en 230 capítulos, 21 de los cuales están escritos en verso; y los otros 209 en prosa.
Trasladémonos al siglo XX. A fines de 1929, Halil Edhem, director de Museos de Turquía, descubrió en el palacio Topkapi, que era la antigua residencia de los emperadores otomanos y que en ese tiempo se había transformado en museo; el mapamundi que Piri había confeccionado en 1513; o dicho más apropiadamente, un fragmento del mismo de 90 x 65 cm; el resto se había perdido en la noche de los tiempos. La parte que se había hallado contenía la representación de la Península Ibérica, la porción occidental del Africa, el Caribe y el oriente de Suramérica.
El mapa de Piri Reis es en sí mismo y más allá de sus merecimientos (innegables) y de la exactitud geográfica e histórica (que sin duda, calificaríamos de escasa hoy por hoy; pero ello es más que razonable, habida cuenta de la época de la que data), una auténtica obra de arte. Se trata de un pergamino, ya que está trazado sobre cuero de gacela, compuesto según la modalidad de los portulanos o "cartas de marear", es decir, con un reticulado cuyas líneas no indicaban longitug y latitud, sino los rumbos de la rosa de los vientos, hecho a nueve colores, ilustrado con bellas imágenes y con anotaciones marginales a la izquierda en las cuales Piri, como si hubiera tenido la facultad de predecir a sus historiadores, consignó, además de particularidades de los distintos sitios; las fuentes de las que se valió: veinte cartas y ocho Mappae Mundi de su época (entre los cuales había uno de Columbus,o sea, Colón).
Pasado el furor inicial del descubrimiento del mapa de Piri Reis el asunto cayó en el olvido; hasta que a mediados de la década de 1950, un militar turco envió una copia a los Estados Unidos para que la estudien y analicen, y allí entraron a tallar dos norteamericanos: el capitán Arlington Mallery, un delirante que presumía de arqueólogo; y Charles Hapgood, un profesor de historia. Ellos fueron quienes elucubraron el mito de que el mapa tenía "tal exactitud" que venía a demostrar que "había sido trazado desde el aire", que en él estaban representadas "la Antártida sin hielo y la cordillera de los Andes", y unas cuantas sandeces más; leyenda esta que después sería "perfeccionada" por Berlitz, von Däniken y otros cuantos por el estilo, para utilizarla en beneficio propio ($).
Todo eso es una patraña gigantesca que no resiste análisis serio alguno. La presunta exactitud del mapa no es tal, al contrario; el mismo registra errores groseros (propios de la época en que fue dibujado, eh; para nada debe tomarse el señalamiento de fallas en el mapa como un cargo tendiente a desmerecer la obra de Piri). En algún vericueto de sus delirios se les deben haber perdido tres ceros, porque la "Antártida sin hielo" a la que aluden no es de hace "doce mil años" como afirman, sino de hace por lo menos doce millones de años, durante la época geológica del mioceno, período Neógeno de la era Cenozoica. La "cordillera de los Andes" que los farsantes sostienen que aparece en el mapa de Piri Reis, no son montañas, sino -"pequeña" diferencia- islas; la porción suramericana dibujada es la oriental, porque no aparece el Océano Pacífico, "detalle insignificante" este que no podía haberle pasado inadvertido a un cartógrafo genial como Piri, y que no obstante ello, los chantas hacen de cuenta que no lo ven. ¿Qué, la cordillera de los Andes por un misterioso fenómeno geológico se trasladó del oeste al este y no nos percatamos de ello? Por favor... Y el animal representado en una de las imágenes, que para ellos es una "llama"; vaya uno a saber lo que es, pero una llama seguro que no; ya que el que dibujó Piri tiene cuernos. Pero claro, seguramente debe ser que uno ni se dió cuenta de que las llamas desarrollaron cornamenta. En fin...
El tratamiento irresponsable y con un criterio exclusivamente mercantilista encubierto bajo la apariencia de un interés científico, llevó a que se perdieran de foco aspectos interesantísimos del documento; los cuales debieran ser objeto de serias y profundas atención e investigación. Por citar sólo algunos ejemplos: las anotaciones marginales de Piri abundan en detalles referidos a cómo llegó Colón a "Antilla, que está en la parte en la que se pone el sol" (es decir, lo que después se llamaría América, por Amerigho Vespucci), guiado por "un libro que cayó en sus manos", en el que "aparecía, al final del Mar del Oeste, que existían costas e islas y toda clase de metales y piedras preciosas". El libro que dice Piri que "cayó en las manos" de Colón, era, como ya se habrán percatado ustedes, la Biblia; con el versículo de Isaías que dice: "Palomas en tan arrebatado vuelo como cuando van a sus palomares; así los ya salvados arrojarán las saetas de su predicación en las islas más apartadas y traerán en retorno el oro y la plata"; algo que fue muy bien tratado por un perspicaz José María Rosa y a lo que -extrañamente- por lo general no se le presta mucha atención. Es notable (y señal inequívoca de un celoso entendimiento al que nada se le escapaba) que Piri -en tanto otomano, enemigo de los españoles y por ende, de la epopeya colombina- no haya cedido al prejuicio que debiera de haberlo guiado a la descalificación y por lo contrario; haya preferido privilegiar la verdad histórica. Lo cual de paso, viene a situarlo en un sitial destacado de la geopolítica. También menciona Piri a un personaje que llama Sanvolrandan, que no es otro que San Brandan o Samborombóm, aquel monje que los portugueses hacen suyo y que da nombre a nuestra Bahía de Samborombón.
En fin, el límite que me impone la imprescindible brevedad de un artículo me inhibe a la hora de abundar en detalles jugosísimos que se desprenden del examen minucioso y sin preconceptos del documento, pero en el caso de que sientan despertado su interés; hagan el ejercicio de analizarlo concienzudamente. Garantizo que se van a sorprender.
En cuanto a Piri, diré que ya largamente octogenario, volvió a comandar como almirante, la armada turca en guerra contra Portugal por Egipto. Murió, como lo indica un documento papal recientemente hallado en los archivos vaticanos, decapitado en 1553 por orden del pasha de El Cairo por habérsele imputado traición según algunos historiadores, y cobardía según otros; al ordenar a su mermada flota el levantamiento del sitio otomano al puerto de Ormuz.
Los chantas que so pretexto de "historiarlo", lo tergiversaron escandalosamente lucrando con la invención de una sarta de estupideces; corrieron (y corren) mejor suerte que él.
-Juan Carlos Serqueiros-
-Juan Carlos Serqueiros-
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