martes, 6 de diciembre de 2011

ESPEJISMO




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Espejismo
(Beilinson - Solari)

La tierra gira, hoy, menos veloz
(en ciertas cosas, el diablo siempre es neutral).
Pasará, ya pasará
este espejismo pasará...
Cerrás los ojos y ves la boutique del rock
y sus jugadas que siguen saliendo bien.
Lo mejor de nuestra piel es que no nos deja huir...
Contra las cuerdas vas a desafinar
canciones tristes, bohemias, del corazón.
Borra el rastro tu dolor
y ya no te arrepentís.

Creo que esta letra tiene mucho de autorreferencial del Indio y que es una vivencia suya a partir de la cual compuso el tema. Y me parece (intuición mía nomás) que el día que la escribió, se correspondía con un momento suyo especialmente depresivo.



Y esa letra tiene la música justa: una melodía hipnótica, creando un ambiente melancólico, triste, existencialmente desilusionado. Los ingleses tienen el término apropiado para definir ese estado de ánimo: spleen, el cual se castellanizó en esplín.
El título alude a una visión netamente pesimista, cruda, de un rocker (para mí, el propio Indio), sobre lo que está pasando en la cultura rock. Él en un principio creyó que el rock iba a cambiar, si no el mundo (cosa imposible por otra parte); sí por lo menos la visión de alguna gente sobre el mundo. Y ahora (con "ahora" me refiero a la época en que escribió la poesía) ve que sus esperanzas se defraudaron y que eran sólo eso: un espejismo.
Se suponía, a finales de los 60, que los cambios acaecidos en el mundo a partir de la explosión y la consolidación posterior de la cultura rock, se iban a acelerar en progresión geométrica; pero hoy comprueba que esas esperanzas fueron vanas, que los cambios que tan promisorios habían parecido al principio, no sólo no se aceleraron, sino que por lo contrario; la tierra pareciera girar (metafóricamente) "menos veloz" que antes de la aparición de esa cultura con pretensiones de universalista. Es una mirada melancólica, profundamente desesperanzada.
Luego se refiere a que las religiones en general, culpan de las calamidades del mundo al genio del mal -en el caso del cristianismo, al diablo-; entonces está diciendo algo así como "me imagino que de esto no le van a echar también la culpa al diablo, ¿no?, ojo que en esta historieta el diablo no tiene nada que ver, eh!". De allí lo de "en ciertas cosas, el diablo, siempre es neutral". En el manuscrito de Solari, podemos notar que en algún momento pensó en "Un dios salado y un diablo dulce"...
"Pasará, ya pasará": Esta especie de muletilla que irá repitiendo a lo largo de la letra, es demostrativa de su tremendo realismo. Él nunca se ilusionó con lo de que el rock iba a cambiar el mundo, pero sí pensó que algunos cambios más trascendentales de los que hubo, iban a ocurrir, y entonces al percatarse de que no eso no pasó y reflexionar sobre ello; está decepcionado y melancólico. Sin embargo, es realista y se va a sobreponer a ese estado de ánimo, y ya desde su racionalidad comienza a hacerlo: sabe que eran un espejismo las expectativas de cambio que tenía, pero al mismo tiempo el cerebro le anda por un lado y el corazón por otro distinto. No puede evitar sentir la desilusión que experimenta en ese momento, un estado de ánimo circunstancial que -al igual que un espejismo- "pasará, ya pasará".
Una "boutique" es una botica en francés, es decir, un negocio en principio ligado a la farmacología; pero donde hay de todo (recordar la expresión popular "de todo como en botica"). El Indio no es un iluso, sabe perfectamente que nadie mea agua bendita y que en el rock (como en cualquier ámbito) hay de todo: bueno (poco) y malo (mucho), y se lamenta de que a todo lo que de malo hay en esa "boutique del rock", sus "jugadas" (refiriéndose a las jugarretas y transas), les sigan saliendo bien".
Solari nos tiene habituados en su lírica a metáforas impresionantes; pero esta directamente es sublime: "Lo mejor de nuestra piel, es que no nos deja huir". Se está refiriendo a que aún en el medio de su depresión y desilusión; no le queda otra que ser como es, porque no podemos dejar de ser lo que somos: por más que aparentemos; nuestra piel no nos deja huir de nosotros mismos. Es un poco como la frase más característica del personaje de historietas Popeye: "soy lo que soy". El Indio es como es, y sabe que también él podría haber transado con el sistema en las "jugadas que siguen saliendo bien" como tantos otros, pero no va a entrar en esa porque su piel no lo deja huir de sí mismo, no puede traicionarse a sí mismo.
En medio del esplín que siente, de la depre que lo invade, recurre a una vieja compañera suya: la viola -Solari siempre tocó la guitarra, sin ser (ni mucho menos) un eximio guitarrista, pues (dicho por él mismo) le saca algunos tonos y nada más-. Y recurre a una doble metáfora para pintar algo: por un lado la usa en un sentido "boxístico", digamos (está tan deprimido y melancólico, que se siente como un boxeador al que su rival lo tiene contra las cuerdas del ring, a punto de noquearlo); y al mismo tiempo alude a las cuerdas de su guitarra, en la cual va a "desafinar" (sabe que no es un buen guitarrista), algunas canciones "tristes" (como su estado de ánimo) y bohemias, que lo retrotraigan a los tiempos de una bohemia que supo ser creativa; no como la de ahora, llena de personajes reventados y chismosos. Esas canciones que le van a surgir "del corazón", son las que le van a permitir ir saliendo paulatinamente de ese estado de ánimo melancólico que está atravesando, de ese bajón.
Y ya está: el momento del encuentro con su guitarra fué mágico, catártico, y le permitió salir de ese pozo depresivo. En las cuerdas de su guitarra desafinó unas cuantas canciones tristes y bohemias, evocadoras de una época que añora, y ése es el "rastro" (huellas, señales, impronta, que deja alguien a su paso y que permiten a otro conducir a ese algo o a ese alguien que dejó el rastro) que le posibilitó "borrar el dolor" que sentía.
Y cierra la letra con otra metáfora de doble significación: por un lado, Solari, en su extraordinaria honestidad intelectual, "confiesa" que en algún momento también sintió la tentación de transar con el sistema -tentación a la que jamás cedió, por supuesto-, y que en ese momento de intensa depresión que está viviendo ahora (otra vez: con "ahora" me refiero a cuando compuso esta canción), por ahí se le habrá cruzado por la marota "arrepentirse" de no haber cedido a esa tentación -muy humana, por otra parte-; y por otro lado nos dice que en ese momento de melancolía y decepción, por un instante se "arrepintió" de pertenecer a ese mundo del rock que tan desilusionado lo tiene. Pero ya pasó todo, pasó el "espejismo" y el mal momento que tuvo, ya lo superó a través de la "terapia" que hizo con su guitarra, "desafinando" algunas canciones "bohemias, del corazón".

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-Juan Carlos Serqueiros-

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