Quiero batir mi prontuario… pa' que sepan cómo soy. (Norberto Aroldi)
Detrás de lo que se manifiesta en eso que mi modo de ser exterioriza, exhibe, delata, sin disimulo y sin tapujos; está lo de mi naturaleza, lo que en esencia soy: un tipo básicamente triste, solitario, melancólico, parco, y con un carácter de mierda. Ah, y como si todo eso fuera poco; encima soy tímido.
No me gustan las multitudes, salvo las concentraciones populares peronistas, o las que se congregan en la cancha de Huracán o en las misas del Indio Solari. A lo sumo y como mucho, la pequeña multitud acotada a la concurrencia a una comida familiar o a una mesa de café o a un asadito entre amigos. Y hasta ahí llego; TODAS las demás me repugnan, me espantan y les huyo como a la peste.
Me siento relajado y feliz viendo y escuchando a un artista que me guste en un boliche chiquito, incómodo, casi a oscuras, lleno de humo y vahos de alcohol (donde en ocasiones, hasta puedo atreverme a cantar algunos tangos); antes que en un recital multitudinario, aún cuando yo me encuentre en el más oneroso de los palcos con el culo apoyado en una butaca ultra mullida y repantigado a mis anchas.
Por último, amo el silencio; no soporto el cotorreo incesante de conchudas y/o pelotudos puestos a boquear estupideces y empeñados en ofender al silencio con un rumor exasperante de cacatúas histéricas.
Dado que no constituyo precisamente lo que llamaríamos una celebridad y que la galería de la fama por cierto no se engalana con mi foto, seguramente a muy pocas personas (por no decir directamente ninguna) les debe interesar cómo soy y mucho menos lo que pueda consignar a la hora de auto describirme. Lo cual, por otra parte; está en estricta correspondencia con mi grado de preocupación sobre cómo todas y cada una de las personas que habitan este mundo me perciban o cómo de bien o mal les caiga yo, lo que a fuer de sincero, me importa la nada misma.
En mi caso, el envase deja traslucir el contenido, y si me tomo el laburo de aburrir palabras para contar cómo soy, es por pura condescendencia nomás, solamente para que nadie se llame a engaño.
Soy lo que soy.
-Juan Carlos Serqueiros-

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