miércoles, 26 de marzo de 2025

NOTA EN REVISTA CONTEXTO

























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

En 1999 la revista Contexto me hacía la nota periodística que aparece ilustrada en la imagen.
Por entonces yo tenía 43 años, pesaba veinte kilos menos que ahora (que ya cargo 69 sobre el lomo), era todo un "ejecutivo importante", me vestía con camisas de Giesso y trajes de Dior, calzaba zapatos de Gucci, me perfumaba con Aramis, vivía en un semipiso, me alojaba en hoteles cinco estrellas, morfaba en restaurantes caros y acumulaba millas a lo pavote saltando de avión en avión.
En esa época, tras la mascarada del "éxito"; yo era alguien profundamente infeliz. Vivía a mil, permeable al halago, sin consciencia de mi deseo, me hallaba sumido en una vorágine de placeres efímeros a los que recurrentemente apelaba como sucedáneos del regocijo y estaba abonado a la anhedonia.
Ciertamente, en modo alguno se trata aquella de una etapa de mi vida que recuerde con satisfacción. A tal punto es así, que en mi empeño por olvidarla (vano empeño, pues muy luego me enteraría de que el bueno de Sigmund Freud enseñaba que recordar es el mejor modo de olvidar), descarté, tiré a la mierda todos los objetos representativos de esos veinte años de mi carrera profesional transcurridos entre 1982 y 2002: certificados, fotos, premios, diplomas y en fin; todo lo que testimoniase que alguna vez yo había sido un tipo "exitoso".
Sólo quedó esta foto (que Gabriela, mi esposa, tomó con su teléfono celular), del cuadro en que yo, desde el pedestal de mi ego infatuado, la había enmarcado, que inadvertidamente quedó sin desechar. Y que después de todo, tuvo un fin útil en tanto sirvió para que ella pintara sobre él una de sus propias obras como artista plástica.
Aunque claro está, toda elección implica una renuncia, y obviamente, la que hice no constituyó una excepción, pues de haber optado por continuar detentando la gerencia en una corporación transnacional; hoy estaría percibiendo una jugosa jubilación en vez de la misérrima que percibo como autónomo.
De todos modos, uno no puede huir de su pasado ni hacer como que no existió; debe asimilarlo, porque forma parte de su historia de vida.

-Juan Carlos Serqueiros-

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