Escribe: Juan Carlos Serqueiros
Lo más terrible de ese feroz e implacable tirano llamado Tiempo, no es que nos corta el hilo cuando la Parca viene a tocar el timbre; sino lo que manifiesta en su crueldad infinita al despojarnos de la fortuna de la niñez y dejarnos en los grilos tan sólo unas chirolas de ella en forma de nostalgia.
Así, en su atrocidad nos obliga a pagar de a puchos con esas monedas invariablemente escasas que "de favor" nos permitió conservar, las cuotas de una vida amarreta y usurera.
A mí, a duras penas me dejó guardar el recuerdo de una casa chorizo con aquel patio que fue escenario de mis hazañas futboleras gambeteadas con gran habilidad entre el naranjo, el limonero y el pomelo con mi perra, la Rory, jugando a ser el Toscano Rendo; o de mis aventuras jugando a ser el Capitán Nemo de Julio Verne, mientras mi vieja lavaba la ropa en el piletón del fondo y el Winco comprado de segunda mano desgranaba zambas de Los Fronterizos y tangos de Susy Leiva. Con ese tesoro voy garpando día a día, trabajosa y esforzadamente, la hipoteca de don Cronos.
Es por eso que nunca formulo la pregunta del genial Cátulo Castillo: "¿Quién se robó mi niñez?"; sé perfectamente quién lo hizo: la banda del asesino Tiempo y sus esbirros Reloj y Almanaque.
-Juan Carlos Serqueiros-
No hay comentarios:
Publicar un comentario