Escribe: Juan Carlos Serqueiros
Suena el teléfono, atiendo, e inmediatamente la operadora recita su mensaje: —Tiene una llamada de larga distancia con cobro revertido. ¿La acepta?
Respondo afirmativamente, a continuación digo “hola”, y surge una voz profunda que se anuncia así: —Soy la Evocación llamando desde la Infancia para que te acuerdes...
Del ignoto pasaje de tierra,
De doña Felisa y don Raúl,
De aquel álbum de figuritas
Que archivaste en un baúl.
De la Pichi, de la Sarita,
Del Chany, de la Elenita,
Del Elio y de la Gogó,
Del Miguel y del Cachito
(Que muchas veces te fajó).
De la farmacia de don Ángel,
De “la Alemana” y del Joselo,
De la Adrianita y del Horacio
(Los hijos del ferretero).
De aquella pelota Pulpo,
Del trompo y de la payana,
De los barriletes que remontabas
Con tu viejo algunas tardes
Y que en ocasiones se morían
Enredados en los cables.
De tu perrita, la Rory;
De los bizcochos Canale,
De las biabas de tu vieja
Si volvías hecho un desastre.
Del almacén de don Tito,
De don Felipe, el lechero;
De “Pinchabife”, el peluquero;
De la Pepa, la verdulera;
De las noches en la vereda
Y de las fogatas de San Juan.
De la parroquia La Guardia
En aquel barrio poligrillo
Levantado de la pobreza
Entre chapas y ladrillos...
Quedo en silencio y la Evocación pregunta: —¿Colgaste?
Contesto que no y agrego: —Aguantá, que cambio la yerba y prendo un faso. No sé qué tiempo hará en ese tu país la Infancia, pero acá llueve tanto… Y se me debe haber metido algo en los ojos, porque estoy lagrimeando, viste…
—Sí. No te apures —me responde. —Soy la Evocación, siempre amable y obsequiosa; la guacha turra es mi hermana gemela, la Melancolía, que suele vestirse como yo para que la confundan conmigo.
-Juan Carlos Serqueiros-
Imagen: Alberto Pancorbo, “Llamadas desde la infancia”, óleo sobre tela, contemporáneo.
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