(Poema de Juan Carlos Serqueiros)
Candelaria era su nombre,
Y subía en cualquier coche.
Llegó a mi vida cierta noche
De un estío bochornoso,
Para desnuda obsequiarme
Con su cuerpo voluptuoso.
Más... era la suya un alma
Oscura como sus ojos.
Alma que de tan pobre,
Vestía harapos de esperanza,
De sueños hechos jirones
Entre riscos de añoranza;
Ojos negros con destellos
Toldados por la malicia
Que reflejaba en su rostro
La falsía de su sonrisa.
Había en su piel morena
Un dulce aroma inefable
Que convocaba al deseo
Acuciante de sus carnes,
Del oscuro pubis depilado,
Candelaria era su nombre,
Y subía en cualquier coche.
Llegó a mi vida cierta noche
De un estío bochornoso,
Para desnuda obsequiarme
Con su cuerpo voluptuoso.
Más... era la suya un alma
Oscura como sus ojos.
Alma que de tan pobre,
Vestía harapos de esperanza,
De sueños hechos jirones
Entre riscos de añoranza;
Ojos negros con destellos
Toldados por la malicia
Que reflejaba en su rostro
La falsía de su sonrisa.
Había en su piel morena
Un dulce aroma inefable
Que convocaba al deseo
Acuciante de sus carnes,
Del oscuro pubis depilado,
Del íntimo licor de su sexo;
De su clítoris erecto
Entre labios de terciopelo,
De sus muslos bien torneados
Y de sus pechos turgentes,
De las prietas nalgas tersas
De aquel culo de embeleso,
De sus caricias sapientes
Y de su boca febril el beso.
Toda ella se encendía
Si un par de líneas esnifaba,
Y era su pasión el magma
Que de un volcán desbordaba,
Cuando entre espasmos y gritos
En mil orgasmos estallaba.
Después menguaba su fuego
Y con un porro se relajaba,
Hasta que la tuca quemante
De su letargo la arrancaba
(O la bendición del clonazepam
Si acaso el bajón pintaba).
Tan melancólica se ponía
Si el alcohol la hacía suya,
Que pegaba un pedo triste
Entre lágrimas y culpas.
Y yo sentí que me hundía
Si un par de líneas esnifaba,
Y era su pasión el magma
Que de un volcán desbordaba,
Cuando entre espasmos y gritos
En mil orgasmos estallaba.
Después menguaba su fuego
Y con un porro se relajaba,
Hasta que la tuca quemante
De su letargo la arrancaba
(O la bendición del clonazepam
Si acaso el bajón pintaba).
Tan melancólica se ponía
Si el alcohol la hacía suya,
Que pegaba un pedo triste
Entre lágrimas y culpas.
Y yo sentí que me hundía
En una sima de sinrazón,
En un abismo de locura
(Y locura no de amor;
Sino de arrebato y furia).
Ni sé cómo pude salirme...
Si fue instinto o fue experiencia;
Pero la saqué de mi existencia
Una gris mañana de invierno,
Suturando mis anhelos
Con costurones de ausencia,
Sujetando mis urgencias
Con cadenas de distancia.
Y su rastro se fue perdiendo
Con el avión que la llevaba;
“Un clavo saca otro clavo”,
Para mis adentros pensaba,
Porque llamándose Candelaria…
¡Era candela que no alumbraba!
-Juan Carlos Serqueiros-
Si fue instinto o fue experiencia;
Pero la saqué de mi existencia
Una gris mañana de invierno,
Suturando mis anhelos
Con costurones de ausencia,
Sujetando mis urgencias
Con cadenas de distancia.
Y su rastro se fue perdiendo
Con el avión que la llevaba;
“Un clavo saca otro clavo”,
Para mis adentros pensaba,
Porque llamándose Candelaria…
¡Era candela que no alumbraba!
-Juan Carlos Serqueiros-
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