lunes, 14 de noviembre de 2016

SORPRESA DE SHANGAI







































Escribe: Juan Carlos Serqueiros


SORPRESA DE SHANGAI
(Beilinson-Solari)

Tengo el hocico listo
estoy acalorado
voy a chasquear la lengua, un poco
voy a escupir misiles.
Puro veneno! risas que duelen!

Acostumbré el pellejo
a los ultravioletas
voy a tumbarme a la bartola
sobre unos terciopelos.
El que abandona! no tiene premio!

¿A quién le importa?, toda esa guinda!
Si te sofoca! A quién le importa?!

Están contando chistes
detrás de las paredes
si de reír se trata, creo,
son verdaderos dramas.
El bote roto! A quién le importa?!

Mis penas como piedras
caen, ruedan y escapan
falopas duras en tipos blandos
ahuecan corazones.
Caras de liebre!, de liebre muerta!

A quién le importa? toda esta guinda!
Si te sofoca! A quién le importa?!

Por decisión propia, nunca me había puesto a “interpretar” este tema. En parte, porque su letra no necesita “interpretación” en cuanto a por dónde van los tiros, dado el inequívoco sentido de las metáforas que en ella se incluyen, pero fundamentalmente; porque no tenía explicación para el título. Sí, leíste bien: para el título; porque ocurre que la idea central de la canción, está expresada en él más aún que en su poética.
En apretada síntesis, el Indio nos pinta en estos versos a un chabón en situación de caravana, es decir, pasar muchas horas (o días) drogándose debute en compañía de otra gente que también es del palo.
El tipito cae a la caravana ya con un par de saques encima (“estoy acalorado”, dice, al experimentar el aumento de su temperatura corporal producido por el consumo de cocaína), y se dispone a darse más, ya que tiene el naso pronto (“el hocico listo”) para zamparse toda la frula, incluso la que al aspirarla, se le vaya a la garganta, y entonces para tragarla, deberá “chasquear la lengua, un poco”, para luego expectorar las “piedritas” de merca mal molida o apelotonada que no haya podido deglutir (“escupir misiles”). Es consciente de que le hace daño, sabe que la droga es un efímero sucedáneo de la felicidad, porque después viene la depre, el dolor del bajón y la culpa (“puro veneno! risas que duelen!”), pero como dirá después; todo eso… a quién le importa?!
Es un chabón carrereado en el asunto de consumir sin freno, ya tiene el cuero bien curtido en esas lides (“acostumbré el pellejo a los ultravioletas”), y por eso; se va a juntar con otros que son como él, a merquear, tumbado así nomás, a la que te criaste (“a la bartola”) en un sillón, en un sofá, o directamente en unos almohadones desparramados por el piso (“sobre unos terciopelos”). Y es sabido: en una caravana, “el que abandona! no tiene premio!”, es decir, es un flojo, un logi, uno que no se la banca.
Pero en esta oportunidad, al tipito no le pegó bien la merca, porque percibe el mudo reproche de su conciencia, reproche ese que en principio, rechaza airadamente con un rotundo: “¿A quién le importa?, toda esa guinda!”. O sea, “conciencia, no rompas las guindas con tus escrúpulos, si total… ¿a quién le interesa lo que haga conmigo mismo?”. Trascartón, otro aviso, esta vez no ya de su conciencia; sino de su organismo: se siente sofocado, le falta el aire, advertencia esa que también se apresura a desoír y a repudiar con un tajante: “Si te sofoca! A quién le importa?!”. Pero se ve que al menos ese día, el ángel de los perdedores estaba resuelto a salvarlo; ya que llega para él una última señal de peligro inminente, la cual se le manifiesta, como la anterior, físicamente: le sangra la nariz (“el bote roto!”). Sin embargo, sus compinches de caravana siguen en la suya, esnifando a full, riéndose e importándoles tres velines que el chabón esté sofocado y sangrando profusamente por la nariz (“están contando chistes / detrás de las paredes / si de reír se trata, creo, / son verdaderos dramas”). Y entonces, ahora sí, ya sabe lo que es estar solo pero acompañado (si me es permitido el oxímoron). Por eso dice, como un queja, con aflicción, amargamente: “A quién le importa?!”.
Se encuentra en un estado que si bien no es de plena consciencia (lógico, dada la merca que se zampó hasta ahí); tampoco es de total estupefacción como el que exhiben sus compañeros de caravana, re duros con sus “caras de liebre”. Por eso, aún en su semiconsciencia, es capaz de discernir y decidir que, después de todo; no quiere eso para sí mismo, no quiere tener “cara de liebre!, de liebre muerta!”, es decir, no quiere crepar de resultas de un ataque cerebral o un bobazo producidos por el exceso de falopa. El miedo que le insuflaron la sofocación y la hemorragia nasal que sufrió, hizo que la etapa depresiva, ese bajón culpógeno que sobreviene luego del consumo intenso de cocaína; se manifieste en él un poco antes. Así las cosas, asimila su pena al moqueo de la frula, a la secreción por la nariz de los restos de cocaína que la mucosa nasal no llegó a absorber del todo (“mis penas como piedras / caen, ruedan y escapan”). Y en cierto modo, justifica y disculpa la indiferencia de sus compinches ante lo que le pasó a él: “falopas duras en tipos blandos ahuecan corazones”, dice, refiriéndose a que eso de que les importara una mierda lo que le estaba ocurriendo, no lo hicieron porque fueran unos hijos de puta de corazones vaciados, sino por estar dados vuelta por la droga que se mandaron.
Posiblemente, después de ese episodio el chabón haya largado la merca. O posiblemente no. Chi lo sa… Solari no lo dice en la letra; pero la concluye con un más que expresivo: “A quién le importa? toda esta guinda! / Si te sofoca! A quién le importa?!”. Y es tal cual, porque ¿a quién le importa lo que le pase al chaboncito y lo que haga o deje de hacer? 
Y… digamos que, fuera de las personas que lo quieren bien, que lo aman (¿te acordás de “tiranizando a quienes te han querido” en Ji ji ji?, bueno, eso mismo); a nadie le importa. Empezando por él mismo, que corre el riesgo de palmar drogado hasta los bujes; siguiendo con los “amigos”, a quienes, metidos en la suya, no les interesa en lo más mínimo lo que le ocurra a él, y fundamentalmente; mucho menos les importa a unos ñatos muy poderosos cuya existencia está implícita en el título. Lo cual nos lleva a preguntarnos, entonces, en qué consiste esa “sorpresa de Shangai”.
En 1993, cuando se editó Lobo suelto, cordero atado, en los corrillos y mentideros redondos previos a las dos misas de Huracán, corría el runrún de que “Shangai” era el nombre de cierto tugurio non sancto al que concurría, el Indio, según algunos, o un amigo suyo que le habría inspirado la letra, según otros. Eso quedó instalado en el imaginario colectivo de los ricotas y desde entonces se adoptó como verdad revelada. 
Hasta un viejo redondo, uno de los primeros y con asistencia cuasi perfecta a todas las misas como lo era Marcelo Furtivo, así lo creía. Y si te tomás el laburo de fijarte en algunos de los muchos artículos sobre lírica solariana que escribí, vas a notar que en sus comentarios se refirió varias veces a eso y dejó inequívocamente consignado que para él, “el Shangai era un volteadero", “un cogedero” (sic).
Por mi parte, siempre sostuve que no podía tratarse de eso, pues si así fuera, el Indio habría escrito “Sorpresa del Shangai” o “Sorpresa en el Shangai”, en lugar de Sorpresa de Shangai, como reza el título.
Algunos redondos veteranos, algo más… intelectuales, digamos (y estoy empleando peyorativamente el término, no sé si te diste cuenta); me respondían que la explicación a ese reparo que yo ponía, era que “Solari escribe en verso libre”.
Sofisma miserable. Si bien efectivamente el Indio escribe en verso libre, ésa es una forma de expresión poética que permite irrespetar las normas de métrica, rima, puntuación y acentuación, y posibilita tener amplia libertad en el empleo de licencias, de manera de poner énfasis en el mensaje que se desea transmitir, sin tener que estar necesariamente sujeto a formas rígidas de estructurar las estrofas. Pero todo eso no implica que por escribir en verso libre, el poeta pueda cagarse literalmente en todas las reglas. No es así en modo alguno.
¿Acaso alguien puede, seriamente, imaginar a un purista, un obsesivo (un hinchapelotas, como le zampó, cariñosamente, Lito Vitale) como el Indio, incurriendo en un error como ese de usar "de" en lugar de "del" o "en el"? Vamos… Ni en pedo se le puede atribuir a un gourmet exquisito como él, no sólo en cuanto a comidas y bebidas, sino -y fundamentalmente- en lo que hace a su laburo, haber caído en eso. Y desde ya, tampoco se le puede endosar la cosa a una cuestión de ortotipografía, porque de ser así; Solari lo habría hecho corregir en las ediciones posteriores de Lobo suelto, cordero atado.
No. Lo de Shangai en el título debe pues, tomarse literalmente, esto es, como mención intencionada, objetiva, concreta y específica de la ciudad de China que lleva ese nombre.
Pero ¿qué puede tener que ver Shangai con un chaboncito argentino falopeado al extremo y cuál vendría a ser la sorpresa que puede depararnos dicha ciudad en el contexto de esta letra del Indio?, se me preguntará legítimamente. Responderé que yo lo sabía, doy mi palabra que en el 93 lo sabía, es decir; sabía el significado que Solari le asignó al título. Pero ese conocimiento se me olvidó, quedó perdido en algún entresijo de mis procesos psíquicos, vagando en mi subconsciente y negándose a revelarse de nuevo; por más que me pusiera a cavilar en el asunto (o quizá, precisamente a causa de ello: pretender forzarlo a manifestarse).
Hasta que en 2014, el azar -o eso que llamo azar y tal vez no lo sea tanto- me llevó a descubrir el mundo de un artista extraordinario: Fyodor Pavlov. Sus ilustraciones, frecuentemente bizarras, otras veces románticas cuando no violentas y en ocasiones, abiertamente pornográficas; pero invariablemente de inefable belleza, me conmovieron al punto de pasar horas contemplándolas. Y así, di con una que lleva por título Shangai, 1928. La sucinta descripción -traducida del inglés- que de esa ilustración hace el artista, dice:
Para este dibujo me inspiré en las canciones de Vertinsky (nota mía: se refiere a Alexandr Nikolayevich Vertinsky, n. Kiev, Ucrania, Imperio Ruso, 21.03.1889 - m. Leningrado, URSS, 21.05.1957, que fue un extraordinario cantante, autor, compositor y actor de burlesque, adicto a la cocaína) que me hizo pensar en la diáspora rusa en Shanghai; y en Emily Hahn, la escritora adicta al opio que rompió el convencionalismo tácito de segregación entre las poblaciones occidentales y nativas, manteniendo un romance con el poeta y publicista chino Sinmay Zau. (sic)
Esa ilustración de Sinmay Zau que hizo Pavlov -la cual (con los solos agregados del título de la canción y el logo de Patricio Rey Discos) utilicé como portada de este artículo- fue la llave que me permitió abrir el cofre que encerraba aquello que hasta allí, yo no lograba recordar. Con ella y la breve descripción de Pavlov a la vista, de pronto todo adquirió claridad en mi mente. Y supe, otra vez, el porqué de aquel título Sorpresa de Shangai. Pero mejor veámoslo un poco con tus ojos:
A instancias de Estados Unidos, país por entonces presidido por Theodore Roosevelt, entre el 1 y el 26 de febrero de 1909 se celebró (es una manera de decirlo) en Shangai, un encuentro internacional conocido como Comisión del Opio, que tenía por finalidad regular el comercio mundial de dicha sustancia y al cual concurrieron trece países: Alemania, Austria-Hungría, China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón, Países Bajos, Persia (actual Irán), Portugal, Rusia y Siam (actual Tailandia).
Las diplomacias inglesa y holandesa (y te cuento que grandes compañías de Gran Bretaña y Países Bajos lideraban el comercio mundial de opio) consiguieron reducir la pretendida convención; a una simple comisión, facultada para hacer recomendaciones, pero no para dictar disposiciones, y mucho menos, obligar a su cumplimiento. Turquía, uno de los mayores importadores de opio, ni siquiera se dignó concurrir. Persia designó representante a un tipo que era… ¡traficante de opio! Estados Unidos esgrimía (para variar) unos propósitos “moralizadores” que eran hipocresía lisa y llana, porque en verdad; su prédica prohibicionista no estaba basada en consideraciones sanitarias ni médicas, sino en el racismo ejercido contra los obreros chinos que habían emigrado allí como mano de obra barata, y pugnaba, de paso; por la apertura del mercado chino a las inversiones norteamericanas. Alemania hacía alharaca de su postura en favor de regular el comercio de opio, pero la germanísima Bayer se llenaba de oro con la comercialización de sus derivados: morfina y heroína. Y para colmo del fariseísmo, Shangai, la ciudad que “casualmente” eligieron para reunirse… ¡era precisamente uno de los puertos que Inglaterra (asociada con Francia), tras sus victorias en las guerras del Opio, obligó a la derrotada China a abrir a la introducción del estupefaciente!
Queda claro entonces, que la sorpresa que menciona Solari en el título, reside en que la tan cacareada “conferencia” (que la ONU se empeña en mostrar como “la primera iniciativa multilateral en el campo de la fiscalización de drogas y de la lucha contra el narcotráfico” bla bla bla) de Shangai, fue en realidad, una bolsada ‘e gatos en la cual, lejos de perseguir fines humanitarios; cada uno de los países participantes defendía sus propios intereses comerciales y estratégicos.
Ahora ya sabés el significado (pavadita de significado, ¿no?) que tiene el título Sorpresa de Shangai. Y de yapa, ahora también sabés el porqué del final de la letra con ese desesperanzador “a quién le importa?!” que le puso el Indio.
De todas maneras, no te hagas muchas ilusiones; la gilada es irredimible: siempre habrá nabos que no vean más allá de su propia nariz, a los que por más que pases horas y horas procurando explicarles que las pretensiones de determinada poesía van mucho más allá de lo que suponen; no podrás sacarlos de su obstinado y exasperante “habla de la falopa”.

-Juan Carlos Serqueiros-

21 comentarios:

  1. Muy buena interpretación. Se percibía que venía por ese lado, pero nunca me puse a hilar fino.
    Lo del título puede ser y estaría aportando algo más interesante que lo que el propio Indio dijo alguna vez acerca de Shangai (cuando la utiliza en "Música para pastillas"). El decía que le quedó la frase "esto está muy shangai" de un viaje a Brasil. Que así se decía allá en ese entonces, y que se utilizaba como sinónimo de "confuso". Que la imagen le había gustado mucho, por eso del quilombo de gente, olores a comidas, bicicletas, etc...
    la nota creo que era de La García en la época de Momo Sampler. Creo.

    Abrazo!

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  2. Sos un groso, coincido con todo menos una cosa (estan contando chistes detras de las paredes) habla mas de lo paranoico que te puede poner la gilada, que hasta pensas que las paredes se pueden reir de vos, estando duro sos muy poco risueño, es muy dificil reirse como hace uno normalmente. (Si de reir se trata creo, son verdaderos dramas)Solo comparto mi opiñon y me parece un trabajaso el tuyo, saludos :)

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  3. Claramente la letra habla sobre sociología y geopolítica. El lobo occidental exitista que no abandona aunque esté sofocado, su cultura de sol, despreocupado, aunque todo se esté por hundir no se preocupa el lider del mundo. Pero desde el otro lado del planeta emerge un nuevo lider quizás con gas coreano del norte también. Piedras que ruedan, el rock and roll se hace inconmovible por las falopas duras y mientras tanto, sin darse cuenta, zas! la caida de un imperio y el nacimiento de otro. El delito americano será condenado.

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  4. Siempre que sube material o información lo leo sequeiros, no comento nunca y me lo permito ahora solamente para darle las gracias por lo que sube y la regularidad del mismo. Ah muy pertinente la nueva estetica del blog, recomiende libros de filosofia que desde que leo es en campo donde mas perdido ando (atrevido yo), saludos Mister.

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  5. gracias por compartir semejante análisis!

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  6. juan carlos, te dejo este sitio en el que recopilé interpretaciones de tus letras, espero que te guste: http://letrasredondas.weebly.com/

    soy @purasuerte_jc (twitter)

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  7. Siempre nutriendome de tu perspectiva de la síntesis solariana un placer genio

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  8. Siempre nutriendome desde tu perspectiva de la síntesis solariana un placer genio

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  9. Muy buena tu analici. Pero la parte de $i de reir ce trata $on verdadero drama trata de reir igual edtand Aci e$ muy dficil. El quiere dicimular ece manb feo qe ce eztaa llendo

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  10. Fua da gusto leer..me re enganche !
    Shangai tengo una mascota con ese nombre !

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  11. muybueno. me hizo recordar ese análisis irónico de shangai de 1909 al que realizó julio verne para describir la organización del viaje de la tierra a la luna.

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  12. Muy buena descripción y análisis ,siempre asocié Shangai al opio y artes marciales ,con lo que respecta al título,pensaba queSolari escribió el tema después de ver o leer un libro o ver una peli de esas temáticas,drogas y artes marciales con " maffia entrelazadas y etc

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  13. Juan Carlos hace mucho había comprendido por que la comparación entre bote y nariz pero me la olvide. Podrías recordarla? Gracias. Excelentes las interpretaciones. Saludos y gracias

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  14. Segun el indio... Shangai era una palabra q se usaba en brasil cuando vivió allá

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  15. Que buena explicación!!! Para el que quiera entender!!!

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  16. ¡Hola amigos! ¡Hola estimado Juan Carlos! Bueno, voy a ponerme en el papel de disidente, espero que no lo tomen a mal. Syelo leer tus análisis y, como les pasará a muchos, hay partes de tu texto que no comporto y otras que me parecen impecables. En este caso, en principio sentí miedo por el tema del título, jajaja. Pero lo resolviste perfecto. Justo PR tiene otro tema en que se nombra a Shangai, lo que hizo que ya se hubiese hablado de ese tema anteriormente. Ese dicho que se usa o se usó en algunas zonas de Brasil es muy simple de entender. Que ta cosa o tal lugar esté "Sahagai" significa que está raro, extraño, que no encaja. Esa frase nace del hecho de que Shangai es una ciudad súper capitalista de China, un país que durante muchos años tuvo gobiernos comunistas -no entremos en la rosca de si China realmnete sigue siendo comunista o no porque no viene al caso...-. Entonces Shangai es eso, como un caballo de troya. Creo que lo expliqué bastante bien, jaja, si me enrosqype mucho disculpen. Juan Carlos, me gustó cando vi que mencionaste la Guerra del Opio: claramente en este tema la palabra Shangai en su nombre hace referencia a alguna cosita de esas. Creo que la Guerra del Opio fue el antecedente más cercano en el tiempo y parecido a la famosa Guerra contra las Drogas mientras fue presidente de Estados Unidos. Y una de las ciudades donde más hizo estragos la famosa Guerra del Opio fue Shangai. Ahora, se pregfuntarán, ¿estoy insinuando que la canción habla sobre la guerra del Opio? Si es así, la respuesta es n. Pero sí juega bastante con palabras del lunfardo que evocan al opio y sus deruvados como la heroína, la morfina. Me cansé de escribir, jajaja. Tiro una sola. Como bien dice Juan Carlos, "voy a tumbarme a la bartola claramente es tirarse a rascare los huevos, jaja. Pero he aquí el meollo de la cuestión: "sobre unos terciopelos", dice. En lunfardo a los opíaceos se les dijo terciopelo durante mucho tiempo. Incluso, seguro se acuerdan de que hay un tema de Suno que se lama ojos de Terciopelo (para algún desprevenido, Luca Prodan, cantante de Sumo, fue adicto a la heroína, un alcaloide del opio, qye se extrae de alguna parte de la planta adormidera (no sé bien si el opio se saca del fruto de esta planta, si es la savia o si se extrae de la savia. Tampoco entiendo el final del análisis, que dice que esta es una de las canciones que demuestran que no siempre Solari le cantaba a la merca. Osea, yo coincido con eso, pero todo el análisis anterior dice que habla de un chabón adicto a la frula que cae duro a una casa donde donde hay amigos suyos que están tomando y que le sigue d¿entrando a la gilada con los amigos, a tal punto que le empieza a sangrar la nariz. Yo no soy fanático de Los Redondos pero me gusta mucho y conozco todos sus discos, los temas, pero me parece que si los "fundamentalistas" de Patricio Rey son aduladores seriales de las letras del Indio, si llegan a la conclusión de que la letra de este tema habla de el merquero al que le vendieron frula recontra cortada y las piedritas se le fueron a la boca, parecería que estuviesen hablando de un tema de Jóvenes Pordioseros más que de PR, jaja. Está cabción está compuesta con un 90% de lunfardo, no hay mucho qye analuzar, es saber lunfardo. Lo del terciopelo es más tumerto pro es lunfardo. Y una más que es así es cuando dice "Puro veneno": no dice para expresar que sabe que lo que está consumiendo es una mierda, ¡sino todo lo contrario! Ahora no se utiliza mucho pero decir, por ejemplo, "esta merca es veneno", no sé por qué pero significa que es de buena calidad. Y encima decir "puro"... Bueno, se entiende... Lo último: como hice con Shangai y con terciopelo, les pongo un ejemplo de esto: ¿Recuerdan la canción "Veneno" de Andrés Calamaro? La primera estrofa dice: "Ya estoy bailando, baby. Vamos a hablar del veneno. Que rico estaba el veneno. Que bien estaba yo. Mis amigos envenenados también". Me voy a ver el partido de Argentna. Abrazote amigos!!! Muy piola el blog!!!

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  17. No, en esta no estoy con vos, me parece desde mi humilde opinión, que no hace referencia al consumo .

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  18. El germen de esa letra fue lo que le oí conversar a un grupo de pescadores en un hotel de Ostende, pared de por medio, mucho tiempo atrás. Por eso la mención al bote roto. El título salió de algo que había leído por ahí. Los Estados Unidos les vendían armas a países que eran aliados transitorios. Pero le metían un chip a todo el armamento groso: lo configuraban de un modo que permitía usar esos misiles para bombardear cualquier punto del planeta que quisieras… menos el territorio de los Estados Unidos. ¡La forma en la que estos tipos preservaban su propio culo! Y a ese chip se le llamaba Sorpresa de Shanghai.
    En el fondo habla de un estado de ánimo, de un tipo que siente que está hasta las manos, desconsolado, encerrado en un cuarto de hotel. Las drogas son dañinas en general, pero particularmente para quien no está en condiciones de hacer la experiencia. Y este es el caso del protagonista de la canción. Que por eso dice: Voy a escupir misiles. Es una forma de decir: Toda palabra que salga de mi boca será dañina.

    Más allá de ese contexto, hay frases que suenan a válvulas de escape para tu estado de ánimo de ese momento. Por ejemplo: ¿A quién le importa toda esa guinda si te sofoca? ¿Te sofocaba ya la guinda de ser el Indio Solari?

    Siempre fue sofocante ser el Indio Solari. Desde chico. Cuando me echaban de todos los colegios, yo no me ponía contento. Uno no se jactaba de algo así, porque dolía. Además había que bancarse a los padres remachando eso de que con la guitarrita y con la escritura me iba a cagar de hambre. Y la realidad parecía darles la razón: tus compañeros se habían recibido y vos seguías amurado en un cuartucho, escribiendo, pintando con pintura regalada… Y mientras tanto, mirabas al cielo y te rebelabas, pensando: ¿Por qué me despertás esta ambición si no tengo posibilidades?
    Pero igual perseverabas, porque aquel que escribe —o pinta, o compone— no lo hace porque sí. Lo hace porque siente una necesidad que si no desarrolla, si no libera, va a explotar por otro lado. Por eso uno se obsesiona por lo que hace, al punto de poner en riesgo todo por su vocación: la familia, la salud, la vida misma cuando tocan tiempos de peligros políticos.
    Decí que me fue bien, aun cuando hubo momentos en que mi única posesión sobre la Tierra era un pantalón de tela italiana con el que apenas me tapaba el rabo.
    Pero si me iba mal, ¿me habría dedicado a otra cosa? ¡Si no sé ni quiero hacer otra cosa! La pasión por lo que uno hace es muy grande. Por eso te toca esa de mirar la vida desde un ángulo… obtuso. (Ríe.)

    Indio Solari en conversaciones con Marcelo Figueras. Este texto forma parte del capítulo 16 del libro autobiográfico Recuerdos que mienten un poco (Bs. As, 1era. edición, Editorial Sudamericana, 2019).

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    1. Sí, en efecto. Me sentí muy complacido cuando el Indio explicó en su autobiografía de qué iba la letra, porque me había resultado siempre la más inextricable de sus poesías. Yo, equivocadamente, la había interpretado tal como consigné aquí.

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