CONJURO
A PICHUCO
(Poema
de Juan Carlos Serqueiros)
Escolaseando
notas te conjuró mi pena
Engüiscado
en Responso el de la zurda
Para que
vuelvan Alejandra y María, plenas
Y Cátulo,
el de los perros y la herida absurda
Para que
el Barba rescate de Pompeya
De entre
los yuyos y la alfalfa un verso rante
Descolgame
¡presto! de alguna estrella
El fenecido Romance de barrio laburante
¿No ves
que Garúa tu penúltimo tango
Y a puro Desencuentro busco Garras
Que me arranquen
de los miasmas de este fango
Del
dolor traducido en mis amarras?
Dejá,
Gordo, que alumbre La cantina
El pobre
consuelo de aquel Último farol
Disimulando
apenas, escuálida luz mortecina
Torpe
insulto de hormigón que ofende al sol
¿No ves,
hermano, que llora Discepolín
Tanta Infamia, tanto Secreto y tanto yirar
En la flaca
queja amarga de su esplín
El
castigo eterno de la duda existencial?
El ámbar
tibio y amistoso de licor arcano
Tal vez
el cálido relumbrón de un faso
O quizá
la blanca tentación de un gramo
Sirvan
de conjuro inefable, acaso
Para
traer al hoy esa nota inconcebida
Yaciendo
oculta en tu fueye somnoliento
Que se
resiste a volver a la vida
Si tus
dedos no le infunden sentimiento
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