Escribe: Juan Carlos Serqueiros
"Doña Bárbara se detiene y escucha:
-Las cosas vuelven al lugar de donde salieron." (Rómulo Gallegos, Doña Bárbara)
Uno de esos libros que se consideran infaltables en toda antología de literatura iberoamericana.
Su autor, Rómulo Gallegos (02.08.1884 - 05.04.1969), fue un escritor, educador y político venezolano que llegó a ocupar en 1948 la presidencia de su país, tras haber sido sucesivamente ministro de educación y diputado.
Su autor, Rómulo Gallegos (02.08.1884 - 05.04.1969), fue un escritor, educador y político venezolano que llegó a ocupar en 1948 la presidencia de su país, tras haber sido sucesivamente ministro de educación y diputado.
Gallegos fue un autor prolífico, pero sería esta, su magistral novela Doña Bárbara, la que editada en 1929 en Barcelona, España, le traería fama y reconocimiento mundiales.
La trama, que está dividida en tres partes, se desarrolla en Venezuela, en los Llanos del Apure, allá en el cajón del bravío Arauca, y gira en torno a tres personajes principales.
Uno de ellos es la dominante Doña Bárbara, una hermosa mujer que ha acrecentado cuantiosamente la ya de por sí enorme extensión de su estancia El Miedo, y que odiando a los hombres por haber sido abusada y violada en su temprana juventud; en venganza los envuelve en la telaraña de su rara hermosura, sus notables dotes amatorias y conjuros brujeriles de los que la superstición y el atraso le atribuyen ser capaz (y en los que ella misma cree); los maneja como a peleles, los esclaviza y los lleva a la ruina despojándolos de la riqueza y bienes que éstos tengan y quedándoselos para sí misma; todo ello sin desdeñar métodos más... expeditivos, digamos, como algún que otro asesinato.
El extremo opuesto de Doña Bárbara es el doctor Santos Luzardo, un joven abogado que se había marchado de la hacienda familiar, Altamira, para estudiar en la ciudad, y que regresa a la región con el objeto de vender sus tierras, abrigando la intención de no retornar jamás a ellas una vez cumplido el trámite; pero que atrapado por el renacer del amor que sentía por las mismas, pronto cambia de opinión y decide establecerse definitivamente en el lugar, entablando a partir de allí una enconada lucha con Doña Bárbara en defensa de lo suyo, que ésta pretende arrebatarle apelando a las mismas tácticas que había empleado con otros hombres.
Y el tercero es el que compone Marisela, la jovencísima hija de Doña Bárbara, a quien ésta, odiándola por considerarla un triunfo del hombre sobre ella, había abandonado apenas nacida y se había negado a verla siquiera y mucho menos, a amamantarla.
Los demás personajes son, entre otros, el taimado Balbino Paiba, capataz infiel de Santos Luzardo que traiciona a éste en beneficio de Doña Bárbara; ño Pernalete, un tiranuelo venal que "imparte justicia" en el lugar con la "ayuda" de Mujiquita, que es un pobre infeliz con veleidades de avechucho leguleyo y embrollón, y que acomoda la ley según la antojadiza voluntad de aquél; Mr. Danger, el infaltable oportunista extranjero, que no pierde oportunidad de trapichear tierras ajenas y de llenar su hucha mediante el abigeato; Lorenzo Barquero, el padre de Marisela, que cuando joven tenía ante sí un futuro promisorio y que ahora, perdida toda dignidad luego de haber sucumbido a los encantos de Doña Bárbara, lo cual significó su ruina moral y material, está sumido en el vicio del alcoholismo; Melquiades Gamarra, "el Brujeador", cómplice de la tremenda Doña Bárbara y ladero de ésta en sus hechicerías; María Nieves y Carmelito López, peones de Santos Luzardo leales a su patrón; etc.
La novela, inscripta decididamente en el realismo y el costumbrismo, es una genial viñeta de la antítesis civilización y barbarie, hasta en el marcado simbolismo de los nombres de quienes la protagonizan: Doña Bárbara es, obvia e indisimuladamente, lo segundo, la barbarie; y Santos LUZardo es la luz que por sobre el oscurantismo de ésta, esparce la educación como motor del progreso.
También los demás personajes remiten a distintos aspectos y particularidades de la Venezuela de esa época: ño Pernalete y Mujiquita representan todo lo que de malo, ineficaz, envilecido y corrupto hay en la politiquería despótica y autoritaria; Juan Primito es en sí mismo una alegoría de la superstición; Mr. Danger es la encarnación del imperialismo norteamericano con todo lo que implica; María Nieves y Carmelito López significan el esfuerzo y la lealtad; Lorenzo Barquero es la patentización del fracaso producto de una débil voluntad; en Marisela se simboliza el progreso derivado de la educación; y todo así...
Muchos han querido ver en la novela de Gallegos un paralelismo con el Facundo de Sarmiento. Opino que hay cierta semejanza en cuanto a la dicotomía entre civilización y barbarie que ambos escritores plantean; pero partiendo desde muy diferentes ideas, paradigmas y postulados. Sarmiento denuesta y execra al Quiroga que pinta en su Facundo porque ve reflejadas en él "las creencias, necesidades, preocupaciones y hábitos de una nación"; Gallegos, en cambio, no rechaza a Doña Bárbara, no abjura de ella, sino que la percibe como una etapa a trascender, y nos muestra, al final, a aquella brutal marimacho redimida por el amor. Sarmiento deplora que "la nacionalidad que es patrimonio del hombre desde la tribu salvaje", le haga percibir "con horror al extranjero"; Gallegos, por lo contrario, ilustra en su personaje Mr. Danger (vaya con el nombrecito: Sr. Peligro) qué es lo que puede esperarse del extranjero: nada más que desprecio y expoliación. Y en fin, Sarmiento reputó él mismo a su Facundo como "lleno de inexactitudes a designio"; mientras que Gallegos fue a los llanos del Apure a indagar en la historia de Francisca Vásquez, que fue quien le inspiró a su Doña Bárbara, y conoció en persona a muchos de aquellos a quienes haría protagonistas de su novela, manifestando taxativamente que "no podía limitarme a una pintura de singularidades individuales que compusieran caracteres puros, sino que necesitaba elegir mis personajes entre las criaturas reales que fuesen causas o hechuras de mi país". Tan claro como el agua clara. Un abismo tan hondo como el que media entre Doña Bárbara y el Facundo, entre la valoración de lo propio y la admiración sin reservas hacia lo extranjero; es el que separa a Gallegos de Sarmiento.
Doña Bárbara fue llevada al cine en dos películas. La primera de ellas data de 1943, dirigida por Fernando de Fuentes, con libreto del propio Rómulo Gallegos secundado por el mencionado director, y con el rol protagónico principal a cargo de la gran María Félix:
La segunda es una coproducción argentino -española-estadounidense de 1998, con el guión y la dirección de Betty Kaplan, y con las actuaciones de Esther Goris encarnando a Doña Bárbara; Jorge Perugorría en el papel del doctor Santos Luzardo; Ruth Gabriel protagonizando a Marisela; Víctor Laplace haciendo de Lorenzo Barquero y Ulises Dumont personificando a ño Pernalete.
La trama, que está dividida en tres partes, se desarrolla en Venezuela, en los Llanos del Apure, allá en el cajón del bravío Arauca, y gira en torno a tres personajes principales.
Uno de ellos es la dominante Doña Bárbara, una hermosa mujer que ha acrecentado cuantiosamente la ya de por sí enorme extensión de su estancia El Miedo, y que odiando a los hombres por haber sido abusada y violada en su temprana juventud; en venganza los envuelve en la telaraña de su rara hermosura, sus notables dotes amatorias y conjuros brujeriles de los que la superstición y el atraso le atribuyen ser capaz (y en los que ella misma cree); los maneja como a peleles, los esclaviza y los lleva a la ruina despojándolos de la riqueza y bienes que éstos tengan y quedándoselos para sí misma; todo ello sin desdeñar métodos más... expeditivos, digamos, como algún que otro asesinato.
El extremo opuesto de Doña Bárbara es el doctor Santos Luzardo, un joven abogado que se había marchado de la hacienda familiar, Altamira, para estudiar en la ciudad, y que regresa a la región con el objeto de vender sus tierras, abrigando la intención de no retornar jamás a ellas una vez cumplido el trámite; pero que atrapado por el renacer del amor que sentía por las mismas, pronto cambia de opinión y decide establecerse definitivamente en el lugar, entablando a partir de allí una enconada lucha con Doña Bárbara en defensa de lo suyo, que ésta pretende arrebatarle apelando a las mismas tácticas que había empleado con otros hombres.
Y el tercero es el que compone Marisela, la jovencísima hija de Doña Bárbara, a quien ésta, odiándola por considerarla un triunfo del hombre sobre ella, había abandonado apenas nacida y se había negado a verla siquiera y mucho menos, a amamantarla.
Los demás personajes son, entre otros, el taimado Balbino Paiba, capataz infiel de Santos Luzardo que traiciona a éste en beneficio de Doña Bárbara; ño Pernalete, un tiranuelo venal que "imparte justicia" en el lugar con la "ayuda" de Mujiquita, que es un pobre infeliz con veleidades de avechucho leguleyo y embrollón, y que acomoda la ley según la antojadiza voluntad de aquél; Mr. Danger, el infaltable oportunista extranjero, que no pierde oportunidad de trapichear tierras ajenas y de llenar su hucha mediante el abigeato; Lorenzo Barquero, el padre de Marisela, que cuando joven tenía ante sí un futuro promisorio y que ahora, perdida toda dignidad luego de haber sucumbido a los encantos de Doña Bárbara, lo cual significó su ruina moral y material, está sumido en el vicio del alcoholismo; Melquiades Gamarra, "el Brujeador", cómplice de la tremenda Doña Bárbara y ladero de ésta en sus hechicerías; María Nieves y Carmelito López, peones de Santos Luzardo leales a su patrón; etc.
La novela, inscripta decididamente en el realismo y el costumbrismo, es una genial viñeta de la antítesis civilización y barbarie, hasta en el marcado simbolismo de los nombres de quienes la protagonizan: Doña Bárbara es, obvia e indisimuladamente, lo segundo, la barbarie; y Santos LUZardo es la luz que por sobre el oscurantismo de ésta, esparce la educación como motor del progreso.
También los demás personajes remiten a distintos aspectos y particularidades de la Venezuela de esa época: ño Pernalete y Mujiquita representan todo lo que de malo, ineficaz, envilecido y corrupto hay en la politiquería despótica y autoritaria; Juan Primito es en sí mismo una alegoría de la superstición; Mr. Danger es la encarnación del imperialismo norteamericano con todo lo que implica; María Nieves y Carmelito López significan el esfuerzo y la lealtad; Lorenzo Barquero es la patentización del fracaso producto de una débil voluntad; en Marisela se simboliza el progreso derivado de la educación; y todo así...
Muchos han querido ver en la novela de Gallegos un paralelismo con el Facundo de Sarmiento. Opino que hay cierta semejanza en cuanto a la dicotomía entre civilización y barbarie que ambos escritores plantean; pero partiendo desde muy diferentes ideas, paradigmas y postulados. Sarmiento denuesta y execra al Quiroga que pinta en su Facundo porque ve reflejadas en él "las creencias, necesidades, preocupaciones y hábitos de una nación"; Gallegos, en cambio, no rechaza a Doña Bárbara, no abjura de ella, sino que la percibe como una etapa a trascender, y nos muestra, al final, a aquella brutal marimacho redimida por el amor. Sarmiento deplora que "la nacionalidad que es patrimonio del hombre desde la tribu salvaje", le haga percibir "con horror al extranjero"; Gallegos, por lo contrario, ilustra en su personaje Mr. Danger (vaya con el nombrecito: Sr. Peligro) qué es lo que puede esperarse del extranjero: nada más que desprecio y expoliación. Y en fin, Sarmiento reputó él mismo a su Facundo como "lleno de inexactitudes a designio"; mientras que Gallegos fue a los llanos del Apure a indagar en la historia de Francisca Vásquez, que fue quien le inspiró a su Doña Bárbara, y conoció en persona a muchos de aquellos a quienes haría protagonistas de su novela, manifestando taxativamente que "no podía limitarme a una pintura de singularidades individuales que compusieran caracteres puros, sino que necesitaba elegir mis personajes entre las criaturas reales que fuesen causas o hechuras de mi país". Tan claro como el agua clara. Un abismo tan hondo como el que media entre Doña Bárbara y el Facundo, entre la valoración de lo propio y la admiración sin reservas hacia lo extranjero; es el que separa a Gallegos de Sarmiento.
Doña Bárbara fue llevada al cine en dos películas. La primera de ellas data de 1943, dirigida por Fernando de Fuentes, con libreto del propio Rómulo Gallegos secundado por el mencionado director, y con el rol protagónico principal a cargo de la gran María Félix:
-Juan Carlos Serqueiros-
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