Escribe: Juan Carlos Serqueiros
Visita, francesa y completo es el segundo de los cinco libros -al "segundo de los cinco" editados, me refiero; porque se dice que escribió otro que permanece inédito- del escritor tucumano Eduardo Perrone.
Perrone es (o mejor dicho, era; porque falleció en 2009) lo que llamaríamos un "escritor marginal". Nacido en Tucumán, tuvo mil oficios, hasta que se vio involucrado en una acusación por violación que lo llevó a estar preso dos años y medio, hasta que lo absolvieron por falta de pruebas en su contra.
En ese lapso (1969-1972) escribió su primera novela, Preso común, publicada en 1973. Le sucedería, en 1974, Visita, francesa y completo, y luego vendrían: Días para reír, días para llorar, en 1976; Los pájaros van a morir a Buenos Aires, en 1984 y La jauría, también ese mismo año.
Perrone es (o mejor dicho, era; porque falleció en 2009) lo que llamaríamos un "escritor marginal". Nacido en Tucumán, tuvo mil oficios, hasta que se vio involucrado en una acusación por violación que lo llevó a estar preso dos años y medio, hasta que lo absolvieron por falta de pruebas en su contra.
En ese lapso (1969-1972) escribió su primera novela, Preso común, publicada en 1973. Le sucedería, en 1974, Visita, francesa y completo, y luego vendrían: Días para reír, días para llorar, en 1976; Los pájaros van a morir a Buenos Aires, en 1984 y La jauría, también ese mismo año.
La temática de Visita, francesa y completo gira en torno a las sordidez y marginalidad tucumanas de los 60 y 70, y en ella se narra, con lenguaje crudelísimo, la vinculación entre la corrupción policíaca y la trata de blancas, la prostitución y la droga (drama ese el cual, dicho sea de paso, en cuarenta años no ha tenido solución).
El título, más que explícito, surge de la escala de tarifas estipuladas por ese tiempo en los lupanares tucumanos, las cuales dependían de la prestación que requiriese el cliente. Previsiblemente, en el contexto de una tiranía militar como la que soportamos los argentinos entre 1976 y 1983, semejante novela tenía que ser prohibida. Y efectivamente, así ocurrió en 1976.
Y se impone aquí, mi estimado lector, una aclaración: si sus preferencias literarias pasan por las frases bien cortadas, la corrección en la sintaxis, la riqueza metafórica y demás; entonces olvídese de Visita, francesa y completo. No va a encontrar en esa novela nada de ello, porque no se trata de un libro "bien escrito"; sino de uno en el que campea la crudeza narrativa en grado superlativo. Parafraseando a Calamaro, yo le diría, mi querido amigo, que este es un libro concebido con honestidad brutal. Esa misma que -por ejemplo- llevó a su autor a no seguir a su pareja (la escritora y guionista Aída Bortnik) en su exilio, por preferir quedarse en Tucumán a cuidar a su madre enferma.
El título, más que explícito, surge de la escala de tarifas estipuladas por ese tiempo en los lupanares tucumanos, las cuales dependían de la prestación que requiriese el cliente. Previsiblemente, en el contexto de una tiranía militar como la que soportamos los argentinos entre 1976 y 1983, semejante novela tenía que ser prohibida. Y efectivamente, así ocurrió en 1976.
Y se impone aquí, mi estimado lector, una aclaración: si sus preferencias literarias pasan por las frases bien cortadas, la corrección en la sintaxis, la riqueza metafórica y demás; entonces olvídese de Visita, francesa y completo. No va a encontrar en esa novela nada de ello, porque no se trata de un libro "bien escrito"; sino de uno en el que campea la crudeza narrativa en grado superlativo. Parafraseando a Calamaro, yo le diría, mi querido amigo, que este es un libro concebido con honestidad brutal. Esa misma que -por ejemplo- llevó a su autor a no seguir a su pareja (la escritora y guionista Aída Bortnik) en su exilio, por preferir quedarse en Tucumán a cuidar a su madre enferma.
Noctámbulo y bohemio empedernido, después de codearse con la fama y el reconocimiento; Eduardo Perrone volvió a la pobreza y a la marginalidad. Vivió diez años en un vagón de tren abandonado, en compañía de su inseparable gato y de varios perros callejeros. Lo encontraron muerto, tirado a un costado de las vías, a unos metros de su vagón, el 18 de julio de 2009. Tenía 69 años.
Vale la pena leerlo, se lo aseguro.
-Juan Carlos Serqueiros-
Vale la pena leerlo, se lo aseguro.
-Juan Carlos Serqueiros-
Terrible y angustiante. Me shockeó. Pobre hombre, que vida!.
ResponderEliminarmuy interesante, no lo conocía.. su vida marcada por un sino trágico y cruel
ResponderEliminarDonde se puede conseguir??????
ResponderEliminarSe reeditó en 2011, así que pienso que en cualquier librería más o menos surtida.
ResponderEliminarPor si a alguien le interesa, Perrone, en medio de la miseria en que vivía, se las arreglaba para tener perros: varios perros callejeros, que lo cuidaban. Y en su vagón, también vivía su gato.
ResponderEliminarQuede.... no se como expresar la sensación que me produjo leerte estimado Juan Carlos. Por supuesto que quiero conseguir obras de este autor.No me asombra su vida, tampoco su muerte, si creo que eligió como vivir, en esa pobreza extrema,tenia la libertad del anonimato,y rodearse del amor de sus animales (que probablemente lo hayan tratado mejor que los humanos. Gracias por la etiqueta....abrazo fraterno.
ResponderEliminarVoy a tratar de encontarlo, en cuanto esta gripe deje de joderme, pero leerlo me va a ser un mal trago, en fin, ya me veo escaneando y agrandando la letra, gracias y un abrazo
ResponderEliminarTengo 4 libros de Perrone... "visita, francesa y completo"; "preso común", "los pájaros van a morir a buenos aires", y el cuarto, está en depósito en la casa de un amigo: "días de reír días de llorar"... Si tuviese escáner con que gusto los subiría... un tipo impecable para leer... lo conocí por fabían casas, que lo comparaba con un boxeador... y me resulto una comparación perfecta...
ResponderEliminarJuan pablo sandanella, yo tengo escaner, podriamos subirlos, seguramente son joyas literarias que no seran difundidas ya que no rinden comercialemente. te dejo mi mail. colombo.silvio@gmail.com. saludos
ResponderEliminarChicos, les comento que los derechos de los libros estan a cargo de la Editorial Cruce Cartonero... tengo entendido q están en todo el país. Es un plus particular encontrarse con esta literatura marginal a través de un libro "hecho a pulmón"... Igualmente sería fabuloso que pudieran escanear sus libros, así este grande de la escritura sigue trascendiendo. Saludos. Mariana
ResponderEliminarGracias por el aporte, Mariana!
EliminarPERRONE ERA MI AMIGO Y SOLIAMOS SENTARNOS EN LA PLAZA INDEPENDENCIA A TOMAR UNOS VINOS Y HABLAR DE LA VIDA YO UN CHANGUITO CON GANAS DE ESCRIBIR Y EL CN TODA LA SABIDURIA DEL Q LA PASO.
ResponderEliminarUN DIA ME DIJO LOS MEJORES POEMAS ME LOS COMIO EL PERRO PORQ EL VIVIA EN UN VAGON ME ENSEÑO MUCHAS COSAS Y ASI TE RECUERDO CON LA FELICIDAD DE HABERTE CONOCIDO
Lore?
EliminarSoy de Tucumán, al menos vivo en Tucumán desde el '74. Hace unos diez quizá doce años leía éste libro, que durante la dictadura estuvo prohibido y alguien, un compañero del secundario, comentaba un capítulo, que lo había leído, pero jamás me lo prestó. Insisto: ESTABA PROHIBIDO, he visto las quemas de libros.
ResponderEliminarBien, cuando leía el libro, me llevó en un viaje del tiempo por el Tucumán que conocía en aquellas épocas cuando nos mudamos aquí e íbamos a la estación de trenes, al Hospital de Niños, al Mercado del Norte, de Abasto y muchos otros paisajes que Perrone narra escuetamente. Por otro lado los personajes que va describiendo, la historia en sí, capítulo a capítulo no te deja en paz hasta llegar al final.
Una novela negra, pero... Tiene mucho sabor a verdadera...
Otro escritor tucumano o, que al menos vive aquí, Lorenzo Verdasco, fue amigo de Perrone y solía contar anécdotas de él, hasta hay un documental en YouTube donde narra esas anécdotas.
https://www.youtube.com/watch?v=Fk-Nu_NPtz8
Gracias por el homenaje y la difusión...
Silvano Frutos