viernes, 3 de febrero de 2023

HACER EL AMOR, TENER SEXO, Y UNA SOCIEDAD EN LLAMAS CON RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS



















Escribe: Gabriela Borraccetti *

A diario mueren mujeres en todos los países a manos de novios, amantes, maridos, encuentros ocasionales, etc. Y las mujeres pedimos al Estado, a la pareja, al esposo o al hombre con quien estamos, que nos trate bien. Sin embargo; todos ellos son los causantes de guerras, desguaces y violencia. Las armas no las empuñan las mujeres, pero aún así; tenemos que ir un poco hacia atrás y hacernos cargo de nuestras mentiras, esas cuyos efectos creímos piadosos, pero son ahora devastadores.
Este estado de cosas, no nació de un "brote" de locura, ni está aislado de un contexto mundial en el que para vivir, hay que ser prácticamente de hierro, feroz y descarnado al punto de ver muertos en televisión y poder seguir comiendo. Nació de aplaudir la crueldad con la que se trató todo lo femenino, suave y fértil.
Esta es una cultura violenta que amenaza a todo el globo, porque ha creado un estado de total falta de compasión, ternura, protección, cariño y empatía. La gente es arrancada de sus trabajos, hambreada, pisoteada en sus derechos, contada como si fueran cuentas de un collar y puestas en una planilla Excel en forma de números y estadísticas, igual que el hombre que contabiliza las mujeres con las que tuvo sexo.
Se arman guerras por un pozo de petróleo y se mete cianuro en la tierra para sacar millonarias ganancias para dos o tres, como se sacan las entrañas de un bicho por puro placer de un par de enfermos o se despellejan animales porque a algunos les place ponerse su piel o adoran ver cómo se quema su pelaje.
Todo lo que sea receptivo como la tierra, bello como la naturaleza, paciente como una mujer que espera un hijo, cuenco que recibe la vida, cuenca de un río que corre con el agua que riega y fertiliza para que todo crezca, está en peligro de extinción.
Pero… ¿cómo llegamos ahí? Creando / criando / procreando / participando / alimentando / aplaudiendo, una cultura llena de agresividad. Para empezar, nosotras nos plantamos por fuera de nuestra sensibilidad y natural tendencia a proteger a todo lo que está creciendo, hasta desprotegernos a nosotras mismas. Nos transformamos en fingidoras profesionales de orgasmos y placer para hacerlos sentir bien, en objetos sexuales y atractivos para cazarlos / casarlos. Con eso, pensábamos atraerlos para formar un hogar. Creíamos que dándoles lo que tanto querían, nos iban a amar. "Se van con otra si no lo hacés", y “más vale que les des bien de ‘comer’ en casa para que no te meta los cuernos” (cosa que les dejó creer que el apetito sexual era nuestra necesidad natural y no nuestro temor a que nos dejen por otra).
Es que en el fondo, nosotras sabíamos que así como no teníamos tantas ganas de ir a la cama sobre todo después del año de convivir, teníamos claro que afuera había otra que soñaba con tener un hombre en casa y estaría dispuesta a la misma treta con tal de no ser “la soltera”.


El problema es que para ellos fue haciéndose un trofeo (como vemos ahora, provisorio), pero para nosotras fue el comienzo del auto-engaño que hoy recogemos con dolor. Para ambos fue la mentira de disfrazar al sexo con amor, porque mientras los hombres reclaman lo primero; las mujeres nos quejamos por lo segundo.
Nos hemos dejado confundir, hemos sido inconscientes, hemos mentido y nos hemos mentido, sin tomar dimensión aún de cuánto hacemos hoy en nuestra contra.
Son miles de mujeres las que aplauden mensajes misóginos y eso es alarmante. Tenemos lavado el cerebro, nos han educado por décadas bajo preceptos falsos de lo que es ser mujer mientras el hombre aún no cree que se ha deglutido una cantidad alucinante de orgasmos fingidos por mujeres que no eran ninfómanas, sino desesperadas de afecto y compañía. Nos hicieron creer que amor era igual a sexo, por eso había que casarse con el que te hubiera desvirgado. Es como decir que sólo te podés comer un chocolate a partir del día en que decidís obligarte a comértelo todos los días. Pero la obligación es el antídoto del placer.
Aún no tenemos la más mínima consciencia de que fingirles los orgasmos alimentaba su ego. Llegamos a hacerles creer que ellos eran la causa de nuestra felicidad: "estar bien cogidas" era hasta un remedio para nuestra histeria (algo que por otra parte; salió de la mala e incompleta interpretación del “psicoanálisis en chancletas” que irresponsablemente se difunde por la web a nombre de Freud.
Alimentando el mito del poder mágico que su miembro viril tenía sobre nosotras, se nos fue la mano sin entender ahora las consecuencias. Ellos fijaron su importancia y poder en el tamaño (de sus penes, de sus posesiones, de su crueldad), en cantidad de polvos al hilo (quitando importancia al ser humano que tenían enfrente y dándole a lo sumo un número, un puntaje), en cuántas "minas" se habían volteado (tal como se hacen los balances contables), y cuál era más cruel que el otro en tomarlas y descartarlas como a objetos. “Fulano se las hace al brochet”, “Mengano la partió como a un queso”…
Esto ¿remite / remitía al amor? ¿Ver a alguien como una "comida", como un corazón desangrado? ¿O me van a contar que hablar amorosamente de alguien es decir que el tipo “se las enhebra" o que ellas "se mean de a chorritos por el campeón sexual" o que "tiene la pija de oro"?
Todo dicho popular guarda sabiduría. Tenemos que revisarlos, porque estos son unos de los pocos monumentos recopilados en este artículo para definir al falocentrismo a través de los cuales, entre machos, se felicitaban por el fruto de sus hazañas y cacerías. La cantidad, el dominio el poder y el distingo que creaba ser el "poronga", era el sello de ser un verdadero hombre. Ni siquiera un animal hace eso, pero bueh... aquí estamos. Tratando de mostrarles que su crudeza no nos causa felicidad.
Tenemos una ardua tarea: enfrentar un mundo en guerra, una forma de economía relacionada a la escalada del poder y el dominio, una forma de vivir egoísta y sin compasión, llenas de sangre en noticieros que se miran a la hora de comer o mirando a un jubilado que llora porque no tiene para comprar una fruta, como si todo eso fuera algo normal. Nosotras participamos de este juego por no ser conscientes de que nos comportamos como cosas. Seguimos mirando a Tinelli y aceptando que información es ver programas insulsos y banales, y novelas pedorras. Nosotras somos las que les damos rating a las telenovelas del hombre rico que seduce a la sirvienta, rescata a la pobre mujer desdichada, cura la ceguera de una condenada a la oscuridad o hasta le devuelve la memoria o la vida con un beso. ¡Dios nos libre!
Pero algunas de nosotras empezamos a entender que no tenemos dueño, nos ponemos la pollera no para que la corten sino porque se nos canta. Y si pesamos 100 kilos, también usamos calzas.
Nos costó mucho sufrimiento y desdén empezar a quitarnos el lavaje de cerebro. Y nos costó (y nos cuesta) sobre todo, entender que tener sexo NO ES HACER EL AMOR. Se hace el amor cuando nadie es objeto de nadie, nadie le finge nada a nadie, nadie es tan animal con el otro como para castigarlo cuando no tiene ganas.
Podemos cogernos a medio mundo, pero hay que tener en claro que el AMOR no viene por ese lado. El sexo es UNA ATRACCIÓN HORMONAL, que encima; hoy está en entredicho. Paradojalmente, la libertad sexual puede requerir que cerremos las piernas antes que un loco enfermo nos mate si no queremos acostarnos con él. Y si antes las abuelas te decían que no hagas nada antes del casamiento, hoy la cosa pasaría por no hacer nada a cambio de nada; de droga, de cariño, de promesas…
Recuerda que amor no es sexo. Que no se canjea. Que no se finge. Es difícil ser libre de cualquier cosa, incluso sexualmente, cuando somos esclavos de un sistema que se basa en la crueldad sobre todo lo que es tierno.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica.
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whtasapp al +54 9 11 7629-9160.



miércoles, 25 de enero de 2023

EL ANUBIS DE JOANNA KARPOWICZ







































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

La imagen de la portada corresponde al cuadro de Joanna Karpowicz, "Anubis ze szczęśliwym pudełkiem (Anubis con Cajita Feliz)", acrílico sobre tela, 2014.
La artista (polaca ella) ha tomado para su personaje principal la figura de esta deidad egipcia: un cánido que es el guardián de las tumbas y además; es quien guía al inframundo las almas de los muertos.
¿Es Anubis el Señor de la Muerte, entonces? En todo caso, lo es; pero también de la vida. Vida y muerte son estadios que se presuponen mutuamente: todo lo que vive, muere. La cuestión es: ¿"muere" para "vivir" eternamente en otra dimensión o lo que fuere? Y... qué sé yo... no puedo responder esa pregunta porque se trata de algo que ignoro (y por eso, precisamente, soy agnóstico). De todos modos, si hay otra vida más allá de la muerte; el que nos va a enseñar el camino que conduce a ella, es Anubis. Y él es, asimismo, aunque no lo veamos; quien nos acompaña también en esta vida.. terrenal, digamos... O al menos, así nos lo muestra Joanna Karpowicz en sus obras.
Como canta el Indio Solari en Ropa sucia, "vivir sólo cuesta vida". Es decir, uno pasa la vida pagándola de a puchitos con cachos de esa misma vida: cada día vivido es uno que habrá que descontar del total de ellos que vaya a tener la existencia. El Indio dice una obviedad ironizándola, como si estuviera enunciando: "vivir no es difícil; lo único que tenés que hacer es gastarte la vida en eso".
Por ello, Joanna Karpowicz en su serie Anubis, nos lo presenta en las más variadas circunstancias y en los sitios más impensados. Puede estar jugando con unos niños en el parque, junto a David Bowie fumando, en el cine viendo una película mientras deglute pochoclo, en un restaurante, citado con una bella mujer; en el burlesque asistiendo a un strip tease, junto a unos motoqueros en un negocio del rubro, guiando a una niña en la calle en medio de una tormenta de nieve, viajando en un tren mientras lee a Frost, recolectando hongos en el bosque, personificando al conserje de un hotel (que la artista designa con el nombre de Panorama y que muchos han asociado con la novela El resplandor, de Stephen King y la película del mismo nombre, de Stanley Kubrick), contemplando a la L. A. Woman de la canción de los Doors, en un dojo para budismo zen y artes marciales, y en fin; donde menos lo imaginemos. 








Es que Anubis vendría a ser algo así como las pilas Eveready, viste, "siempre estará" (perdón por el chiste fácil; no pude evitarlo).  
En este caso en particular, la artista nos lo pinta con una "cajita feliz", ese engañoso fetiche marketinero de la cadena de... digamos, siendo buenos, "comida rápida" (una tremenda bazofia, en realidad) McDonald's.
Acerca de esta obra suya en particular, la propia Joanna Karpowicz (que en general, es tan reacia a la hora de explicar la significación de sus cuadros como el Indio Solari a explicar la de su poesía), expresa:
La cultura de FMCG (nota mía: FMCG es una sigla que en inglés significa Fast Moving Consumer Goods, es decir, bienes de consumo de alta rotación) aumenta la tristeza de Anubis. Siente que nos priva de dignidad. Nos quita la alegría de la variedad. Y reemplaza muchas otras alegrías de la vida con un minuto de experiencia de "punto de felicidad". No seas más flojo, hazte un sándwich. Están solos. Llegarás cinco minutos tarde? ¿Y qué?
P. D. "Junto con las hamburguesas y papas fritas, McDonald's contribuirá a la alfabetización de los niños. La franquicia de comida rápida está lista para comenzar a ofrecer libros como premio en la Cajita Feliz, en lugar de juguetes baratos, al menos en el Reino Unido", dice (la revista) Time.
Me pregunto, ¿qué tipo de libros serán? ¿Dulce y fácil de tragar o con un grano de sal? Bueno, eso es el Reino Unido, experimentando. El resto de Europa -y también EE. UU.- sigue comprando "cajitas felices" para obtener un juguete barato que podría producirse en una de las fábricas como esas, del documental Santa's Workshop.
¿Lo querés más clarito? Y… entonces echale agua.
No sé cómo impactará en tus sentidos este cuadro, pero a mí, al menos; me conmueve. Te digo aún más: me parece sencillamente ma-gis-tral.

-Juan Carlos Serqueiros- 

martes, 24 de enero de 2023

EN VOZ ALTA






























EN VOZ ALTA
(Prosa poética de Gabriela Borraccetti) *

Me tocaste el brazo y buscaste mi mano. Pequeño, con tus ojos brillantes y tu mirada simple, sin hacer la más mínima advertencia, me guiaste con tus pasos.
En cada uno de ellos, la ruta de tu mente iba delineando un camino de complejidad extraordinaria, y en cada huella transitada yacía una palabra con ganas de sacudirse el polvo de tantos años que le habían hecho de frazada, cobijo, manto… o quizá, sería más correcto decir velo.
Me miraste con esa desnudez inocente, con esa luz que sólo tienen las miradas de los que han descubierto, en el fondo de una caverna, un tesoro buscado por milenios, una fórmula alquímica con la cual convertir al plomo en oro y develar los secretos que sólo son asequibles a los que buscan de verdad, empeñados en darlo todo por conseguir su objetivo.
Y allí estabas, cambiando el tono de tu voz estruendosa, al susurro de un niño manso y arcaicamente sabio, leyendo cada huella y cada palabra como un mensaje antiguo, guardado con el más profundo de los celos hasta que fuese el momento de ser y llamarse grande. 
Y la frase decía: "Acompáñame a ser este que soy, el que siempre fui y ahora me atrevo a leer en voz alta".

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica. 
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.



domingo, 22 de enero de 2023

ESENCIAL



































ESENCIAL
(Poema de Juan Carlos Serqueiros)

Travestir en guerrero
A un corazón de poeta
Presumir de inconmovible
Cuando se es sentimental
Despreciando la ternura
Tiritando en la frialdad
Para abyecto recaer
En el atajo y el exceso
Y peregrino del displacer
Mentirse la felicidad
Visitando mil palacios
Sin encontrar un hogar
Pero yo te presentía…
La sola hilacha de esperanza
En los jirones de mi disfraz
Como un atisbo de luna
En las tinieblas de mi impostura
Hasta que al fin te encontré…
Por aquel tiempo primordial
En que a vos me consagré
Y en la memoria del olvido
Mis vidas todas archivé
Fue entonces que renací
Recé un réquiem para el macho
Y hombre niño me asumí.


-Juan Carlos Serqueiros-

Imagen: Marys Mirages, “Cáncer”.

sábado, 21 de enero de 2023

BORGES Y PIAZZOLLA. CUANDO CHOCARON DOS GENIOS












Escribe: Juan Carlos Serqueiros


Lo que pasó es que fui el único que se animó a refutar a Borges. (Astor Piazzolla)

Piazzolla no siente lo criollo. (Jorge Luis Borges)

Han transcurrido ya casi 57 años desde que salió este disco: "El tango", de Astor Piazzolla y su Quinteto Nuevo Tango, con la participación de Edmundo Rivero en canto y de Luis Medina Castro en recitación. Su lanzamiento, a mediados de 1965, por el sello Polydor, coincidió (sospechosamente, si uno quiere pensar mal. ¿Operación marketinera, tal vez? A mí me lo parece, pero chi lo sa...) con la publicación por parte de Borges, a través de la editorial Emecé, de su libro "Para las seis cuerdas". 



La iniciativa de un trabajo artístico en colaboración con Borges emanó de Piazzolla, quien el 14 de marzo de ese año invitó al primero a concurrir a su departamento de la avenida Entre Ríos, a fin de hacerle escuchar las melodías que había compuesto para el disco, interpretadas por él mismo en piano y cantadas "caseramente", así “a la que te criaste”, por Odette María “Dedé” Wolff, quien era por entonces la esposa del músico.


Finalmente, Borges asistió a sólo una de las sesiones de grabación del disco (que en total fueron cuatro y que se realizaron: dos de ellas, 15 y 21 de junio, y las dos restantes, 5 y 6 de julio). Y durante esa única ocasión en que estuvo presente Borges en el estudio, Edmundo Rivero registró "A don Nicanor Paredes".


Al terminar la grabación, Piazzolla le preguntó a Borges si le había gustado, y éste respondió: "Me gustaba más como lo cantaba la chica" (refiriéndose a Dedé). Rivero (que siempre fue un cumplido caballerazo) y todos los músicos festejaron, riendo, las palabras de Borges; pero a Piazzolla le cayeron como una patada en las... amígdalas.
Y en este punto, estimo pertinente señalar que cuando Borges expresó aquello, no tenía intención de afirmar que Dedé (que no era en modo alguno una cantante profesional) cantara mejor que Rivero (que sí lo era y de excelsas aptitudes y calidad, además); sino que simplemente pretendía significar que para él, en tanto arqueólogo de la milonga, ésta debía cantarse “así nomás”, incluso hasta fuera de tono, pues lo importante radicaba en la poesía enunciante de las tragedias y las hazañas de legendarios personajes protagonistas de un tiempo irremisiblemente ido. 
Sólo que eso... no podía comprenderlo un genio musical como Piazzolla, en tanto magistral compositor de la nueva música de una gran urbe, música ésa que necesariamente venía impregnada de una síntesis pluricultural y que no iba a sujetarse a límite alguno en su evolución.
En el mundo poético de Borges se desenvolvían un Nicanor Paredes o un Jacinto Chiclana en un escenario donde los arrabales, esto es, las orillas, los extramuros de la ciudad, se hacían uno solo con el comienzo de la pampa; mientras que el alma de Piazzolla componía melodías para el abigarrado habitante de una jungla de asfalto y cemento, un taxista o un oficinista, puestos a sobrevivir esforzada y dificultosamente en un universo citadino teñido por la urgencia, la tristeza y la melancolía. Lo de Borges era la patria Buenos Aires reclamando altiva un sitial de procerato para el compadre, para el malevo; y lo de Piazzolla era la esencia misma de la música progresiva. 
Así las cosas, el choque que indefectiblemente sobrevino, se trató más de conflicto entre pasado y presente, que de confrontación entre egos exacerbados e índoles... difíciles, digamos (porque al fin de cuentas, si el estilete irónico de Borges solía ser letal; no menos peligroso era el áspero carácter que a menudo eclosionaba en las broncas de Piazzolla. De todos modos, también hubo algo de eso; aunque como elemento accesorio y no como motivación principal para el desencuentro).
Después, Borges salió a criticar acerbamente la música que había compuesto Piazzolla para sus poemas (la calificó como "una porquería") y mencionó a éste como "Astor Pianola". Y trascartón, el músico no se quedó atrás: "sordo ignorante", le espetó al poeta; "gentileza" a la cual Borges no se privó de corresponderla con un lapidario "Pianola es un bruto vanidoso".
Particularmente, me hallo inclinado a inferir que todo el asunto de aquella "colaboración" fue ideado por los gerentes de la editorial y del sello discográfico, quienes en tanto ejecutivos adoradores del dios beneficio económico y de la diosa maximización de la ganancia, no se percataron de que era imposible conciliar dos extremos como Borges y Piazzolla. Para el primero, sus poesías debían ejecutarse, a lo sumo, en formato de milonga y sólo con guitarra; mientras que por su parte, el segundo introducía elementos del canto gregoriano y del jazz. No podían entenderse, y efectivamente, no se entendieron. Y así terminó la cosa: a los capazos.
No obstante, luego de tanta esgrima verbal, y si bien no volvieron a trabajar en... colaboración, digamos (por más que haya sido aquella una "colaboración" plagada de rispideces); Piazzolla musicalizó otras poesías de Borges y también compuso la música para la película "La intrusa" basada en el cuento homónimo del gran Georgie.
En fin... sólo desencuentros entre dos genios, nada más que eso. Nosotros, mi querido lector, declarémonos neutrales en esa guerra, y obsequiemos a nuestros sentidos deleitándolos con una de las joyas de aquel disco:

 
Disfrutémosla, pues. ¡Salud y hasta la vista!

-Juan Carlos Serqueiros-

viernes, 20 de enero de 2023

DE PSICOLOGÍA Y ASTROLOGÍA






























Escribe: Gabriela Borraccetti (*)

En un tiempo era "creer" o "no creer" en la psicología. Yo escuchaba eso muy a menudo cuando me preguntaban a qué me dedicaba y respondía que al psicoanálisis (cuya base es la interpretación de los sueños y el mundo de los símbolos).
Más tarde, me encontré con otra manera de acceder no sólo al alma sino también a sus conexiones con el universo, y me abrí al simbolismo de la astrología (las estrellas encierran los mitos y misterios que parecen titilar desde el cielo advirtiendo que no somos nada separados del resto de la creación). Y nuevamente tuve que escuchar aquello de 'creer' o 'no creer'.
No importa cuánto se puede creer o descreer, sino cuánto podemos perder si no nos volvemos capaces de abrir de algún modo los ojos a una oscuridad que contiene pequeñas luces de sabiduría.
Así son las estrellas en el cielo, así son las neuronas y los pensamientos en nuestra mente.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica.
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

miércoles, 18 de enero de 2023

GATA SOBRE UN TEJADO DE ZINC CALIENTE

 



Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Gata sobre un tejado de zinc caliente (cuyo título en el inglés original es Cat on a hot thin roof) es, en mi concepto, la mejor de las obras de ese genial dramaturgo norteamericano que fue Tennessee Williams.
Concebida para ser una representación teatral en tres actos, la trama gira en torno a los Pollitt, una riquísima familia del sur estadounidense que detenta la propiedad de nada menos que una plantación de catorce mil hectáreas de algodonales situada en el delta del Mississipí.
La componen: el cabeza de familia, Big Daddy (Abuelo), un hombre egocéntrico, despótico e insensible en apariencia, que desde la más absoluta pobreza, ha logrado edificar un emporio económico a partir de lo que era una simple granja que había pertenecido a dos homosexuales: Straw y OchelloIda (Madre, en los diálogos de la obra), la esposa de Abuelo (llevan cuarenta años de casados) a quien apodan Big Mama, una mujer infeliz y negadora de la realidad; el hijo mayor, Gooper, un abogado que ha pasado la vida a la sombra de su tiránico padre, obedeciéndole ciegamente en todo y tratando siempre de complacer sus deseos; la mujer de éste, Edith, tan prolífica que le ha dado a su marido cinco hijos y está embarazada del sexto, chismosa, hipócrita y enredadora; el hijo menor (y preferido de Abuelo y Madre), Brick, quien llegó a ser un ídolo en el fútbol americano y que a sus 30 años ha abandonado su trabajo de cronista deportivo y se ha vuelto alcohólico, cínico y descreído luego del suicidio de su íntimo amigo y compañero de equipo, Skiper; y Margaret (Maggie la Gata), esposa de Brick, una mujer bellísima, sensual y ambiciosa que proviene de los estratos sociales más bajos, a quien su suegro adora y cuyo matrimonio está en crisis, a pesar de lo cual sigue amando a su marido con devoción.
Coincidiendo con el cumpleaños número 65 de Abuelo, se le diagnostica a éste una enfermedad terminal. Conociendo tal circunstancia, Gooper y Edith se aprestan a quedarse con la herencia en desmedro de Brick, a quien planean internar en una clínica para alcohólicos. Pero Maggie la Gata, que ha conocido la miseria y no quiere volver a ella, está resuelta a sacar sus garras para salvar su pareja y defender los intereses de su esposo, aún a despecho de éste.
El conflicto familiar estallará en la noche de "fiesta" de cumpleaños de Abuelo, simultáneamente con una terrible tempestad que las fuerzas de la naturaleza desatarán sobre la comarca. 
Los vínculos familiares, tensos y al borde de la ruptura, las pasiones confrontadas, la intriga, el deseo, la insatisfacción, el sexo, la sordidez, el engaño, la crueldad, el hartazgo, las recriminaciones, los complejos, la crudeza, la hipocresía, el consumismo como sucedáneo de la felicidad, todo, todo está en esta magistral obra dramática en la cual cada uno de los protagonistas buscará con desesperación su propia verdad; a la cual, extraña paradoja, arribarán a partir de una nueva mentira.
Puede usted, mi estimado lector, adquirirla en cualquier librería, y si no quiere gastar o es afecto a leer en formato digital, pues entonces puede acceder a ella haciendo click sobre este enlace.

-Juan Carlos Serqueiros-

sábado, 14 de enero de 2023

CRUZ

























CRUZ
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Estoy tomando por senderos peligrosos
Sinuosos y pedregosos
Cansados y solos
Pisados y lisos
Temidos y pensados
Sucios y agitados
Con miel, ron y vinagre
De besos etéreos y abrazos de aire.

Senderos de sendos deseos deseados
De encuentros queridos
De recuerdos huidos
De cuestas arriba
De caídas en picada
De cumbres al cielo
Y también de alboradas.

Pisados, pateados, tal vez olvidados
Amados, queridos, tal vez renovados
Estoy dando un paso al pie de la cruz
De esta encrucijada abierta a los dos.

Y anhelo que elijas
El mismo que yo
Para no irme sola
Para irme con vos.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica. 
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com. o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

jueves, 15 de diciembre de 2022

EL DELANTERO CENTRO FUE ASESINADO AL ATARDECER







































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Porque habéis usurpado la función de los dioses que en otro tiempo guiaron la conducta de los hombres, sin aportar consuelos sobrenaturales, sino simplemente la terapia del grito más irracional: el delantero centro será asesinado al atardecer. (Manuel Vázquez Montalbán, El delantero centro fue asesinado al atardecer).

El delantero centro fue asesinado al atardecer es la novela número 14 de la Serie Carvalho, y esa ubicación en la saga de ninguna manera es casual; el genial Manolo así lo determinó, y no es muy complicado deducir los porqués: catorce fueron los años que llevaba el Fútbol Club Barcelona sin salir campeón de la Liga Española, cuando en 1973 llegó al equipo Johan Cruyff (el ídolo futbolístico de Vázquez Montalbán, quien por supuesto, era hincha fanático del Barça) para sacarlo de esa prolongada sequía de títulos; 14 era el número que solía llevar el holandés en su camiseta, y catorce fueron los goles que anotó para el Barcelona en la temporada 1976-1977.
Escrita y editada en 1988, en la novela se narra, en el marco de esa época de la historia peninsular (la España de Felipe González y el PSOE), un nuevo caso de Pepe Carvalho, un detective privado nacido en Galicia que vive en Barcelona, en el coqueto y aristocrático barrio de Vallvidrera, en las faldas del Tibidabo. Ex comunista, ex agente de la CIA norteamericana, y gourmet exquisito que se regala manjares preparados cuidadosamente en selectos restaurantes o por él mismo en su casa, en tanto consumado chef, regados con los mejores vinos y licores; Carvalho es contratado en esta oportunidad por la directiva del "club más poderoso de la ciudad, de Cataluña, del universo" (sic), en alusión implícita (que no explícita; pues el autor no lo menciona específicamente en ninguna de las páginas) al Fútbol Club Barcelona. La institución ha fichado a la estrella del balompié europeo, al jugador más cotizado del mundo: el goleador inglés Jack Mortimer, y desde su llegada al club, se han recibido retóricos e inquietantes anónimos en los cuales se afirma que "el delantero centro será asesinado al atardecer"; por eso se le encomienda al detective investigar el asunto, para lo cual tendrá que asumir el rol de psicólogo deportivo, haciéndose pasar por tal.


Paralelamente a todo esto, otro club catalán, el Centellas, que si bien posee una antigua y valiosa cancha ubicada en un barrio de Barcelona que se ha tornado muy apetecible para los grandes consorcios (¿mafias?) dedicados a emprendimientos urbanísticos millonarios, y ostenta un pasado pleno de pretéritas (y cuasi olvidadas) glorias deportivas; está en franca decadencia, por lo cual, en un aparentemente denodado y supremo esfuerzo por evitar la venta de su estadio y sus consiguientes liquidación y desaparición, ha contratado a un centro delantero: Alberto Palacín, quien otrora fuera un renombrado futbolista español y que tras haber sufrido una grave fractura y haber pasado por el fútbol mexicano, se halla, a sus treinta y seis años, en el ocaso de su carrera deportiva.
Vázquez Montalbán ha plasmado una intrincada trama en la que, so pretexto de abordar y tratar -lo cual hace magistralmente, dicho sea de paso- la temática del fútbol, tanto el de élite como el de divisiones menos favorecidas e infinitamente más modestas; se mete en los entresijos mismos de la sociedad de aquella Barcelona preolímpica, para volcar en las páginas de esta novela (que muy apropiadamente abre con un párrafo de Carl Gustav Jung en El hombre y sus símbolos) su particular visión sobre ella. Los personajes, una joven puta y su chulo, Marta y Marçal, ambos drogadictos y delincuentes de poca monta; doña Concha, una ex trotacalles que tras haber sido la querida de unos cuantos, ha escalado, a expensas de los cuartos que les sacó a esos cuantos, hasta convertirse en una respetable matrona (a la que todavía de cuando en cuando le acomete la urgencia del deseo sexual), dueña de una pensión en la calle San Rafael a la cual va a dar con sus huesos Alberto Palacín, aquel crack que en sus tiempos supo hacer enronquecer las gargantas de los aficionados que festejaban sus goles; el aristocrático Basté de Linyola, mandamás del club poderoso, un empresario y ex político acerca del cual Vázquez Montalbán estampa que "había hecho de la presidencia del club una cuestión de penúltima significación social… le convertía en un poder fáctico y amaba el poder como único antídoto contra la autodestrucción"; y el presidente del club modesto y en riesgo de desaparición, Juan Sánchez Zapico, un comerciante en chatarra y pequeño fabricante de peladillas y garrapiñadas que bajo su apariencia de benefactor y mecenas del bastión deportivo de la barriada, está metido hasta el cuello en la mafia de los especuladores de tierras, son maravillosamente descritos, sueltan parrafadas imperdibles y podría merecer, cada uno de ellos, un sesudo tratado de psicología.
En cuanto al protagonista principal, José Pepe Carvalho Larios, el autor nos lo representa más viejo, hastiado, escéptico, egocéntrico y cínico que nunca, a punto tal que en todo el desarrollo de esta novela, sólo tiene sexo una vez con Charo, no lo intenta con ninguna de las mujeres que aparecen en la trama, y más aún -¡inaudito!- ya ni siquiera se masturba en el baño como solía hacerlo antes; limitándose ahora a engullir cantidades industriales de exquisitos manjares y trasegar hectolitros de finísimos vinos. Su familia está compuesta por Rosario Charo García López, una call-girl, una puta de citas por teléfono, que recibe a sus clientes en su pisito del barrio Chino de Barcelona, que ahora en El delantero centro fue asesinado al atardecer, tiene cada vez menos trabajo, las carnes más pesadas, las formas más macizas, el cuerpo más relleno, y que es la... ¿novia? de Carvalho, quien la conoce desde 1971, y es la única mujer hacia la cual él experimenta una especie de afecto mezclado con atracción, costumbre, paciencia y compasión, mélange esa que, dada su índole egoísta, es lo más aproximado al amor que él es capaz de sentir; José Biscuter Plegamans Betriu, "un feto rubio y nervioso condenado a la calvicie", con "facciones de hombre que no ha crecido demasiado" y con "cabeza de hijo de fórceps", en las poco amables palabras del propio Vázquez Montalbán (que ha volcado, inadvertidamente o adrede, vaya uno a saber, mucho de sí mismo en el personaje) a quien Carvalho conoció en los 60, en la cárcel a la cual habían ido a dar él por comunista y Biscuter por ratero, y a quien años después, en 1974 o 1975, reencuentra en Barcelona, saca de las calles para que no se convierta nuevamente en víctima propiciatoria para la prepotencia policial y en carne de prisión, y lo hace su devoto y fiel ayudante; Enric Fuster, persona cultísima, solitario empedernido y de profesión gestor, combinación de abogado y contador, que tiene su casa situada también en el exclusivo barrio de Vallvidrera, a pocos metros de la del detective, de quien es amigo, asesor legal y contable -el único contacto que mantiene Carvalho con el ámbito de las leyes comunes y los impuestos, esos de los que reniega y que invariablemente tarda hasta la morosidad en pagar-, y compinche de juergas gastronómicas y etílicas que invariablemente culminan en memorables borracheras; y Francisco Bromuro Melgar, un personaje insólito, falangista y fascista enragé, xenófobo, ex soldado de Franco y ex legionario, devenido en lustrabotas y confidente de Carvalho, a quien le suministra preciosos datos referidos al submundo de la marginalidad y el hampa de Barcelona, que vive con la obsesión de que los poderes de turno le echan bromuro (de ahí su apodo) al agua, como estupefaciente destinado a adormecer las entendederas y reprimir la sexualidad de la gente.
Precisamente, la muerte del pobre Bromuro, acaecida sobre el final de la compleja trama, es uno de los indicadores que nos ponen de manifiesto a las claras que El delantero centro fue asesinado al atardecer no es simplemente una novela más de entre las de la Serie Carvalho; sino que el autor la considera uno de los hitos fundamentales de la saga.
En resumen, una viñeta crudelísima (quizá demasiado), una novela extraordinaria que, pese a las más de tres décadas transcurridas desde su concepción y publicación; conserva una sorprendente actualidad, con un desenlace (no se preocupe, que no voy a contárselo) inesperado y... descorazonador, desesperanzador, dirán algunos, tal vez. El genio del bueno de Manolo Vázquez Montalbán (al que sólo puedo encontrarle un par de defectos: haber sido comunista y no haber nacido argentino -que largamente merecía serlo-), raya aquí a gran altura, palabra de honor.


Mire, no se lo pierda, es un buen libro, ¿sabe? Y por si usted -Dios no lo permita- pertenece al club de los miserables que se resisten a gastar unos pocos pesos en una de esas obras que hay que leer sí o sí; siempre le queda el recurso de delinquir en complicidad conmigo, pidiéndome que se lo mande por e-mail en formato electrónico.
Como sea, empéñese en ser bueno consigo mismo: regálese el placer de disfrutarla. Amén.

-Juan Carlos Serqueiros-

lunes, 5 de diciembre de 2022

CHAMPAÑA PARA UNO


Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Champaña para uno (Champagne for One, en el original inglés), escrita y editada en 1958, es una novela policial de Rex Stout (n. 01.12.1879 - m. 27.10.1975, EE.UU.) protagonizada por el personaje por él creado: Nero Wolfe.


Éste es un detective de origen montenegrino radicado en Nueva York, que además de ser un genio; es un consumado gourmet, reputado como uno de los más exigentes del mundo. Vive en una sólida y espaciosa casa de piedra rojiza situada en la calle 35 Oeste, cerca del Hudson, en compañía de sus empleados: su ayudante, Archie Goodwin; su cocinero, el chef alemán Fritz Brenner y su jardinero Theodore Hortsmann, y cultiva orquídeas en el invernadero de su terraza. Increíblemente gordo, antipático, excéntrico, lector empedernido y erudito, misógino, cuasi misántropo, incansable bebedor de cerveza y consumidor sólo de los deliciosos platos que para él cocina su chef; no sale jamás de su casa ni modifica sus inflexibles reglas, tiene solamente un amigo al cual ve en las contadísimas oportunidades en que acude a comer al restaurante de éste, el Rusterman, y se vale para sus investigaciones de su ayudante, que es como sus ojos, brazos y piernas.
En esta oportunidad, Archie Goodwin es invitado a un evento, una fiesta anual que una dama que hace filantropía da en honor de las madres solteras a las que ha ayudado y durante el cual una de ellas muere. ¿Suicidio o asesinato? Muy a pesar suyo, pues detesta verse obligado a trabajar; le tocará a Nero Wolfe resolver el misterio en el que su ayudante se ha visto envuelto. Una trama interesantísima y densa que atrapa de principio a fin.
Lamentablemente, no hay nuevas ediciones de la obra de Rex Stout, por lo cual quien desee leer la novela; deberá buscarla en alguna librería de viejo o bien, si lo prefiere, pedirme que se la envíe vía e-Mail en formato digital, a lo que desde luego, accederé muy gustoso.
Hasta la próxima y que disfruten de la lectura.

-Juan Carlos Serqueiros- 

miércoles, 23 de noviembre de 2022

TMO Y VAR ¿SON LO MISMO?








Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Leí en las redes sociales muchos comentarios en los que se procura asimilar el VAR (Video Assistant Referee) del fútbol al TMO (Television Match Official) del rugby, los cuales derivaron en el debate acerca de si VAR sí o no. ¿Son lo mismo TMO y VAR? ¿Son necesarios? Veamos.
El incremento exponencial de la velocidad en el juego, tanto en el fútbol como en el rugby y otros deportes, trajo aparejada la necesidad de apelar a la tecnología para atenuar el inevitable error humano a la hora de impartir justicia deportiva. Entonces hay, claro, una similitud, pero ojo al piojo: similar no es igual, y además; la similitud entre VAR y TMO tiene también algo de aparente, porque se agota en lo meramente tecnológico (e incluso eso; hasta por ahí nomás).
En rugby, la adopción de la tecnología por parte de la IRB se hizo con dos objetivos fundamentales: ayudar a evitar o por lo menos reducir al mínimo posible las incorrectas decisiones arbitrales, y para preservar aún más la integridad física de los jugadores. ¿Puede ese aguantadero de delincuentes llamado FIFA decir lo mismo? Sí, claro, puede declamarlo hasta el hartazgo; lo que no puede, es evidenciarlo en los hechos concretos, demostrarlo en la realidad efectiva.
El TMO del rugby tiene una diferencia sustancial, enorme, con el VAR del fútbol, y ella reside en que la comunicación entre el árbitro y el oficial es pública, es decir, la escucha todo el mundo, y además; todo el mundo puede ver las imágenes, tanto el espectador que se encuentra en el estadio, a través de las pantallas gigantes; como también el que está en su casa mirándolo por la tele. O sea, las eventuales dudas y controversias se resuelven allí mismo, en el partido, independientemente del tiempo que demande hacerlo, es decir hay TRANSPARENCIA, cosa que en el fútbol no hay.
Por supuesto, eso no significa que la IRB sea un mundo ideal y utópico en el que no hay incorrección, injusticia y/o deshonestidad alguna; pero allí esas miserias humanas están acotadas, son la excepción y no la regla corriente como ocurre en la FIFA.

-Juan Carlos Serqueiros-

sábado, 12 de noviembre de 2022

NO SIEMPRE



























NO SIEMPRE
(Poema de Juan Carlos Serqueiros)

No siempre es tan seguro
El puerto que creemos seguro,
No siempre el “para siempre”
Es en verdad para siempre;
Hay tempestades en los puertos
Y “para siempre” son instantes.

No siempre es el sol
Dorado abrigo para los pobres
Cuando abrasa la razón
Y se encienden las pasiones,
Cuando se nublan los ojos
Velados tras mil dolores.

No siempre guarda el pasado
Historias para contar
Y hay páginas borroneadas
Que uno prefiere olvidar,
Tachaduras y frases cortas,
Sombras, llanto y soledad.

No siempre ha de ser la luna
Un plateado medallón de ausencia;
Suele obsequiar con la presencia
Gentil de una hija suya
Y a todos prodiga la magia
Esa que hace subir las aguas.

No siempre es helado agosto
Ni siempre es bochornoso enero;
Yo supe arder en invierno
Y me he congelado en verano,
Y fue en abril que mis sueños
Con otros sueños se encadenaron.

-Juan Carlos Serqueiros-