sábado, 14 de enero de 2012

EL MAHOMA DEL ALTIPLANO




























Escribe: Juan Carlos Serqueiros


Con los cholos de mi pueblo haré la felicidad de Bolivia. (Manuel Isidoro Belzu)

La transformación política y las reivindicaciones sociales en Bolivia, llevadas adelante por el gobierno que preside Evo Morales, han tenido un antecedente en la obra (trunca, debido a su asesinato) del general Manuel Isidoro Belzu, “el tata” (padre) Belzu, o el “Mahoma del altiplano”; para el pobrerío boliviano.
Belzu nació en La Paz, el 14 (según algunos; el 4 según su esposa) de abril de 1811. Mestizo, llevaba en sus venas la sangre india de su madre Manuela Humeres (o Humerez) y la hispano - árabe de su padre, el comerciante español Gaspar Belzu.
Tuvo una infancia pobre y escasa en juegos, a raíz del abandono de hogar que hiciera su padre, convirtiéndose su hermano mayor en su tutor y protector virtual; ya que su madre se veía obligada a pasar el día en las plazas de La Paz vendiendo las velas y fósforos que ella misma fabricaba, de modo de arrimar unas pocas monedas con que sustentar la magra, escuálida economía familiar. Su única instrucción regular (primaria) la recibió en el Convento de San Francisco. Pero el temperamento de Belzu no se llevaba bien con la escuela, y siendo un adolescente de 15 años, se integró al ejército peruano del general Gamarra primero, y a los de los mariscales Sucre y Santa Cruz después.
Rebelde, orgulloso, indómito, arrojado, de temeraria valentía, poseedor de unas despierta inteligencia y aguda perspicacia; Belzu ya nunca abandonaría las armas.
Por elementales razones de espacio, no voy a consignar en esta nota los hitos que fueron jalonando su carrera militar; simplemente apuntaré que fue ascendido al grado de capitán coincidentemente con la época en que, estando destinado (como castigo por supuestas insubordinaciones) por el mariscal Santa Cruz en Tarija, conoció en esa ciudad a quien después sería una destacada escritora: la salteña Juana Manuela Gorriti, que estaba emigrada allí con su familia por ser su padre, José Ignacio Gorriti, opositor a Juan Facundo Quiroga y Juan Manuel de Rosas.
Luego de un romance fulminante y de sortear trabajosamente la obstinada negativa del padre de la novia; Manuel Isidoro y Juana Manuela se casaron en 1833, cuando ella no había cumplido aún los 15 años. De ese matrimonio nacieron dos hijas: Edelmira y Mercedes.
A las órdenes de Santa Cruz peleó Belzu (a pesar de que desaprobaba la política de aquel) en Yungay, donde el 20 de enero de 1839 el ejército chileno del general Manuel Bulnes (aliado de la Confederación Argentina que presidía Juan Manuel de Rosas) derrotó estrepitosamente al de aquella efímera entelequia creada por Santa Cruz que fue la Confederación Perú - Boliviana (batalla esta que también modificaría el panorama político argentino de ese entonces; pero eso será materia de otra nota). Luego de la aplastante derrota, Santa Cruz huyó al Ecuador, y Belzu cayó prisionero de las tropas peruanas que se habían mantenido tenazmente contrarias a la confederación creada por Santa Cruz.
De regreso en Bolivia, Belzu era ya un hombre de gran prestigio en su patria. Luego de la caída de Santa Cruz; era presidente José Miguel de Velasco, quien lo recibió con muestras de afecto y lo ascendió a teniente coronel. Esa época marca el inicio de la participación activa de Belzu como una de las figuras influyentes y principalísimas de la política boliviana.
En un golpe de estado contra Velasco, dirigido por el general Agreda, que tenía intenciones de restituir al mariscal Santa Cruz en la presidencia; Belzu se mantuvo neutral, convencido como estaba de ser el fiel de la balanza. Sorprendido mientras dormía, fue hecho prisionero, pero el general José Ballivián, ahora aliado con Velasco frente al común "enemigo peruano", lo liberaría. El 18 de noviembre de 1841, se enfrentaron en Ingavi el ejército peruano al mando del general Gamarra y el boliviano al frente de Velasco y Ballivián, quedando la victoria para los últimos. En esa batalla, Ballivián ascendió a Belzu al grado de coronel, por su bravura y heroísmo en combate; pero las buenas relaciones entre ellos no durarían mucho, y ambos hombres más adelante se convertirían en enconados y mortales enemigos. Todo esto coincidiría con una profunda crisis de pareja, de resultas de la cual el matrimonio Belzu - Gorriti se deshizo en 1843.
Y aquí “ajustarse los cinturones, pues vamos a entrar en una zona de extrema turbulencia”: en Bolivia se ha intentado (y en buena medida, se logró hacerlo) instalar en el imaginario colectivo la idea de que la enemistad entre Belzu y Ballivián surgió a partir de infidelidades conyugales en las que, con el último como tercero en discordia, habría incurrido Juana Manuela Gorriti; y que eso habría llevado a su esposo Belzu a reaccionar con “celo moro” (Indio Solari dixit). 
Por ejemplo, Joaquín Aguirre Lavayén (con más que dudosa caballerosidad), en una nota periodística que le hicieron con motivo de su mediocre (y de escasa resonancia fuera de Bolivia) obra Guano maldito, afirmó:

Belzu es el árabe cornudo que se traga en silencio el veneno que le sirve Ballivián... le quita a su bella esposa Juana Gorriti y le degrada al rango de humilde sargento. ¿Sabes querido mago lo que es un árabe cornudo? ¡Es un volcán! En ese corazón de Belzu bulle un volcán reprimido que en su profunda amargura encuentra alivio amando a sus dos hijas y amando a esos indios quechuas y aimaras tan infelices y explotados como él. (sic)

En la misma sintonía, Humberto Vázquez Machicado, se escandalizaba de que “por un drama de amores y celos, se ensangrentó casi diez años la historia de Bolivia" (sic), y atribuyó a la “deshonra” de Belzu y su afán de venganza, nada menos que… ¡ser la causa originaria y principalísima de todas las luchas internas bolivianas desde 1847!
Pero veamos también qué tenía para decir al respecto, la vilipendiada supuesta esposa infiel, Juana Manuela Gorriti. En su libro “Panoramas de la vida”, en el capítulo correspondiente a la biografía de su marido, consigna claramente: “Demasiado jóvenes ambos esposos, no supieron comprender sus cualidades ni soportar sus defectos; y aquellas dos existencias se separaron para no volver a reunirse sino en la hora suprema al borde del sepulcro.” (sic). Y al referirse a las relaciones entre Belzu y Ballivián, Juana Manuela escribe: “Aquellos dos hombres, sintiéndose de igual fuerza en arrojo, audacia y valentía, eran también demasiado semejantes en cualidades y defectos, para que pudieran respirar en paz la misma atmósfera.” (sic). Asimismo, atribuye a “toda suerte de recelos” y a “sugestiones” de terceros, la malquerencia de Ballivián hacia Belzu.
Sin embargo, de seguro ni Aguirre Lavayén ni Vázquez Machicado deben haberse tomado la “molestia” de leer a la Gorriti (¡ay, el machismo!), ya que si lo hubiesen hecho; no podrían haber dejado de notar que en el capítulo “Una querella”; la escritora relata una situación equívoca de celos, curiosamente similar a la acontecida en su caso (por supuesto, “similar” si nos atenemos a su versión, o sea, a su verdad relativa). Vaya y pase en Aguirre Lavayén, que en definitiva escribió una novela, la cual por ser precisamente eso, no tenía por qué ceñirse a la verdad histórica, pero lo de Vázquez Machicado es inadmisible por donde se lo mire; ya que escribir la historia desde una perspectiva limitada a las intimidades de alcoba y/o a las infidelidades conyugales, hayan sido estas ciertas o inexistentes, resulta, cuanto menos (y siendo en exceso benevolente); pueril. Y mejor ni acordarnos de lo de reducir las abismales diferencias de pensamiento político entre Belzu y Ballivián a un problema de celos e inferir desde allí que la inestabilidad consuetudinaria en Bolivia, se debía a amores contrariados en conflicto… ¡Pobre Bolivia con semejante “historiador”! En fin, se ve a las claras que los Rial y demás personajes miserables por el estilo, no inventaron nada…
Retomemos la ilación: luego del mandato de Ballivián, extendido entre 1841 y 1847, y después de una fugaz rentrée de Velasco; ahora lo tenemos a Belzu ya instalado en la presidencia de su país, luego de derrocar a este último, entre las aclamaciones y el delirio de los pobres y desposeídos de Bolivia.“La narradora (nos dice Juana Manuela Gorriti refiriéndose a sí misma en tercera persona) rehúsa seguirlo en aquel elevado puesto en que la esposa (o sea, ella misma) rehusó acompañarlo también.” (sic).
Belzu, en su gestión, se apoyó en la clase humilde y despreció a la oligarquía boliviana, sectaria y extranjerizante. Tendió a favorecer invariablemente a los pobres; estableció el proteccionismo económico más férreo que las circunstancias le permitieron; castigó con rigidez y severidad las arbitrariedades que se cometían contra las comunidades indias; estableció la prohibición del ejercicio del comercio para los extranjeros; hizo construir escuelas de artes y oficios en todas las capitales departamentales y fijó la bandera y el himno bolivianos tal como hoy se conocen. Durante su período de gobierno, Belzu tuvo que afrontar nada menos que ¡40 intentos de golpes de estado y revoluciones en su contra!
Y hasta sobrevivió milagrosamente a un atentado contra su vida perpetrado el 6 de setiembre de 1850, en el cual recibió un balazo en el cuello y otro en la cara.
Al terminar su mandato, hizo elegir presidente a su yerno Jorge Córdova, a quien entregó el gobierno el 15 de agosto de 1855 y se fue a Europa, dedicando los años siguientes a viajar por el mundo.
Una feroz anarquía iría a cernirse sobre Bolivia al abandonar Belzu el poder. Las luchas intestinas y los golpes de estado se sucederían, hasta que un dipsómano analfabeto de extraordinaria crueldad, pero de hercúlea fuerza e irresponsable arrojo, llamado Mariano Melgarejo; se haría con el gobierno hacia fines de 1864. Obedeciendo al clamor incesante de su pueblo, Belzu volvió a su patria, a derribar al tirano que la oprimía con sanguinaria fiereza.
El 20 de marzo de 1865, la noticia de hallarse Belzu próximo a La Paz, corrió como el remanido reguero de pólvora, y los humildes, los desposeídos, los pobres, los oprimidos, en fin, el cholaje todo; acudiría presuroso a su lado, ovacionándolo y llevándolo en andas al palacio sede del gobierno.
A su paso, los propios soldados de Melgarejo se le unían; hasta que éste, viéndolo todo perdido, se dirigió al salón donde estaba Belzu, con la aparente intención de rendirse ante él. Con su proverbial generosidad sin límites, Belzu se levantó de su asiento y le extendió los brazos al tiempo que exclamaba: “¡Te perdono!”. En ese mismo instante, Melgarejo extrajo un revólver y le descerrajó un balazo en la sien, asesinándolo. Era (según sostiene la historiografía oficial de Bolivia) el 23 de marzo de 1865. Trascartón, aquel abominable engendro del infierno salió a la galería y gritó: “¡Belzu ha muerto! ¿Quién vive ahora?”; y según la tradición (a veces, tan poco confiable, ¿no?), la muchedumbre habría respondido con un estentóreo: “¡Viva Melgarejo!”.
Cabe destacar que la biografía de Belzu que hace Juana Manuela Gorriti (que en esos días se hallaba circunstancialmente en La Paz, en casa de sus padres; que se dirigiría personalmente a rescatar el cadáver de su esposo asesinado y que presidiría el velatorio que le haría el pueblo boliviano), sitúa todos esos sucesos el 27 de marzo, y no el 23 como oficialmente se acepta. Existe, pues, incongruencia en las fechas, siendo harto difícil determinar cuál de ellas es la correcta.
En fin, ese fue el hombre; un héroe y mártir, para el pueblo que lo idolatró hasta el fanatismo; o un villano cornudo y déspota, para la aristocracia que lo odió con enconada y prolija saña.

-Juan Carlos Serqueiros-

viernes, 13 de enero de 2012

MOTOR PSICO



Escribe: Juan Carlos Serqueiros

No hay una intensidad de amor o sentimiento que no implique el riesgo de daño paralizante. Es un deber asumir este riesgo, amar y sentir sin defensa ni reserva. (William S. Burroughs)

 

Amor fati: sea este en adelante mi amor. (Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia) 



MOTORPSICO
(Beilinson - Solari)

Siempre tengo a mi lado a mi dios
(así me das más...)
Un susurro muy especial
(así me das más...)
"Motorpsico": el mercado de todo amor
Lo que debes, cómo puedes quedártelo.

Junto a la hemoglobina me fui
y ya no sangro más.
De la nada a la gloria me voy
(¡así me das más...!)
"Motorpsico": el mercado de todo amor
Lo que debes, cómo puedes quedártelo.

Voy jugando de acuerdo al dolor
(fichando de más...)
Mi dios no juega dados, quizás...
...esté a mi favor
"Motorpsico": el mercado de todo amor
Lo que debes, cómo puedes quedártelo.

Una canción que se las trae, hecha de poética directamente sublime y de melodía que se concatena con ella a la perfección de modo de acompañar y realzar la musicalidad propia de las palabras, pero sin eclipsarla lo más mínimo.
Y es —según el Indio— "el lugar más pop al que llegó Patricio Rey". Y yo agregaría que es también el lugar más nietzschiano-kunderiano al que llegó Patricio Rey, pues para mí, “Motorpsico” se le inspiró a Solari desde su lectura de La insoportable levedad del ser (1984), de Milan Kundera.
Después de todo, esa maravillosa obra que es Oktubre (1986), viene impregnada por la movida beatnik, el Mayo del 68, la izquierda americana, la psicodelia, las noches de fernet, la Guerra Fría, Tarkovsky, Orwell y, como veremos seguidamente; es también permeable a lo más revolucionario (no debemos perder de vista que el álbum fue concebido como un homenaje a todas las revoluciones trascendentales): Kundera profetizando la modalidad de amor que adoptará el hombre postmoderno: una que no tiene nada de convencional ni se rige por los valores aceptados tradicionalmente, pero que tampoco puede entenderse como reducida al mero impulso sexual.
Así, la letra de “Motorpsico” enuncia y pinta magistralmente sintetizado en versos que sugieren, permiten atisbar a través de ellos, y que a la vez resuenan como mazazos, lo abordado —y genialmente escrito— por Kundera en su novela (la cual, dicho sea de paso, se inscribe en el realismo mágico y figura, sin dudas, entre las grandes obras de la literatura universal): la tragedia del amor en la postmodernidad. Por otra parte, Solari y Kundera se hermanan en una característica: la ambigüedad; si hay ambigüedad en la poesía del uno, no la hay menos en la descripción de los personajes que hace el otro. Y más aún; la comunión macro conceptual entrambos no acaba allí, sino que se extiende a una misma visión respecto de los personajes que protagonizan sus obras: el Indio afirma: “Yo sé por qué escribí cada cosa, pero no se lo digo a la gente para no arruinarle su experiencia”; mientras que el checo espeta: “la imaginación del lector completa de forma automática la visión del escritor”.
Pero vamos a los bifes: ¿qué vendría a ser eso designado como motorpsico con lo que Solari nos taladra la marota? Y… es el motor del alma, lo que moviliza la psique, digamos; la pulsión que energiza pensamientos, sentimientos, percepciones, ideas y en fin… la revelación, lo que nos permite arribar a una certeza, una sola: la de la recurrencia, esto es, la del eterno retorno a partir de la aprehensión de la noción amor fati, amor al destino. En palabras del propio Nietzsche en Ecce Homo: “La fórmula para expresar la grandeza en un ser humano es Amor Fati: que uno no quiera que nada sea diferente, ni hacia adelante, ni hacia atrás, ni en toda la eternidad. Que uno no se limite a soportar lo que sea necesario y aún menos disimularlo —todo idealismo es mendacidad frente a lo necesario—, sino a amarlo”.
El hablante lírico de la poesía (que implícitamente es Tomás, uno de los personajes descriptos en el libro de Kundera) comienza afirmando: "Siempre tengo a mi lado a mi dios / (así me das más...) / Un susurro muy especial / (así me das más...)". El chabón es un postmoderno sin Dios (así, en mayúsculas) o, en todo caso, con un dios (así, en minúsculas) propio, al cual tiene siempre a su lado: un dios suyo, exclusivo, "su" dios. ¿Y quién o qué es ese dios, ese ladero en el cual se recuesta? Pues… eso que con un susurro muy especial lo conduce a situarse en el estadio que antecede al superhombre de Nietzsche, plenamente libre y resuelto a imponer su voluntad, su facultad de decidir cuándo y cómo regocijarse en el amor, sin ataduras, convencido de que “Dios ha muerto” (porque lo mató el peor de los hombres: el débil, el decadente, el que forma parte del rebaño) y ya despojado de la creencia en que esta vida ha de ser sufrimiento y que en la eternidad nos espera una mejor.
A Tomás (un prestigioso cirujano de Praga, divorciado —con un hijo al cual ha dejado de ver—, anti kitsch furioso, dionisíaco, promiscuo, mujeriego, convencido de que la amistad erótica constituye no sólo la relación ideal con las mujeres, sino además; la única posible —lo espanta la idea de que una de ellas se quede a dormir con él después de la relación sexual— y le tiene pavura a la monogamia) que no le vengan con ese Dios del cristianismo; él es independiente en tanto pertenece a una pequeña minoría, fuerte, tiene el poder de crear su propio mundo, y tiene a su dios, eso que le da más.
Trascartón, se viene el leitmotiv de la canción: "Motorpsico”: el mercado de todo amor / lo que debes, cómo puedes quedártelo. Mercado es el sitio en el cual se intercambian cosas, donde se truecan mercancías entre sí o por dinero (que a su vez, también es una mercancía como cualquier otra). El Indio emplea el término para referirse —figurativamente, claro— al “mercado” en tanto ámbito propicio para el intercambio amoroso, pero su metáfora no se agota en eso, sino que tiene, además; implicancias nietzschianas: es en el Markt, esto es, el mercado, donde Zaratustra habla a la gente allí reunida, interpelándola, anunciándole que Dios ha muerto y predicando el advenimiento del superhombre. Y en el mercado (que en este caso, se acota al hotel y restaurante de una pequeña ciudad checa), Tomás (que de casualidad está allí, porque su jefe —el director del hospital en que trabaja—, está enfermo, no puede ir y entonces lo manda a él en su lugar), conoce a Teresa, la moza, camarera o como quieras llamarle, que también por casualidad —mmm… OK, ponele; para que no digan que soy un turro escéptico e incrédulo— atiende la mesa a la que se sienta él a comer, y días después, por… casualidad —y bueh, ponele también, pero advierto: es la última causalidad, digo, casualidad, que me banco—; Teresa se aparece a la puerta de la casa de Tomás, porque ¡oh, casualidad! ha ido a Praga en busca de trabajo, y… ¿Sabés qué?: ya me harté, ¡casualidad las pelotas!; nada había de casual en todo eso, sino que era el amor aproximándose. Sólo que Tomás… aún no lo sabía. Ah, y séame permitida aquí una digresión: ¿vos creés que es debido a eso que la gilada llama casualidad, que en Oktubre tres de las canciones que lo conforman (“Música para pastillas”, “Motorpsico” y “Canción para naufragios”) tengan letras que abordan temáticas referidas a hechos y situaciones que transcurrían durante la llamada Guerra Fría? Otra vez: ¡casualidad las pelotas!
Retomo la ilación: Tomás necesita de su motorpsico para adquirir la noción de amor fati, y entonces, a partir de la compasión; se le revela el amor que siente por Teresa, admite y toma para sí y sobre sí esa “responsabilidad”, ese “deber ser” inevitable (lo que debes / cómo puedes quedártelo), y se opera en él la metamorfosis: su vida se transforma al pasar del “amor” libertino al amor romántico. Y trágico.
Encima, doblemente trágico, porque Tomás y Teresa mueren (como mueren también Tristán e Isolda, Romeo y Julieta y demás etcéteras), y también porque Tomás experimentará la angustia existencial de debatirse entre amor y libertad (libertad esa que se agota en el sexo sin implicancias sentimentales ni morales y tanto mejor cuanto más guarro y sucio; y amor verdadero, pleno, imperfecto, que dista de la idealización y que no tiene pretensión alguna de ser idílico, sino que es la comprensión del otro —comprender es amar—, pero no desde el ego sino desde la mismísima otredad, desde el otro como otro).
Y preparate para la maravilla, pues vamos a asistir a un par de metáforas del Indio que son antológicas, de esas que a uno lo dejan sin palabras que acierten a calibrarlas y ensalzarlas en toda su inconmensurable riqueza, porque a ver; desafío a cualquiera, aún al más pintado, a que las emparde: "Junto a la hemoglobina me fui / y ya no sangro más. / De la nada a la gloria me voy / (así me das más)". Tomás no sangra más porque obviamente, no puede seguir sangrando un organismo que ya está exangüe, que se fue junto a “la hemoglobina” (y es hermosa en su perfección la forma de expresarlo poéticamente). Pero lo que está muerto es sólo lo que hasta entonces fue un débil y decadente humano: el Tomás-hombre, que fenece para que emerja en toda su portentosa plenitud el übermensch, el suprahumano, el Tomás-superhombre. Y es este último, el Tomás heroico, el que se va de la nada a la gloria. ¿Y cómo lo hace? Pues… trascendiendo el nihilismo (del latín nihil: nada), es decir, la "voluntad a la nada", para alcanzar la gloria asido al deseo del eterno retorno, amando la "fatalidad de todo lo que fue y lo que será". 
Y en la última estrofa se viene la frutilla del postre, la corona para el monarca (y hablando del monarca, ¿te acordás del logo de PR?). En Tomás, a la angustia existencial derivada de la batalla entre amor y libertad que todavía se desarrolla en su interior, se suma el dilema de vivir en un país socialista en el cual ha pasado, de ser un intelectual militante entusiasta de la causa; a ser un perseguido por un régimen que se evidencia como ferozmente opresivo y represor, ya que tras la breve Primavera de Praga, en represalia, las tropas soviéticas invaden Checoslovaquia. Él la va piloteando como puede mientras le es dable hacerlo ("voy jugando de acuerdo al dolor”) y después, cuando las cosas se ponen peor; se decide por aumentar la apuesta (“fichando de más…”). Así, tiene innumerables amantes, se curte a cuanta mujer se le cruce y si es con penetración anal y facesitting incluidos, mejor que mejor. Y manifiesta su oposición al régimen publicando en una revista para intelectuales un artículo sobre Edipo Rey que es una crítica al gobierno. Cuando le piden que lo enmiende y que delate a los editores del artículo, él se niega, lo cual provoca que lo echen de su puesto de cirujano primero, y que le impidan ejercer la medicina después. Entonces, Tomás se gana la vida trabajando de limpiavidrios. Hasta que un día, Teresa sugiere que vayan a vivir al campo y él accede. Pronto, traban relación con los escasos habitantes de la pequeña aldea cercana, Teresa cuida las pocas vacas que tienen y Tomás (que en cierto modo ha recuperado la relación con su hijo, al que había dejado de ver años atrás) maneja el viejo y destartalado camión de la cooperativa local. Una noche, mientras bailan, Teresa le confía a Tomás sus remordimientos: se culpa de que por causa de ella; él, un reputado cirujano, se vea condenado por un régimen oprobioso que lo reduce a manejar un camión y a enterrarse en vida en una aldea. Y él responde: “Teresa ¿no te has dado cuenta de que aquí soy feliz?”. Es que Tomás sabe que nada hubo de casualidad (“mi dios no juega dados, quizás… / … esté a mi favor”, escribe Solari —parafraseando a Einstein, porque la frase Dios no juega a los dados con el universo es suya—).


-Juan Carlos Serqueiros-

LA PUERTA



































LA PUERTA
(Poema de Juan Carlos Serqueiros)

Veces hay en que se cierra
Como hermética, inescrutable
Para que no conozca yo el arcano
Que me desvela, inefable

Veces hay en que se abre
Generosamente
(Engañadora, embustera)
Y entonces, libremente
Pareciera que me es dable
Saber cuanto yo quisiera

Pero las más de las veces, entornada
(¿Entreabierta?)
Se aparece; y entonces
Con mi psique atormentada
Fluctuando entre el saber que ignoro
Y la ignorancia sabida
En eso, después de todo, en eso
Se me va… la Vida!

Ignorar que sé
Saber que no conozco
No sé que sé
O presumo que conozco
Y al final, sólo soy
Humano, eso solo
Nada más, nada menos!

Porque no nos atrevemos
A empujar la puerta
Porque la dejamos permanecer así
Entornada
Cuando podríamos lograr
Que ella esté… siempre abierta
Para ir más allá
Hasta donde nos mintieron
Que está prohibido llegar!

-Juan Carlos Serqueiros-

Imagen de portada: Daniel Borg "Tür (Puerta)", óleo sobre tela, 2021


HISTORIAS DE CANCIONES: I PUT A SPELL ON YOU


Escribe: Juan Carlos Serqueiros
 
Una de las grandes, inmortales, canciones en la historia de la música del siglo XX es, sin dudas, I put a spell on you, compuesta por el bluesman y creador del estilo shock rock Jay Hawkins, cuya letra (en inglés y en castellano) pueden ver a continuación:

I PUT A SPELL ON YOU
(Jay Hawkins)

I put a spell on you
Because you're mine.
You better stop
The things that you're doing.
I said "Watch out”!
I aingt lying, yeah!
I aingt gonna take none of your
Fooling around;
I aingt gonna take none of your
Putting me down;
I put a spell on you
Because you're mine.
All right!

PUSE UN HECHIZO EN TI
(Jay Hawkins)

Puse un hechizo en ti
Porque eres mía
Es mejor que dejes
Las cosas que estás haciendo
Te digo “Ten cuidado!”
No estoy mintiendo, yeah!
No voy a tomar en cuenta
Tus tonterías
No voy a tomar en cuenta
Cuando me quieras menospreciar
Puse un hechizo en ti
Porque eres mía
Así es!

Su autor creó la canción a fines de 1955 y la grabó en 1956. La letra gira en torno a una especie de... reclamo perentorio, diríamos, siendo buenos, a una novia suya para que volviera con él, ya que ella lo había abandonado. El chabón, dolorido, herido en su orgullo machista, enojado y frustrado, le advierte que la "hechizó", la amenaza e incluso la conmina a regresar con él, bajo el incontestable argumento de "porque eres mía", como si la chica fuese de su exclusiva propiedad.
Hay quienes sostienen que originalmente era una balada y que el productor de la compañía discográfica (una subsidiaria del sello Columbia) que editó el tema: Arnold Maxin, pretendía que la canción sonara más contundente, a lo cual Hawkins se negaba, apelando entonces Maxin a organizar una festichola pantagruélica en la cual emborrachó a Hawkins y a todos sus músicos y después los hizo tocar la canción, quedando así versionada como se la conocería masivamente; y ya no como la balada que supuestamente había sido en principio.
Pero también muchos afirman que no hubo tal cosa, sino que simplemente el día de la grabación, tanto Hawkins como el resto de la banda estaban absolutamente alcoholizados y que la versión que ese día salió, es la original tal como la concibió su autor.
Después se instaló en el imaginario colectivo la idea de que la canción había sido prohibida y censurada, por entenderse que metafóricamente su temática aludía al canibalismo.  Y por cierto, las escenificaciones que hacía Hawkins contribuían no poco a esta creencia. Personalmente creo que todo eso fue sencillamente parte de una gran campaña publicitaria, de esas a las que tan afectos suelen evidenciarse los yanquis.


Sea como haya sido, lo real y concreto es que se convirtió en un hit (el único en la carrera de Hawkins, por otra parte), y a partir de allí, el hasta entonces cuasi ignoto músico (ex boxeador y ex un montón de cosas más), pasaría a ser conocido como Screamin' Jay Hawkins, es decir, Gritón Jay Hawkins. Posteriormente, la canción sería versionada por gran cantidad de artistas en todo el mundo (Creedence Clearwater Revival, The Rolling Stones, Nina Simone, Joe Cocker, The Animals, Alice Cooper, Black Sabbath y muchos, muchísimos más), a punto tal, que es uno de los temas que con más covers cuenta en la historia de la música.
He aquí un enlace a la versión original, es decir, la del propio autor del tema, Jay Hawkins:


Pero particularmente, la versión que más me conmueve es la de Creedence Clearwater Revival, a la cual pueden acceder a través de este link:


Ya transcurridos nada menos que 70 años desde que fue creada, uno podría preguntarse si, dada la temática inequívocamente... machirula, digamos, de su letra; esta canción tendría hoy por hoy la trascendencia que a lo largo del tiempo tuvo. Y cada quien se responderá a sí mismo, más en lo que a mí atañe, me contesto que de no ser por la versión maravillosa de Creedence con la voz de John Fogerty que le pone un clima especialísimo hasta convertirla en mágica y atemporal, ya no la escucharía con el placer con que siempre la sigo escuchando.

-Juan Carlos Serqueiros-

jueves, 12 de enero de 2012

ESTÁS FRITO, ANGELITO!


Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Estás frito, angelito!
(Beilinson-Solari)

Tu naturaleza te quiere matar
ojos con dos pupilas te van a matar
dale que va...
Estás frito, angelito!
Hay buitres en la tele que quieren matar
con carnadas finas te van a matar
dale que va...
Estás frito, angelito!
Camellos prestigiosos te van a matar
vas a tener que usar pañales de aquí en más
dale que va...
Estás frito, angelito!
Vas a poner contacto y tu culo va a volar
lejos de tu croqueta va a volar
dale que va...
Estás frito, angelito!

En el título, se dirige a alguien a quien no llama por su nombre real, sino que le dice angelito, en el sentido de que el chabón es ingenuo, lírico, inocentón. 
El angelito de la canción, vendría a ser un otario, un chichipío, un pancho, alguien que cree ciegamente en la intrínseca bondad del ser humano, en las buenas intenciones de todos, en el reinado de la paz y la amistad, etc. Es como que la persona a quien se dirige, siguiera creyendo "en los peces de colores y en la paz universal" (Eladia Blázquez dixit). El ñato en cuestión es alguien que se empeña tontamente en creer eso; negándose a aceptar la realidad tal como es y a entender que, en general, sólo puede esperarse lo peor de un mundo en el que las reglas son el egoísmo, la maldad y la bajeza. Un mundo que, tal como reza la letra de Cambalache,  "fue y será una porquería, ya lo sé / en el quinientos seis y en el dos mil también".
"Tu naturaleza te quiere matar / ojos con dos pupilas te van a matar": Comienza diciéndole que el problema más grave, lo tiene en su naturaleza, o sea, en su índole, en su manera de ser: ingenua, incapaz de percibir la maldad del mundo en que vive. Es esa naturaleza la que lo "quiere matar", porque su ingenuidad le impide defenderse adecuadamente. Y el tipito tiene dos ojos, como todos; pero son ojos vacíos (metafóricamente hablando), "sin pupilas", es decir, son "ojos que ven pero que en realidad no ven". Entonces, en su ingenuidad, está en desventaja frente a otras personas que sí tienen "ojos con dos pupilas", o sea, gente que percibe la realidad tal como es y que sabe que en este mundo están mejor posicionados a la hora de preservarse o de causar daño, los más vivos, los más astutos, los más despiadados.
"dale que va... Estás frito, angelito!": Le zampa "dale que va..." de la misma manera que le podría decir "y bueh, seguí en tu ingenuidad y así te va ir: como el orto; te van a vivir cagando", "o cambiás, o vas a estar al horno; te van a pasar por arriba si seguís así". Y son las dos frases que a modo de leitmotiv, va a repetir en cada estrofa de la letra.
"Hay buitres en la tele que quieren matar / con carnadas finas te van a matar": Le está advirtiendo al angelito que tenga cuidado, que todo lo que ve en la tele son sólo trampas para atraerlo ("carnadas finas"). La tele le muestra una realidad virtual, engañosa, amañada caprichosamente por los buitres, o sea, los tipos que manejan los medios y morfan de la carroña, de las miserias humanas, y que se aprovechan de los giles que se tragan toda esa mierda.
"Dale que va... / Estás frito, angelito!": Y lo reitera, como llamándolo a la realidad, como diciéndole "no seas gil, avivate, basta de tu ingenuidad pelotuda que sólo te va a llevar al desastre".
"Camellos prestigiosos te van a matar / vas a tener que usar pañales de aquí en más": Aumenta el tono admonitorio: le dice, poco más o menos, que es un boludo ingenuo que todavía cree en los Reyes Magos ("camellos prestigiosos te van a matar"). Es una metáfora de doble significación, ya que un “camello” es también un proveedor de drogas. Se insinúa así, en la letra, que el  angelito es alguien vinculado a la droga, pero en una escalón inferior; porque él no entra en la categoría de “prestigioso”. Y son, precisamente, esos “camellos prestigiosos” (¿rivales suyos, quizá?) los que lo van a boletear. Particularmente, creo que lo de "angelito" es fruto del recuerdo del Indio evocando a su amigo Luis María Canosa (muerto en el penal de Devoto durante un motín), a quien le cargaron, injustamente, un fardo groso y pesado de narcotráfico, cuando en realidad; era solamente un adicto (y al cual, dicho sea de paso, en uno de esos libros que no hay que leer, el Indio definió como "un chico angelical" ¿casualidad o causalidad? Mmm...). Y le dice al angelito que si persiste en esa postura ingenua frente al mundo; en adelante ("de aquí en más") va a tener que "usar pañales", como señalándole: "hay que andar cuidándote como a un bebé al que es necesario cambiarle los pañales a cada rato".
"Dale que va... / Estás frito, angelito!": Otra reiteración, una más. Es como si el tono fuera in crescendo a medida que "avanza" la letra, como diciéndole: "seguí en la tuya... ya estás en la sartén".
"Vas a poner contacto y tu culo va a volar / lejos de tu croqueta va a volar": ¿Cuántas veces, en distintas películas, hemos visto cómo asesinan a alguien a través del método de ponerle una bomba en el automóvil, que estalla cuando se acciona el arranque? Está asociando esa imagen con el “angelito”, cuyo “culo va a volar” cuando ponga contacto. Le está diciendo que cuando al fin se dé cuenta de cómo es en realidad el mundo, o sea, cuando se avive y se decida por fin a "arrancar" con lo de asumir esa realidad ("vas a poner contacto"); ya va a ser irremediablemente tarde ("tu culo va a volar"). Pero es tan pesimista, tan cruda la frase, que le agrega el "lejos de tu croqueta va a volar", como si estuviera diciéndole "¿viste pelotudo?, mirá a dónde te llevó tu inocencia". Está afirmando que no hay vueltas, que ni siquiera como ejemplo a futuro va a servir lo  que el chabón tenía en la “croqueta” (la cabeza). En el mundo de extremo darwinismo, siempre van a "ganar" los más aptos para sobrevivir, los más despiadados, los más rapaces, los depredadores, los que sean capaces de suponer lo peor de lo peor y estén preparados para aceptarlo, confrontarlo y salir airosos; los buenos van a "perder" siempre. Por eso la "croqueta" del tipito va a "volar" muy lejos del "culo"; tan lejos va a volar, que ni siquiera para comparación entre bondad y maldad va a servir, porque la distancia a que quede la cabeza que albergaba sus buenas intenciones y sus altos ideales; respecto del culo con el cual pagó su ingenuidad, va a ser tal, que la diferencia será imperceptible.
"Dale que va... / Estás frito, angelito!: Y cierra la canción con eso que ya a esta altura dejó de ser advertencia, para pasar a ser directamente sentencia; porque el "angelito" ya “está listo”, ya “perdió”, prefirió seguir en su ingenuidad, y ahora... ahora ya fue: ¡el angelito está frito! 

También, y si nos empeñásemos en seguir infiriendo qué inextricable rumbo pudiera haber tomado la pasión creadora del Indio al escribir esta poesía, y nos obsesionara develarlo, podríamos especular en torno al hecho de que un angelito es, en lunfardo, una herramienta que forma parte del equipo básico e imprescindible para todo escruchante que se precie de tal, y que sirve para abrir, desde el exterior, una puerta manipulando la llave que haya quedado colocada interiormente en la cerradura. 
Y si así fueran las cosas, entonces yo dejaría, mi querido lector, librado a su proverbial buen criterio y a su innegable sagacidad, el imaginar cuáles serían esos ojos con dos pupilas que observan el accionar del chorro, por qué éste está frito y por qué va a poner contacto y su culo va a volarEn fin...

FILIA











FILIA

(Poema de Juan Carlos Serqueiros)
Bulle mi sangre en cada ánima que vaga
Por sobre toda tu extensión
Desorientada, desgarrada
Y vuelta jirones
Inundada por seculares llantos
Brotados de irresponsables ausencias
Y de funestas presencias

Tantos no te han querido
Tantos te han entregado
Tantos te han traicionado
Y unos pocos, ¡tan poquitos!
Que te aman y te han amado

Clamor que se vuelve grito
Alarido acallado a fuerza
De tanta muerte esparcida
Te tornaron así, silente
Deformando la risa que venía
Desde el fondo de los siglos
En trágica mueca horrorizada

Irredenta estás en el azur desteñido
Y en la opacada plata que ¡ay!
Ya no lustra nadie

Travestida en crespones
Luto mentiroso que nubla
La revelada verdad aquella
De la mugre del gringo espíritu
Que a diario te mancilla
Mercader ¡tu quoque!

-Juan Carlos Serqueiros-




EL PENSAMIENTO DE JORGE NEWBERY
































La delegación del derecho de explotar los servicios que incumben a una ciudad, a empresas particulares, es decir, a agrupaciones parciales que lanzan su capital reunido en busca de intereses, debe ser siempre objeto del más profundo estudio por parte de quien las otorga, si no se quiere contravenir a las obligaciones que impone la administración de los bienes comunales.
(Jorge Newbery)

miércoles, 11 de enero de 2012

EL TEMPLO DE MOMO























Escribe: Juan Carlos Serqueiros



EL TEMPLO DE MOMO
(Beilinson - Solari)

Un galpón de luz es El Templo de Momo
pura flor chillona y pura embriaguez.
Santo fumador de allá... de La Plata
salí del letargo, vení a desfilar.
Además de tu sonrisa
además de tus dolores
vas a copiar del Templo de Momo
un amor salvaje y el pulso del trip.
También hay pastel de ponzoña salada.
Licor y baladas para embaucar...
Aquel rubio que se tragaba cien lucas
hace lo que puede para vivir.
Además de tu sonrisa
además, sí!... de cómo mentir
vas a copiar desde Momo-Sampler
viejas medicinas para soñar.
Vienen tambaleando, gallos sofocados
y la "quetejedi" prepara el festín.
Le dan a la F100 a toda mostaza
(a veces funciona, a veces no).

Bueno, a partir de las propias declaraciones del Indio, mucho para aclarar sobre el título de la letra no hay. Simplemente se llama "El Templo de Momo", porque es el tema que abre el disco y que describe, en el particular léxico solariano, aquello con lo que uno se va a encontrar: una orgía de baja fidelidad, una impostura de la impostura, la pintura de una realidad en la cual nadie quiere ser lo que en verdad es. Unas cuantas viñetas de esa realidad que nos muestra a la sociedad argentina del 2000, como una murga compuesta por una serie de personajes travestidos como en un carnaval.
En el famoso y larguísimo reportaje que la revista La García les hizo a los Redo en ocasión de lanzarse Momo Sampler, el Indio dijo con respecto a este tema "Templo de Momo":
PERIODISTA: Volvamos al recorrido. ¿"Templo de Momo" es una especie de saludo a esta murga o carnaval? INDIO: Es el tema principal por varios motivos. De movida porque está al principio... PERIODISTA: ¿Musicalmente también es un anuncio de lo que va a ser el disco? INDIO: El disco es lo suficientemente diverso, así que cualquiera que sigue es otra cosa, porque en realidad hay temas muy minimales, "Pool Averna y papusa" no tiene ni bajo, y mi voz está grandota, contando el relato, y aparece el dolor con una chapa con la que hicimos un acordeón. Después hay temas como "Pensando como una acelga" que es un disparate, delirio conceptual-musical lo que está diciendo el tipo, un espanto. Creo que "Templo de Momo" lo elegimos para arrancar porque estaba bueno que fuera un power trío, como para no atemorizar a la gente de movida (risas)...y por otro lado la letra es una antesala, un poco la clave de todo el viaje.
"Un galpón de luz es El templo de Momo / pura flor chillona y pura embriaguez.": En Momo Sampler te van a mostrar la "impostura de la impostura", es decir, te van a pintar la realidad tal cual es, despojando de sus disfraces y sus antifaces a los distintos personajes de la murga. Por eso, ya desde la apertura, o sea, "El Templo de Momo", la mano va a venir de "galpón de luz", es decir, arrojando sobre esa murga (la sociedad), una luz que te permita percibirla tal cual es. Es "pura flor chillona" porque tanto desde lo lírico-poético como desde lo musical, es una sucesión de chillidos meticulosamente hilvanados entre sí; y es una "pura embriaguez", porque los Redondos aspiran a que percibas esa realidad desde la propia ebriedad que provoque en tus sentidos ese racimo de canciones de Momo Sampler. Obviamente, todo desde una perspectiva puramente metafórica.
"Santo fumador de allá... de La Plata / salí del letargo, vení a desfilar...": El "Santo fumador de allá... de La Plata" es el propio Indio: desde su honestidad, no quiere excluirse de la murga que es esa sociedad argentina del 2000. Él siente que también desde algún lugar, tiene disfraces que tirar abajo y antifaces que dejar caer, y por eso se auto convoca para el "desfile" de ese carnaval.
"Además de tu sonrisa / además de tus dolores / vas a copiar del Templo de Momo / un amor salvaje y el pulso del trip.": En esta estrofa se dirige al público, tanto a los “redonditos de abajo” que vayan a las misas redondas, como a quienes compren el disco. Les está diciendo que además de las sensaciones que en cada uno de ellos despierten los temas de Momo Sampler -porque el efecto que una canción genera en alguien, es absolutamente variable de persona a persona: algo que en uno despierte una sonrisa; quizá en otro avive un dolor, y viceversa-; van a encontrar en el disco ("vas a copiar del Templo de Momo") el amor de siempre de la banda hacia su público ("un amor salvaje"), y un viaje imaginario en el cual mostrará diversos personajes de la murga esa que es la sociedad argentina del 2000 ("el pulso del trip").
"También hay pastel de ponzoña salada / Licor y baladas para embaucar... / Aquel rubio que se tragaba cien lucas / hace lo que puede para vivir...": En esta estrofa está describiendo, a título de ejemplo de lo que puede esperar el público, determinadas canciones contenidas en el disco: El "pastel de ponzoña salada" es la metáfora que usa Solari para referirse al tema "Murga purga" (una "vieja venganza personal" según el propio Indio); también hay "licor" -elemento siempre presente en varias letras solarianas-, en este caso específico, referido al whisky variedad "burbón" (dicho en el inglés macarrónico que usa adrede) que escabia nuestro entrañable amigo Tumberito en "Rato molhado". Hay, así como al pasar, algunas "baladas para embaucar" (en alusión a "Una piba con la remera de Greepeace"), y también "Aquel rubio que se tragaba cien lucas hace lo que puede para vivir" (refiriéndose al personaje que nos pinta en “Morta punto com”: su viejo conocido el Morta, que antes, el Indio nos presentara en "Lavi-rap", como alguien que tenía un papeo más que interesante, y que ahora -según Solari- se la rebusca como puede en ese mar innavegable de la devaluada clase media argenta del 2000, y que ostenta la "virtud" de tener un tío en Nueva Jersey).
"Además de tu sonrisa / además, sí!... de cómo mentir / vas a copiar desde Momo Sampler / viejas medicinas para soñar...": Continúa dirigiéndose al púbico en esta estrofa. Le dice a la gente que además de la sonrisa que pueda despertar en ella la descripción de alguno o algunos de los personajes de la murga; también va a "aprender" a mentir (además, sí!... de cómo mentir”), es decir, a disfrazarse, a formar parte de la impostura denunciada en el disco; porque en definitiva ninguno de nosotros mea agua bendita ni se cayó del cielo, y a todos nos cabe en mayor o menor medida la “culpa” voluntaria o involuntaria de ser personajes de esa misma murga, toda vez que somos integrantes de esa sociedad argentina del año 2000 que tan crudamente se describe en el disco. Y después (gentileza del Indio, un guiño cordial hacia todos nosotros) nos atempera un poco el efecto del palazo que nos pegó antes, diciéndonos metafóricamente que bueh... que después de todo, también vamos a poder extraer del disco ("vas a copiar desde Momo Sampler") lo mejor -y lo único- que puede darnos Patricio Rey: su lírica y su música que son para todo redondo, esas "viejas medicinas para soñar".
"Vienen tambaleando, gallos sofocados / y la "quetejedi" prepara el festín. / Le dan a la F100 a toda mostaza / (a veces funciona, otras veces no).": Y termina la letra de la canción, haciendo una referencia elíptica al tema que (para el Indio, y por ahí para muchos de nosotros también) es el más lindo, el más copado, el mejor de Momo Sampler: "Pool, Averna y papusa". Con lo de "gallos sofocados", alude al "espolón" que "no hay quien le quite a ese gallo" que es nuestro viejo amigo el Zumba, personaje central de ese tema. La "quetejedi que prepara el festín", es la “guadaña”, la Muerte, que está esperándolo al Zumba, quien en la lírica de “Pool, Averna y papusa” termina matándose en un accidente que tiene con su vieja pik up (la "F100 a toda mostaza que a veces funciona, otras veces no").

ENLACE A LA CANCI{ON EN YOU TUBE: http://www.youtube.com/watch?v=bNjzjA9E6cU

-Juan Carlos Serqueiros-