viernes, 20 de enero de 2012

ROCK PARA LOS DIENTES























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Rock para los dientes
(Beilinson - Solari)

Este mundo, esta empresa, este mundo de hoy
que te snifa la cabeza una y otra vez
en una línea y otra línea
y otra línea más.
Voy cumpliendo como puedo...
¡Yo trabajo acá!
Y te snifo la cabeza cada día más
y me snifan la cabeza
y nada ni nadie lo puede parar.
Vos creés ser el más fiero,
el más prontuariado aquí,
el animador del juego
(el condimentador)
Estás buscando un pequeño
infierno para vos,
donde soportar el fuego
de mi ataque de hoy.
Sos un tipo pan comido,
no es tu culpa, no,
zambullido en el caldero
(es la fatalidad)
Es endemoniadamente caro lo que sos
¡este clip me pone tieso!
¡yo me bajo acá!

Un roquito para los dientes. ¿Y por qué "para los dientes"? Y, bueno... porque es un rock de dientes apretados, de bronca mordida para masticarla y escupirla después.
"Este mundo, esta empresa, este mundo de hoy / que te snifa la cabeza una y otra vez": El mundo, "este mundo de hoy", un mundo crudamente capitalista ("esta empresa", le zampa el Indio), lo absorbe, lo "snifa" (o lo esnifa, porque ya está castellanizado el término) irremediable, sucesiva, reiteradamente ("una y otra vez").
"en una línea y otra línea / y otra línea más.": Hace un paralelismo entre una "raya", una “línea” de cocaína, de merca; y la “línea” que “le baja” el sistema al tipito (hacé tal cosa, tenés que vivir de tal manera, tenés que escuchar tal música, y todo así). Siempre el sistema le dice lo que tiene que hacer, le da órdenes, le baja línea.
"Voy cumpliendo como puedo... / ¡Yo trabajo acá!": El chabón intenta justificarse, atenuar su responsabilidad. Se lamenta por tener que amoldarse al sistema, a un sistema que en lo íntimo, rechaza. Él quisiera ser rebelde, pero no puede hacer otra cosa que amoldarse ("voy cumpliendo como puedo”). Él vive en el mundo de hoy y hace lo que el sistema le permite hacer ("yo trabajo acá”), y de eso, supuestamente, no puede zafar (o al menos, eso dice él). Pero... ¿en qué metier está ese tipo? Y... para mí, está en la música, en la música como negocio, pero bien podría estar en cualquier otro ámbito de actividad; porque la letra puede aplicarse a todo contexto en el cual haya un orden sistémico que dicte las normas.
"Y te snifo la cabeza cada día más / y me snifan la cabeza / y nada ni nadie lo puede parar.": Siguen los justificativos y las explicaciones. Se lamenta de estar absorbido por el sistema y esgrime eso como excusa para hacerte la croqueta a vos ("y te snifo la cabeza"). Y claro... como ya se la hicieron a él ("me snifan"); entonces él te la hace a vos, y así, la historieta sigue... Y afirma, convencido, que a ese orden sistémico nadie puede oponérsele. Como él no puede, o no quiere, ir en contra del sistema, intenta convencerte de que no hay manera de hacerlo, y de que nadie puede lograrlo  ("nada ni nadie lo puede parar").
"Vos creés ser el más fiero, / el más prontuariado aquí, / el animador del juego / (el condimentador)": Bueh... se armó la rosca. Ahora viene la respuesta al que se justificaba a sí mismo alegando no poder hacer nada para cambiar, para salirse del orden sistémico: el mismo que antes lo escuchaba lamentarse y lloriquear todo eso de que ni él ni nadie podían hacer nada; lo acusa al otro de hacerse el “pulenta”, tal como lo hacen ciertos tumberos al exhibir sus prontuarios cuando recién llegan a la cárcel, de modo de hacerse respetar. Así, cuanto más frondoso sea su prontuario y más grosos los delitos que haya cometido; mayor será el respeto que infundirá entre los demás presos. El tipito se cree un rebelde, un poronga bárbaro, que puede engañar al sistema, y a la vez convivir en él; y no se da cuenta (o aparenta no darse cuenta, se hace el boludo para pasarla bien, digamos) de que el sistema lo tiene rejunado, y que le permite pequeñas pseudo-rebeldías ("el condimentador"), como para aparentar una amplitud de criterios que ese sistema, por supuesto no tiene.
"Estás buscando un pequeño / infierno para vos, / donde soportar el fuego / de mi ataque de hoy.": Y siguen los palos. De nada le servirá al tipito ponerse en víctima o justificarse, es decir, buscarse "un pequeño infierno"; igual no se va a salvar del escrache que le hace el otro ("el fuego de mi ataque de hoy" = hoy te voy a denunciar, le voy a decir al mundo quién sos, o sea, un ñato que transó).
"Sos un tipo pan comido, / no es tu culpa, no, / zambullido en el caldero / (es la fatalidad)": Creés que sos el gran opositor al sistema, y en realidad, el sistema te garcó, "sos un tipo pan comido", te absorbió, te esnifó. Pero trascartón, le alivia un poco el cargo, diciéndole: "no es tu culpa... es la fatalidad", afirmando de paso, que él tiene claro quién es el "enemigo": el sistema, del cual el otro, es simplemente un lacayo, un perejil, alguien que está "zambullido en el caldero" en el que se cocina la sopa de ese orden sistémico.
"Es endemoniadamente caro lo que sos / ¡este clip me pone tieso! / ¡yo me bajo acá!": Veamos... ¿por qué es "caro", y hasta "endemoniadamente caro", el chaboncito que transó con el sistema? ¿Por la guita que hace a través de esa transa? No, no es "caro" por eso; al fin de cuentas, lo que curra es sólo "puta guita", si fuera por eso, entonces no sería caro, sino barato. El tipo es "caro" por el derrotismo que expresa, porque bajo la excusa de que él no puede hacer otra cosa que transar con un sistema que reputa como invencible; está implícitamente desalentando a los que sí quieren oponerse, a quienes sí persiguen un cambio y van por él. Por eso es "endemoniadamente caro", porque poniendo pretextos, transa con el sistema por un lado, y pretende mostrarse como si fuera contestatario al mismo, por otro. Traiciona sus convicciones (si alguna vez las tuvo) y traiciona la cultura rock, estafa a la gente que cree en él y en su música pseudo rebelde. Es una idea a la que el Indio ya se había referido en algunos reportajes, y sobre todo, en la letra de "Música para pastillas" (recordar lo de "rockeros bonitos, educaditos, con grandes gastos, educaditos"). Y la música que hacen esos tipos que transan con el sistema, el Indio la rechaza, no la considera dentro de la cultura rock; por más que los tipos que la hagan, digan que son del género del rock. Y, sí... podrán ser del género del rock, lo cual no necesariamente significa que sean de la cultura rock y se atengan a sus postulados; esa es la pequeña gran diferencia. Y termina vomitando la bronca que hasta allí masticó entre dientes, porque este... ¡este es precisamente "un rock para los dientes"!: "este clip me pone tieso", o sea, me dejás paralizado con tu cobarde transa y tu todavía más cobarde intento de justificarla. Y por eso "yo me bajo acá", es decir, me voy, me bajo del bondi este, no quiero saber nada de mezclarme con vos ni de que me dejes tieso, o sea, que detengas mi propósito de cambio; no quiero pararme ni demorarme en tu derrotismo.

jueves, 19 de enero de 2012

MASACRE EN EL PUTICLUB























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

MASACRE EN EL PUTICLUB
(Beilinson - Solari)

Por una pipa del 9 arrancó
la gran masacre del Puticlub
con "Pastillita" en tren gladiador
(puso un huevo y la cosa expolotó)
Rock fuerte en el Puticlub
cambió la suerte del Puticlub
Buena faena de tajo y talón
ruedan los dientes del Negro Cañón.
Su mala leche no siente dolor
y arroja entrañas por todo el salón
Los impacientes del Puticlub
perdían el tiempo y la salud
el Gas Coreano de pronto arribó
llegó del norte y todo acabó
Rock fuerte en el Puticlub
ja ja, que fuerte lo del Puticlub.

Bueno, acá no hay mayores misterios ni mucho para contar, porque el video (cuyo enlace tienen al pie), lo dice todo.
La canción está referida a una anécdota, a algo que aconteció en un local nocturno non sancto de La Plata: el puticlub en cuestión, el cual no llegué a conocer, porque no he pateado mucho La Plata; estuve tan sólo un par de veces por esos pagos. Sólo sé que era un tugurio que quedaba cerca de un Registro Civil, y esa es toda la data que tengo.
Parece que una noche, alguien (presumiblemente el Negro Cañón), no cumplió en tiempo y forma con la provisión a que se había comprometido; la concurrencia se entró a impacientar, los ánimos se caldearon, alguien portaba una pistola ("pipa" en el argot español; tengamos en cuenta que también puticlub es un término acuñado en la península ibérica) calibre 9 mm ("del 9"), un chabón empastillado hasta los bujes (Pastillita) con ganas de pelear ("en tren gladiador") y envalentonado por el estado que dan cierto tipo de psicofármacos, empezó la cuestión, y se armó una terrible rosca.
En esa oportunidad, alguno de los “impacientes” le propinó al Negro Cañón -que por supuesto, existe en la vida real: es (o era, ignoro si vive o si palmó) un ñato que se llama Santiago F. (no empecemos, che, esto no es el programa de Rial, así que el apellido del quía, por lo menos por mí, no se va a saber, porque eso no viene a cuento), y que era gomía del Indio y además; el dealer que lo abastecía (tiempo después, el Negro Cañón cayó en cana, se dijo que por culpa de "Q", y mientras estuvo preso, el Indio se hizo cargo de la familia) una patada en la cara estilo artes marciales (“buena faena de tajo y talón”), que le hizo caer la dentadura postiza que usaba (“ruedan los dientes”), y después; otra en la busarda, que lo hizo vomitar (“arroja entrañas por todo el salón”).
Y la historieta terminó cuando ¡al fin! el ansiado polvito mágico ("el Gas Coreano") llegó ("de pronto arribó"), suministrado por otro proveedor procedente del "norte" (o sea, desde Buenos Aires, es decir, al norte de La Plata). Entonces todo se tranquilizó y volvió a la "normalidad". 

Todo eso, dicen que... En fin, cosas que pasan... 

miércoles, 18 de enero de 2012

JUGUETES PERDIDOS























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Juguetes perdidos
(Beilinson - Solari)

Banderas en tu corazón
¡Yo quiero verlas!
Ondeando, luzca el sol o no.
Banderas rojas, banderas negras
de lienzo blanco en tu corazón.
Perfume al filo del dolor
(así invisible)
Licor venéreo del amor
que está en las pieles,
sedas de sedas
que guardan nombres en tu corazón.
Son pájaros de la noche
que oímos cantar y nunca vemos.
Cuando el granizo volvió
la campana sonó y
despertó sus tristezas atronando su nidos.
Esperando allí nomás,
en el camino,
la Bella Señora está, desencarnada.
Cuando la noche es más oscura
se viene el día en tu corazón.
Estás cambiando más que yo.
Yira, yira, yira!!!
Asusta un poco verte así.
Yira, yira, yira!!!
Cuanto más alto trepa el monito,
(así es la vida)
el culo más se le vé.
Yo sé que no puedo darte
algo más que un par de promesas, no!
Tics de la revolución
implacable rocanroll
y un par de sienes ardientes
que son todo el tesoro.
¡Tan veloces son!
(como borrones, así veloces)
Hundiendo el acelerador
atragantados por los licores
soplando brasas en tu corazón.
Vas a robarle el gorro al diablo así...
¡Adorándolo! ...¡como quiere él! ...¡engañándolo!
Sin tus banderas, sedas de sedas
que guardan nombres en tu corazón.
¡Este asunto está ahora y para siempre en tus manos, nene!
¡Por primera vez vas a robar algo más que puta guita!
Cuando la noche es más oscura
se viene el día en tu corazón.
Sin ese diablo que mea en todas partes
y en ningún lado hace espuma.

El título pinta el contexto en que el Indio sitúa su homenaje: se lo dedica a los "redonditos de abajo", que vienen de los suburbios, del conurbano bonaerense y de todas las provincias, de esos barrios y sitios que Solari define como "desangelados". Y en ese orden de pensamientos, se le ocurre una genial metáfora: esos pibes, en general vivieron una infancia en la cual -maldita paradoja- lo único abundante, fueron las carencias, materiales y posiblemente también, afectivas, una "infancia sin juguetes" digamos. De allí el título "Juguetes perdidos", aludiendo de paso, a que la llegada a la adolescencia y primera juventud, marca la superación de la infancia, y con ella, el adiós a los juguetes que se hayan tenido (si es que se tuvo la suerte de poseer juguetes). Está planteando implícitamente un “adiós a la inocencia” por parte de esos pibes, como exhortándolos a un “basta de inocencia!”
"Banderas en tu corazón / ¡Yo quiero verlas! / Ondeando, luzca el sol o no. / Banderas rojas, banderas negras / de lienzo blanco en tu corazón.": Las bandas redondas llevan a cada misa su propia identidad, expresada en banderas que mencionan su procedencia, alguna frase, etc. Cuando sale al escenario, el Indio atisba el público y va "identificando" las distintas bandas de redonditos a través de esas banderas; y así "distingue" a los de Lugano, a los de Aldo Bonzi, a los de Rosario, Córdoba, Tucumán, Mendoza, etc. Pero como muy frecuentemente ocurre con las metáforas solarianas, que pueden encerrar al mismo tiempo más de una significación;  en este caso también con lo de “banderas rojas, banderas negras”, está aludiendo a los colores predominantes en el arte de tapa de Oktubre: rojo y negro, adoptados mayoritariamente por las bandas, como colores predilectos para darle a sus banderas. En un principio, antes de pintarlas de un color determinado, esas banderas van a ser de “lienzo blanco en tu corazón”, en una imagen literaria que quiere aludir a la pureza de los ideales que hay que mantener siempre vivos en el corazón.
"Perfume al filo del dolor / (así invisible) / Licor venéreo del amor / que está en las pieles, / sedas de sedas / que guardan nombres en tu corazón.": Intercambio de amor así en abstracto, entre la banda y las bandas, entre los músicos y el público. Es "una cuestión de piel", una pulsión de los sentidos: los redonditos de abajo, aman a Patricio Rey; y Patricio Rey los ama a ellos, ambos se llevan en sus corazones. Y ese es un amor "venéreo", es decir, sensual, hedonista, erótico; se canaliza a través de la magia de la asociación entre letras y música, que está "en la piel". Y al estar “en la piel”, esa bandera de lienzo ordinario y áspero; mágicamente se convierte en “sedas de sedas”, es decir, en la más suave de las sedas. Y es en esas banderas, en donde van a estar simbólicamente representados aquellos nombres que más significación tienen para vos, esos nombres que cada uno lleva guardados en su corazón.
"Son pájaros de la noche / que oímos cantar y nunca vemos.": El Indio y el resto de la banda saben que los pibes están allí, abajo del escenario; los oyen cantar, pero no pueden verlos, debido al deslumbramiento producido por la iluminación del escenario, y lo oscuro de abajo.
"Cuando el granizo volvió / la campana sonó y / despertó sus tristezas atronando su nidos.": Alusión al final de la misa redonda. Terminó la magia del encuentro, finalizó el recital (“la campana sonó”) y con él, terminó también la felicidad. Ahora comienza nuevamente el azote (“granizo volvió”) de la tristeza de la vida cotidiana; hasta que la próxima misa te convoque nuevamente. Pero también está aludiendo a ese cambio que marcó la frontera entre etapas de tu vida: la infancia y el comienzo de la juventud, el adiós a los juguetes y a la inocencia; para tener que hacerte cargo de los problemas y reveses que eso planteará.
"Esperando allí nomás, / en el camino, / la Bella Señora está, desencarnada.": Referencia solariana al tema que es quizá el más emblemático de la cultura rock en el mundo: "Escalera al cielo", de Led Zeppelin. La "Bella Señora" es la revelación de la VERDAD, así en absoluto (por eso es "desencarnada"); y hace una simbiosis con otra "bella señora", tan desencarnada como la otra: la Muerte. En la misma frase, el Indio sintetiza hasta su propia recomendación de cuidarse que siempre les hace a los pibes (remember el "cuídense!, ustedes son vida joven", el "que cada cual cuide su culito"...; son las únicas "bajadas de línea" que Solari se permite hacia el público redondo). Lo genial de la metáfora, es que en su inagotable poder de síntesis, el Indio logra dejar flotando la idea de que “allí nomás en el camino”, nos espera otra Bella Señora: La libertad..., una libertad que no va a salir a buscarte a vos; sos vos quien tendrá que ir en su búsqueda, habrá que recorrer el camino y encontrarla; es decir, habrá que vivir siempre en pos de un ideal, de búsqueda de esa libertad.
"Cuando la noche es más oscura / se viene el día en tu corazón.": Luego del latigazo cruel de la verdad desencarnada (la misa terminará, y con ella concluirá la ilusión, y los pibes volverán a sus barrios desangelados y a su cotidianeidad); el Indio busca mitigar ese dolor, recurriendo a un estrofa esperanzadora: la de un nuevo amanecer en el corazón de cada redondo, que no es la promesa de un próximo recital, de una próxima misa; sino de algo más trascendental, casi diría una expresión de buenos deseos, de algo mejor para todos nosotros, de una esperanza renovada: cuanto más profundo es el sufrimiento, más cerca está el final del mismo...
"Estás cambiando más que yo. / Yira, yira, yira!!! / Asusta un poco verte así. / Yira, yira, yira!!! / Cuanto más alto trepa el monito, / (así es la vida) / el culo más se le ve.": Reconocimiento humilde del Indio: la velocidad con la que cambian los pibes, las nuevas generaciones, lo abruma, lo asusta...; y él es consciente de esa realidad: TIENE que ser así, DEBE ser así, el cambio lo tiene que dejar afuera porque es lo lógico, la inexorable evolución, "así es la vida"... Él ya "trepó alto", es decir: creció, y ya no tiene intactos los sueños, ya "se le ve el culo"; pero a los pibes, a los redonditos de abajo, no; ellos todavía son vida joven, con sueños intactos.
"Yo sé que no puedo darte / algo más que un par de promesas, no! / Tics de la revolución / implacable rocanrol / y un par de sienes ardientes / que son todo el tesoro.": Se lamenta el Indio de no poder entregarles a los pibes otra cosa que la música y la poesía de sus canciones, todo lo que puede dar es eso. No puede cambiar sus realidades ni mejorar sus presentes; sólo puede entregarles la promesa de su honestidad intelectual y artística; otra cosa no está a su alcance dar. Tampoco puede ayudarlos en sus propias búsquedas de la verdad y la libertad, porque eso es algo que cada uno debe hacer por sí mismo; lo suyo, lo del Indio, se agota en una exhortación a la “revolución” (una revolución "psíquica” se entiende), y en una revolución no pueden haber guiones preestablecidos ni seguridades con respecto a cómo saldrán las cosas. El Indio sólo puede darles a los redonditos de abajo todo lo que es capaz de dar: “un par de sienes ardientes”, es decir, algo en qué pensar, en la forma de una canción de rock; sólo eso, nada más. Ni nada menos.
"¡Tan veloces son! / (como borrones, así veloces) / Hundiendo el acelerador": Alusión a la vorágine de la adolescencia y la primera juventud de las tribus redondas. Cuando sos pibe, vivís a mil todo: afectos y odios, lealtades y olvidos...
"atragantados por los licores / soplando brasas en tu corazón.": Referencia al tetra y al porro compartidos por los pibes en los campamentos mientras esperan la misa redonda.
"Vas a robarle el gorro al diablo así... / ¡Adorándolo! ...¡como quiere él! ... ¡engañándolo! / Sin tus banderas, sedas de sedas / que guardan nombres en tu corazón.": Vas a volver a tu vida cotidiana, a tu realidad, vas a vivir no como desearías vivir; sino como puedas, como te lo imponga la realidad que te rodea. Y vas a guardar tus banderas, hasta el reencuentro redondo que te vuelva a convocar. Pero al mismo tiempo, está diciendo que si dejás caer tus banderas, si postergás tus ideales, vas a facilitarle el laburo al diablo; que precisamente eso es lo que quiere que hagas: que traiciones tus ideales y no tengas la fuerza de tus banderas
"¡Este asunto está ahora y para siempre en tus manos, nene!": Sos el artífice de tu propio destino. Una banda de rock sólo puede darte unos breves momentos de magia, de disfrute; el resto de tu vida tenés que forjarlo vos, es tu responsabilidad. Una manera de decirle a los redonditos de abajo, que sólo ellos pueden elegir el camino que cada uno decida tomar.
"¡Por primera vez vas a robar algo más que puta guita!": Vas a "robar" del recital redondo, lo que Patricio Rey puede darte: solamente la honestidad de sus canciones; nada más. Y si mantenés la firmeza en tus ideales, vas a poder “robar algo más que puta guita”, es decir, algo más que satisfacer tu propia ambición material; vas a “robar” algo trascendente como la verdad y la libertad.
"Cuando la noche es más oscura / se viene el día en tu corazón.": El Indio les renueva a los redonditos de abajo sus deseos de algo mejor para todos; se separan todos con esa ilusión.
"Sin ese diablo que mea en todas partes / y en ningún lado hace espuma.": Sin los malos recuerdos, sin pararse en los reveses de la vida, que no te hagan mella las veces que te meó el destino; seguí en la lucha buscando algo mejor. Y les recuerda que ese diablo, por más que mee en todas partes, nunca va a poder hacer espuma, no; si vos no querés que la haga..., es decir, el diablo no va a poder hacer espuma, si mantenés vivos los ideales.


-Juan Carlos Serqueiros-

ESTATUA




ESTATUA 
(Poema de Juan Carlos Serqueiros)

Decidí mutar a estatua
A inconmovible estatua
Que erigida fuera en homenaje
A pretéritas glorias olvidadas
A la victoria del presente día
Y a las que vendrán

Porque soy justo acreedor
Y porque es noble y pura mi causa
Soy una estatua

No de bronce, ¡no!
Porque el bronce se quiebra
Y sus soldaduras, aún ocultas; se muestran
Y quedan allí, tangibles
Para algún indiscreto Tercer Ojo

No de mármol, ¡no!
Porque sólo pervive a los siglos
Pero... lo derrotan los sismos
Que desatan en su furia
Los dioses iracundos

Soy una estatua…
Etérea, sí
A la que nada ni nadie
Ningún dios
Puede vencer jamás

Bajé hasta Dionisos
Tomamos unos vinos
Jugué un truco con él
Y... lo vencí
Tan sólo con un cuatro y un par de negras
Y me solacé con sus ménades

Luego fui descuartizado, cocido y devorado
Y renací de mi corazón
Tantas veces como quise
Y vuelvo a renacer

Soy una estatua
Por siempre inalterable
Invencible
Perdurable
Eterna
Soy eso
Una estatua

-Juan Carlos Serqueiros- 

lunes, 16 de enero de 2012

MI PERRO DINAMITA























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

MI PERRO DINAMITA
(Bucciarelli - Beilinson - Solari)

¿Por qué, si es su rock'n roll?
Yo no sé si a tu perro le gusta ladrar a lo bobo
mi perro ¬No! no quiere ¬No!
con el hocico afiebrado ¬No!
recuperando palitos, corriendo a lo bobo
¿Por qué, si es su rock'n roll?
No más culo mojado
No! quizá algún fueguito...
aquí y allá algún fueguito ensaya mi perro
¬Porque este es su rock'n roll!
Mi perro dinamita está fiero como un tártaro
y gruñe ¬No! rechaza ¬No!
no mueve el rabo con docilidad
ni da la patita, ni hace el muertito
y aúlla este rock'n roll!
Y dice ¬No! y me desobedece
¬No! es lo mejor que hace
aqu¡ y allá el muy zorrito
la va de Rififí 
¬Porque este es su rock'n roll!

Creo que muchas veces se ha ninguneado a esta canción, minimizando su contenido lírico. No sé si será porque desde lo musical es un roquito de los bien ortodoxos (del gran Semilla), o a la espectacular difusión que se le dio en la tele poniéndola como cortina de los más variados géneros televisivos, propagandas, etc., o a qué carajo se deberá... 
Al margen de que el perro es en la lírica solariana una constante; para mí, en una letra a primera vista sencilla, se diría cuasi liviana (todo en apariencia, nomás), el Indio está haciendo una analogía entre algo que podría parecer trivial, como las explosivas (“dinamita”) corridas de un perro que se sale del esquema que se supone tradicional para una mascota canina; y los cánones a los que el orden sistémico pretende ajustar el rock. Y para colmo del desafío al sistema, Solari los golea jugando "de visitante": se florea dentro de la “cuadratura esquemática” del más puro estilo rock´n roll: MI perro no se sujeta a la misma disciplina que el tuyo; MI rock lo entiendo diferente al tuyo; MIS reglas, MIS paradigmas, son distintos a los tuyos.
"¿Por qué, si es su rock'n roll? / Yo no sé si a tu perro le gusta ladrar a lo bobo / mi perro -No! no quiere -No!  / con el hocico afiebrado -No! / recuperando palitos, corriendo a lo bobo": Se está dirigiendo a un interlocutor imaginario, al cual le pregunta el por qué de su extrañeza frente a un fenómeno que no comprende: ¿por qué su rock es distinto? (Notar que el Indio lo escribe en inglés original "rock'n roll" y no a la manera usual nuestra, argenta: "rocanrol". El motivo de ninguna manera es menor; al contrario, es expresivo de una intención concreta de Solari, de un mensaje subliminal: está marcando la diferencia entre género: rock'n roll; y cultura -asimilada a nuestro propio tiempo y lugar-: rocanrol). Y bajo la metáfora de comparar a su propio perro -indisciplinado y que hace lo que el bicho quiere y no lo que el amo le manda-, y el de su imaginario interlocutor, que se ajusta a los "cánones establecidos"; plantea una dicotomía en la cual tanto él como su imaginario interlocutor presentan sus argumentos: el otro no entiende la manera de hacer rock de Patricio Rey, así como no entiende qué le puede encontrar de atractivo Patricio Rey a un perro desobediente; y Patricio Rey no entiende qué carajo le encuentra de atractivo el otro a un rock cuadrado, encasillado, mecanizado, que es "más de lo mismo", así como tampoco entiende qué puede tener de atrayente un perro que hace todo tal cual le mandan: ladra cuando tiene que ladrar, corre a buscar el palito que le tiran, y todas esas boludeces...
"¿Por qué, si es su rock'n roll? / No más culo mojado / No! quizá algún fueguito... / aquí y allá algún fueguito ensaya mi perro  / -Porque este es su rock'n roll!": Que deje tranquilo a su perro hacer lo que quiera, es decir, que deje a PR hacer el rock que quiera, que lo deje en libertad de crear anárquicamente (conceptos que el Indio torna más abarcativos y explícitos en el texto que acompaña al arte del disco "La mosca y la sopa" en el cual se inserta "Mi perro dinamita" -remember la frase "Ciertos FUEGOS no se encienden frotando dos PALITOS").
"Mi perro dinamita está fiero como un tártaro": Su perro (su rock) "está fiero", o sea, está osado, atrevido, es capaz de cruzar los límites "como un tártaro" (tártaro era un guerrero mongol de Gengis Khan, famoso por arrasar todo a su paso; pero también tártaro es una especie de infierno en la mitología griega -y de hecho, es una palabra griega-); puede desatar un infierno...
"y gruñe -No! rechaza -No!": Su perro (su rock) lanza gruñidos, rechazando del sistema, todo aquello que no le gusta.
"no mueve el rabo con docilidad / ni da la patita, ni hace el muertito / y aúlla este rock'n roll!": Su perro (su rock) no es obediente a los dictados del amo (el sistema), no hace lo que se espera de él; hace lo que quiere (su propio rock tal como lo entiende)
"Y dice -No! y me desobedece / -No! es lo mejor que hace": Su perro (su rock) es tan anárquico que no se sujeta ni siquiera a los propios designios de PR, su libertad creativa no tiene límites, ni siquiera los límites de PR.
"aquí¡ y allá el muy zorrito / la va de Rififí": Su perro (su rock) es astuto como un zorro, y el otro no debe confundirse: el hecho de que sea anárquico en cuanto a sus pretensiones de libertad para hacer lo que quiera, no debe entenderse como que no tiene un plan; al contrario, tiene un plan y sabe perfectamente lo que hace y hacia dónde va (Rififí es una palabra del argot francés para referirse a un quilombero, a un camorrero; pero que dentro del lío, del bardo, sabe muy bien lo que quiere hacer, tiene un objetivo y  todo planeado para conseguirlo).
"-Porque este es su rock'n roll!": Final de la argumentación de PR para hacerle comprender a su imaginario interlocutor de lo que se trata: es su manera de entender el rock; y el otro debe captar su idea.

YA NADIE VA A ESCUCHAR TU REMERA























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Ya nadie va a escuchar tu remera
(Beilinson-Solari)

Esto es efímero
Ahora efímero
Como corre el tiempo!
Tic... Tac efímero
Luces efímeras
(Pero te creo...)
Es casi hipnótico
(El tic no alcanza a tac)
Ni me moja el paladar
El ritmo efímero!
El grito efímero!
(Pero te creo...)
Un último secuestro no!
El de tu estado de ánimo, no!
Tu aliento vas a proteger
En este día y cada día.
Al reloj lo del reloj!
Y alrededor del reloj tu estado de ánimo!

Veamos, ¿quién puede "escuchar" una remera? Y... obviamente, el público que asiste a recitales musicales, especialmente de rock (con "especialmente" me refiero a los 80, porque la canción es de Oktubre, es decir, de 1986; hoy en día es mucho más común usar remeras que identifiquen a un artista o grupo determinado, independientemente del género musical que cultive; pero en aquella época, el lucir una remera con el nombre o el logo de una banda, estaba casi exclusivamente limitado al ámbito del rock).
La letra (por favor, tomar en cuenta que a los efectos de la interpretación, escribo como si estuviese situado en un contexto en el cual Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, aún existieran, pese al tiempo transcurrido desde la disolución de la banda); alude a esos “hits” musicales que sólo representan, en definitiva, “éxitos” de efímero suceso, que se agotan al escaso tiempo de producidos y que son reemplazados rápidamente por otro hit (que a su vez será también tan efímero y de tan corto plazo como el anterior).
En las dos primeras estrofas, Solari comienza “confesando” su expectativa: él entiende que el éxito que los Redondos habían alcanzado por ese entonces (1986), bien podría ser ser un éxito pasajero, uno en el cual el tic de un reloj no alcance a transformarse en tac, pero a la vez; esboza una “protesta” de su honestidad artística, una re afirmación de la misma. Es esa autenticidad del Indio la que el público redondo premia asistiendo persistentemente a las misas. En resumen, los redondos de abajo sí creen en la banda a la cual siguen; lo cual se define simplemente en una frase: “pero te creo”. Y el "pero te creo", es en realidad un feed back, una especie de proceso de ósmosis; porque se da en ambos sentidos: público - banda - público - banda... en un ciclo que se repite permanentemente.

Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota jamás fueron una banda “efímera”, de hits pasatistas y de "gritos" momentáneos que después, al pelechar un mango, se transformaron en tímidos susurros (pensemos: ¿a cuántos músicos y bandas pseudo combativos vimos pasar?... Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota nunca "secuestraron" a nadie ni se aprovecharon vilmente del suceso que provocaron en el público, explotando miserablemente el "estado de ánimo" -o sea, el impacto que su música provocó en la psique de cada uno de nosotros-, como sí lo hicieron otros...).
Al Indio nunca le ocurrió eso de “ya nadie va a escuchar tu remera”. Es una suerte de contrato no escrito: los Redondos jamás traicionaron sus postulados, y a la vez; su público jamás abandonó al grupo (“tu aliento vas a proteger / en este día y cada día”).

ENLACE A LA CANCIÓN EN YOU TUBE: http://www.youtube.com/watch?v=cNyeTAVPliM

-Juan Carlos Serqueiros-

LA MARCHA SAN LORENZO Y SU AUTOR: UNA HISTORIA DE MISERIA Y OLVIDO







































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

La marcha San Lorenzo (y no “de” San Lorenzo, como habitual e incorrectamente suele escribirse), fue compuesta en Venado Tuerto (provincia de Santa Fe) por Cayetano Alberto Silva el 8 de julio de 1901 y oficialmente estrenada el 28 de octubre de 1902 en un acto militar en cercanías del histórico Convento de San Carlos Borromeo (erróneamente llamado por muchos, “convento de San Lorenzo”), sitio en que tuvo lugar el combate. Ese mismo día, el por entonces ministro de Guerra, Pablo Riccheri, dispuso que la obra de Cayetano Silva se adoptase como marcha oficial del Ejército Argentino. Dos días después, se inauguró en la ciudad de Santa Fe el monumento a San Martín, acto al cual asistieron el presidente Julio A. Roca y su ministro de Guerra Pablo Riccheri, y también en esa ocasión una banda militar dirigida por Silva, ejecutó la marcha.
Existen dos versiones acerca de su origen: una sostiene que se trató de un encargo de Riccheri a Silva, para presidir un homenaje al Libertador General San Martín; y la otra afirma que se produjo como consecuencia de un obsequio de Silva a Riccheri. Según esta segunda teoría (que sería a la postre la que prevaleciera generalmente por sobre la otra), Cayetano Silva envió la partitura a Riccheri, sin título y con una dedicatoria personal; y el ministro respondió que agradecía y aceptaba el homenaje, pero que solicitaba al autor le pusiese el nombre “San Lorenzo” (Riccheri era nacido en esa ciudad, 26 km al norte de Rosario).
La tradición dice que Cayetano Silva compuso la marcha en una sola tarde, sentado en un banco de la plaza San Martín, de Venado Tuerto, y que esa noche se la hizo escuchar a su esposa y a su hija, tocada por él mismo en violín. Particularmente, me inclino por la primera hipótesis; creo que debió de tratarse de un encargo oficial de Riccheri a Silva, y que éste en modo alguno debió de componerla en un banco de plaza; sino que lo más probable (y razonable) es suponer que lo hubiera hecho en su casa.
Su extraordinaria belleza musical hizo que fuera elegida como favorita por ejércitos de numerosas naciones de los cinco continentes, a tal punto, que es la música marcial más ejecutada. Así por ejemplo, el gobierno inglés solicitó autorización al gobierno argentino para que la marcha San Lorenzo sonara en la coronación del rey Jorge V el 22 de junio de 1911, lo cual se repetiría en la coronación de la reina Isabel. Asimismo, la marcha San Lorenzo es, aún hoy en día, ejecutada en los cambios de guardia del palacio de Buckingham. Cuando el ejército alemán, durante la segunda guerra mundial, entró en París, lo hizo a los compases de la marcha San Lorenzo, y cuando Eisenhower entró al frente de las tropas aliadas en esa ciudad, lo hizo también al son de la misma.
Cayetano Alberto Silva era oriental. Se sabe que nació el 7 de agosto de 1868 en San Carlos, departamento de Maldonado,  que fue bautizado el 17 del mismo mes y año (se conserva su fe de bautismo en los registros parroquiales de esa localidad: libro X f. 64 Bautismos), y que era hijo natural de una esclava negra, Natalia, que tomó el apellido de la familia en cuya casa se había criado. Cayetano mostró desde pequeño inclinación por la música, y un prestigioso médico uruguayo, el doctor Francisco Vidal, lo apadrinó y facilitó sus estudios de teoría, solfeo, composición y ejecución de diversos instrumentos. Posteriormente, siempre con la profesión de músico, se trasladó al estado brasilero de Río Grande do Sul, para luego recalar en Buenos Aires, donde en 1889 completó y perfeccionó sus estudios musicales. Desde allí se dirigió luego a San Juan y Mendoza, donde se desempeñó como director de bandas militares, para arribar por fin a Rosario, provincia de Santa Fe, en 1896. En dicha ciudad, contrajo matrimonio con una inmigrante italiana, Filomena Santanelli, con la cual tendría ocho hijos.
En 1899 la Sociedad Italiana de Venado Tuerto contrató a Cayetano Silva como maestro de la Escuela de Música de dicha localidad, y él y su familia fueron a vivir en la casa situada en la calle Maipú 966, hoy convertida en museo Casa Histórica Cayetano A. Silva. Fue allí, como cité precedentemente, que Cayetano creó su inmortal marcha San Lorenzo. También por esas épocas, compuso la música para dos obras teatrales de Florencio Sánchez, estrenadas con extraordinario suceso en Rosario: “Canillita” y “Cédulas de San Juan”. Pero… la familia seguía creciendo y a raíz de ello su situación económica, siempre precaria, tornó a convertirse en gravísima; por lo cual el maestro resolvió ingresar como empleado en la policía de Rosario. No obstante ello, no consiguió poner remedio a sus penurias monetarias, y acorralado por la miseria, vendió los derechos de la marcha San Lorenzo al representante de una casa musical de Buenos Aires en la exigua suma de 50 pesos. Aquejado de diversas enfermedades y sumido en la más absoluta pobreza, Cayetano Silva falleció en Rosario el 12 de enero de 1920 a la edad de 51 años.
Pero faltaba aún el colmo de la ingratitud: como era negro, la policía de Rosario se negó de plano a que fuera sepultado en el panteón policial, por lo cual sus restos fueron enterrados en una tumba sin nombre en el cementerio de la Piedad, donde permanecieron hasta 1997, en que merced a la gestión de la Asociación Civil Amigos de la Casa Histórica Museo Cayetano A. Silva, fueron exhumados y trasladados al cementerio Municipal de Venado Tuerto, donde hoy descansan.
En fin, otro de los tristes y deplorables episodios de ingratitud y olvido de los que tanto abundan, lamentablemente, en nuestra historia.

-Juan Carlos Serqueiros-

domingo, 15 de enero de 2012

CARTA DE BELGRANO A CANDIOTI DEL 28 DE ABRIL DE 1814



































Escribe: Juan Carlos Serqueiros
 
Un amigo me pidió que le transcribiese esta carta que el general Manuel Belgrano le dirigiera con fecha 28.04.1814 a Francisco Antonio Candioti, por no poder él entender la letra del prócer, lo cual hice con mucho gusto, porque amén de que siempre es un enorme placer leer a Belgrano; la carta (cuyo original se conserva en el Archivo General de la provincia de Santa Fe y que cualquiera puede ir a ver porque inclusive tienen un servicio que permite ampliar las imágenes digitalizadas de modo de poder leerlas sin ese difuminado que se produce al ampliarlas mediante el zoom de una computadora) posibilita dilucidar ciertos aspectos de una época complejísima para la Revolución.
Bueno, vamos al punto; la carta decía:

Mi amigo: recibí la de V. en su tiempo; p.o p.r mis males no he podido contestar como quisiera. V. me ha llenado de contento con qto. significa, y celebro, sobre mi alma que no se diga viva España, ni tampoco haya unión con los de Montevideo: serán acaso remordimientos particulares los que hayan obligado a Artigas a ese movimiento, que como de familia podrán componerse, concluyendo las diferencias, y la unión se restablecerá, que es lo que nos importa; porque sin ella cada uno andará por su lado; y estaremos expuestos a una ruina total en la que todos seremos víctimas.
Los negocios del Perú van perfectamente: Cochabamba se sostiene, y el Cusco está en convulsión movido por los oficiales, hijos de allí, despreciados por Pezuela, así que no dudo se agregarán los juramentados de Salta y aún los soldados que existen por allá. El gral. Pezuela se maneja a la española; ha establecido una Junta que sirva de purificación p.a que solo queden en los Pueblos los buenos vasallos de Ferndo. (nota mía: Fernando, refiriéndose a Fernando VII) en consecuencia, destierros, prisiones varias: a Chuquisaca se ha puesto una contribución onerosa p.r la conducta que observó con nosotros.
No tardaré en marchar a Loreto: si V. quisiera escribirme sírvase dirigir la carta al Adm. de Correos de Córdova,  a q.n aviso como me las ha de mandar; permaneceré en otro Pueblo, hasta recuperar mi salud y poder seguir mi viaje de que avisaré a V. con oportunidad.
Expresiones amistosas a las Sas. y mi apasionada: V. reciba el sincero afecto de su:
Manuel Belgrano
Santº del Estº 28 de Abril de 1814.
A D.n Franco. Anto. Candiotti Sta. Fé

(sic)

Lamentablemente, no he tenido a la vista la carta de Candioti a Belgrano que precedió a la contestación de éste (como pueden apreciar en el texto, ésta de Belgrano es en respuesta a una anterior de Candioti a él), y más aún; no sé si se conservará dicha carta o no, para así ver qué le comunicaba en ella. Pero aún sin ese documento, puede inferirse cómo era la cosa: estaba de Director Supremo de las Provincias Unidas (¿"unidas"? mmm...) el notario Posadas, que con sus desplantes había provocado que Artigas abandonase el sitio de Montevideo, y lo había acusado de traición a la patria y puesto precio a su cabeza (6.000 pesos).
Fue un terrible error de Posadas, y la pésima impresión que eso produjo en el ejército y las varias personas que así se lo dijeron -incluyendo al barón de Holmberg, a quien las fuerzas artiguistas había batido en toda la línea-, todo eso sumado al rechazo que Vigodet hizo del armisticio que le propusiera; lo movieron a que enviara a Candioti (de antigua relación con Artigas), acompañado del fraile Mariano Amaro, a negociar con el Jefe de los Orientales. Así que la carta de Candioti -que de tonto no tenía un pelo y que sabía perfectamente los puntos que calzaba Posadas- a Belgrano; probablemente haya sido para informarle a éste que Artigas había tratado caballerescamente al barón de Holmberg y que lo había liberado con toda su tropa sin hacerle daño alguno, y acerca de la misión que le había encargado el Director.
Artigas recibió afectuosa y cordialmente a Candioti, y la mediación de éste fue exitosa; concluyéndose en Belén un convenio por el cual se reivindicaba a Artigas, se reconocía la autonomía de la Provincia Oriental y se renovaba la alianza entre ésta y Buenos Aires (lo que equivale a decir entre Artigas y los orientales por una parte, y el Directorio por otra; lo cual significaba nada menos que la inmediata liquidación de los realistas en Montevideo, la tranquilidad interior y la unión que anhelaban Belgrano, San Martín y Güemes, entre otros, es decir; los que querían sincera y efectivamente la independencia.
Pero Posadas, sumido en su nube de altanería, tozudez, empaque y soberbia, no aceptó; y el enfrentamiento entre hermanos continuó. 
Por ahora, para evaluar hasta dónde era capaz de llegar Posadas, baste con esta cita de las Memorias Curiosas, de Juan Manuel Beruti, enemigo de Artigas: "Estas son las resultas que nos han traído los desaciertos y poca política de nuestros gobiernos, que tan ligeramente trataron de traidor y enemigo del estado a Artigas, ofreciendo por su cabeza seis mil pesos y mandando tropas para sujetarlo, las que se han perdido, no sacaron nada y regresaron con un cuero a la cola". A confesión de partes, relevo de pruebas.
El contexto general era que había en Europa una especie de "furia restauradora de monarquías", y encima, Napoleón había liberado en diciembre de 1813 a Fernando VII, que había asumido el trono de España y que andaba boqueando con su amanerada e histérica voz de mariquita, que escarmentaría a los "rebeldes" americanos. Por eso Vigodet quería sostenerse en Montevideo a como diese lugar; para ganar tiempo mientras esperaba el auxilio de una flota enviada desde España por Fernando VII.
Ante ese panorama, el Directorio no encontró mejor "solución" que hacer las paces con Fernando, pero de tapadera nomás; mientras que así de sotamanga al pasar, buscaba entregar el país al coloniaje extranjero, para evitarse así el tener que "caer" en el artiguismo, o sea, en el federalismo (eso a lo que Manuel José García llamaba "peligroso sistema radical de libertad").
Cuando Artigas se retiró del sitio de Montevideo; Vigodet, creyendo que podía atraerlo para el bando realista, lo lisonjeó y tentó con ofertas, que fueron rechazadas por don José con un seco "usted se ha formado un concepto equivocado sobre el motivo de mi separación del sitio". Cortita y al pie, ¿no? Un patriota cabal, Artigas.
Por eso, Belgrano en su carta le dice a Candioti lo de "celebro, sobre mi alma que no se diga viva España, ni tampoco haya unión con los de Montevideo", alegrándose de que Artigas no haya accedido a las sugestiones de Vigodet (y de Pezuela, que también le escribió, aunque de esto último; no sé si Belgrano llegó a enterarse).

-Juan Carlos Serqueiros-

sábado, 14 de enero de 2012

EL MAHOMA DEL ALTIPLANO




























Escribe: Juan Carlos Serqueiros


Con los cholos de mi pueblo haré la felicidad de Bolivia. (Manuel Isidoro Belzu)

La transformación política y las reivindicaciones sociales en Bolivia, llevadas adelante por el gobierno que preside Evo Morales, han tenido un antecedente en la obra (trunca, debido a su asesinato) del general Manuel Isidoro Belzu, “el tata” (padre) Belzu, o el “Mahoma del altiplano”; para el pobrerío boliviano.
Belzu nació en La Paz, el 14 (según algunos; el 4 según su esposa) de abril de 1811. Mestizo, llevaba en sus venas la sangre india de su madre Manuela Humeres (o Humerez) y la hispano - árabe de su padre, el comerciante español Gaspar Belzu.
Tuvo una infancia pobre y escasa en juegos, a raíz del abandono de hogar que hiciera su padre, convirtiéndose su hermano mayor en su tutor y protector virtual; ya que su madre se veía obligada a pasar el día en las plazas de La Paz vendiendo las velas y fósforos que ella misma fabricaba, de modo de arrimar unas pocas monedas con que sustentar la magra, escuálida economía familiar. Su única instrucción regular (primaria) la recibió en el Convento de San Francisco. Pero el temperamento de Belzu no se llevaba bien con la escuela, y siendo un adolescente de 15 años, se integró al ejército peruano del general Gamarra primero, y a los de los mariscales Sucre y Santa Cruz después.
Rebelde, orgulloso, indómito, arrojado, de temeraria valentía, poseedor de unas despierta inteligencia y aguda perspicacia; Belzu ya nunca abandonaría las armas.
Por elementales razones de espacio, no voy a consignar en esta nota los hitos que fueron jalonando su carrera militar; simplemente apuntaré que fue ascendido al grado de capitán coincidentemente con la época en que, estando destinado (como castigo por supuestas insubordinaciones) por el mariscal Santa Cruz en Tarija, conoció en esa ciudad a quien después sería una destacada escritora: la salteña Juana Manuela Gorriti, que estaba emigrada allí con su familia por ser su padre, José Ignacio Gorriti, opositor a Juan Facundo Quiroga y Juan Manuel de Rosas.
Luego de un romance fulminante y de sortear trabajosamente la obstinada negativa del padre de la novia; Manuel Isidoro y Juana Manuela se casaron en 1833, cuando ella no había cumplido aún los 15 años. De ese matrimonio nacieron dos hijas: Edelmira y Mercedes.
A las órdenes de Santa Cruz peleó Belzu (a pesar de que desaprobaba la política de aquel) en Yungay, donde el 20 de enero de 1839 el ejército chileno del general Manuel Bulnes (aliado de la Confederación Argentina que presidía Juan Manuel de Rosas) derrotó estrepitosamente al de aquella efímera entelequia creada por Santa Cruz que fue la Confederación Perú - Boliviana (batalla esta que también modificaría el panorama político argentino de ese entonces; pero eso será materia de otra nota). Luego de la aplastante derrota, Santa Cruz huyó al Ecuador, y Belzu cayó prisionero de las tropas peruanas que se habían mantenido tenazmente contrarias a la confederación creada por Santa Cruz.
De regreso en Bolivia, Belzu era ya un hombre de gran prestigio en su patria. Luego de la caída de Santa Cruz; era presidente José Miguel de Velasco, quien lo recibió con muestras de afecto y lo ascendió a teniente coronel. Esa época marca el inicio de la participación activa de Belzu como una de las figuras influyentes y principalísimas de la política boliviana.
En un golpe de estado contra Velasco, dirigido por el general Agreda, que tenía intenciones de restituir al mariscal Santa Cruz en la presidencia; Belzu se mantuvo neutral, convencido como estaba de ser el fiel de la balanza. Sorprendido mientras dormía, fue hecho prisionero, pero el general José Ballivián, ahora aliado con Velasco frente al común "enemigo peruano", lo liberaría. El 18 de noviembre de 1841, se enfrentaron en Ingavi el ejército peruano al mando del general Gamarra y el boliviano al frente de Velasco y Ballivián, quedando la victoria para los últimos. En esa batalla, Ballivián ascendió a Belzu al grado de coronel, por su bravura y heroísmo en combate; pero las buenas relaciones entre ellos no durarían mucho, y ambos hombres más adelante se convertirían en enconados y mortales enemigos. Todo esto coincidiría con una profunda crisis de pareja, de resultas de la cual el matrimonio Belzu - Gorriti se deshizo en 1843.
Y aquí “ajustarse los cinturones, pues vamos a entrar en una zona de extrema turbulencia”: en Bolivia se ha intentado (y en buena medida, se logró hacerlo) instalar en el imaginario colectivo la idea de que la enemistad entre Belzu y Ballivián surgió a partir de infidelidades conyugales en las que, con el último como tercero en discordia, habría incurrido Juana Manuela Gorriti; y que eso habría llevado a su esposo Belzu a reaccionar con “celo moro” (Indio Solari dixit). 
Por ejemplo, Joaquín Aguirre Lavayén (con más que dudosa caballerosidad), en una nota periodística que le hicieron con motivo de su mediocre (y de escasa resonancia fuera de Bolivia) obra Guano maldito, afirmó:

Belzu es el árabe cornudo que se traga en silencio el veneno que le sirve Ballivián... le quita a su bella esposa Juana Gorriti y le degrada al rango de humilde sargento. ¿Sabes querido mago lo que es un árabe cornudo? ¡Es un volcán! En ese corazón de Belzu bulle un volcán reprimido que en su profunda amargura encuentra alivio amando a sus dos hijas y amando a esos indios quechuas y aimaras tan infelices y explotados como él. (sic)

En la misma sintonía, Humberto Vázquez Machicado, se escandalizaba de que “por un drama de amores y celos, se ensangrentó casi diez años la historia de Bolivia" (sic), y atribuyó a la “deshonra” de Belzu y su afán de venganza, nada menos que… ¡ser la causa originaria y principalísima de todas las luchas internas bolivianas desde 1847!
Pero veamos también qué tenía para decir al respecto, la vilipendiada supuesta esposa infiel, Juana Manuela Gorriti. En su libro “Panoramas de la vida”, en el capítulo correspondiente a la biografía de su marido, consigna claramente: “Demasiado jóvenes ambos esposos, no supieron comprender sus cualidades ni soportar sus defectos; y aquellas dos existencias se separaron para no volver a reunirse sino en la hora suprema al borde del sepulcro.” (sic). Y al referirse a las relaciones entre Belzu y Ballivián, Juana Manuela escribe: “Aquellos dos hombres, sintiéndose de igual fuerza en arrojo, audacia y valentía, eran también demasiado semejantes en cualidades y defectos, para que pudieran respirar en paz la misma atmósfera.” (sic). Asimismo, atribuye a “toda suerte de recelos” y a “sugestiones” de terceros, la malquerencia de Ballivián hacia Belzu.
Sin embargo, de seguro ni Aguirre Lavayén ni Vázquez Machicado deben haberse tomado la “molestia” de leer a la Gorriti (¡ay, el machismo!), ya que si lo hubiesen hecho; no podrían haber dejado de notar que en el capítulo “Una querella”; la escritora relata una situación equívoca de celos, curiosamente similar a la acontecida en su caso (por supuesto, “similar” si nos atenemos a su versión, o sea, a su verdad relativa). Vaya y pase en Aguirre Lavayén, que en definitiva escribió una novela, la cual por ser precisamente eso, no tenía por qué ceñirse a la verdad histórica, pero lo de Vázquez Machicado es inadmisible por donde se lo mire; ya que escribir la historia desde una perspectiva limitada a las intimidades de alcoba y/o a las infidelidades conyugales, hayan sido estas ciertas o inexistentes, resulta, cuanto menos (y siendo en exceso benevolente); pueril. Y mejor ni acordarnos de lo de reducir las abismales diferencias de pensamiento político entre Belzu y Ballivián a un problema de celos e inferir desde allí que la inestabilidad consuetudinaria en Bolivia, se debía a amores contrariados en conflicto… ¡Pobre Bolivia con semejante “historiador”! En fin, se ve a las claras que los Rial y demás personajes miserables por el estilo, no inventaron nada…
Retomemos la ilación: luego del mandato de Ballivián, extendido entre 1841 y 1847, y después de una fugaz rentrée de Velasco; ahora lo tenemos a Belzu ya instalado en la presidencia de su país, luego de derrocar a este último, entre las aclamaciones y el delirio de los pobres y desposeídos de Bolivia.“La narradora (nos dice Juana Manuela Gorriti refiriéndose a sí misma en tercera persona) rehúsa seguirlo en aquel elevado puesto en que la esposa (o sea, ella misma) rehusó acompañarlo también.” (sic).
Belzu, en su gestión, se apoyó en la clase humilde y despreció a la oligarquía boliviana, sectaria y extranjerizante. Tendió a favorecer invariablemente a los pobres; estableció el proteccionismo económico más férreo que las circunstancias le permitieron; castigó con rigidez y severidad las arbitrariedades que se cometían contra las comunidades indias; estableció la prohibición del ejercicio del comercio para los extranjeros; hizo construir escuelas de artes y oficios en todas las capitales departamentales y fijó la bandera y el himno bolivianos tal como hoy se conocen. Durante su período de gobierno, Belzu tuvo que afrontar nada menos que ¡40 intentos de golpes de estado y revoluciones en su contra!
Y hasta sobrevivió milagrosamente a un atentado contra su vida perpetrado el 6 de setiembre de 1850, en el cual recibió un balazo en el cuello y otro en la cara.
Al terminar su mandato, hizo elegir presidente a su yerno Jorge Córdova, a quien entregó el gobierno el 15 de agosto de 1855 y se fue a Europa, dedicando los años siguientes a viajar por el mundo.
Una feroz anarquía iría a cernirse sobre Bolivia al abandonar Belzu el poder. Las luchas intestinas y los golpes de estado se sucederían, hasta que un dipsómano analfabeto de extraordinaria crueldad, pero de hercúlea fuerza e irresponsable arrojo, llamado Mariano Melgarejo; se haría con el gobierno hacia fines de 1864. Obedeciendo al clamor incesante de su pueblo, Belzu volvió a su patria, a derribar al tirano que la oprimía con sanguinaria fiereza.
El 20 de marzo de 1865, la noticia de hallarse Belzu próximo a La Paz, corrió como el remanido reguero de pólvora, y los humildes, los desposeídos, los pobres, los oprimidos, en fin, el cholaje todo; acudiría presuroso a su lado, ovacionándolo y llevándolo en andas al palacio sede del gobierno.
A su paso, los propios soldados de Melgarejo se le unían; hasta que éste, viéndolo todo perdido, se dirigió al salón donde estaba Belzu, con la aparente intención de rendirse ante él. Con su proverbial generosidad sin límites, Belzu se levantó de su asiento y le extendió los brazos al tiempo que exclamaba: “¡Te perdono!”. En ese mismo instante, Melgarejo extrajo un revólver y le descerrajó un balazo en la sien, asesinándolo. Era (según sostiene la historiografía oficial de Bolivia) el 23 de marzo de 1865. Trascartón, aquel abominable engendro del infierno salió a la galería y gritó: “¡Belzu ha muerto! ¿Quién vive ahora?”; y según la tradición (a veces, tan poco confiable, ¿no?), la muchedumbre habría respondido con un estentóreo: “¡Viva Melgarejo!”.
Cabe destacar que la biografía de Belzu que hace Juana Manuela Gorriti (que en esos días se hallaba circunstancialmente en La Paz, en casa de sus padres; que se dirigiría personalmente a rescatar el cadáver de su esposo asesinado y que presidiría el velatorio que le haría el pueblo boliviano), sitúa todos esos sucesos el 27 de marzo, y no el 23 como oficialmente se acepta. Existe, pues, incongruencia en las fechas, siendo harto difícil determinar cuál de ellas es la correcta.
En fin, ese fue el hombre; un héroe y mártir, para el pueblo que lo idolatró hasta el fanatismo; o un villano cornudo y déspota, para la aristocracia que lo odió con enconada y prolija saña.

-Juan Carlos Serqueiros-